Exministro Jacques Chonchol: El Presidente Allende “nos daba mucha libertad”

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Este agrónomo a tres años de llegar a los 100 años de vida, contó detalles de lo que fue llevar adelante la Reforma Agraria, la Ley Indígena, la sindicalización campesina y la devolución de 150 mil hectáreas a comunidades mapuches durante el Gobierno de la Unidad Popular. Comentó episodios como la decisión del mandatario de llegar a un acto masivo indígena en el estadio de Temuco, el empuje de instalar el Ministerio de Agricultura en esa ciudad y la petición del entonces general de Pinochet de ayuda a una sobrina que le habían expropiado el fundo. El que fuera titular de Agricultura entre 1970 y 1972 reveló en entrevista que “el Presidente Allende tenía relaciones directas con cada ministro, hablaba mucho con cada uno, reuniones de gabinete fueron pocas. Los problemas eran tan diversos y tan variados, que no era fácil juntar a todos los ministros”.

Hugo Guzmán Rambaldi. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 28/4/2023.Jacques Chonchol Chait está a tres años de llegar a los cien de vida. Está lúcido, tranquilo, y se desplaza con ánimo por su estudio, rodeado de libros y fotos, buscando textos, datos y testimonios gráficos. Este agrónomo y académico fue Ministro de Agricultura del Gobierno de la Unidad Popular entre 1970 y 1972, después de andar en campaña junto a Salvador Allende, preocupado de los temas campesinos, indígenas y de las tierras. Afirma que no llegó a ese cargo por cuoteo político (en esos años era militante del Movimiento de Acción Popular Unitaria -MAPU- después de pertenecer a la Democracia Cristiana), “Allende lo daba por hecho porque hice toda la campaña del tema agrario”.

Desde que egresó de la Universidad de Chile trabajó en el área agrícola y rural en distintas ciudades del sur del país, laboró para la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) y dedicó también mucho tiempo a la política. Incluso el MAPU lo propuso de candidato a la presidencia a fines de los sesenta, pero finalmente apoyaron a Allende. Chonchol tuvo la no menor tarea de profundizar la Reforma Agraria y ocuparse de la recuperación de tierras indígenas, en un encargo especial del Presidente Allende. A 50 años del derrocamiento del Gobierno de la Unidad Popular evoca esos tiempos, cuenta anécdotas y explica cómo se vivieron procesos que fueron trascendentes para el sector campesino y las comunidades mapuches.

“Tú vas a ser Ministro de Agricultura”

¿Cómo fue designado Ministro de Agricultura? ¿Lo llamó Salvador Allende, lo citaron a alguna reunión?

La verdad, fue algo que salió solo. Porque durante la campaña de Allende tuve a cargo todo el tema agrícola, me tocó recorrer todo el país, siempre estuve en contacto con Allende, y cuando ganó la elección nos encontramos y me dijo “tú vas a ser Ministro de Agricultura”. Lo encontré normal porque habíamos estado trabajando juntos mucho tiempo. Como le decía, durante la campaña estuve a cargo de todo el tema agrícola, rural, indígena, andábamos en una citroneta, esos autos chicos, recorriendo muchas zonas, hablando con la gente. Así que cuando tuvo que nombrar gabinete, me nombró Ministro de Agricultura.

¿Empezó rápido con el trabajo, dado el tema que tenía en manos?

Recuerdo que lo primero que hicimos fue ir a Temuco porque las comunidades mapuches habían organizado un gran acto en el estadio de Temuco para plantear sus problemas y sus demandas, así que fui acompañando al Presidente Allende. Ahí le plantearon la necesidad de una nueva Ley Indígena y la recuperación de tierras indígenas. Le entregaron un ante-proyecto de ley para que él lo estudiara. Entonces Allende me dijo, lo que vamos a hacer, dada la gravedad de todos los problemas, y frente a la realidad de las tierras que les habían usurpado a los indígenas, es trasladar el Ministerio de Agricultura a Temuco, como un primer paso para estar cerca de todos los problemas y las soluciones. Así lo hicimos. Empezamos a analizar y discutir con los mapuches, empezamos a expropiar tierras que les habían quitado, vimos lo cambios en las leyes y empezamos a ver lo de la sindicalización campesina. Recuerdo que recuperamos como 150 mil hectáreas de tierras para los indígenas. Nos ayudó mucho un dirigente indígena que se llamaba Daniel Colompin, que después fue director de Asuntos Indígenas.

