Hablemos de “El Siglo”

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Debates y antecedentes en torno de este periódico, uno de los más antiguos del sistema medial chileno que permanece vigente. Mitos y realidades, golpeteos y respaldos.

Hugo Guzmán. Periodista (*). Santiago. 24/3/2023. 1.-En ocasiones es pertinente, aunque no deje de ser riesgoso, hablar sobre algunos medios de prensa, transparentar debates/realidades, entrar en terrenos que pueden asomar sinuosos pero que, en definitiva, son apasionantes. Sobre todo cuando en este país hay tanta información oculta/omitida sobre los medios de prensa, como el desconocimiento real de la cantidad de plata que el Estado les asigna a consorcios periodísticos, desconocimiento de quienes son los dueños de los medios y las vinculaciones con grupos de interés (políticos y económicos), y la no explicitación de las líneas editoriales. Es paradójico que hablar de los medios de comunicación en Chile, se topa con afectaciones al derecho a la información.

2.- El Siglo es uno de los medios de prensa más antiguos del país, de los que subsisten desde el siglo pasado, con más de 82 años de vida. Es un medio controvertido, por suerte. E innegablemente reconocido como un medio de prensa que forma parte del sistema medial chileno. Es una marca instalada y tiene un sello editorial distintivo. Cuenta con un significativo nicho de lectores y sus contenidos tienen impacto político y comunicacional en diversos espacios.

3.- El Siglo surgió como una necesidad de que el mundo popular contara con un periódico, cuando a inicios del siglo XX dominaban los medios de la oligarquía y representaciones conservadoras. Durante muchas décadas fue el órgano oficial del Partido Comunista de Chile y hoy mantiene una afinidad editorial e histórica con esa colectividad. Hay otros medios creados por grupos financieros, gremios empresariales, organizaciones sociales, grupos de periodistas, todos con sus líneas editoriales establecidas y afines a sectores ideológicos/políticos, aunque no siempre se transparenta. Es la diversidad -muchas veces torpedeada- del sistema medial chileno.

4.-Actualmente El Siglo, en medio de condiciones muy modestas y un escenario lleno de dificultades, distribuye ediciones impresas, mantiene su Portal Web, se desarrolla en RRSS y busca estar en espacios telemáticos. La Editorial Siglo XXI es su soporte administrativo y de gestión y se rige por todas las regulaciones legales/institucionales pertinentes. Tiene escaso personal, pero cuenta con una red de colaboradores. Hay que destacar que el 90% del equipo del periódico son mujeres. El periódico busca financiamiento a través de las suscripciones, venta del impreso, aportes y el avisaje, esto último algo esquivo. Su equipo trabaja en la convicción de la necesidad de la existencia de medios como éste, por su línea editorial y sus contenidos alternativos a la prensa tradicional/conservadora/empresarial. Definimos una idea de “soberanía informativa”, intentando no ser obsecuentes con nada ni con nadie. Aspiramos a establecer/fortalecer su presencia en el escenario medial como un conocido/reconocido medio de prensa que sea una opción para la gente de informarse, captar conocimientos, conocer debates y miradas ajenas a la unidireccionalidad de contenidos que hegemonizan los grandes medios. Queremos ejercer el periodismo.

5.-Por su línea editorial y contenidos, El Siglo tiene detractores/cuestionadores. Es un hecho de la causa. Bienvenido el debate. Por lo demás, este no es un medio aséptico. Y no es el único medio blanco de críticas. Lo realmente negativo es cuando se aparecen fobias, la intolerancia, la hostilidad y la agresión. Que apunta a la desacreditación/desaparición del medio, como se materializó durante los regímenes de González Videla y Pinochet. Objetivamente, El Siglo es el ejemplo más vívido de ataque al derecho a la información y a la llamada “libertad de prensa” ocurrido en el país. No hay peor despropósito comunicacional, de derecho, de negación de la expresión de ideas, que apostar por hacer desaparecer un medio de comunicación. Esa idea, por cierto, pareciera prevalecer, ya no tan solo por motivos ideológicos y fruto de poderes fácticos, sino por quienes desean decretar el fin de ciertos formatos periodísticos, incluso desde el campo progresista y de izquierda. Es constatable que desde el espacio conservador y de derecha se estigmatiza, ataca y desprecia a El Siglo. Aunque hay que decir que en segmentos de medios tradicionales hay respeto a la existencia de este periódico. En tanto, hay comprensión/valoración en el mundo progresista, de izquierda, social, transformador, en cuanto a la existencia/desarrollo de El Siglo, existe respeto y respaldo, y distintos actores y actrices de la política y el mundo social entregan insumos a través de entrevistas, columnas y reportes. Aunque por desgracia, desde ese mundo también hay incomprensiones y desafecciones, y hemos vivido situaciones hostiles. Hay quienes convierten la diferencia en pugna, nos quieren imponer actitudes egomediáticas, actúan llevados por el sectarismo y nos cuestionan por nuestros vínculos históricos y nuestra línea editorial. Eso no tiene que ver con críticas, señalamientos, observaciones, cuestionamientos, sugerencias, cuestiones que deben ser parte del diario vivir de un medio de comunicación, ante lo cual hay que ser receptivos.

