“Vincular al movimiento social” al nuevo proceso constituyente: Lautaro Carmona

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El secretario general del PC dijo que por esa vía se puede captar “lo que está pensando y está sugiriendo el pueblo en términos reales”. Sostuvo que el proceso, que está en manos de los partidos y el Congreso, no se puede dejar “cerrado en salones, a espaldas de la gente”. El dirigente atribuyó a alcaldes, concejales y consejeros regionales un rol determinante. Señaló que “si desarrollamos un trabajo social fuerte y efectivo, si fortalecemos el mundo social, vamos a estar llegando a esas 5 millones de personas que votaron por primera vez, a esas personas que votaron rechazo”. Carmona indicó que su partido no está por otro plebiscito de entrada, promueve una Convención Constitucional paritaria, con escaños reservados y espacios para independientes, y ve a los expertos como asesores que acompañen el trabajo de elaboración de la propuesta constitucional.

Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 22/09/2022. En cuanto a este nuevo proceso constituyente para trabajar otra propuesta de nueva Constitución, se está planteando que haya otro plebiscito de entrada para establecer otras reglas, como que la instancia que redacte el proyecto esté integrada por expertos y legisladores.

Eso relativiza todo los procesos institucionales que ha tenido el país. Ya se hizo el plebiscito de entrada donde se estableció de manera contundente el tener una nueva Constitución. Y se estableció que esa Constitución sea redactada por un órgano cien por ciento electo. Si se van a desconocer pronunciamientos ciudadanos que contaron con alrededor del 80% de apoyo, se estará desconociendo la soberanía ciudadana. No sería riguroso y no sería serio.

¿Entonces ustedes están de acuerdo en que se siga con una Convención Constitucional, electa, y con las características de la anterior?

La composición de la nueva Convención debe ser a partir del pronunciamiento de la soberanía ciudadana. Que sea paritaria, porque es una adquisición cívica, que no puede retroceder, es una conquista política y cultural que no está en debate. Se está trabajando sobre la fórmula para escaños reservados para pueblos originarios, en qué proporción, y es un tema que tampoco merece mayor debate. Lo mismo del mundo que no tiene militancia partidaria, que son los independientes, y que tienen representaciones.

Se insiste en que deben haber expertos redactando la nueva Constitución. ¿Dónde ubicas a los expertos?

La condición de expertos la asumo en una condición de asesores. Cada sector encontrará los expertos que sean contribuyentes en cuanto a sistematizar una propuesta de nueva Constitución. Ahora, los expertos no pueden tener un supra poder por sobre los titulares del debate, que serán las electas y los electos en la Convención. Hay que discutir bien el rol de los expertos, porque si no se puede caer en una sobredimensión de capacidades, en la arrogancia, en el desprecio hacia el mundo social o de las y los electos.

Todo ha estado centrado en discusiones entre los partidos políticos, en el Congreso. ¿No se está corriendo el riesgo de que el movimiento social y la sociedad civil queden marginados?

El riesgo existe si las fuerzas políticas que tenemos interés en que este sea un proceso que se viva muy intensamente con el movimiento social, sindical, descuidan eso, y se reduce todo a una suerte de elite que muy sabia será pero que no puede resolver sola este tema. Vincular al movimiento social y las representaciones de la sociedad civil, tiene mucha fuerza y mucha urgencia porque necesitamos por esa vía, captar precisamente qué es lo que está pensando y está sugiriendo el movimiento y el pueblo en términos reales.

En esa línea, ¿qué se está planteando el Partido Comunista respecto a ese sector del electorado, unas cinco millones de personas, que votaron por primera vez o por el voto obligatorio, y ese alto porcentaje que rechazó la propuesta de nueva Constitución?

Lo primero que diría, es que no habrá un solo partido que tenga la fuerza suficiente para, sin concordar con nadie más, lograr que se instalen y sean aprobadas las propuestas transformadoras y progresistas, con amplio respaldo de la población. Todas las fuerzas que concurran desde la izquierda y el progresismo, tienen una demanda en cuanto a algo que no se logró con la primera Convención, que es una verdadera coordinación que permita una convergencia sobre grandes temas transformadores. Tener mucha consciencia que en esta tarea no es el esfuerzo de una fuerza, el esfuerzo de muchas fuerzas, que converjan en un mínimo común de transformaciones.

