“Tenemos un texto a la altura de las exigencias de una vida civilizada”

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Clarisa Hardy, presidenta del Instituto Igualdad, sostuvo que la nueva Constitución “combina derechos fundamentales garantizados, (y) además identifica a quienes son las y los sujetos de dichos derechos”. Enfatizó que desde el espacio del Apruebo hay certidumbres” para la gente. Y ante los días que quedan de activismo, señaló que “el corazón de esta campaña, es dirigirse a colectivos sociales a quienes esta nueva Constitución reconoce”. Sobre los sectores que se oponen al nuevo texto constitucional, y en referencia a la autollamada “centroizquierda por el Rechazo”, aseveró que “la derecha y sus liderazgos saben que, si en vez de esconderse tras los voceros a quienes hoy les entregó su tribuna, dieran la cara, el Rechazo no tendría ni una sola posibilidad de disputar el plebiscito”.

Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 27/08/2022. Clarisa Hardy, presidenta del Instituto Igualdad, ex ministra de Estado, académica y parte activa de la campaña del Apruebo, entra de lleno en el significado y contenido de la nueva Carta Magna que se votará el próximo 4 de septiembre y apunta a argumentos para Aprobar, sobre todo pensando en un nuevo país y en derechos de las personas. Además, escarba en el papel que juegan sectores autodefinidos como de “centroizquierda” que rechazan el nuevo texto, y cómo la derecha apostó a tenerlos a ellos de voceros principales. También, en entrevista, abordó el escenario que se le abre al Gobierno para materializar transformaciones, una vez aprobada la nueva Constitución.

¿Ve un mejor posicionamiento del Apruebo de cara al plebiscito de la próxima semana?

La campaña del Rechazo nació junto con la instalación de la Convención Constitucional el año pasado, de modo que es evidente que hubo rezago en el inicio de la campaña por el Apruebo. Lo que sumado a sondeos de opinión que fueron creciendo en adhesión por el Rechazo durante los últimos meses, crearon un clima de gran optimismo en las fuerzas rechacistas y, por lo mismo, una preocupación por el destino de la opción del Apruebo.

Pero aunque tarde, y a diferencia de lo que ha sido el corazón de la campaña del Rechazo, ha sido el propio texto constitucional la mejor campaña para su aprobación. Ha sido sorprendente el interés ciudadano por conocer, leer y tener en sus manos la propuesta constitucional escrita, como lo demuestran además las sucesivas reediciones de este texto por LOM Ediciones en que es por lejos su mayor éxito editorial. Pero sobre todo, las actividades masivas y el despliegue territorial en comunas a lo largo del país de voluntarios movilizados por convicciones, le han dado un nuevo aire al Apruebo permitiendo que se cree un ambiente que ha logrado romper el cerco mediático de pautas editoriales que prácticamente no registran estos hechos. Y será fundamental el despliegue de la campaña en la semana que resta para el plebiscito del 4 de septiembre.

¿Donde situaría los énfasis en los últimos días de la campaña?

Desde el inicio de la campaña del Rechazo se ha venido instalando una estrategia de desinformación y de mentiras que no han parado en el tiempo. Quienes pensábamos que la mejor campaña por el Apruebo era dar a conocer los contenidos constitucionales, los aspectos positivos que el nuevo texto contiene para las transformaciones que tanto tiempo han sido reclamadas socialmente, nos hemos visto enfrentados a la necesidad de desmentir las falsedades que profusamente se difunden desde la campaña del Rechazo. Aun así,  y siendo necesario desmentir con fundamentos dichas mentiras, tergiversaciones y falsedades, sigo creyendo que la propuesta constitucional se defiende por sí misma. Y sobre todo, dirigiéndose especialmente a quienes son protagonistas de la nueva Constitución.

