Reforma previsional. “Este paso no significa renunciar a desterrar las AFP”: Luis Cuello

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El presidente de la Comisión de Trabajo y Previsión Social de la Cámara Baja dijo que el proyecto en discusión “es un avance dentro de las condiciones que existen. Es un avance que satisface una expectativa de los pensionados” y que “nos debe dar el ánimo para continuar en el camino de la supresión completa de las AFP”. Sobre el no cumplimiento de terminar con esas administradoras, apuntó a que “hay que pedirle explicaciones a la derecha, porque la derecha hizo una defensa a ultranza de las AFP”. El diputado del Partido Comunista valoró el considerar que en el actual proyecto de reforma “se incorpora el sector público, el Instituto de Previsión Social (IPS) y también existirá un administrador del Seguro Social” y el hecho de que ahora habrá un aumento del 15 a un 35 por ciento en las jubilaciones.

Hugo Guzmán R. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 1/2025. ¿Por qué planteaste que el actual proyecto de reforma previsional, con las indicaciones expuestas por el Gobierno, es un avance?

Hay que tomar en cuenta las condiciones políticas del momento. Y las expresaría en dos dimensiones. La primera, es que no tenemos mayoría parlamentaria, la derecha tiene poder de veto, tiene mayoría en el Senado, logró en la Cámara de Diputadas y Diputados mermar el proyecto de reforma de las pensiones. Lo segundo, es que se hacía muy necesario contar con un movimiento social activo, presionando por el fin de las AFP (Administradoras de Fondos de Pensiones), por una reforma profunda de las pensiones, sin embargo eso tampoco estuvo. En esas condiciones, lo que el Gobierno logró como acuerdo es un avance porque se hace cargo del sentido central y material que es aumentar las pensiones de los actuales y futuros jubilados. La preocupación principal de los pensionados y de organizaciones con las que hemos conversado, es la situación extremadamente precaria y de pobreza de los jubilados y que requieren de un aumento urgente de sus pensiones. Hemos sabidos de adultos mayores que tienen problemas de desnutrición, de que no pueden comprar sus medicamentos, esas son las dimensiones que vivimos.

¿Cuánto aumentan realmente las pensiones con este proyecto? ¿Es considerable?

Es un aumento de un 15 a un 35 por ciento, tomando en cuenta que esto comprende aumento en la Pensión Garantizada Universal (PGU), que es un aporte del Estado, también habrá aumento por la vía del Seguro Social y del bono para compensar la brecha de género, para las mujeres. Es un aumento significativo tomando en cuenta las pensiones que se están percibiendo. Naturalmente que nunca es suficiente, hay que pensar que esta reforma tampoco clausura el debate, pero hay un avance que no se había producido en otros gobiernos.

¿Cómo es esto del Seguro Social?

Dentro de la cotización que ahora aportará el empleador, que será de un 7%, más el 1,5 que está pagando por el seguro de invalidez, hay un porcentaje destinado al Seguro Social. Eso significa que con los recursos del 1,5% de lo que cotizará el empleador, se financiará una garantía y esa garantía consiste en un pago a los actuales pensionados de 0,1 Unidad de Fomento por año cotizado. Es decir, si una persona cotizó 20 años, tiene derecho a que se le incremente su pensión en dos Unidades de Fomento. Ese Seguro Social tiene requisitos que hay que discutir. Porque en la propuesta que está en la indicación, se sostiene que las mujeres tienen cotizados 13 años pueden acceder a ese seguro y creo que eso es muy elevado y estamos discutiendo que se rebaje a 8 años. El Seguro Social es un elemento de solidaridad que no existía, hoy tenemos sólo ahorro individual, por tanto, se quiebra la lógica de la capitalización individual y demuestra que únicamente la solidaridad es la que aumenta las pensiones. Si pensamos bien, lo que aumentó las pensiones fue el Pilar Solidario que implementó la expresidenta Michelle Bachelet, que luego se transformó en PGU, y ahora se agrega este Seguro Social. Nunca las pensiones han aumentado por consecuencia del ahorro individual.

Hay un cuestionamiento en cuanto a que con este proyecto las AFP van a ganar más dinero y que no desaparecieron.

Sin duda. La aspiración nuestra es que se dividiera la industria, al menos eso. Pero no ocurrió. ¿Por qué? Porque la derecha efectuó un chantaje. Ese chantaje consistió en que no se dividiera la industria a cambio de permitir el Seguro Social y otros elementos de la reforma. Sobre el no término de las AFP hay que pedirle explicaciones a la derecha, saber y conocer su vínculo y su negocio con las AFP, porque la derecha hizo una defensa a ultranza de las AFP y se mantienen. Pero hay que considerar que ahora se incorpora el sector público, el Instituto de Previsión Social (IPS) y también existirá un administrador del Seguro Social. Esto debe ser un pie para continuar en una batalla por terminar definitivamente con las AFP. La participación de los privados en el sistema de pensiones como está dado es anómalo, no existe en el resto del mundo como aquí, en todas partes existe el sistema público, además es un fracaso en términos de pensiones para la gente. Este paso no significa renunciar, de ningún modo, a desterrar las AFP que tanto daño le hacen a los chilenos y las chilenas. Al contrario, nos debe dar el ánimo justamente para continuar en el camino de la supresión completa de las AFP. Por eso mismo, de manera paralela, estamos impulsando una reforma constitucional para convocar a un plebiscito en noviembre de este año, complementario a las elecciones parlamentarias, para eliminar las AFP, para que la gente decida si quiere o no continuar con las AFP. Mira, al final, tuvimos una posibilidad de avanzar. Si no logramos eliminar las AFP, se lograron otras cosas importantes para los jubilados, para los trabajadores, para que el Estado participe en el sistema de pensiones, para que haya un aumento, para que haya un Seguro Social. El editorial de El Mercurio es muy ilustrativo de las preocupaciones del gran empresariado por la participación del Estado en el sistema de pensiones. Algo que es natural en el mundo, aquí se discute como una cosa de otro planeta, que el Estado participe en el sistema de pensiones lo quieren presentar como una locura.

