EL EDITORIAL. En camino dura ofensiva conservadora frente a los 50 años

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Lo que parece imprescindible es que no haya sólo respuestas reactivas a lo que hagan la derecha y la ultraderecha, sino una acción activa de reivindicación del proceso popular, de denuncia de la violación de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad, de información respecto al golpe de Estado y de enaltecimiento de Salvador Allende como líder democrático y del pueblo.


“El Siglo”. El Editorial. Santiago. 23/8/2023. En la última semana quedó más claro que la derecha, la extrema derecha, sectores conservadores y del mundo militar lanzarán una dura ofensiva en el marco de los 50 años del golpe de Estado, defendiendo y justificando la acción anticonstitucional de las Fuerzas Armadas, Carabineros, partidos y gremios opositores al Gobierno del Presidente Salvador Allende.

Todo hace prever que en las próximas semanas y en los días en torno del 11 de septiembre, representantes políticos, empresariales y académicos conservadores junto a medios de prensa afines, instalarán un arsenal de declaraciones, acciones y escritos destinados a “explicar”, “justificar” y reivindicar el derrocamiento del Presidente Allende.

De eso da cuenta, hasta ahora y entre otras cosas, la defensa que hicieron las colectividades de Chile Vamos y el Partido Republicano de la resolución de agosto de 1973 del Partido Nacional, la Democracia Cristiana y otros grupos en la Cámara Baja, que dio el aval político para el golpe de Estado; la desafiante carta del Cuerpo de Generales y Almirantes de la Defensa Nacional dirigida al Presidente Gabriel Boric; la presentación de libros y biografías vilipendiando el proceso popular de inicios de los 70 y justificando la asonada militar; las declaraciones de legisladores y dirigentes de la derecha reivindicando la intervención de las FFAA y Carabineros y relativizando la violación a los derechos humanos; las distorsiones e incluso mentiras que se están publicando sobre el Gobierno de la Unidad Popular; la organización de actividades públicas y privadas de respaldo al golpe, al “gobierno militar” y al dictador Augusto Pinochet.

Todo eso y aún más, no debe sorprender. Se podían esperar esas actitudes y esas manifestaciones desde la derecha, la ultraderecha, gremios empresariales y renegadores de la experiencia de 1970-1973, así como de representantes de antiguos mandos castrenses. Arreciarán en esa línea de defensa y justificación del golpe de Estado los días 9, 10 y 11 de septiembre de este año.

Seguramente, como lo hicieron de manera consecuente y valiente diputadas y diputados denunciando el verdadero carácter de lo ocurrido en agosto de 1973 en la Cámara Baja y la complicidad activa de la actual oposición con el origen del golpe militar, desde el mundo social, de derechos humanos, de fuerzas políticas progresistas y de izquierda, del mundo de la cultura, desde movimientos feministas y juveniles, habrá una respuesta certera a esta ofensiva ideológica y mediática de los sectores conservadores y reivindicadores de la dictadura, y una defensa coherente e informada de lo que fue el proceso que lideró el Presidente Salvador Allende.

Lo que parece imprescindible es que no haya sólo respuestas reactivas a lo que hagan la derecha y la ultraderecha, sino una acción activa de reivindicación del proceso popular, de denuncia de la violación de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad, de información respecto al golpe de Estado y de enaltecimiento de Salvador Allende como líder democrático y del pueblo.

Esta conmemoración de los 50 años no se inscribe, por lo demás, sólo en ámbitos institucionales, formales, políticos o de elite. Se inscribe en los territorios, en los barrios y comunas, en el mundo social y popular, en ámbitos académicos y de la cultura, en los sindicatos y organizaciones sociales, en las redes de memoria, en los colectivos de derechos humanos, en los partidos políticos progresistas y de izquierda, en los medios de prensa alternativos y sociales, en todo rincón donde el pueblo exprese soberanamente su reconocimiento al legado de Salvador Allende y su condena al golpe de Estado de 1973.

Frente a la ofensiva política y mediática de los sectores conservadores y justificadores de la asonada golpista, la mejor respuesta es la acción y el pensamiento soberano de los sectores progresistas, democráticos y antigolpistas en cada rincón y en cada espacio, en una actitud activa y persistente.