Porque este texto combina no sólo derechos fundamentales garantizados, sino que además identifica a quienes son las y los sujetos de dichos derechos. A diferencia de la Constitución vigente que utiliza un genérico “personas”, esta nueva propuesta menciona explícitamente a mujeres, niñez, trabajadores, pueblos y naciones originarias, campesinos, adultos mayores, personas con discapacidad. No hay colectivo que no esté mencionado y por lo mismo reconocido como titular de derechos en este texto. Pienso que ese es el corazón de esta etapa de la campaña, poder dirigirse a cada uno de estos colectivos y grupos sociales a quienes esta nueva Constitución reconoce como sujetos de derechos y como protagonistas de sus proyectos de vida.

En lo personal, como mujer pienso que es fundamental enfatizar los derechos de las mujeres consagrados en la propuesta constitucional. Somos más de la mitad de la población y por fin existimos a lo largo de toda la propuesta del texto, en el sistema político, en los derechos sociales, económicos y culturales, en la convivencia libre de violencia. En la Constitución vigente del 80 ni una sola vez aparece mencionada la palabra mujer. En la propuesta constitucional que se votará en este plebiscito de salida aparecemos mencionadas 59 veces.

La gente está frente a un texto constitucional con diversidad de artículos ¿dónde estaría la síntesis para llamar al Apruebo?

La propuesta constitucional contiene 388 artículos y cada Artículo además con varios acápites. Imposible aprenderlos todos aún si se lee una y otra vez este texto, y créeme que lo he leído varias veces. Me ha tocado entrevistar en el podcast Entre Iguales, que producimos semanalmente en el Instituto Igualdad, a varios y varias convencionales y ni ellos son capaces de recordar todos los artículos de los que ellos mismos participaron en su redacción. También he entrevistado a expertos constitucionalistas y deben recurrir al texto escrito para leer algunos de los Artículos sobre los cuales les he consultado. Con esto quiero decirte que lo que se vota no es el articulado, es el conjunto de grandes orientaciones, principios, valores y prioridades que este texto nos propone como sociedad y modelo de convivencia, así como las reglas con las cuales deberemos convivir para construir mirando el futuro.

Y me parece que eso se sintetiza muy bien en el Artículo 1 con que se inaugura la propuesta constitucional. Te lo voy a citar textualmente porque en este solo Artículo, en mi opinión, está la base del sentido del Apruebo: “1. Chile es un Estado social y democrático de derecho. Es plurinacional, intercultural, regional y ecológico. 2. Se constituye como una república solidaria. Su democracia es inclusiva y paritaria. Reconoce como valores intrínsecos e irrenunciables la dignidad, la igualdad sustantiva de los seres humanos y su relación indisoluble con la naturaleza. 3. La protección y garantía de los derechos humanos individuales y colectivos son el fundamento del Estado y orientan toda su actividad. Es deber del Estado generar las condiciones necesarias y proveer los bienes y servicios para asegurar el igual goce de derechos y la integración de las personas en la vida política, económica, social y cultural para su pleno desarrollo”.

Los restantes Artículos de la propuesta son un desarrollo de este postulado inicial. Cuando escucho a quienes desde el Rechazo acusan a este texto de izquierdista, partisano, que no construye la casa de todos, me da vergüenza. Tenemos un texto que se pone a la altura de las exigencias de una vida civilizada, respondiendo a duras realidades presentes y abriendo camino de futuro, recogiendo los mínimos civilizatorios que nos construyen como comunidad. ¿Que hay artículos redundantes? ¿Que algunos son imprecisos? ¿Que hay vacíos y omisiones? ¿Que son discutibles algunos e incluso inconvenientes? Por cierto. Pero no sólo esta propuesta constitucional va a requerir, según voces expertas, 133 leyes para implementarla, sino que además contempla los mecanismos para su reforma cuantas veces sea necesaria. Por favor, si es probable que en pocos años más tengamos que pensar en realidades que no estuvieron presentes cuando se redactó este texto que habrá que incluir. Como acaba de decir la ex presidenta (Michelle) Bachelet, con este texto aprobado iniciamos un camino, no es el punto de llegada. Pero es un camino totalmente distinto al que nos tenía condenados la actual Constitución vigente.

