70 años del Moncada

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Han pasado 70 años de este singular acontecimiento de la historia. Hoy Cuba, soberana y libre, afronta otro tipo de dificultades.

Gustavo Espinoza M. Lima. 26/07/2023. El 26 de Julio de este año, el mundo habrá de recordar el 70 aniversario de uno de los  acontecimientos más trascendentes ocurridos en América en el siglo XX: el Asalto al Cuartel Moncada, ejecutado en la ciudad de Santiago de Cuba por un destacamento de valerosos luchadores liderados por el entonces joven abogado Fidel Castro Ruz.  

Cuba en la historia

Como se recuerda, este episodio se  encuentra registrado  en la historia de Cuba y  forma parte de una  larga cadena de luchas libradas por ese pueblo desde octubre de 1868, cuando se iniciara la guerra por la Independencia de Cuba del dominio español.

Como antecedentes más o menos inmediatos de este singular acontecimiento, podríamos aludir a  la dictadura de Gerardo Machado, en los años 30 del siglo pasado y más prontamente el Golpe de Estado de Fulgencio Batista, ocurrido el 10 de marzo de 1952.

Ambos hechos mostraron nítidamente el rostro  de la clase dominante cubana, sometida siempre, y al servicio de la potencia imperialista empeñada en anexar  a la Mayor de las Antillas a la administración de los Estados Unidos de Norteamérica.

En efecto. Ambas dictaduras actuaron siempre bajo la férula de la Casa Blanca,  que nunca renunció a lo que ideara en abril de 1823 el Secretario de Estado yanqui John Quincy Adams, quien propuso la anexión de Cuba al territorio de los Estados Unidos. 

Fue a partir de allí que Cuba debió enfrentar la lucha por su destino, combatiendo contra dos adversarios definidos: El Poder español que se resistía a abandonar los territorios americanos conquistados 300 años antes; y la angurria de los Estados Unidos que nunca cesó en el empeño de considerar a Cuba como su “ventana al Caribe”. Ambas potencias se valieron –como ocurrió también en otras regiones de América- de la complicidad manifiesta de un núcleo privilegiado de la sociedad, al que puso siempre a su servicio a cambio de dádivas y prebendas.  Fue en este estilo de gestión que surgieron en Cuba dictaduras siniestras como las señaladas, y cuyo propósito más definido fue mantener siempre al país bajo hegemonía imperial.

Gerardo Machado emergió en la política cubana pretendiendo erguirse como una figura patriótica, amparado en sus inicios como combatiente contra el Poder Español. Pero, sobre todo a partir de 1929, pasó a convertirse en un verdadero enemigo de su pueblo, hasta que fue derrocado en 1933.  Su gobierno marcó el signo del oprobio, Y, en esa línea, fue emulado años más tarde por Fulgencio Batista, el sargento que tomó  las riendas del Poder mediante un Golpe de Estado, y  que fue enfrentado por el pueblo de Cuba.

A la sombra de Martí

La lucha del pueblo de Cuba, el combate por su liberación del yugo opresor y los esfuerzos por forjar una sociedad mejor, más justa y más humana; se personificaron siempre en la imagen de José Martí.

Nacido en  1853, entregó su vida por liberar a Cuba del dominio colonial, y advirtió también a su pueblo acerca del peligro que implicaba la voracidad imperialista para Cuba.

Cosmopolita por su visión universal, fue además un verdadero patriota cubano. Pensó siempre en su país, escribió muchas obras de gran relieve, desplegó un infatigable trabajo político y diplomático, fundó el Partido Revolucionario Cubano,  organizó la rebeldía armada contra el Poder Español y cayó combatiendo con las armas en la mano en mayo de 1895 en plena guerra por la Independencia de Cuba.

