ANÁLISIS. ¿Se viene una imposición y un chantaje en el “proceso constituyente”?

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Sin consulta a la ciudadanía, legisladores buscan establecer característica del nuevo órgano que redactaría la nueva Constitución, colocando a “expertos” designados por…los mismos legisladores. Y acusan que aquellos que estuvieran por una instancia elegida 100% por la gente, estarían saboteando “un acuerdo” y “se quedarían al margen”. Eso, sin olvidar que ya se impusieron “bordes” al contenido de una hipotética nueva Carta Magna, y que centran todo en ese acuerdo entre partidos políticos y diputados, sin consulta alguna a la población. Todo protagonizado por legisladores en medio de bochornos, peleas sucias y show mediáticos que mantienen el descrédito y desconfianza en el Parlamento…que quiere decir cómo llegar a una nueva Carta Magna.

Gonzalo Magueda. Periodista. Santiago. 30/11/2022. Hay una gran interrogante que se está levantando respecto a este denominado “nuevo proceso constituyente”. ¿Se viene una imposición y un chantaje? Es que legisladores y dirigentes de los partidos de la derecha (estructurados en el conglomerado Chile Vamos) y de partidos socialdemócratas y liberales (agrupados sobre todo en Socialismo Democrático), están planteando que el órgano que redacte la nueva Constitución, debe tener un porcentaje de personas electas por la población, y otro porcentaje de “expertos” designados…por esos mismos legisladores.

Esos personeros no llegan hasta ahí. Sostienen que los representantes de fuerzas políticas que están porque la instancia que redacte la nueva propuesta constitucional sea electa 100% por la ciudadanía, están atentado en contra “de un acuerdo”, se “están alejando de un acuerdo”, tienen posturas “de extremo” y se restarían del “proceso constituyente”.

Es decir, según esos dirigentes y legisladores, el que no esté de acuerdo con su propuesta, queda fuera…peor aún, según ellos, quedan “auto excluidos”. “O están conmigo o están contra mí”, la vieja tesis de George W. Bush, llevada a la política nacional por Chile Vamos y segmentos de Socialismo Democrático.

Sin olvidar, que todo esto se estaría resolviendo en los salones y pasillos del Parlamento, en oficinas de partidos y legisladores, sin que haya alguna consulta a la ciudadanía, sin que se permita una participación ciudadana. Un “proceso constituyente” entre cuatro paredes.

Así que un grupito de dirigentes y parlamentarios decidiendo cómo debe integrarse la instancia que debe redactar la nueva Carta Magna. Por cierto, desconsiderando el plebiscito de entrada del año pasado, donde más del 80% de los electores dijo que ese órgano debe ser 100% electo y se negó que hubiera participación alguna de legisladores.

Así que la respuesta a la interrogante puede ir acercándose en cuanto a que habría una imposición (porcentaje de electos y porcentaje de designados) y un chantaje (el que no esté de acuerdo, que fuera).

No debería pasarse por alto que quienes están en esa posturas, entre otros, están Javier Macaya (UDI), Francisco Chahuan (RN), Ricardo Lagos (PS-PPD), Ricardo Lagos Weber (PPD), José Miguel Insulza (PS),

Como dijo una periodista, el retorno de los clásicos de la política, facilitado por el triunfo del Rechazo, y que ahora vuelven a sentirse cómodos como han estado manejando la política en los últimos 30 años.

Habría que agregar en este camino de imposiciones y chantajes, que partidos y legisladores ya encuadraron el contenido de la nueva Constitución, estableciendo un acuerdo de 12 puntos que son “los bordes” de los cuales nadie ni nada debe salirse…dejando fuera la posibilidad democrática y participativa de la sociedad chilena en su diversidad de representaciones para proponer temas a incluir en el nuevo texto constitucional.

A eso hay que agregar la espiral de bochornos, peleas sucias, incumplimientos de acuerdos, amenazas, operaciones para destituciones y exclusiones, vocerías agresivas, show mediáticos con guitarras y pelotas, agresiones físicas e insultos, uso de dineros públicos a beneficio de familiares, y tantas otras “gracias” que siguen protagonizando legisladores y legisladores que pretenden, ellos y ellas, dictar las normas de este “nuevo proceso constituyente”, decir cómo se integra el nuevo órgano redactor, y hasta darle cuerpo a una nueva Constitución. Mucho, ¿o no?