Lidia Baltra, el periodismo en el alma y la vida

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La periodista fue galardonada con el Premio Trayectoria a profesional de las comunicaciones, de Memoria y DDHH 2022. Sus inicios en la prensa, misiones asumidas durante la dictadura, su convicción de que “no sabría qué hacer con mi vida, llamémosla pública, si no fuera por el periodismo”. Su mirada a realidades del periodismo actual y el rol del Estado en el apoyo a medios diversos.

Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 02/12/2022. Lidia Baltra Montaner es de esas mujeres que lleva el periodismo en el alma y la vida, en todas sus dimensiones.

De haber entrevistado a los actores Jack Lemmon y Gregory Peck para la ya desaparecida revista Ecran (dedicada al cine), pasó a la comunicación rural y en un momento asumió como secretaria general del Colegio de Periodistas.

Laboró, lo hace hasta hoy, en varios medios de prensa, hizo estudios de post grado en la Universidad de Columbia (Estados Unidos) y en el Instituto de Altos Estudios Cinematográficos en París (Francia), y cuando fue necesario, integró equipos de periodistas que elaboraban prensa clandestina refugiados en casas secretas durante la dictadura cívico-militar.

Un eje en su trabajo como periodista siempre fue abogar y defender los derechos humanos. Trabajar por la recuperación de la memoria de este país, a través de la labor diaria, cotidiana y sencilla, contando lo ocurrido para revitalizar el presente y dejar constancia en el futuro. Una de las tareas que debe asumir el periodismo.

Lidia Baltra es reconocida entre sus pares por su sencillez, “quitada de bulla” dicen algunos, por su inteligencia, y recuerdan cómo participó activamente durante los años de la dictadura en distintas actividades en defensa del derecho a la información, la condena a la clausura de medios, la protección de periodistas, la defensa de los derechos humanos.

Probablemente todas esas consideraciones y otras más tuvo en cuenta el jurado del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos y el Colegio de Periodistas, al otorgarle el Premio a la Trayectoria en Memoria y DDHH 2022.

Para ella, un reconocimiento de “una enorme significación”. Un reconocimiento a 60 años de labor como periodista, desde que en 1959 se graduó de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile.

En entrevista con ElSiglo.cl recordó que “con el inicio de la dictadura quedé cesante, quedé fuera, descartada de los medios tradicionales, y entonces me dediqué a la comunicación rural, en una ONG, en Icecoop, era una labor ligada a la cuestión campesina y la verdad me gustó mucho. Junto a eso, tenía un compromiso con la prensa contraria a la dictadura, hacíamos boletines informativos clandestinos, mostrábamos las noticias que no aparecían en los diarios, ni en la televisión ni la radio, informábamos de las desapariciones forzadas, de la gente detenida y torturada, era de esfuerzo y también gratificante. Era un período muy arduo, muy difícil…”

En años de dictadura fuiste dirigente del Colegio de Periodistas.

Claro, en una primera elección fui electa con la mayoría de los votos de Santiago, en 1980 o 1981, fue en las primeras elecciones libres en el Colegio de Periodistas en tiempos de dictadura, y me eligieron secretaria general, y estuve en ese cargo varios años. Dábamos una pelea terrible contra la dictadura y las medidas que se tomaban contra la prensa y contra los periodistas, hacíamos paros de brazos caídos, manifestaciones, nos encerrábamos 24 horas en la sede del Colegio en protesta, lo más común es que salíamos a las calles a protestar, exigiendo libertad de expresión, nos tapábamos la boca con cintas o pañuelos para denunciar la tremenda censura que había. La gente nos veía marchar por las calles demandando libertad de expresión, defendiendo medios alternativos que había, denunciando la represión. Fueron muchas jornadas de protesta y de luchas que dimos. Algo importante era la defensa de los derechos humanos.

En los años de dictadura fueron decenas los periodistas ejecutados, desaparecidos, torturados, exiliados, ¿qué sentimiento tienes en el recuerdo de todo eso?

Esa era la primera herida que teníamos. Nuestra primera bandera al salir a la calle era a hablar de ellos, a reconocerlos, a exigir su aparición cuando era el caso, a exigir justicia, a abogar por ellos. Siempre los hemos tenido en la memoria y hemos exigido justicia.

¿Qué pasaba con los periodistas que eran antidictatoriales o que no estaban de acuerdo con la dictadura y que trabajaban en los medios tradicionales, legales?