¿Eran amigos usted y el Presidente?

No éramos amigos. Nos conocíamos de antes del ’70, cuando yo pertenecía a la Democracia Cristiana y él estaba en el Partido Socialista, nos encontrábamos en actividades, teníamos buenas relaciones, conversábamos mucho. 

“Los mapuches lo conocían y lo respetaba”

Me contaba de ese viaje a Temuco. Con la realidad actual que tenemos, llama la atención esa posibilidad de diálogo con las comunidades mapuches y esa actitud del Presidente Allende de ir a meterse a un estadio lleno de gente, porque ahora no es que cualquier Presidente vaya a estar con las comunidades indígenas y menos a un estadio lleno. 

Es que Salvador Allende, desde siempre, era muy sensible a ese tema, y los mapuches lo conocían y lo respetaban. Además que había un problema muy sensible, una exigencia de devolución de tierras, había muchas tomas de tierras, algunas eran tomas autónomas, otras eran impulsadas por el MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria), el MIR estaba construyendo una base social en la comunidad indígena, tenían militantes y ayudistas que se movilizaban, y había muchachos de la Universidad de Concepción. Tenían muchas tomas en tierras que habían sido usurpadas y querían recuperarlas. Eran tierras que se las habían quitado a los mapuches. Mire, cuando estábamos en la campaña presidencial, el MIR se activó mucho, construyeron mucha base, comenzaron tomas de tierras que les habían usurpado a los mapuches, se agudizó el problema y Allende percibió eso y fue muy sensible, siempre quiso solucionar ese tema y los indígenas lo sabían. 

¿Les creó muchos problemas el MIR?

Nos creó problemas porque en la medida que el MIR se movilizaba y hacía toma de tierras, se movilizaban también los dueños de los fundos, la Sociedad Nacional de Agricultura,  había conflictos y nosotros teníamos que meternos en medio de ese conflicto, a ver cómo arreglarlo. 

¿Qué percepción tenían los mapuches de Salvador Allende? Podrían haber tenido desconfianza, como la había con autoridades, con parlamentarios…

Lo que provocó más confianza en Allende es que hicieron ese acto en el estadio de Temuco y una de las primeras cosas que hace el Presidente es ir a ese acto, escuchar sus demandas, sus planteamientos, recoger el ante-proyecto de ley que le presentaron, decir que lo haría suyo y lo transformaría en ley, entonces notaron una energía y una disposición. 

Igual había que ser valiente para ir a un estadio lleno de comunidades indígenas que estaban planteando demandas y correr el riesgo de un rechazo…

Es que las comunidades conocían de Allende, lo que él había planteado, lo que decíamos en los recorridos durante la campaña. Las comunidades estaban muy organizadas y movilizadas y nosotros sabíamos cómo actuaban ellas.

“La primera prioridad fue la Reforma Agraria”

¿Desde el inicio como ministro una prioridad fue el tema de recuperación de tierras indígenas?

No, la primera prioridad fue la Reforma Agraria. Ya teníamos la ley que venía de la época de (Eduardo) Frei Montalva, ya existían la Ley de Reforma Agraria y la Ley de Sindicalización Campesina, las dos cosas ya habían empezado en el Gobierno de Frei. Lo que nosotros hicimos fue profundizar eso y aumentar el volumen de tierras para los indígenas y los campesinos de manera muy importante. 

Con eso de trasladar el Ministerio de Agricultura a Temuco comenzó a funcionar la descentralización del Gobierno.

