Lo que dijeron los consejeros constitucionales del Partido Comunista

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Los decisivos discursos de Karen Araya y Fernando Viveros en horas definitorias del Consejo Constitucional. “Lo que no sucedió fueron cambios en la propuesta que permitan a los chilenos vivir mejor, tener acceso a salud de calidad, tener acceso a educación de calidad, a pensiones dignas, a viviendas dignas, a un medio ambiente sano y limpio”. “Se desperdició la oportunidad de dejar las ideologías de lado, alejarse del fanatismo religioso, de abandonar el deseo de revancha política. Esto no es algo que la izquierda pide. Esto es algo que Chile nos pide”. “La Constitución de Chile, tal como está siendo redactada por los conservadores vuelve inconstitucionales a mis amigos y amigas, a mi familia, a los luchadores sociales, a los profesores, a los sindicatos, a los que quieren una educación pública de calidad, a los que quieren mejores pensiones, a las mujeres, a los que quieren justicia ambiental porque viven en zonas de sacrificio”. “La deuda con Chile queda más abierta y vigente que nunca, porque la crisis de desigualdad que nos llevó a un estallido de descontento social por los 30 años aún no está resuelta y aún es insuficiente”. “Este texto no asegura la gobernabilidad. Ni tampoco la estabilidad integral que el país requiere porque no da respuesta a la crisis de desigualdad”.

 

“El Siglo”. Santiago. 17/10/2023. Intervención de la consejera constitucional Karen Araya Rojas

Por su intermedio, quiero saludar a los profesores y profesoras de mi país. Esos profesores que hemos luchado por años con la consigna “hasta que la dignidad se haga costumbre”. Lamento decirles a ellos y ellas que tendremos que seguir luchando porque este texto no contiene sus ideas y sus anhelos.

Por su intermedio, presidenta, me referiré a las correcciones que la Comisión Experta realizó al texto votado hace dos semanas en este espacio y que hoy regresa casi igual a nuestras manos.

Es cierto, se quitaron, entre otras, la norma sobre contribuciones y la expulsión de migrantes, las que Republicanos comunicó al país repondrá en este Pleno o en la Comisión Mixta.

Es cierto, se arreglaron muchos horrores técnicos que presentaba la propuesta, producto de la forma poco profesional y descuidada en que la derecha redactó las enmiendas: en los pasillos y a altas horas de la madrugada.

Lo que no sucedió fueron cambios en la propuesta que permitan a los chilenos vivir mejor, tener acceso a salud de calidad, tener acceso a educación de calidad, a pensiones dignas, a viviendas dignas, a un medio ambiente sano y limpio.

Esto me entristece. Me da pena porque se desperdició la oportunidad de cambiar el rumbo de este proceso y dirigirlo hacía donde la ciudadanía nos pide avanzar: hacia la construcción de una casa de todos y no su propio condominio.

Se desperdició la oportunidad de dejar las ideologías de lado, alejarse del fanatismo religioso, de abandonar el deseo de revancha política. Esto no es algo que la izquierda pide. Esto es algo que Chile nos pide, Consejeros y Consejeras.

El Partido Republicano y Chile Vamos decidieron continuar por el camino de la exclusión, de la prohibición y la censura, permitiendo sólo que se hicieran cambios cosméticos al texto que no cambian el fondo y ni espíritu de la propuesta.

La Constitución de Chile, tal como está siendo redactada por los conservadores vuelve inconstitucionales a mis amigos y amigas, a mi familia, a los luchadores sociales, a los profesores, a los sindicatos, a los que quieren una educación pública de calidad, a los que quieren mejores pensiones, a las mujeres, a los que quieren justicia ambiental porque viven en zonas de sacrificio.

Lo más triste de todo es que muchas veces dijimos que no había que fijar materias de ley en la Constitución, que con ello se prohibía soluciones de otro tipo y la respuesta fue siempre la misma: “Sus ideas no son buenas. Sus ideas fueron rechazadas”.

¿Por qué nuestra forma de pensar debe anularse? ¿Por qué debe borrarse nuestra forma de ver el mundo? ¿Por qué nuestras ideas ni siquiera pueden discutirse en el Congreso? ¿Acaso uds. son dueños de la única verdad? ¿Acaso sólo ustedes saben lo que es bueno para Chile?

Una cosa es pensar que nuestras ideas podrían ser erradas, ser malas ideas. Tienen todo el derecho a pensar eso. Otra muy distinta es querer prohibir constitucionalmente la forma en que nosotros creemos que se pueden resolver los problemas de nuestro país.

Chile necesita una nueva Constitución, pero no puede ser cualquiera. Una que vuelva inconstitucional ideas de una parte importante de la población no puede ser buena para el país, para la democracia, y para la vida de los chilenos y chilenas y nuestras futuras generaciones.

 

Intervención del consejero constitucional Fernando Viveros

Muchas gracias señorita presidenta, teniendo a la vista el anteproyecto y las observaciones de los comisionados expertos, sin duda, la deuda con Chile queda más abierta y vigente que nunca, porque la crisis de desigualdad que nos llevó a un estallido de descontento social por los 30 años aún no está resuelta y aún es insuficiente.

Este texto no recoge el clamor de avanzar a un Estado de derechos sociales real, si no que es un texto que camina en el sentido contrario, que mercantiliza aún más el anhelo de una salud mejor, una educación digna o un Chile más justo, equitativo para todos y todas.

Este texto no asegura la gobernabilidad. Ni tampoco la estabilidad integral que el país requiere porque no da respuesta a la crisis de desigualdad. Porque no mejora la situación de las mayorías o no da solución a las familias que les cuesta llegar a fin de mes.

En cambio, los derechos económicos y de propiedad de los grandes millonarios de las AFP o las Isapres sí están asegurados. Porque el problema de fondo hoy se distancia aún más. Ante la irresponsabilidad de una derecha que solo presenta una Constitución para una parte minoritaria y privilegiada del país.

El pueblo de Chile jamás abandonará la idea de un país mejor. Con mayor justicia social para las niñas y niños, para jóvenes, para mujeres, para adultos mayores. Hoy miro con dolor y desilusión la propuesta que le entregamos al país y espero sea el pueblo de Chile quien pueda corregir un error histórico que aquí se está cometiendo. ¿Podrán imponer sus normas? Sí. Chile seguirá forjando su futuro y en cada espacio, en cada lugar, recóndito de la patria, existirá un ciudadano o una ciudadana que en su conciencia cultive sin cansancio el anhelo de una sociedad mejor. Muchas gracias, presidenta.