 

La derecha puede tener “una última reacción fuerte”

¿Se puede esperar una última reacción fuerte de la derecha y sectores del Rechazo? ¿Qué le parecen los silencios de personeros como Sebastián Piñera y José Antonio Kast?

Si tengo que juzgar lo que es esperable de la derecha y sectores del Rechazo en lo que queda de campaña a partir de su conducta desde que se instaló la Convención Constitucional, me temo que sí es posible todavía una última reacción fuerte. No recuerdo haber sido testigo en estos años de democracia de un cerco mediático tan fuerte como el que se ha producido sobre el Apruebo. La derecha se ha escondido detrás de la autodenominada centroizquierda por el Rechazo. En este país todavía es posible que se autodenomine centroizquierda una fuerza que en otros países con los que nos gusta comprarnos es vista como una abierta opción de derecha. Para un francés es inconcebible que se defina de centroizquierda quien crea que el Estado debe seguir siendo subsidiario. Para un español o neozelandés es incomprensible que a la centroizquierda le parezca que la plurinacionalidad es un atentado a la unidad del Estado. Para un alemán es impensable que se definan como representantes de la centroizquierda quienes crean que el bicameralismo asimétrico -con una Cámara de Regiones con roles distintos a la Cámara Nacional de Diputados y Diputadas- atenta contra la democracia. Para un demócrata norteamericano es inadmisible que alguien de centroizquierda se sienta distante de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Ni hablar de lo que todos ellos piensan sobre ser de centroizquierda y no abrazar un desarrollo económico cuyas restricciones sean la inclusión social y la sostenibilidad ambiental.

Y, por cierto, la derecha y sus liderazgos saben que, si en vez de esconderse tras los voceros a quienes hoy les entregó su tribuna, dieran la cara, el Rechazo no tendría ni una sola posibilidad de disputar el plebiscito. Por eso están escondidas personas como las que tú mencionas, porque todos sabemos en este país cuales son las convicciones del ex presidente Piñera en que la economía y el mercado deben regir la sociedad y todas sabemos que en el caso de José Antonio Kast, además de un neoliberal convencido que en la práctica niega la universalidad de derechos garantizados, es un conservador a quien le parecía razonable eliminar el Ministerio de la Mujer en su programa de Gobierno.

¿Qué efecto puede tener el comunicado de los partidos oficialistas estableciendo modificaciones o ajustes que se podrán hacer una vez aprobado el nuevo texto constitucional?

Con toda franqueza soy de las que pensaba que, aún si la propuesta constitucional debía ser mejorada y era perfectible, hablar de cambios y reformas en medio de la campaña debilitaba la opción del Apruebo porque terminaba por quitarle dramatismo a la estrategia de quienes llamaban a votar Rechazo para reformar. Y creo que es dramático en el sentido de que no cabe más que una sola interpretación del resultado del plebiscito: o se Aprueba este nuevo texto que para ser implementado requerirá 133 leyes que deben elaborarse en un Congreso empatado por fuerzas políticas oficialistas y opositoras y que además contempla mecanismos sin cerrojos para su reforma, o se Rechaza y queda vigente la Constitución del 80 que nos rige y habría que empezar un incierto proceso constitucional nuevamente. No hay de otra. Por un lado tenemos algo cierto, una nueva Constitución susceptible de mejoras y reformas de ser necesario, o quedarnos con la misma Constitución de siempre y un incierto largo camino para un nuevo texto constitucional.

Pero cambié de opinión porque percibí que era tal el efecto que estaba dejando la campaña desplegada por las fuerzas del Rechazo que entendí que era necesario clarificar anticipadamente las dudas que podría tener, razonablemente, la ciudadanía ante este texto.

No sólo está la manifiesta campaña de tergiversaciones y mentiras que se ha desplegado con gran profusión en terreno, medios de comunicación y redes sociales, sino que además, y como ya te lo adelanté Hugo, hay ambigüedades, redundancias, omisiones, imprecisiones y hasta inconveniencias en la profusión de Artículos que contiene el texto constitucional. Y eso ha dado pié a que se instalen legítimas dudas, aprensiones y sentimientos contrarios en muchos sectores de nuestra sociedad que quieren cambios y que en lo esencial adhieren a los contenidos de este texto.

