NOTAS DEL REPORTEO. 17/12, una carrera que no está corrida y algo más

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Si bien las encuestas dan como ganadora la opción En Contra, existe el precedente que en el plebiscito anterior y en la pasada elección de consejeras/ros constitucionales, todos los sondeos fallaron y los resultados marcaron sorpresas mayores. Los sectores A Favor apuestan a remontar las cifras y los sectores por rechazar el nuevo texto constitucional prefieren no confiarse y tensar sus fuerzas y bases para garantizar el triunfo. Para conseguir cualquiera de esos dos objetivos, hay que achuntarle a la campaña, aunque no define todo del todo. Hay un desafío principal: obtener el sufragio de alrededor de 4 millones 500 mil electoras y electores que más que ser un voto de indecisos, es el voto de los que están obligados a votar. Por lo demás, en ámbitos de la oposición y el oficialismo va quedando claro que el 17/12 no sólo se juega aprobar o no el nuevo texto constitucional, eso se movió como eje central y hay mucho más en juego. Todo indica que el resultado se instalará como el establecimiento de una correlación de fuerzas que será incidente en el campo/tiempo político, en las iniciativas de la oposición y el oficialismo, en la perspectiva de las elecciones municipales y de gobernadores, impactará en el Gobierno, y en los planes de todas las fuerzas políticas, sociales y fácticas.

Hugo Guzmán. Periodista. Santiago. 3/12/2023. 1.-Todas las encuestas que se podían dar a conocer hasta este sábado, apuntan que En Contra ganará en el plebiscito del 17/12, inclusive con márgenes cómodos. Claro que no se olvida que los porcentajes de las encuestas del último plebiscito y de la pasada elección de consejeras/os constitucionales estuvieron muy lejos de lo que fue el resultado final; fallaron por mucho margen, y ni hablar de la desubicación respecto al triunfo de Republicanos. De cara a los comicios, ahí hay un primer asunto: la oposición jugada por revertir los números y el oficialismo tensado por confirmarlos.

2.-El segundo asunto es que para conseguir cualquiera de esos dos objetivos, hay que achuntarle a la campaña, aunque no define todo del todo. En un escenario en que resulta difícil imaginar que alguien tenga una carta decidora bajo la manga o algún secreto de última hora, aunque nunca hay que renunciar a algún hito que se logre instalar en los últimos días. La oposición está concentrando trabajo en segmentos populares y medios -con votos asegurados en comunas como las del barrio alto de Santiago-, busca desmentir las críticas del oficialismo al texto (como que afectará el derecho al aborto en tres causales), potencia testimonios como el de la boxeadora de Puente Alto, apela al sentido común, busca el sufragio de migrantes con derecho a voto, posicionarse en los matinales televisivos y la prensa tradicional (donde se estuvo repitiendo estos días que “se acorta la brecha entre En Contra y A Favor”), garantizando al aporte financiero de grandes empresarios y aplaudiendo frases como “Que se jodan”, en la idea de que esa agresividad convoca, como la del argentino Milei, “Viva la libertad carajo”. En el oficialismo hay una idea de tensar sus fuerzas y bases dando alta prioridad al despliegue territorial en zonas rurales y populares de todas las regiones llegando a lugares donde se disputa el voto, mejorando el contenido de la franja, buscando espacios en medios comunicacionales comunales y regionales dado que en los tradicionales no los habría, apelando a un lenguaje más sencillo y directo, garantizando el voto de su base electoral incluidos segmentos no institucionales y considerados más radicalizados (llamando, por ejemplo, a no anular ni votar en blanco), reforzar las redes sociales y mover más a sus parlamentarios y alcaldes por los territorios.

3.-En la oposición y el oficialismo hay un desafío principal: obtener el sufragio de alrededor de 4 millones 500 mil electoras y electores que más que ser un voto de indecisos, es el voto de los que están obligados a votar. Y es que el voto obligatorio lleva a la urna de ese porcentaje de personas que no han votado voluntariamente, que no quieren votar, por diversidad de razones. Se le define como un sector despolitizado, desconfiado, molesto y enojado por razones socioeconómicas, alejado de las opciones institucionales. Por cierto, desafecto del acontecer político. Ni siquiera interesados en lo que pase en el plebiscito. Se señala que esos más de 4 millones de personas están en zonas rurales, suburbanas y comunas populares. Que es donde más pega el alza del costo de la vida, la delincuencia, los problemas de acceso a la salud y la educación, la expansión del narcotráfico y el consumo de droga, y la no llegada de apoyo social. En las orgánicas partidarias se tiene claro que hacer campaña en esos sectores del electorado es todo un desafío de creatividad, asertividad y despliegue.

4.-Pese a que algunos lo niegan y a otros no les guste, por vocerías, columnas, análisis, entrevistas y documentos internos, en amplios ámbitos de la oposición y el oficialismo va quedando más claro que el 17/12 no sólo se juega aprobar o no el nuevo texto constitucional o que quede la Constitución del 80. Obvio que para la derecha y la extrema derecha imponer el documento emanado del Consejo Constitucional (con hegemonía de Republicanos) es un gran objetivo, pero al mismo tiempo, con ese logro, se busca ir con todo en contra del Gobierno y particularmente en contra el Presidente Gabriel Boric, y reforzar un escenario de hegemonía conservadora general. Se apuesta a que con eso “se acaba el programa de este Gobierno” y se entra a otro ciclo. Para el oficialismo aparece estratégico que gane En Contra para evitar la instalación de una Carta Magna “regresiva y ultraconservadora”, y al mismo tiempo oxigenar el proyecto/propuestas de transformaciones y avances en materias como pensiones y pacto fiscal, y fortalecer la labor/posición del Gobierno. De alguna manera aquello de que el plebiscito es para aprobar o no la propuesta constitucional se movió como eje central y hay mucho más en juego. Todo indica que el resultado del 17/12 se instalará como el establecimiento de una correlación de fuerzas que será altamente incidente en el campo/tiempo político, en las iniciativas de la oposición y el oficialismo, en la perspectiva de las elecciones municipales y de gobernadores, impactará en el Gobierno, y en los planes de todas las fuerzas políticas, sociales y fácticas.