HABLEMOS DE LA TELE. Desperdicio cultural

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Hay que recordar que la actual legislación exige a los canales un mínimo de 4 horas semanales de programas “culturales”: dos en horario prime -entre 18.30 y 24 horas- y el resto en bloque horario a elección. Durante algunos matinales y noticiarios se tiende a mostrar segmentos “culturales” de dudosa orientación u objetivos por el marketing imperante.

José Luis Córdova. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 28/8/2023. ¿Qué entienden por Cultura los productores y directores de la televisión chilena? El concepto es amplio, multifacético y variado y hasta podría argüirse que la gastronomía, la artesanía, el turismo y los paisajes naturales son parte de un bagaje cultural, pero, hasta el Consejo Nacional de Televisión argumenta que los canales abusan de estos géneros para incluirlos en la obligatoria y legal imposición de programación “cultural” en las parrillas programáticas.

Hay que recordar que la actual legislación exige a los canales un mínimo de 4 horas semanales de programas “culturales”: dos en horario prime -entre 18.30 y 24 horas- y el resto en bloque horario a elección. Durante algunos matinales y noticiarios se tiende a mostrar segmentos “culturales” de dudosa orientación u objetivos por el marketing imperante. Productoras y canales utilizan los horarios “muertos” de los fines de semana para cumplir con esta normativa vigente.

Algunos personajes como el arquitecto Federico Sánchez, el geógrafo Marcelo Lagos, el astrónomo José Masa hacen aportes con carácter de difusión cultural, pero no se acercan al recuerdo imperecedero de un Nemesio Antúnez en su espacio “Ojo con el arte” (Canal 13), Antonio Skarmeta con “El show de los libros” (TVN), Augusto Góngora y Diana Massis con “Hora 25” (TVN), Patricio Bañados con “El Mirador” también en el canal “público” y anteriormente Jorge Dahm, Enrique Bravo Menadier, Enrique Lafourcade o Erik Polhammer.

Una de las definiciones de Cultura es “el conjunto de conocimientos e ideas no especializados adquiridos gracias al desarrollo de las facultades intelectuales mediante la lectura, el estudio y el trabajo”. Otra definición indica que es “el conjunto de conocimientos, ideas, tradiciones y costumbres que caracterizan a un pueblo, a una clase social, a una época, etc.”.

Según el CNTV se entienden como programas culturales “aquellos que se refieren a los valores que emanan de las identidades multiculturales existentes en el país, así como los relativos a la formación cívica de las personas, los destinados al fortalecimiento de las identidades nacionales, regionales o locales, como fiestas o celebraciones costumbristas y aquellos destinados a promover el patrimonio universal y, el particular, el patrimonio nacional”.

Resulta al menos curioso que los estudios del Consejo se refieren en su mayor parte a la programación cultural infanto-juvenil que prácticamente brilla por su ausencia, sobre todo considerando que los espacios más vistos de ese género son “Lugares que hablan” con el inefable Pancho Saavedra en Canal 13, que de ninguna manera podría catalogarse como un programa cultural, sino más bien de difusión. El propio Consejo reconoce que la programación infantil cultural no presenta alta sintonía “y su afinidad se da sólo entre quienes no tienen acceso a la televisión de pago”.

En las últimas semanas aparecen intentando ser caracterizados en este rango espacios como “Adoptados: la historia que nos falta” en TVN, “Chile: 50, la serie” con Blanca Lewin en TVN, “Ciudadanas” con Chantal Aguilar en Canal 13. En esta estación se han rechazado programas como “Buscando a Dios”, “El crucero”, “El transiberiano”, “Patagonia en dos ruedas” y “Plato único” por no cumplir con las exigencias  establecidas por la norma cultural, en materia de contenidos ni horarios pertinentes.

Han sido rechazados proyectos televisivos como “Te paso a buscar” y “Conexión única” (con Ángeles Araya sobre tenencia de mascotas)), “Recomiendo Chile”, y “Maravillas del mundo”, ambas con recorridos turísticos nacionales o extranjeros, mostrando bellezas naturales, platos típicos, artesanías, pueblos originarios y costumbres ancestrales.

Definitivamente la cultura es mucho más que todo eso y tiene que ver con el afán civilizatorio, democrático de la comunidad organizada, lo que implica actualmente un divorcio absoluto entre la teleaudiencia y los intereses de los canales de televisión, abocados en resultados financieros por la publicidad, el comercio y el lucro. Es decir, un total desperdicio cultural.