Lo segundo, es tener presente las dificultades que tiene la entrega de una propuesta y un mensaje, cuando no tienes presencia real en los medios de comunicación masivos, como la televisión. Eso hay que integrarlo a la dificultad, y resolverla. Para eso lo más claro que es hayan tres, cuatro, cinco temas que sean de síntesis y que permitan comprensiones de parte de la gente y que sean comunes. Eso implica un esfuerzo comunicacional, que no se ha hecho, incluyendo el que tengamos adversidad en medios abiertos y en la inversión de redes sociales, por donde pasa mucha plata. Creo que debe haber un aprendizaje de los partidos, del movimiento social, del Parlamento, del Gobierno, de una política comunicacional que resuelva el tema de fondo, y el tema de fondo es que toda la ciudadanía tenga acceso a una base igual de información que le permite discernir y votar en forma libre y con conocimiento de causa, y no con la tergiversación que produce la ausencia de información. Es un desafío de marca mayor. Esto no es nuevo, esta fue la obsesión de Luis Emilio Recabarren, cómo llegar con el mensaje a la inmensa mayoría de la clase trabajadora, mostrando la esencia de la información y rebatiendo la desinformación. No creo que esto sea restrictivo al Partido Comunista, creo que comprende a todos los partidos políticos y a los movimientos sociales.

Lo tercero, es partir de la base que el derecho a voto como una obligación ciudadana, debe ser una aspiración que la izquierda como tal se proponga toda vez que la soberanía radica en el pueblo.

¿Se puede confiar en que la derecha llega al final de este proceso constituyente?

La mejor garantía es ir viendo el proceso junto al movimiento real. Vamos a ver si aparecen diabluras que alteren esos compromisos contraídos. La gente sabrá dimensionar quiénes son los que cumplen su palabra empeñada y quiénes usan sus declaraciones para desgastar el proceso, para ganar tiempo, para bajar el perfil a la importancia histórica de una nueva Constitución, a alterar el vínculo de la nueva Constitución con la calidad de la democracia, a evitar que haya un nuevo modelo de desarrollo, etcétera.

Si esto lo dejamos cerrado en salones o cajones, a espaldas de la gente, no vamos a tener cómo explicarlo. Y quiero insistir, en esto los medios de comunicación en general, pero en particular los que tiene la vocación de trasladar información que no aparece en otros lugares como este propio medio, tienen la gran posibilidad de aportar históricamente para que sea la presión y la expectativa de la ciudadanía la que obligue a que cada uno cumpla con la palabra comprometida.

Hay un continuo en hechos de cuestionamiento al Gobierno, se habla de seguir con errores no forzados, incluso desde Socialismo Democrático se critica a embajadores y decisiones presidenciales, se instala en los medios de alcance que hay continuidad de problemas generados desde el Gobierno. ¿Cuál es tu apreciación?

Mira, que cada quien en su espacio examine situaciones, haga una autocrítica con sentido constructivo, para ver cómo se hace todo mejor. Siempre se puede hacer mejor.

Pero sería un error político que yo, a través de un medio, me pusiera a plantear cosas referidas al Gobierno cuando somos parte del Gobierno y tenemos canales para dar a conocer opiniones.

Creo que en los colectivos de Gobierno habrá sabiduría, una mirada larga, para saber cuál es la autoexigencia de un aprendizaje mediante los procesos que se viven. La dimensión de la batalla política de hoy, requiere de un Gobierno, no solo de un Presidente que nos representa, sino de todo el equipo que es contribuyente en el Gobierno, a hacer las cosas con la máxima eficiencia y eficacia, porque está en juego cómo avanza un proyecto y un programa que están vinculados a beneficios de las mayorías y satisfacer demandas y expectativas largamente esperadas, sensibles y justas.

 

El intento de tirar al PC a un extremo

Desde la derecha y segmentos socialdemócratas y democristianos, se quiere instalar que todo este debate en el proceso constituyente, no debe ser una discusión de los extremos. Y colocan en un extremo al Partido Comunista.

Eso es una caricatura, forma parte de una campaña para desacreditar la consecuencia que tiene el Partido Comunista en todo este proceso. Es una pretensión de exclusión de un sector de la política y de la ciudadanía.

Basta un solo hecho de rigor para que caiga esa afirmación. El Partido Comunista tuvo seis convencionales y se requerían 103 convencionales para aprobar aunque fuese una coma del texto de nueva Constitución. Y resulta que este “extremo”, tuvo la cualidad de hacer sugerencias y participar de otras sugerencias, que se transformaban en dos tercios, a lo menos, como mayoría. Entonces, hablar de extremos cuando una referencia reciente indica la seriedad del Partido Comunista, su capacidad de diálogo y aterrizaje de acuerdos, es una caricatura. Como se entendió la existencia de correlaciones de fuerzas que obligaba a ponerse de acuerdo, y ponerse de acuerdo obligaba a la conversación de las partes.

Nosotros no tiramos el mantel, no nos restamos porque elegimos un solo convencional, ni desacreditamos a la Convención porque elegimos algo más de uno, o porque teníamos menos de los 2/3 iniciamos una campaña de descrédito del organismo elegido por la ciudadanía. No hay por donde adjudicarle al PC posiciones de extremo, al menos que haya una intencionalidad al descalificar al Partido Comunista, una caricatura, un oportunismo, o tratar de montar desacreditaciones. Los hechos reales muestran a un Partido Comunista contribuyendo a concurrir a un texto al cual concurrían otros cien más.

