¿Dónde y cómo se enteró Fidel del golpe de Estado en Chile? ¿Qué hizo?

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No estaba en Cuba. Viajaba hacia Vietnam. Un funcionario cubano le susurró lo ocurrido, mientras cenaba con Indira Ghandi el 11 de septiembre en Nueva Delhi. Las conversaciones con el Presidente Osvaldo Dorticós y con Celia Sánchez y su reflexión sobre lo ocurrido con el Presidente Salvador Allende. La llegada a La Habana y su rápida partida a la casa donde estaba Tati Allende.

Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 19/9/2023. El martes 11 de septiembre de 1973, a eso de las 21 horas, el comandante en jefe, Fidel Castro, cenaba en el Hotel Ashoka, en Nueva Delhi, junto a la Primera Ministra, Indira Gandhi. En un momento, el funcionario del Partido Comunista de Cuba (PCC), Orlando Fundora, se acercó al líder cubano y le susurró al oído que había ocurrido un golpe de Estado en Chile y que habían derrocado al Presidente Salvador Allende. “Felo”, un intérprete del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) de Cuba, le dio la información a la mandataria india. 

De esa manera se enteró Fidel de la asonada militar golpista, en un encuentro con la hija de Mahatma Gandhi, en una breve visita a India, camino a Vietnam. Hubo una situación “de conmoción” en la cena. Luego, el líder cubano se dirigió al Palacio Presidencial, donde alojaba, acompañado de Indira Gandhi (quien fue asesinada en 1984), y desde allí se comunicó vía telefónica con La Habana para inquirir detalles y evaluar la situación. Varios testigos, años después, dieron cuenta de la preocupación del comandante en jefe, teniendo la confirmación del derrocamiento y muerte de Allende. 

Durante esos días, ya estando en territorio vietnamita (Vietnam del Sur), se comunicaría sobre todo con el Presidente de Cuba, Osvaldo Dorticós, y con Celia Sánchez, su leal colaboradora de años, desde la guerrilla en la Sierra Maestra.

De acuerdo a las anotaciones -que conformaron un verdadero diario de esa gira- del doctor José Miguel Miyar Barrueco, conocido como “Chomy”, se tiene a la mano lo que supo Fidel y las inquietudes que expresó. 

Lo primero, quiso saber del personal de la Embajada de Cuba en Chile y supo que fue asediada por miembros del Ejército y que hubo disparos. Se le dijo, y él insistió en eso, que había disposición de defensa de la sede diplomática. El análisis era que el personal cubano corría “gran peligro”.

En esa noche en Nueva Delhi, Fidel se informó de que Salvador Allende había muerto (manejó las versiones del suicidio y que lo habían asesinado), del bombardeo a La Moneda y, erróneamente, de que Hortensia “Tencha” Bussi había muerto en el bombardeo a la casa presidencial de Tomás Moro. Esa información sería corregida posteriormente. 

En sus notas, Miyar escribió sobre Fidel y esas horas: “Estuvo toda la noche conversando, buscando noticias. Llegó una noticia de que ‘Allende se había entregado y volaba a asilarse en México’. El Comandante dijo: ‘Eso es falso. Salvador no se rinde ni se entrega. Él me dijo que moriría en la Moneda’”.

A primera hora del miércoles 12 de septiembre de 1973, Fidel Castro habló a lo menos tres veces con el Presidente Dorticós y también se comunicó con Celia. 

En la gira estaban junto al líder cubano, entre otros, Carlos Rafael Rodríguez (alto funcionario de Gobierno, llegó a ser Vicepresidente de Cuba, y fue quien recibió a Allende en su primera visita a la isla poco después del triunfo de la Revolución, y le presentó a los dirigentes rebeldes), Melba Hernández (histórica combatiente cubana que participó en el asalto al Cuartel Moncada en 1953), y José Abrantes (jefe de la escolta).

En toda la delegación cubana existía consternación y tristeza y se expresaba una valoración por la actitud del Presidente Allende.

Fidel recibió informes que no eran del todo precisos, había incertidumbre sobre los acontecimientos, pero no había duda de que el golpe de Estado se había concretado. Existían también reportes que manejaba Indira Gandhi y salieron notas en medios de prensa locales e internacionales que fueron consultados. En el grupo se sabía que su embajada sería defendida por las y los funcionarios cubanos.

Era imposible suspender la gira a Vietnam del Sur pero se acordó acortarla. Fidel quería estar en La Habana para el mejor análisis de la situación en Chile, estar al tanto del personal cubano y ver la manera de comenzar el apoyo a los chilenos. Ya se conocía de ataques, asedios y amenazas a la embajada, a buques mercantes cubanos y a ciudadanas y ciudadanos de la isla.

A las 16:10 del 12 de septiembre la delegación cubana despegó hacia Vietnam, para aterrizar en Hanoi.

De acuerdo con las notas de “Chomy”, llegando a tierra vietnamita, “hubo larga conversación sobre acontecimientos de Chile y la certeza de la muerte de Allende. ‘Su muerte pesa como una pirámide sobre los golpistas fascistas’, decía el Comandante. Se conoció del ataque a un mercante nuestro y del sitio a nuestra Embajada. El Comandante está sensiblemente afectado por la muerte de Allende”.