Así es, comenzó una descentralización inmediata, y fue la más importante que tuvimos.

Volviendo al tema de las prioridades…

Que fue la Reforma Agraria, la sindicalización campesina, la recuperación de tierras indígenas, el garantizar la producción de alimentos agrícolas.

Todo eso creó muchas tensiones.

Creó mucha tensión porque todo el poder agrícola conservador, los latifundistas, se oponían a todo eso. Los partidos de derecha, sobre todo el Partido Nacional, se oponían a todo eso. Fue una pelea dura, pero la dimos.

¿Y la Democracia Cristiana?

A la DC hay que reconocerle que apoyó mucho de eso. Frei sacó la primera ley de Reforma Agraria y la de sindicalización campesina y se aplicó de una manera muy importante.

¿Cuántos campesinos se sindicalizaron?

Para hacer un sindicato debían reunirse mínimo cien campesinos y llegó a haber unos 400 sindicatos campesinos. Se suma a eso que se expropiaron más de 6 millones de hectáreas, beneficiando a indígenas y campesinos. Sumado a lo que se expropió en el Gobierno de Frei Montalva, con la Reforma Agraria se expropiaron más de 10 millones de hectáreas, y más de 5 mil predios. Fue un avance en terminar con los grandes latifundios. Además, subieron los sueldos de los campesinos, se terminaron formas de explotación. Y promulgamos la Ley Indígena, de gran beneficio para los indígenas en todo el país. 

“El Presidente Allende tenía relaciones directas con cada ministro”

En medio de todo, ¿el Presidente estaba muy encima, lo llamaba muy seguido, le daba instrucciones?

No, nos daba mucha libertad. Él tenía muchos problemas, muchas tareas. Me llamaba, me hacía preguntas, conversábamos, pero nunca me dio así una instrucción determinada, confiaba mucho. Conversábamos, discutía con él muchas cosas, me daba libertad para actuar, o me empujaba a hacer cosas, como fue el traslado del Ministerio de Agricultura a Temuco. De repente nos juntábamos a conversar o me llamaba para cosas puntuales. Una vez me llamó y me dijo, quiero que recibas a un general porque una sobrina de él tenía un fundo, se lo expropiaron y no le dejaron nada, y quiere que por lo menos le dejen una reserva, algo para trabajar. Y me fue a ver el general…y era Augusto Pinochet. Llegó acompañado por la sobrina, los recibí, y efectivamente se le dejó una reserva, que eran las 40 hectáreas de rigor. 

Entiendo que en el Gobierno de la Unidad Popular no era habitual que hubiese reuniones de gabinete ministerial.

Efectivamente, casi no hubo, era muy raro que hubiera. El Presidente Allende más bien tenía relaciones directas con cada ministro, hablaba mucho con cada uno, pero que recuerde, reuniones de gabinete fueron pocas, en los dos años que yo estuve de ministro, no hubo más de dos o tres. Los problemas eran tan diversos y tan variados, que no era fácil juntar a todos los ministros.

¿Cómo era la relación del MAPU con Allende, quién era el interlocutor con el Presidente?

Fue Rodrigo Ambrosio. Veníamos de la Democracia Cristiana, y otro grupo constituyó la Izquierda Cristiana, ahí estaban Bosco Parra, Rafael Gumucio, Alberto Jerez, y otros. De la IC, fue Bosco Parra el interlocutor con Allende.

Los momentos más difíciles y de más satisfacciones

¿Usted estuvo dos años de ministro, de 1970 a 1972?

Estuve hasta noviembre de 1972, porque hubo una crisis y Allende tuvo que recomponer el gabinete y salimos cuatro ministros. Ahí Allende nombró ministro del Interior al general Carlos Prats, y de ministros a Rolando Alarcón y Luis Figueroa, que venían de la CUT (Central Única de Trabajadores). Y salimos algunos del gabinete.

¿Cuál fue el momento más difícil como ministro?