En esta línea, hubo expresiones descalificadoras al PC en el caso del nombramiento de Nicolás Cataldo en una subsecretaría, de querer equiparar al PC con el Partido Republicano en este de los extremos, de atribuirle posturas extremas sobre la nueva Constitución, de querer establecer presiones o dominios del PC en el Gobierno. ¿Ves que resurgen tesis que apuntan a marginar, a sacar del escenario al Partido Comunista?

No tengo ninguna duda de que en consciencia de las cosas que se está definiendo en nuestro país, que incluye la posibilidad de una nueva Constitución, la superación de un Estado subsidiario, de un modelo neoliberal que promueve la desigualdad y el abuso, quienes fundaron todo eso, quienes han usufructuado de eso, quienes han abusado, van a defender todo eso a cualquier costo.

Ellos distinguen a las fuerzas que con más profundidad, más perseverancia, con más convicción, impulsan las transformaciones y hacia esas fuerzas desatan sus ataques y sus intenciones de desacreditar. Por eso lo hemos dicho más de una vez, citando a Beltor Brecht, que algunos guardan silencio ante estas campañas porque o no son comunistas o no les importa. El problema es que cuando lleguen a ellos puede ser tarde. Yo planteo que ante esas campañas de la derecha y la ultraderecha que adquieren incluso una forma histérica, no guarden silencio porque por ahí se parte y se termina con muchos partidos sometidos a tratamientos antidemocráticos, autoritarios, de parte de quienes quieren defender sus privilegios y su poder.

Se vivió el plebiscito, empezó un nuevo proceso constituyente, estamos de cara a las reformas tributaria y de pensiones, hay un movimiento social al parecer en expectativa, aunque vemos las movilizaciones de los estudiantes secundarios, hay una situación del país con crisis económica, ¿cómo está el Partido Comunista frente a todo esto, dónde sitúan las prioridades?

Todo eso tiene distintas dimensiones. Lo primero, que en un proceso de tanta intensidad con expectativas de transformaciones, hace falta todavía potenciar mucho más las capacidades del mundo social y sindical. El Partido Comunista es una fuerza que reivindica su relación e incidencia en ese movimiento popular y sindical, pero hay otros partidos, y debemos ver cómo potenciamos más, desde el punto de vista cualitativo y cuantitativo, la articulación de la diversidad social. Está el campo sindical, el campo estudiantil y juvenil, el femenino, el mundo de la cultura, de los derechos humanos, de los profesionales, que tienen expresión en organizaciones, y eso hay que potenciarlo. Porque sin el concurso activo y consciente de relación de la propuesta transformadora del Gobierno con las demandas de ese mundo social y popular, se pierde energía que es fundamental. Cuando en el Parlamento las fuerzas están empatadas y hay un cuadro complicado para las iniciativas que envíe el Ejecutivo, la palabra del mundo social y popular es un elemento contribuyente a una mejor correlación de fuerzas, a destrabar ciertas cuestiones que frenan los que defienden intereses económicos, ahí hay un gran tema.

Otro asunto, no solo del Partido Comunista, es el trabajo a nivel local y territorial. Eso pasa por el trabajo de base social que debemos desarrollar, todas y todos los dirigentes y militantes, incluso a nivel de base. Además, creo que hoy las alcaldías, concejales y concejalas, así como consejeras y consejeros regionales, tienen una gran posibilidad de alcanzar una velocidad no sólo en las comunicaciones sino en hacer saber cuáles son las prioridades en reformas y transformaciones. Tienen un vínculo de cercanía con la ciudadanía, cercanía con lo que piensa la población, los trabajadores, ellos y ellas tienen muy bien tomadas esas opiniones de la gente. En un buen trabajo, alcaldes y concejales, consejeros regionales, sabrán dónde le aprieta el zapato a la población, cuáles son las inquietudes y las preguntas, dónde están las debilidades, y dónde contribuir mejor. La idea no es suplantar, sino aportar, es cómo aumentar el aporte que se haga, cómo se es más contribuyente en función de la gente.

Si desarrollamos un trabajo social fuerte y efectivo, si fortalecemos el mundo social, entre otras cosas vamos a estar llegando a esas 5 millones de personas que votaron por primera vez, a esas personas que votaron rechazo. Ahí deberíamos concentrar nuestras energías.

Ojalá haya participación de quienes fueron convencionales y que elaboraron una propuesta constitucional tan potente, que ellos tengan una voz entre la gente, que expliquen lo que puede ser hoy motivo de debate, incluso a partir de cosas que plantearon desde la derecha, salir a explicarlas mejor.

Hay que hacer pedagogía respecto al esqueleto y la columna vertebral de una propuesta constitucional, hay que mejorar las comunicaciones, hay que llegar a las bases sociales, hacer más cabildos autoconvocados, movilizar a millones de personas.

Un partido que tiene raigambre en todo Chile, que está en todos los territorios, que tiene vínculos con todos los sectores etáreos, debe proponerse fortalecer al movimiento social y a la ciudadanía en general.