El día 13 de septiembre, el comandante en jefe estaba activo pasadas las seis de la mañana y desayunó con el Primer Ministro vietnamita, Pham Van Dong, y el general Nguyen Giap. Luego conversó con Celia Sánchez quien le informó que un avión de Aeroflot partiría desde Santiago a La Habana llevando al personal de la Embajada de Cuba y que barcos cubanos dañados por ataques de la Armada se dirigían a puerto en Perú, donde recibirían ayuda.

Luego se sabría que en ese avión viajaban también Beatriz “Tati” Allende junto a su esposo Luis Fernández (diplomático cubano) y su hija Maya, y las integrantes de la Secretaría Privada del Presidente Allende, Patricia Espejo e Isabel Jaramillo con sus hijos.

“Chomy” escribió un comentario de Fidel: “Allende salvó con el sacrificio de su vida ese proceso, es un mártir de la revolución social en el continente”. Comentó Miyar que “la certeza de la muerte de Allende, así como la de Tencha (luego se aclaró que eso no había ocurrido), planteaba la situación desde un punto de vista político muy grave para la junta fascista. Allende, señaló el Comandante, en varias ocasiones le planteó que solo muerto saldría de la Moneda y él siempre lo creyó”. “Su inmolación salva el prestigio de su Gobierno. Su actitud lo convierte en un mártir de las ideas revolucionarias de los cambios sociales en América Latina. Su muerte pesa como una lápida funeraria sobre los fascistas y los enemigos reaccionarios”. “Queda por delante, con sentido estratégico, la lucha contra los fascistas y el apoyo total que en este sentido debe darse”.

Ese día, la delegación cubana se entera que la Junta Militar rompió relaciones con Cuba y otros países del Campo Socialista. “Los cables informan de la situación en Chile, donde hay resistencia por el pueblo. El Comandante entiende debemos partir antes aún. Quedan las conversaciones y la visita al Sur. Nos vamos al amanecer del 18”, anotó el doctor Miyar.

Durante todos esos días, tanto Fidel Castro como “Chomy” y Carlos Rafael Rodríguez, estuvieron recibiendo informes sobre lo ocurrido en Chile, la dramática situación que comenzaba a vivir el pueblo chileno y los casos que aparecían de violaciones a los derechos humanos. 

Se supo de la llegada del vuelo de Aeroflot a La Habana con la hija, la nieta y las secretarias de Salvador Allende y de todo el personal de la misión diplomática cubana. Los pilotos soviéticos decidieron hacer una escala en Lima, Perú, y ahí narraron al embajador cubano y otros funcionarios, que después de despegar fueron hostigados por cazabombarderos de la Fach, que no dejaban que el avión saliera de Chile, hasta que se retiraron.

El viaje de Fidel Castro a Vietnam del Sur estuvo así, cruzado por el golpe de Estado en Chile y toda la inquietud de ese acontecimiento.

La noche del 17 de septiembre de 1973, la comitiva cubana encabezada por Fidel Castro, llegó al aeropuerto de Hanoi y partieron hacia Cuba. La llegada a la isla estaba programada para el día 18.

Llegado a La Habana, una de las primeras actividades del jefe de la Revolución Cubana fue partir hacia la zona de Miramar, a la casa de protocolo donde estaban alojadas “Tati” Allende y Patricia Espejo, junto a sus hijas e hijo. 

Llegó sorpresivamente. Se sentó junto a la hija y la secretaria del Presidente Allende. Quería saber en detalle cómo había sucedido todo, sobre todo dentro de La Moneda el martes 11. Preguntaba y escuchaba atentamente. Estaban los funcionarios cubanos Juan Carretero y Ulises Estrada, que conocían bien Chile y habían estado en la embajada de la isla en Santiago. Fueron largas horas de conversación.

Las reuniones se sucedieron esos días de septiembre de 1973. También llegó a participar el comandante Manuel Piñeiro y Carlos Rafael Rodríguez. Fidel sabía de las atenciones hacia “Tati” y las otras colaboradoras del Presidente Allende a través de Celia Sánchez y Vilma Espín (combatiente de la Sierra Maestra, secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas y compañera de Raúl Castro).

El 28 de septiembre de ese año se celebraba otro aniversario de los CDR (Comités de Defensa de la Revolución) y hubo una manifestación multitudinaria en la Plaza de la Revolución. El momento fue elegido para rendir un homenaje masivo a Salvador Allende (quien el año pasado había hablado allí al pueblo cubano). Fidel le pidió a “Tati” que hablara en esa oportunidad. 

Patricia Espejo escribió: “El 28 de septiembre de 1973, Tati dio su discurso en la Plaza de la Revolución, frente a un millón de personas. Ese momento fue muy impactante. Recuerdo que había un silencio sepulcral. El único ruido era el de las banderas chilena y cubana flameando. La Tati tenía ya como ocho meses de embarazo”.

También habló Fidel. Fue un discurso dedicado completo a la situación chilena y un homenaje a Allende. Culminaban días de indagación sobre lo ocurrido en Chile, y semanas de recopilación de antecedentes por parte del comandante en jefe, consumado el golpe de Estado.