Bueno, estaban calladitos. Colaboraran con nosotros, pero en secreto. Delante de sus colegas no decían cómo pensaban, no hablan de cuestiones políticas y menos contra la dictadura. Era una complicidad la que teníamos con ellos, nos ayudaban, nos adelantaban cosas que iban a suceder, nos pasaban información, colaboran con lo que nosotros hacíamos.

¿Bajó de tono defender los derechos humanos de las y los periodistas, defender el derecho a la información, defender la prensa alternativa y a la diversidad de medios?

Nunca hay que dejar de exigir y reclamar derechos en esos temas que señalas. Porque hay situaciones difíciles para la prensa y los periodistas, hay represión. Lo vemos en hechos que han ocurrido y se ven violaciones a los derechos humanos y agresiones a la prensa. Yo creo que todavía hay niveles de censura a la prensa, de omisiones, y hay agresiones a los periodistas.

“No sabría qué hacer con mi vida, llamémosla pública, si no fuera por el periodismo”

Lidia Baltra se entusiasmó con el periodismo desde la adolescencia. Por eso fue una buena noticia saber, por allá de 1953, de la fundación de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile, que el 2023 celebrará 70 años de existencia. Como dando cuenta de lo que vendría, en cuanto a la actividad de mujeres en el periodismo chileno, ingresaron al primer año 25 hombres y 15 mujeres, entre ellas, Lidia Baltra.

Cuenta que también le entusiasmaba psicología, y como los edificios de las carreras estaban muy cerca, en la comuna de Ñuñoa, estuvo el primer año en las dos escuelas, pero para el segundo ya estaba decidida en ser periodista.

Egresando se puso a trabajar en “La Voz”, un quincenario del Arzobispado de Santiago, y un tiempo después el destacado periodista de radio y televisión, Ricardo Aicardi, le dijo de un trabajo en la revista Ecran, dedicada al cine; allí llegó a ser subdirectora. Laboró en el Departamento de Prensa de Canal 9, de la Universidad de Chile, y en los tiempos de dictadura, en comunicación en la ONG Icecoop, donde junto a la labor periodística escribió “Rompiendo el aislamiento campesino” y “Regionalizar, localizar la comunicación rural”.

Siempre mantuvo relacionamiento entre el cine, la televisión y el periodismo, estudiando y siguiendo rutas temáticas, al tiempo que era parte de las contingencias políticas y las luchas por la prensa y el derecho a la información, lo que la llevó a escribir el libro “De la farándula a la trinchera”. Ella se considera feminista de siempre, como muchas periodistas, atenta al papel de la mujer. Y escribió “Señora Presidenta: Mujeres que gobiernan países” y “Presidentas ABC”. Por cierto, aproximando a su tema, publicó “Atentados a la libertad de información en Chile. 1973-1987” y “La prensa chilena en la encrucijada”.

Lidia Baltra tiene en sus manos el premio a la trayectoria. Pero no para. Sigue escribiendo, leyendo, indagando, participando. Cuenta que “estuve escribiendo en cooperativa.cl y me echaron, porque una vez le di las gracias, en mi Twitter personal, al Negro Palma (Ricardo Palma Salamanca, acusado del asesinato del senador Jaime Guzmán) por habernos liberado de un facho. Y me echaron, no pude seguir escribiendo en cooperativa.cl. Ahí se me abrieron otras puertas. Escribí en la revista Punto Final, ahora estoy escribiendo en Página 19 y en otros medios”.

¿Has amado el periodismo?

No sé si lo he amado. Porque siempre he puesto a la familia en primer lugar. Claro que no sabría qué hacer con mi vida, llamémosla pública, si no fuera por el periodismo. El periodismo es mi vida pública, profesional, de mi quehacer. Una cosa es la vida particular, donde está mi familia, y la otra es la vida pública, donde está el periodismo. Bueno, la política siempre me ha interesado, pero decidí no dedicarme a eso, a ser dirigenta o algo así.

¿Y cómo ha sido el respaldo de la familia para tu labor pública?

Total. Mi esposo, Claudio Verdugo, siempre me apoyó, me acompañó, y el resto de la familia también. Siempre tuve, además, una persona en la casa, una señora que cuidaba de la casa, que me ayudaba, mientras yo andaba en mis actividades, y eso debo reconocerlo.

¿Tienes algún colega, alguna colega, como referente en el periodismo?

