Francia. Multitudinario movimiento contra proyecto de Macron de subir edad para jubilarse

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3,5 millones de manifestantes se reunieron en más de 300 manifestaciones en todo el país europeo. El Gobierno quiere retrasar la edad legal de jubilación para hombres y mujeres de 62 a 64 años. Varias federaciones sindicales han dado órdenes de continuar la huelga.

Pierre Cappanera. Corresponsal de l’Humanité en Chile (*). Traducción María Paz Zúñiga Reyes. 3/2023. Este martes 7 de marzo, Francia ha quedado paralizada por un potente movimiento contra la reforma de las pensiones propuesta por el Presidente Emmanuel Macron. 3,5 millones de manifestantes se reunieron en más de 300 manifestaciones en toda Francia. 700.000 en París, 245.000 en Marsella, etc…Son las mayores manifestaciones desde hace décadas. Muchos establecimientos escolares estuvieron cerrados, desde jardines infantiles hasta universidades. 400 liceos fueron bloqueados u ocupados. El 80% de los trenes pararon. Los puertos estuvieron bloqueados. Los trabajadores de la energía bajaron la producción. Y así sucesivamente.

En este proyecto, el Gobierno quiere retrasar la edad legal de jubilación para hombres y mujeres de 62 a 64 años. Es este aplazamiento de la edad de jubilación lo que no gusta a la opinión pública. El Gobierno justifica esta medida explicando que en 2030 podría haber un déficit de 10.000 millones de euros en el sistema de pensiones.

En diciembre, la mitad de los franceses apoyaba el plan del Gobierno. Hoy, los sondeos muestran que más del 70% de los franceses se oponen. ¿A qué se debe este cambio de opinión? En enero supimos que el Gobierno pedía más de 400.000 millones para el Ejército, la producción de nuevas armas en el marco de la escalada militar de la guerra en Ucrania. Si el Gobierno puede encontrar 400.000 millones para la guerra, ¿cómo no va a encontrar 10.000 millones para las pensiones de aquí a 2030?

También nos enteramos de que el francés Bernard Arnault se convirtió en el hombre más rico del mundo en 2022, por primera vez por delante de Egon Musk, que « sólo » posee 200.000 millones de euros. Arnault es el jefe de un grupo especializado en artículos de lujo, perfumes, ropa, champán. Su fortuna se estima en 220.000 millones de euros. El 4% de su fortuna bastaría para resolver el posible problema de las pensiones en 2030.

El sistema francés de pensiones data de 1946. Es el resultado directo del programa de la Resistencia. El ministro comunista Ambroise Croizat creó la Seguridad Social y la pensión de reparto. La pensión de reparto es un sistema de pensiones colectivo. Las cotizaciones se cobran de los salarios y se ingresan en un fondo común. Nadie posee «su» pensión. La cuantía de la pensión depende de los 25 mejores años de pensión y del número de años cotizados por el trabajador. Actualmente, la pensión asciende por término medio al 50% del salario de los últimos años de trabajo. Los trabajadores financian a los pensionistas. Este sistema ha sido progresivamente socavado en los últimos 30 años por los gobiernos liberales. Pero los franceses están muy apegados a este sistema y no quieren privatizaciones. Durante su primer mandato, en el 2020, una primera reforma del presidente Macron en el sentido de la privatización ya fue derrotada.

Esta vez, el proyecto no prevee privatizaciones directas. Organiza un empobrecimiento global de las pensiones para obligar a los franceses a recurrir al sector privado para tener una pensión complementaria.

 

Unidad sindical

Por primera vez desde hace decenios, hay unidad sindical entre las 8 centrales sindicales de asalariados y las 7 organizaciones de trabajadores secundarios y estudiantes. Esta unidad sindical, que también es histórica, es lo que da fuerza al movimiento. Esta jornada del 7 de marzo llega después de muchas otras jornadas de movilización. Desde diciembre, el movimiento no ha dejado de crecer. 1,8 millones de manifestantes el 17 de diciembre, 2,1 millones el 19 de enero, 2,8 millones el 31 de enero y ayer 7 de marzo 3,5 millones.

El proyecto de ley se presentó a los diputados por el procedimiento de urgencia y con la obligación de debatirlo sólo durante un breve periodo de tiempo. Este procedimiento, permitido por la Constitución, hizo que los diputados no tuvieran tiempo de votar la reforma. Pasó directamente al Senado sin ser votada. Es probable que ocurra lo mismo en el Senado. En este caso, si la ley no es votada en ningún sitio, ni por los diputados ni por los senadores en el tiempo previsto, el gobierno tiene el derecho constitucional de proceder por ordenanza, es decir, por decreto-ley.

Políticamente el panorama es mucho mas complicado. En las elecciones legislativas de 2017 y 2022, la izquierda sólo obtuvo el 26% de los votos. Está en el fondo del pozo y no consigue parecer atractiva. La extrema derecha observa con simpatía lo que ocurre en Italia y sueña con un escenario idéntico para 2027, fecha de las próximas elecciones presidenciales y legislativas.

Un sondeo acaba de demostrar que contra el proyecto de reforma de las pensiones, la extrema derecha es mejor percibida que la izquierda. Marine Le Pen, líder de la extrema derecha, supera a Jean-Luc Mélenchon como mejor oponente en materia de pensiones. Otro sondeo muestra que el partido de Marine Le Pen es considerado responsable en la lucha contra el proyecto de pensiones por el 44% de los franceses, el mejor porcentaje de todos los partidos políticos. El partido de Jean-Luc Mélenchon, principal partido de la izquierda, sólo es considerado responsable por el 28% de los franceses, la peor puntuación de todos los partidos políticos.

¿Son esquizofrénicos los franceses ? ¿Unidos en las calles para rechazar un proyecto reaccionario, y al mismo tiempo dando más simpatía a la extrema derecha que a la izquierda para defenderlos ? El secretario nacional del Partido Comunista Francés, Fabien Roussel, acaba de declarar que con este movimiento contra la reforma de las pensiones, los franceses han redescubierto el gusto por la lucha, pero que también tienen que redescubrir el gusto por votar y votar por la izquierda. El problema para la izquierda es doble: demostrar que la extrema derecha no es una solución; demostrar que hay soluciones de izquierda para salir de la crisis.

¿Y ahora, después del 7 de marzo?  La consigna hoy es paralizar Francia.

El 8 de marzo, día internacional de lucha por los derechos de la mujer, fue también un día de manifestaciones y huelgas feministas, sobre todo porque el plan de pensiones ataca los derechos de las mujeres.

Varias federaciones sindicales han dado órdenes de continuar la huelga. Es el caso de los ferrocarriles, los transportes parisinos, las refinerías de petróleo y varios sectores de la industria química, en la producción de energía, el transporte por carretera. Las organizaciones de estudiantes de secundaria y bachillerato siguen bloqueando institutos y universidades; ellos organizan un dia de manifestacion el 9 de marzo.

La cuestión será saber si este movimiento consigue ser lo suficientemente fuerte y duradero como para hacer retroceder al gobierno y bloquear este proyecto.

(*)l’Humanité, medio colaborativo con El Siglo.