En víspera de su muerte, el 18 de mayo de 1895, en carta a su amigo Manuel Mercado advirtió a su pueblo acerca de los designios yanquis contra Cuba: “Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber puesto que lo entiendo y tengo ánimo  con que realizarlo, de impedir a tiempo con la independencia de Cuba, que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América – Cuanto hice hasta hoy, y cuanto haré, es para eso”

Marti estuvo siempre presente en la lucha de su pueblo. No sólo batalló   por romper los lazos que lo ataban a la metrópoli colonial, sino que diseñó también el perfil de la sociedad cubana del futuro. Por eso,  bien puede decirse que la Revolución Cubana, no sólo es Marxista, sino también Martiana.

La historia lo confirma; pero  suman a tal apreciación, dos episodios puntuales: el asalto al Moncada fue hecho en 1953, el año del Centenario del Apóstol precisamente por quienes serían llamados luego los más destacados miembros de la Generación del Centenario. Pero, además, en palabras de Fidel en el célebre Juicio del Moncada. José Martí fue considerado el Autor Intelectual de esta gesta.

El 26 de Julio de 1953

Fue, en efecto, en esta fecha que ocurrió el acontecimiento al que nos referimos.

Quizá si el detonante, haya sido el accionar golpista de Batista el año anterior; pero fue el silencio de la sociedad,  el que impelió a Fidel Castro a preparar la insurrección armada, cuyo punto inicial habría de ser precisamente el Asalto al Moncada.

Ese día –el 26- en horas de la madrugada Fidel reunió a sus hombres en la granja  Siboney,  y con ellos marchó a la acción. Sus objetivos fueron tanto el  Moncada –la principal fortaleza militar de Santiago de Cuba- y el Cuartel Carlos Manuel de Céspedes más conocido como el Cuartel de Bayamo, por su ubicación   geográfica.                                          

Ese día, 135 combatientes con Fidel al frente, atacaron la fortaleza,al tiempo que Abel Santamaría y Léster Rodríguez, buscaban  tomar dos edificios contiguos al cuartel, desde donde operarían, en tareas de apoyo.

El enfrentamiento fue violento y se prolongó más del tiempo previsto. Los defensores del Cuartel ofrecieron dura resistencia y finalmente pudieron repeler el ataque y vencer a los rebeldes, tanto por su mayor número, como por su armamento,

El  ejército batistiano tuvo 18 muertos y 28 heridos. Los atacantes, 9 fallecidos en combate, 11 heridos  y 42  apresados y luego ejecutados por el ejército. Hubo además 9 civiles muertos en Santiago de Cuba.  Del mismo modo que en el Moncada, tampoco fue posible coronar con éxito la toma de Bayamo}}

Allí el ataque fue más breve y los revolucionarios se retiraron con sólo un herido. El ejército   tuvo 1 muerto y 2 heridos. Después, 10 asaltantes fueron apresados y ejecutados por el ejército.

Fidel y los sobrevivientes, finalmente fueron capturados y encarcelados en el Penal de Isla de Pinos -hoy Isla de la Juventud-, que aún se conserva como reliquia histórica.   Luego se abriría paso el célebre Juicio del Moncada, la denominada “Causa 37” incoada por el Tribunal de Urgencias de Santiago de Cuba, contra Fidel y sus compañeros.

El Palacio de Justicia de la ciudad, convertido en una verdadera fortaleza militar, fue el escenario de este evento que quedó registrado en la historia de Cuba,

Enfrentando y desmantelando todas las patrañas ideadas por la dictadura,. Fidel  demostró que la proeza  había sido una acción hecha por hombres libres, guiados por el pensamiento Martiano:   «El Apóstol de nuestra independencia –aseveró- es el único autor intelectual del asalto al Moncada».

La magistral defensa de Fidel trastocó   todos los planes de la dictadura. El acusado, se tornó en acusador, y convirtió su banquillo en una verdadera fortaleza política denunciando todos los crímenes y atropellos de la dictadura. Su discurso, conocido por la posteridad como “La historia me absolverá”- fue una eximia requisitoria jurídica y política que desnudó al régimen batistiano y puso a todos sus actores contra la pared.