Fue en 1972 cuando vino la huelga de los camioneros, porque se produjo mucha falta de productos alimenticios, no teníamos recursos para importar alimentos, se afectó la producción agrícola. Ahí ayudó mucho el general (Alberto) Bachelet que estaba a cargo de la distribución. Fue un momento difícil porque ese paro de camioneros nos provocó problemas en el abastecimiento de alimentos. Además, se juntó a un mal año agrícola, no hubo lluvias suficientes, y había mucho boicot de los latifundistas. 

¿Y el momento de mayor satisfacción esos dos años?

Cuando recuperamos esas 150 mil hectáreas que se las devolvimos a los indígenas. Cuando hicimos avanzar la ley de Reforma Agraria y aumentó mucho la cantidad de predios expropiados. Se aumentó mucho el número de sindicatos. Todo eso fue muy satisfactorio.

¿Qué hizo cuando dejó de ser ministro?

Volví al Centro de Estudios de la Realidad Nacional (CEREN), de la Universidad Católica, que yo había creado con el apoyo de Fernando Castillo Velasco. Y seguí con la militancia política a lo que uno dedicaba muchísimo tiempo en esos años.

¿Y cómo vivió el 11 de septiembre de 1973?

Cuando era Ministro de Agricultura los chinos me invitaron muchas veces a visitar China, pero no quería ir siendo ministro porque iba estar dos o tres días y no era suficiente, quería ver las cosas a fondo. Yo les pedí que postergaran la invitación y la acepté cuando trabajaba en el CEREN, y partí a China. Estuve un mes y medio estudiando las comunidades campesinas chinas, y de vuelta a Santiago comencé a redactar el trabajo sobre esas comunidades. Y en eso surgió una invitación a Chicago, Estados Unidos, a un Congreso Mundial de Antropología, y decidieron que fuera en representación de Chile, en parte por esos estudios de comunidades. Eso fue en septiembre de 1973 y estaba muy inquieto por lo que pasaba en el país, así que decidí volver a Chile antes de que terminara el Congreso. Llegué a Chile dos días antes del golpe de Estado. 

El 11 me llamaron unos compañeros y me dijeron que estaba en marcha el golpe y que había que buscar refugio. Yo ya tenía acordado un refugio, en la Población La Victoria, tenía varios amigos ahí, entre otros, una monja laica que me había ofrecido su casa. Con mi esposa recogimos a nuestro hijo que estaba en el colegio, lo dejamos donde mi hermana y con mi señora nos fuimos a La Victoria. Ahí estuve unos ocho o nueve días, hasta que vimos la magnitud de lo ocurrido y que había que buscar una salida a esa situación en la que estábamos. Así, unos amigos de toda la vida, Andrés Aylwin y Mariano Ruiz-Esquide, me fueron a buscar a la Población y me llevaron a la Embajada de Venezuela, se habían puesto de acuerdo con el embajador, Orlando Tobar, y ahí me encontré con Víctor Pey, Marta Harnecker, Rafael Agustín Gumucio, Gonzalo Martner, y mucha gente. Estuve en la embajada como nueve meses, no me querían dar el salvo conducto. Al final hubo intervención desde el exterior, y me dieron la salida. Y viví el exilio en Francia.

Usted había militado en la DC. ¿Qué sintió al ver que la directiva de ese partido apoyó el golpe de Estado?

Fue duro. Pero la verdad es que la Democracia Cristiana estaba muy dividida, había un grupo que decía, fundamentalmente, que Allende no podía continuar, y aquellos que no estaban de acuerdo con un golpe y con lo que finalmente pasó. 

¿Cómo caracterizaría a Salvador Allende?

Un socialista de toda la vida, consecuente con sus ideas, un hombre de izquierda, muy abierto a conversar y buscar cercanía con todo el mundo, la prueba es que siendo yo democratacristiano y falangista, tuve varias conversaciones con él y era muy abierto. Al final fui ministro en su Gobierno.