NOTAS DEL REPORTEO. Reforma tributaria, golpe de Estado

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Durante la semana la agenda estuvo marcada por un entrelazamiento temático de pasado, presente y futuro con episodios y polémicas en torno de la dictadura y el dictador, y la forma de encarar soluciones a demandas sociales/sectoriales actuales, con debate centrado en la forma de financiamiento. Quizá, hubo un punto de inflexión en la agenda política/comunicacional.

Hugo Guzmán. Periodista. Santiago. 2/6/2023. 1.-Pasado, presente y futuro quedaron plasmados en temáticas concretas instaladas en la semana que termina. Temas que parecen diferenciados, pero que se aúnan/entrecruzan en temporalidad y contenidos. Episodios que colocaron a la dictadura y al dictador Augusto Pinochet en un plano de atención política, la evocación a los 50 años del golpe de Estado, junto al impacto de la Cuenta Pública del Presidente que trajo consigo una suerte de re-instalación de la agenda social y ciudadana, sobre todo en cuanto a acceso a derechos/soluciones, donde el tono comunicacional estuvo dado por la gravitación de la reforma tributaria en torno de la cual hay mucha incertidumbre. Por cierto, en el mensaje presidencial hubo mención muy precisa al medio siglo que data de la asonada golpista, insistiendo en rechazar el negacionismo, abordar con reflexión lo ocurrido y colocar una mirada de futuro para evitar ese tipo de acontecimientos.

2.-La Cuenta Pública presidencial se puede convertir en un punto de inflexión en la agenda política/comunicacional. Su contenido llevó a que en los medios de prensa y en la conversación política se impusieran temas sensibles/incidentes para la gente, más allá de la trilogía seguridad-migración-economía, para dar con una pauta más situada en derechos/necesidades sociales y el financiamiento de las política públicas en beneficio de la gente. Puede ser un momento para potenciar la agenda que el Gobierno y del oficialismo, incluso llevando a otro terreno a la derecha y la oposición. Se habló como nunca de educación, salud, CAE, deuda histórica con los profesores, vivienda, planes sociales en el sur, pensiones, ayudas sociales a millones de personas. Probablemente el informe de Gabriel Boric duró más de tres horas porque era la oportunidad de que se le escuchara respecto a logros/medidas/aspiraciones en lo social, en una línea temática más cercana a su gestión. Habría que ver si esto se podrá capitalizar al corto plazo y mediano plazo o se volverá a la agenda que se viene imponiendo desde la oposición y sectores conservadoras hace meses. Puede ser un momento de que las autoridades, dirigencias, medios afines, salgan con datos/argumentos a partir de la Cuenta Pública en una ofensiva de vocerías e informaciones que contribuyan a la agenda social y gubernamental. Como sea, varios analistas apuntaron a que la Cuenta Pública fue didáctica y apuntando a la comprensión/asimilación de la gente, y a temas sociales y de demandas/sensibilidades de la gente, que a la hora de lo real-cotidiano, aunque parezca contradictorio, puede pesar algo más que la inseguridad o los migrantes. 

3.-Política y comunicacionalmente todo giró mucho en torno de la reforma tributaria. Se apareció sino como la varita mágica, sí como un factor determinante para cumplir con resolver demandas sociales/sectoriales. “Ni este Gobierno ningún otro podrán avanzar en materializar derechos si no es con una reforma tributaria” sentenció el Presidente. En ese camino, desde el oficialismo se reivindicó la necesidad de que “los que más tienen tributen más”, “coloquémonos en el camino de los países desarrollados donde los impuestos son clave”, y se volvió a plantear que el 1% multimillonario debe aportar más. Desde el empresariado y la derecha se esgrimió que los impuestos no son la solución, “no se puede decir que se van a subir impuestos para beneficiar tal política”, “no se pueden hacer promesas de Gobierno dependiendo de un factor externo”. Quizá lo crucial es que la polémica quedó planteada ante los ojos de la ciudadanía. Y comunicacionalmente se debería sacar del plano técnico para llevarlo al plano práctico. Porque es claro que en un país como Chile, con el nivel de requerimientos y el grado de enriquecimientos, se necesitan tributaciones que permitan atender situaciones como el pago de pensiones dignas, el plan universal de salas cunas, terminar con las deudas del CAE (que sólo benefician a la banca privada, ni siquiera a las universidades o proyectos productivos), responder a la deuda histórica con el magisterio, avanzar en la construcción de viviendas y tener solvencia para ayudas sociales.

4.-Las palabras de un personero del ultraderechista Partido Republicano calificando de “estadista” al dictador Pinochet, una publicación estadounidense estableciendo que el capitán general fue custodio de un notable avance económico en Chile, y una encuesta de Cerc-Mori apuntando a que el 36% de las personas consideran que los militares tuvieron razón de dar el golpe de Estado de 1973 y un 44% diciendo que el régimen militar fue “en parte bueno, en parte malo”, reactivaron/tensionaron el clima en torno de los 50 años del golpe de Estado, sus consecuencias y la conmemoración en marcha. Es un asomo de que se viene un debate duro, de alta energía, y que podría estar más allá de llamados a asumir la efeméride en un tono de reflexión y no confrontación. En esta semana que termina se presentó un proyecto de sanción severa al negacionismo, se alertó respecto a salir al paso a distorsiones de los sucesos históricos y esclarecer, por ejemplo, el daño de la dictadura a la economía y los derechos sociales, se insistió en avanzar en el esclarecimiento del destino de los restos de más de mil detenidos desaparecidos y de instalar datos, antecedentes y episodios sobre lo que fue el golpe de Estado y sus secuelas. Durante la semana se repitieron vocerías llamando a “no polarizar esta fecha”, a “no volver sobre temas que dividen a los chilenos”, a “no quedarnos pegados en el pasado”, pero todo apunta a que eso sonará más a retórica y buenas intenciones, porque el alcance/impacto de los 50 años de la asonada golpista trae contenidos y evoca hechos de alta intensidad política/histórica, como se empieza a ver.