El aumento del valor del dólar, con respecto al euro, por primera vez en 20 años, y la inflación en Estados Unidos, que alcanzó en junio el mayor registro desde 1981, con un 9,1% frente al 8,6 marcado en mayo, son acontecimientos para meditar más allá de los titulares.
Manuel Valdés Cruz. “Granma”. La Habana. 07/2022. Dos problemas de la economía mundial han llamado poderosamente la atención de especialistas y de personas que saben que, de sus indicadores, dependen muchas decisiones, más allá de las políticas.
El aumento del valor del dólar, con respecto al euro, por primera vez en 20 años, y la inflación en Estados Unidos, que alcanzó en junio el mayor registro desde 1981, con un 9,1% frente al 8,6 marcado en mayo, son acontecimientos para meditar más allá de los titulares.
El dólar superó el valor del euro un día después de que ambas divisas alcanzaran una paridad. No se producía el hecho desde el año 2002. Se ha podido llegar a este punto, plantean los economistas, por la vertiginosa espiral descendente de la moneda comunitaria, que ha caído un 12% frente a la divisa estadounidense en lo que va de año.
Esta situación se da en un contexto de crecientes temores de una recesión que se intensifica, debido a las preocupaciones de la seguridad energética de la Unión Europea, así como la actual situación inflacionaria que atraviesa el continente.
Otros opinan que la baja del euro no se detendrá en estos momentos, sino que se profundizará.
El proceso inflacionario está conectado con el aumento de los precios de consumo, que subieron un 1,3% de mayo a junio, pero, anteriormente, hubo un aumento sustancial, con un alza en abril; mientras la tasa interanual de la inflación subyacente fue de 5,9, un dato que no contempla ni la energía ni los alimentos.
Estos indicadores fueron los que impulsaron al alza la inflación. Por ejemplo, la energía marcó un incremento del 7,5% en un mes, y contribuyó a casi la mitad de la subida mensual de los precios. En el caso de la gasolina trepó al 11,2% en el último mes.
En 12 meses el valor de la energía subió al 41,6%, el más alto desde abril de 1980. En tanto, el ascenso del costo de los alimentos tocó el 1,0%, con un incremento anual del 10,4, la mayor alza desde febrero de 1981 en Estados Unidos.
Podría parecer normal, y hasta una cosa pasajera la lectura de estos datos, si no tenemos en cuenta que, específicamente en los años 80 del siglo pasado, el capitalismo comenzó la aplicación del modelo neoliberal o la liberación de los mercados, que anunciaron como la solución a todos los problemas del mundo.
Ocultaban la verdadera razón: escapar de la crisis del sistema que continuó a los años de bonanza, producto de los beneficios económicos de la Segunda Guerra Mundial.
Para qué invertir en educación, salud o en la solución de problemas sociales si los Estados son ineficientes. Con sus resultados, pudieron contemplar la caída de los muros del socialismo, creyendo lograr un mundo unipolar; sin embargo, el tiempo ha ido mostrando otros saldos.
Han pasado 40 años de la aplicación de este modelo, a cuya cuenta pueden cargarse varios problemas: una pandemia, el drástico cambio climático, la deuda social, la migración y otros males como el subdesarrollo.
Las causas del declive están presentes y aumentan; pero la obsesión capitalista por acumular riquezas no permite ver la urgencia.