Unidad de la izquierda para construir una nueva sociedad

Compartir

Es una condición para proyectar el proceso constituyente hacia la construcción de una nueva sociedad y bloquear de esa manera el avance de la ultraderecha. Y fundarse en la convicción de que el cambio social y político no será un producto espontáneo o de la evolución de la misma sociedad que agoniza y que se resiste a morir, sino el resultado de su actividad práctica y del involucramiento de los movimientos y organizaciones sociales en la lucha política. 

Hernán González. Profesor. Valparaíso. 1/2/2024. Desde el año 2020 a lo menos, el país vive un proceso de ruptura constituyente que se ha prolongado por la resistencia tenaz que la derecha y los empresarios han desplegado desde la instalación de la Convención Constitucional y los errores de la izquierda, incapaz de haber hecho de ésta una cuestión de masas. La lógica parece haber sido más o menos, “que los sindicatos luchen por los salarios, las mujeres y los pueblos originarios por sus derechos, los jóvenes por el medioambiente y sus representantes en el sistema político -incluida en su momento la Convención- por la nueva Constitución”.

Sin embargo, esta situación no se puede extender indefinidamente y en algún momento debe resolverse y no sólo como el resultado de la evolución normal de los acontecimientos sociales y políticos. La ruptura significa que en algún momento la sociedad debiera romper con décadas de neoliberalismo y comenzar algo nuevo. La prolongada coyuntura constituyente, es solamente el inicio de un proceso que es la construcción de una nueva sociedad.

La coyuntura tiene un significado similar a la de 1952, momento en el que empiezan a perfilarse las tres alternativas que iban a disputar la dirección política del país en los siguientes veinte años: la revolución en libertad, la vía chilena al socialismo y un neoliberalismo en pañales.

El voto femenino; la derogación de la Ley Maldita; la creación de la cédula única en 1958 -fundamental para acabar con el cohecho y el fraude, consuetudinario en nuestros procesos electorales hasta esa fecha- le dan un enorme impulso a la expansión de la democracia en Chile, que incluye en la década del sesenta a los ciegos y en 1972 a los analfabetos.

Se han hecho muchas alusiones al significado del Bloque de Saneamiento para la derogación de la Ley Maldita y del combate al cohecho, así como de la amplia unidad y el rol del movimiento sindical en su consecución pero pocas a la importancia de la unidad de los partidos de izquierda como una condición habilitante de dicho proceso. El doctor Salvador Allende fue uno de sus artífices y protagonista principal hasta su elección como Presidente de la República en 1970, proceso interrumpido violentamente en 1973 pero retomado en la actualidad en la forma de la lucha por una nueva Constitución.

La contradicción neoliberalismo/democracia tiene por esa razón hoy en día un nuevo significado. Sus proyecciones no son ya solamente formales o exclusivamente instrumentales, como lo fue la eliminación de los senadores designados y vitalicios; la limitación del rol del COSENA o el cambio del sistema electoral binominal. Dicha contradicción está determinada en la actualidad por un contenido concreto que es el tipo de sociedad que expresa y a la vez modela la institucionalidad política del país.

La nueva sociedad que intenta abrirse paso en este proceso, que incluye además la desmercantillización de los servicios y su restitución como derechos sociales -lo que pasa por el cambio del sistema previsional, incluyendo a las AFP’s y las ISAPRES- tiene en quienes viven o dependen de un salario, que son la mayoría de la población, al principal interesado. Son los trabajadores en las diversas formas que el neoliberalismo los ha fragmentado como sujeto social y como movimiento de masas al ritmo de las transformaciones productivas y tecnológicas  que ha realizado.

No referirse a la construcción de una sociedad que supere los antagonismos de clase, es quitarle todo el significado que esa idea tiene y las posibilidades de reconstruirse y de reconstruir un movimiento popular pleno, como el que persiguió y reprimió casi hasta el exterminio la dictadura mililtar.

La resistencia de la reacción política y económica adopta por esa razón la forma de neofascismos como el de Trump y Milei o en Chile el del Partido Republicano.

La unidad de la izquierda es una condición para proyectar el proceso constituyente hacia la construcción de una nueva sociedad y bloquear de esa manera el avance de la ultraderecha. Y fundarse en la convicción de que el cambio social y político no será un producto espontáneo o de la evolución de la misma sociedad que agoniza y que se resiste a morir, sino el resultado de su actividad práctica y del involucramiento de los movimientos y organizaciones sociales en la lucha política.