Son muchos los colegas destacados, es difícil definir algo así. Pero haría un reconocimiento al impacto que tuvieron en nosotras y nosotros las revistas rompedoras, como Apsi o Análisis, a todos los periodistas que trabajaron ahí. Reconocería a Raquel Correa, que fue mi amiga y mi comadre, la admiré siempre como periodista, fuimos compañeras de curso, y lamenté su partida temprana, como ha ocurrido con varios colegas.

“El Estado debe tener un mecanismo para distribuir el avisaje entre todos los medios que existen”

Nos dio gusto que mientras recibías el premio a la trayectoria, lo recibiera como medio de comunicación también El Siglo.

Es una gran victoria que El Siglo haya logrado sobrevivir 82 años. Yo recuerdo en dictadura que me llegaban las ediciones clandestinas del diario, estaban ahí junto a otras publicaciones antidictatoriales, y nunca dejó de estar, de funcionar. Creo igual que estos tiempos han sido duros para ustedes, para la prensa alternativa en general. Ustedes contribuyeron a la defensa de los derechos humanos, a que la gente tuviera derecho a la información, y están haciendo un buen trabajo que necesita apoyo.

¿Qué te parece la llegada de las redes sociales, de la era digital, a los medios de comunicación?

Bueno, siempre pensé que las redes sociales eran la salida que esperábamos ante la dominación de medios de la derecha, de los empresarios, de los medios tradicionales, pero ahora eso no lo tengo muy claro, porque quizá han operado en otro sentido, incluso de ayuda a la derecha. Habrá que hacer más estudios para saberlo, para constatar quiénes las manejan, cómo las manejan, para qué las usan, aunque algo se sabe sobre cierto daño que hacen. No sé si la izquierda, el centro, tienen los recursos que tiene la derecha para manejar las redes sociales, y no sé si lo están haciendo bien comparado con lo que hace la derecha. Yo tengo un temor. Pienso que sí debe haber distintas plataformas, está bien que haya impresos y revistas, es positivo seguir con algunos medios tradicionales, eso no se puede abandonar. Por algo la derecha no lo abandona.

¿Cómo ves los esfuerzos del Gobierno para intentar establecer un equilibrio en el sistema de medios, hacerlo más plural, reconocer la diversidad de medios, se habla de tener medios públicos?

Como intención me parece muy buena. Recordemos que fue terrible cuando comenzaron a quitarle apoyo a revistas que actuaron durante la dictadura, que perdieron apoyo cuando llegó la democracia, cuando empezaron a desaparecer medios progresistas. Así que veo positivo que se comenzara a apoyar a quienes están dispuestos a desarrollar y mantener medios distintos, que no sean los grandes y tradicionales, que ayuden a la pluralidad. Aunque hasta ahora no he visto nada, no he visto reales apoyos, incluso en programas o espacios de la televisión o las radios. Yo creo que hay posibilidades de concretar esos apoyos. Vi que la ministra Camila Vallejo fue a esa reunión de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) donde se habló de la desinformación y cómo hay que enfrentarla, y creo que se deben poner las pilas con eso y tratar de hacer algo concreto en beneficio de la diversidad y el pluralismo en los medios, en el sistema de medios. No sacas nada con que en El Mercurio o La Tercera le den una columna de opinión a alguien que no sea derecha, que eso lo repitan, eso es muy poco, el tema es más grande, más estructural.

¿Y qué te parece que cuando hay un asomo en modificar el sistema medial, incluir a otros medios, que se reparta el avisaje estatal y no se lo den todo a los grandes medios, los representantes de esos medios tradicionales salen a decir que se está atentando contra la libertad de expresión y que el Estado está metiendo la mano?

Lo primero es que reclaman eso, pero se llevan casi todo el avisaje del Estado, son millones de pesos, y ahí no reclaman sobre el Estado, que los está financiando. El Estado debe tener un mecanismo para distribuir el avisaje entre todos los medios que existen, lástima que sólo se distribuya entre medios que son de derecha o de sectores empresariales, es una vergüenza que la plata de todos nosotros se vaya para apoyar a esos medios no más. Podrían haber medios públicos, se podría ayudar a medios que están funcionando y que están dando una lucha informativa solos, sin ningún apoyo, y que llegan a mucha gente, ayudan a que haya información más equilibrada. Me imagino que ustedes como El Siglo no reciben ningún aviso del Estado, o  muy pocos, y no les dan apoyo.