El acuerdo suscrito por las fuerzas políticas del Apruebo que tienen representación parlamentaria se hace cargo de esa realidad y lo que hace es anticipar aquello que compromete realizar en el proceso de implementación de la nueva Constitución que se apruebe, sea mejorando su contenido en las leyes de implementación, sea reformando Artículos que sea necesario para su mejor implementación. Se trata de sincerar ante la ciudadanía lo que se hará y además mostrar que desde el espacio del Apruebo hay certidumbres, mientras que desde el espacio del Rechazo se prolongan las incertidumbres. Y ya son demasiadas las incertidumbres que vivimos en este país desde el estallido y su crisis social y política, con la prolongada pandemia y sus impactos económicos, ahora agravados por condiciones internacionales que agregan inflación y mayores dificultades en la vida cotidiana de las familias. Mantener la incertidumbre constitucional sería un peso más. Por eso suscribo la decisión que se tomó con el acuerdo pues permite dar mayores certidumbres con el Apruebo.

 

“Convive una agenda de cambios profundos que la nueva Constitución habilita”

Partiendo de la base del triunfo del Apruebo ¿dónde estarían los ejes del día después?

Aparte de celebrar con alegría porque de veras creo que nos merecemos tener una Constitución que abra una nueva etapa en nuestras vidas y modo de convivencia, el inicio de un renovado trato social que tendrá que producirse con mucho diálogo y con gran deliberación democrática en el Congreso, implementando este texto que gradualmente permitirá ir avanzando en derechos, descentralización, participación, en definitiva, en una sociedad con nuevas reglas de distribución del poder, el Gobierno tendrá la posibilidad, la gran oportunidad de destinar todas sus mejores energías a llevar adelante su programa y adoptar aquellas medidas que, no estando en su programa, debe asumir.

Nadie previó lo dura que iba a ser la situación económica y cómo la inflación iba a golpear los bolsillos de los hogares como ha estado ocurriendo. Se comprometieron reformas estructurales que han esperado demasiado tiempo. La reforma previsional lleva dos gobiernos anteriores trabada y esta debe ser la oportunidad de cerrar de una vez el acuerdo en la materia. Las pensiones dignas no pueden seguir esperando. Otro tanto con la salud pues así como la pandemia mostró las virtudes de un sistema integrado en esa emergencia sanitaria, también dejó al desnudo las debilidades y ahora con listas de espera aumentadas. Tampoco esto admite esperas. Y eso sólo es posible con reforma tributaria, puesto que hay que financiar lo anterior. Otra tremenda tarea por delante de este Gobierno. Pero en paralelo hay que incluir la agenda de seguridad que no se previó pudiera adquirir la fuerza y centralidad que ha tenido desde que asumió este Gobierno y que le quita literalmente el sueño a millares de ciudadanos.

Como podemos ver, convive una agenda de cambios profundos que la nueva Constitución habilita, vigencia de derechos sociales largamente reclamados y que hoy esperan una agenda legislativa, para luego empezar a implementarlos en la gestión del Ejecutivo, con un Gobierno activo, con capacidad de gestión política y programática que le empiece a cambiar la vida cotidiana a las familias. Todo esto supone mucho acuerdo y diálogo, revisión de quienes son los y las mejores para asumir esas responsabilidades en el Ejecutivo, lo que obviamente llevará a cambio de gabinete, supongo que muy pronto después del plebiscito.

Creo que el país no resiste la permanente confrontación y que el cansancio ciudadano es grande, hay que buscar un diálogo que admita acuerdos básicos para culminar exitosamente el proceso constitucional hasta que nos rija plenamente la nueva Constitución, y un Gobierno que se dedique a gobernar, iniciando los cambios que la ciudadanía votó mayoritariamente, programa que tiene plena vigencia, pero que debe convivir con soluciones inmediatas y urgentes ante los problemas de la vida diaria.