Cuando ocurre en casi todo el mundo.

Tal cual. Mira, según un informe de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), de 30 países que privatizaron el sistema de pensiones -de más de 150 que hay, o más-, más de la mitad se devolvió al sistema público porque el sistema privado fracasó. Claro que para eso, en esos países tuvieron mayoría parlamentaria, que no es nuestro caso, ése es el detalle.

También en estos días hubo vocerías de los gremios empresariales expresando inquietud por esta reforma, que subiría los costos a las empresas, que aumentaría el empleo informal, que afectaría la inversión, incluso teniendo en cuenta que la derecha orgánica consiguió parte importante de lo que quería.

Sin duda, lo que ocurre es que el gran empresariado siempre quiera ahorrar a costa de los trabajadores. Sus preocupaciones son infundadas porque las cotizaciones del empleador se aplicarán de forma gradual y hoy esa gradualidad amortigua e impide efectos negativos en empresas más pequeñas. Son nueve años de gradualidad para llegar al 7%. Lo importante es que en esa gradualidad lo primero que se financiará será el Seguro Social.

¿Al final del día, este proyecto es bueno, es más o menos, o es malo?

Es un avance dentro de las condiciones que existen. Es un avance que satisface una expectativa de los pensionados. En el Congreso del Partido Comunista se planteó que tenemos que buscar la manera de mejorar las condiciones materiales de la gente y en consecuencia esto nos pone en una disyuntiva. Un proyecto que no es el ideal, porque contiene elementos que no son satisfactorios, pero que igual incorpora la solidaridad, incorpora al Estado, y el aumento las pensiones. O sea, es un paso. Alguien nos dirá, “esperemos un mejor momento”, pero no sé si le puedo decir a un pensionado de 80 años que espere un mejor momento para subir su pensión, ¿cuánto le digo que espere? Además, ¿quién garantiza que llegará cuándo ese mejor momento?

Hay algo que se puede olvidar, pero me parece que hay que considerar. El destino de la reforma depende de quienes integran el Congreso y el Congreso está integrado de la manera que vota la gente.

Así es. Por eso hay que tomar consciencia respecto de que se requiere de un Congreso que legisle para las mayorías. Lo que está sucediendo puede dar la oportunidad de reactivar el movimiento social que presione por el fin de las AFP, eso es clave, y que quede claro cuáles son las fuerzas políticas que están por un sistema público de pensiones, por terminar con las AFP, por subir realmente las pensiones, por tener el componente solidario. Las AFP tienen su brazo político, eso quedó bastante claro, tienen una representación parlamentaria que defendió con dientes y uñas sus intereses, y lo que se jugará en las próximas elecciones parlamentarias es quién defiende un negocio de una industria que gana mil millones de pesos al día como utilidad y que paga 150 mil pesos de pensión.

En toda esta discusión de la reforma, ¿volvieron a operar poderes fácticos?

Los poderes fácticos operaron, operaron las AFP. Hicieron campañas multimillonarias con las platas de los trabajadores para impedir la reforma. Eso no es casual. Las AFP impiden cambios políticos y sociales en Chile, es un hecho de la causa. Además, es una industria oscura, que no entrega estados financieros, que tiene conductas ilegales como la campaña de propaganda, que se puso al margen del estado de Derecho para continuar con su negociado.

¿Qué decirle a segmentos o vocerías del mundo progresista, de la izquierda, del movimiento social, que dicen que este proyecto no debió pasar, que había que retirar la reforma, que al final las AFP seguirán engordando, que el aumento de pensiones es bajo?

Tengo coincidencias con las aprensiones respecto de la supervivencia de la industria privada de las pensiones, sin duda lo comparto, porque lo que se requiere en Chile es contar con un sistema público de pensiones. Pero debemos tener en cuenta la realidad del pueblo chileno, y eso es bien concreto, estamos hablando de personas que están incluso en situación de desnutrición, que no pueden pagar la compra del alimento, de los medicamentos, que no pueden pagar el arriendo, en consecuencia, si tenemos ahora la posibilidad de mejorar las condiciones materiales del pueblo, tenemos que hacerlo. Por eso estoy de acuerdo en sacar adelante esta reforma, sin perjuicio de construir un camino que cuente con todos los sectores progresistas y de izquierda, que permita eliminar las AFP. Hay que luchar para construir las condiciones. Ahora, la alternativa que pueden plantear algunos sobre la mesa es que esto no es satisfactorio así que dejémoslo hasta acá, no avancemos y esperemos mejores condiciones. ¿Pero cuándo vienen esas mejores condiciones? ¿Cuándo tendremos un mejor Parlamento? No lo sabe nadie. Eso hay que construirlo, hay que construir una mayoría parlamentaria, y veremos, pero no podemos hacer una apuesta sobre el futuro quedando a la espera.