6.-Todos los medios de prensa, desde los pertenecientes a grandes corporaciones hasta los desarrollados a nivel comunal y alternativo, deben financiarse. Para ello se recurren a distintos mecanismos, a veces utilizando métodos/fuentes insospechadas, pero en general buscando suscriptores, colaboradores y avisajes. En cuanto al avisaje estatal, las grandes corporaciones/empresas periodísticas privadas reciben cientos de millones de pesos por ese concepto (las cifras no están transparentadas) y a unos pocos medios llega alrededor del 80% de las platas públicas destinadas a avisaje del Estado. Tienen ese derecho. Y nosotros tenemos la convicción de que, como otros medios alternativos, tenemos ese mismo derecho. Entonces, reclamamos el derecho a no ser discriminados ni excluidos. Más cuando esa discriminación la establecen funcionarios públicos y agencias privadas que trabajan con los dineros del Estado. Deberíamos tener acceso a ese avisaje de una manera equitativa/proporcional y cualquier Gobierno que se precie de garantizar la diversidad medial debería preocuparse en concreto de la distribución equitativa del avisaje estatal. Junto a eso, El Siglo busca financiamiento a través de suscripciones, aportes, venta del impreso, avisaje privado, de entidades académicas y de la sociedad civil. No andamos mendigando. Como todos los medios requerimos de recursos y los buscamos en base a nuestro trabajo.

7.-Se quiso establecer que la edición impresa de El Siglo era/es algo obsoleto. Los hechos demuestran que eso es falso. La experiencia reciente evidencia que hay un nicho de lectores y ahí radica  su primera necesidad de continuidad. Podemos revelar que el 70% de los impresos de las últimas ediciones fueron vendidos, con un tiraje de varios miles. Además, los impresos generan ingresos muy útiles para el desarrollo del medio. Nos dicen que “la gente ya no lee”. Y nosotros desafiamos: “Queremos que leas”. Preservamos la tesis recabarrenista de que un periódico debe ilustrar al pueblo, y hacemos un esfuerzo por entregar información/conocimiento para la comprensión de los procesos que se viven en el país y el mundo. Claro que asumimos los tiempos y la realidad de nuevas tecnologías, de “la era digital”, tenemos un Portal Web y estamos en las RRSS. Creemos en la complementación de instrumentos, no le prendemos velitas a uno solo. Advertimos sobre  distorsiones como creer que Twitter, Tik Tok o Instagram reemplazan a un medio de prensa. Son espacios y formatos muy distintos.

8.-Para el desarrollo del periódico  se requieren recursos financieros. Hoy, nuestra situación es precaria. Sabemos de labores/objetivos que deberíamos cubrir, pero no contamos con los recursos necesarios para hacerlo. Por eso saludamos/valoramos a todas y todos quienes participan del desarrollo de El Siglo en condiciones difíciles. Ellas y ellos son leales/eficaces aportadores a la existencia de un medio popular y a la consecución de un sistema medial más diverso. Valoramos altamente el respaldo de las y los suscriptores, de quienes compran los impresos y entregan aportes que nos son muy necesarios, y que no se quedan en palabras de buena intención y realmente apoyan a los medios populares.

9.-Se escucha mucho desde el campo progresista, de izquierda, social, que existe un desequilibrado sistema de medios, se cuestiona la hegemonía de la prensa conservadora/de derecha y se insta a “promover medios propios”. Sin embargo, hay una enorme desproporción entre lo que se dice y lo que se hace. Desde el mundo del progresismo y la izquierda, es realmente poco lo que se hace. Con la contradicción de que algunas/algunos persisten en la tesis de que es mejor intentar tener espacios en los medios grandes y tradicionales. De paso, accionando de una manera que no se incentiva/contribuye al desarrollo/alcance de “medios propios”, esquivando/negando, por ejemplo, la entrega de insumos informativos como dar entrevistas y entregar informaciones importantes. Hay mucho verbo pero poco compromiso en busca el equilibrio y la diversidad medial. Ya pasó el tiempo del diagnóstico. Es imprescindible que desde el campo progresista y de las izquierdas haya acciones multifacéticas y concretas para respaldar el desarrollo de medios populares, sociales, comunitarios, alternativos. En los últimos meses se concretaron procesos de discusión, análisis y propuestas promovidos por el Gobierno, universidades, medios y otros espacios, pero el tema sigue siendo el aterrizaje en medidas precisas/tangibles.

10.-Los desafíos para un medio como El Siglo son gigantes. Y hay una exigencia que llega desde distintos lados. La carga es más pesada cuando, realmente, no existen los recursos necesarios y la supervivencia se convierte en parte esencial de la tarea, desviando horas de trabajo periodístico, investigativo y analítico. Pero así está la vida. Entonces, sí, estamos lejanos en algunos propósitos. Pero intentamos acercarnos. A eso se suman nuestros errores y deficiencias. Lo importante es que creemos en un periodismo creativo, veraz, sólido, atractivo, crítico, ampliando el abanico temático y de vocerías. Un medio popular debería ser permanentemente rebelde, cuestionador, incisivo, junto a relevar las ideas, las aspiraciones y las manifestaciones/acciones del mundo social y de las fuerzas transformadoras. Creemos que las ideas divergentes no se enfrentan a patadas o con la censura, sino con la inteligencia y el argumento. Un medio como El Siglo no debe ser un boletín rígido, sectario, desinteligente, opaco. Pensamos que no es un buen camino para potenciar la credibilidad, ser obsecuentes con orgánicas ni autoridades y eso se debería valorar. La mirada crítica es un valor inmenso de quienes mantienen un ideario progresista y transformador. Todos estos son objetivos, no es algo consagrado. Nos queda, en realidad, un mundo por delante. En ese tránsito, con errores y aprendizajes, trabajamos para no perecer y ojalá para crecer y servir mejor.

(*)Hugo Guzmán es periodista, actual Director de El Siglo, fue editor general de Radio Universidad de Chile, editor de política del diario La Nación, jefe de la sección internacional de Canal 11 de México y trabajó en varios medios de prensa del país.