Condenado por el tribunal, como se sabe fue absuelto por la historia. Debió  permanecer en prisión, pero fue libertado  por la presión de la opinión ciudadana, y se vio forzado a emigrar a México desde donde preparó otra etapa de la historia: el desembarco del Granma y el inicio de la acción guerrillera de la Sierra Maestra, antesala de su victoria

Veinte años más tarde, evocando este   acontecimiento de la historia, Fidel diría: “Dominada la Nación por una camarilla sangrienta de gobernantes rapaces  al servicio de poderosos intereses internos  y externos que se apoyaban descarnadamente en la fuerza, sin  ninguna forma o vehículo legal  para las ansias y aspiraciones del pueblo, había llegado la hora de acudir otra vez a las armas”.

Esa idea medular, fue la que inspiró las acciones posteriores que condujeron a la la victoria de Cuba el 1 de enero de 1959 .

70 años después

Han pasado 70 años de este singular acontecimiento de la historia. Hoy Cuba, soberana y libre, afronta otro tipo de dificultades.

Sufre, en primer lugar. El efecto devastador del bloqueo norteamericano, que ya cumplió más de 60 años. Esta medida genocida que aplica la administración norteamericana contra el Primer Territorio Libre de América, no  tiene parangón en la historia. Jamás ocurrió antes que un país sufriera los estragos de una acción de esta naturaleza- En todo caso, el antecedente más siniestro de un episodio de este signo, ocurrió  en los años de la II Guerra Mundial, cuando la Alemania Nazi, en su afán de doblegar a la Rusia Soviética, mantuvo bloqueada a la ciudad de Leningrado entre 1941 y 1944. Fueron esos 900 días de crueldad infinita. En este caso, son más de 22 mil los días que dura la bestialidad del Imperio. Pero Cuba resiste.

Y no sólo resiste, sino que se consolida y avanza, enfrentando adicionalmente otras penurias y dificultades.

El bloqueo yanqui genera inmensos daños de todo orden. No se trata tan solo de pérdidas económicas –que son cuantiosas- sino también de vidas humanas y de limitaciones de todo orden que afectan el desarrollo, el progreso material, la salud, la educación y el empleo, a más de generar otras penalidades. Ningún pueblo, en la historia humana, ha sido sometido a tan brutal castigo. Y ninguno lo ha resistido con mayor valor, estoicismo y dignidad, que el pueblo de Cuba.

En las últimas décadas,  a los daños del bloqueo,  se sumó el colapso de la Unión Soviética y la caída del Socialismo en Europa del este, que afectaron severamente a la economía cubana  y agravaron su aislamiento. A estos factores, hay  que añadir la Pandemia reciente, que afectó  a Cuba mucho más que a otros países precisamente por su condición de país bloqueado.

Para enfrentar la crisis, Cuba se ha visto forzada a introducir reformas. Lo más difícil ha sido asegurar que estas, no afecten el modelo de construcción socialista,  ni cambien la esencia de las relaciones de producción establecidas  en el país.

La recuperación del socialismo como ideal de los pueblos, registrada en diversos continentes, ha ayudado sin duda a Cuba a enfrentar sus dificultades. A eso, se ha sumado la  solidaridad, pero también las necesidades de otros países que han desafiado al Imperio y buscado normalizar sus vínculos con Cuba para atender también sus propios requerimientos.

Hay que señalar adicionalmente que la ejemplar solidaridad de Cuba con pueblos y países de todos los continentes, le ha servido de ayuda en esta circunstancia. Diversos gobiernos, han ayudado a Cuba en atención a la solidaridad recibida por sus pueblos en el pasado reciente, y aún ahora. Debe subrayarse, en efecto, que en la Pandemia, y también antes, las Brigadas Médicas Cubanas han atendido a muchos pueblos, y la medicina cubana ha aportado como ninguna a enfrentar los nocivos efectos del Covid 19.

En estas condiciones, hoy Cuba mira con optimismo y esperanza el porvenir, porque confía en el heroísmo de su pueblo y en el avance registra el continente en la lucha por la Soberanía y los derechos de los pueblos.

