HABLEMOS DE LA TELE. ¡Llame ya!

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Figuras como la periodista Macarena Pizarro, la exmodelo Diana Bolocco, el colega Julio César Rodríguez y otros prestan su imagen en medio de espacios de debate o franca entretención para promocionar ofertas que el Servicio Nacional del Consumidor (Sernac) recibe permanentemente como denuncias.

José Luis Córdova. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 23/10/2023. La presunta “magia” de la televisión se manifiesta en forma maléfica y adictiva especialmente en las tandas comerciales de nuestros canales. La publicidad desenfrenada arrastra voluntades de televidentes de todas las edades y condiciones sociales a determinadas cadenas de farmacias, laboratorios transnacionales, tiendas de retails, bebidas gaseosas y cervezas. 

Los llamados irresponsables de empresas como “Antena 3 Directo” (A3D) que terminan entusiasmando a mujeres con convincentes frases como: “¡Porque ustedes lo valen!”, “¡Porque tú lo vales!”, “¡Porque lo valemos!” instan a adquirir los productos y artículos más inútiles y descabellados, como un arnés para mantener la figura erguida; para cubrirse las piernas y supuestamente prevenir las várices; para comprar unos lentes adaptables a todas las condiciones oftalmológicas o unos audífonos con los cuales se oye “hasta un alfiler cayendo en el extremo de un cuarto” y otros supuestos “milagros”.

Figuras como la periodista Macarena Pizarro, la exmodelo Diana Bolocco, el colega Julio César Rodríguez y otros prestan su imagen en medio de espacios de debate o franca entretención para promocionar ofertas que el Servicio Nacional del Consumidor (Sernac) recibe permanentemente como denuncias y debe fiscalizar con los exiguos medios y atribuciones que esta entidad tiene en la actual legislación pro comercio y anti usuario o consumidor.

Nada más pernicioso que una propaganda descarada, que hace caso omiso a recomendaciones estrictas del Instituto de Salud Pública (ISO) que ofrece al mercado implacable -por ejemplo- productos para adelgazar, complementos alimenticios presentados como medicamentos y la venta masiva de las “maravillas” del ácido hialurónico, que serviría para la piel y los labios,  para reducir las arrugas, mejorar el cabello y otras propiedades nunca comprobadas científicamente.

El autofinanciamiento forzado del único canal público en Chile (TVN) y el comercio desenfrenado entre los canales privados provoca la danza de millones en publicidad televisiva a toda costa. No existe una instancia fiscal que controle los contenidos de los avisajes y así llegamos a la vorágine de propaganda de las casas de apuestas on line, que se apoderaran de los deportes -especialmente el fútbol y sus clubes profesionales convertidos en sociedades anónimas- y otras disciplinas presas de diferentes grados de corrupción en su desarrollo e implementación.

TVN reportó pérdidas por $1.526 millones en el primer trimestre, comparado con las ganancias por 510 millones en los primeros tres meses del año pasado. Canal 13 pierde $4.256 millones en el primer semestre asegurando que “va en línea con la estacionalidad de la industria y con las pérdidas presupuestadas a la fecha”.

Así las cosas, naturalmente que las estaciones de televisión no están en condiciones de relativizar sus ingresos publicitarios ni menos cuestionar contenidos en materia de propaganda. Hemos asegurado en estas mismas columnas (páginas) que un segundo en TV tiene un costo promedio de 875 mil pesos según en el horario y recordemos que en el período prime se transmiten indiscriminadamente hasta 20 spots comerciales en cada tanda, repitiendo artículos y productos de todo tipo.

Un párrafo aparte merecen empresas como las Asociaciones de Fondos de Pensiones -las dichosas y nunca bien ponderadas AFP- en afiebradas campañas como “Más claro que el agua”, donde atacan la solidaridad, defienden el ahorro forzoso y rechazan cualquier nuevo sistema de previsión social que atente contra sus ganancias. Afortunadamente las Isapres han bajado un tanto la guardia tras el fallo de la corte suprema que les está exigiendo devolución de todo lo cobrado demás a sus clientes (en realidad pacientes).

Asimismo, el litio en manos de la Sociedad Química de Chile (Soquimich) del magnate Ponce Lerou y poderosas empresas mineras como Antofagasta Minerals de la familia Luksic -también propietaria de canal 13- desarrollan intensas campañas publicitarias para tratar de mostrar sus efectos positivos en la economía chilena. La vieja “Papelera”, la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones (CMPC), trata de mejorar su imagen, pero hablando de las cifras macro, no de la modesta economía de cualquier hogar chileno que no recibe ningún beneficio de las cuantiosas ganancias de estas entidades monopólicas.

De esta manera, la peligrosa convocatoria que reza imperativamente: “¡Llame ya!” se convierte en una amenaza para el televidente más distraído y desaprensivo. ¡Alerta, que no todo lo que se dice por la televisión es verdad!