El escenario de nuestro tiempo

Si los actores del Moncada, hace 70 años, se ´propusieron legar un hálito de victoria a los pueblos de América Latina; bien puede decirse que lo consiguieron.

Si en 1959 la Revolución Cubana cambió  el rostro de nuestro continente, que dejó de ser un granero en el que se guardaban recursos en beneficio de las Corporaciones: y se convirtió en un verdadero campo de batalla en el que pueblos y gobiernos de nuevo signo, enfrentaron al Imperio; eso, hay  que atribuirlo en buena medida  al ejemplo de Cuba.

En los años 60 se libraron valerosas acciones guerrilleras en diversas regiones de nuestro continente.  En la cumbre de ellas, estuvo la epopeya del “Che”, caído en combate en 1967; pero asomaron también fenómenos nuevos. La experiencia de Chile con la Unidad Popular y el sacrificio de Salvador Allende; el Proceso Peruano, conducido por Juan Velasco Alvarado; el efímero ejemplo de Juan José Torres en Bolivia; sembraron un camino que dejó huella y que floreció con la victoria del Sandinismo en Nicaragua y su posterior afirmación –

Las derrotas de las dictaduras siniestras de Videla, Pinochet y otros en el sub continente; permitieron el asomo de una experiencia de recuperación   continental  en el que brillaron figuras nuevas: Hugo Chávez, Daniel Ortega., Rafael Correa, Ignacio Lula Da Silva,  Evo Morales y Néstor Kichner, brillaron con luz propia- Hoy, esa batalla continúa.

Pero no se trata sólo de hombres que luchan. Se trata de pueblos que combaten duramente por sus derechos, buscando afirmar la soberanía de sus Estados, recuperar las riquezas básicas de sus países y generar un mundo distinto, más humano y más justo. El signo distintivo de esta lucha, es el antiimperialismo, pero éste no asoma como un fin en si mismo, sino como un camino hacia un futuro mejor.

Algunos han llamado a esta experiencia como el forjamiento del Socialismo del Siglo XXI. Puede ser. Pero no se trata sólo de una palabra. Tiene que asumir   un contenido de clase;  y por eso implica una lucha por la transformación radical de la sociedad. En otras palabras, una Revolución Social.

La lucha por las reformas es buena, y muy importante, pero las reformas no pueden reemplazar a una Revolución,  sino ayudar a ella. En  una circunstancia en la que la tarea principal es la batalla de ideas. Se trata de ganar la conciencia de millones de personas y abrir paso a un auténtico camino liberador que sea capaz de generar justicia.

Este camino está plagado de retos y amenazas.  El Imperio sigue siendo la fuerza dominante. Y la guerra que hoy se libra en el suelo de Ucrania, lo confirma. Las grandes corporaciones y sus expresiones políticas y militares –como la OTAN- , no reparan en nada para lograr sus objetivos. Y están dispuestos incluso a llevar al mundo a una Guerra Nuclear, si fuera preciso, para  preservar sus privilegios.

En Nuestra América

En las tierras de América se confirma el sentido de su política.  Ella pasa por asestar duros reveses a los pueblos. En los últimos años sufrimos en la Patria Grande´ un Golpe de Estado en Bolivia;   y otro, más reciente, en el Perú donde busca abrirse paso una administración de corte fascista.

Pero más allá de esa voluntad, está la lucha de los pueblos, que gana puntos en cada país. Cuba sigue siendo el faro que ilumina todo el continente; pero también se afirman la Venezuela Bolivariana,  la Nicaragua Sandinista y la Bolivia liberada. Y hay  victorias en México, Honduras,  Colombia y Brasil en tanto que en Argentina y Chile los procesos se desarrollan con características propias pero sin responder a los intereses del Gran Capital.

Todo esto ocurre porque el 26 de julio de 1953 fue posible intentar el Asalto al Moncada y perfilar una ruta definida para los pueblos de nuestro continente. ¡Honor, entonces, a los valerosos combatientes que lo hicieron posible!.