¿Sebastián Piñera es el padre de la derecha?

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Terminó su mandato presidencial con la peor marca de un Presidente desde el retorno a la democracia, ligada su familia a inversiones en paraísos fiscales en otro caso de indagación por irregularidades financieras, y sometido a un proceso por violaciones a los derechos humanos. Marta Lagos, indicó entonces: “¿Qué queda de la derecha al final del Gobierno de Piñera? La verdad que no queda casi nada” y el académico Álvaro Ramis sostuvo que la hegemonía en su sector “se mantuvo hasta 2019, momento en que el estallido social le lleva a perder el liderazgo”. Para colmo, la primera vuelta presidencial la ganó el ultraderechista José Antonio Kast y Chile Vamos, el conglomerado del expresidente, sufrió una dura derrota. Pese a todo, Sebastián Piñera no se quedó quieto ni optó por el retiro. A finales de 2022, su actividad comenzó a redituarle y en 2023 logró reinstalarse en la escena política nacional con un rol protagónico. Es probable que faltara tiempo para saber qué papel cumpliría el exmandatario el 2024 y el 2025. Y quizá sea punto de polémica la expectativa respecto a su legado; lo que deja realmente para el mundo conservador.

Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 10/2/2024. Fallecido el expresidente Sebastián Piñera, la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei sostuvo que “una de las cosas que más me alegran es que él alcanzó a ver cómo estaba creciendo en las encuestas”.

La aseveración de Evelyn Matthei tiene que ver con un elemento que hoy se tendió a olvidar.

El exmandatario terminó, en 2022, marcando apenas entre 15 y 24 por ciento de aprobación (encuestas Mori y Cadem) y con una desaprobación entre el 70 y el 80 por ciento. En los sondeos tuvo el peor resultado para un jefe de Estado desde el retorno a la democracia.

Cuando finalizaba su mandato presidencial, se produjeron las revelaciones de inversiones de su familia en paraísos fiscales y le estalló un nuevo caso de irregularidades financieras. La frase “estamos en guerra contra un enemigo poderoso, implacable” dicha al iniciarse la revuelta social de 2019, fue un ícono de su gestión. Poco después estuvo sometido a una indagación por violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad. Hubo más episodios, como el cuestionado papel que jugó intentando derrocar al Presidente de Venezuela, Nicolás Madura y su comentado viaje a Cúcuta.

Así las cosas, en 2022 (en marzo de ese año asumió el Presidente Gabriel Boric), Sebastián Piñera terminó replegado, pasó a un sitio invisible dentro de la derecha, su influencia bajó ostensiblemente y prácticamente nadie habló de un “legado de Piñera” para la derecha y los sectores conservadores.

Marta Lagos, fundadora de Latinbarómetro y Mori Chile, indicó en 2022 a “France24”: “¿Qué queda de la derecha al final del Gobierno de Piñera? La verdad que no queda casi nada. Es una derecha fragmentada…”

En ese tiempo, además, emergían otras representaciones conservadoras mejor aspectadas y marcando números azules en los sondeos, incluidos representantes de la ultraderecha.

Para colmo, en la elección presidencial de noviembre de 2021, terminando el mandato de Piñera, su coalición, Chile Vamos, fue incapaz de levantar una candidatura fuerte y una propuesta contundente, y el ganador de la primera vuelta fue el ultraconservador José Antonio Kast, del Partido Republicano, quien de paso derrotó a Sebastián Sichel, el candidato del sector del expresidente. Esa derrota, muchos la atribuyeron a lo que fue el Gobierno de Sebastián Piñera.

En la segunda vuelta Chile Vamos tuvo que apoyar al ultraderechista Kast, quien además se instaló como líder del sector, llegando a captar segmentos de la Unión Demócrata Independiente (UDI), de Renovación Nacional (RN), de gremios empresariales y de la familia militar.

Álvaro Ramis, Rector de la Universidad Academia Humanismo Cristiano (UAHC), dijo a ElSiglo.cl que la hegemonía de Piñera en el mundo conservador “se mantuvo hasta 2019, momento en que el estallido social le lleva a perder el liderazgo frente a la derecha radical de Kast y los Republicanos”.

Con todos esos datos a la mano es claro que hace dos años, a lo menos, en la derecha y los sectores conservadores nadie atribuía a Sebastián Piñera un liderazgo, nadie hablaba de una herencia ideológica o un legado político del exmandatario, nadie lo veía como el guía. Su incidencia estaba esfumada y su protagonismo era el mínimo. No era el padre de la derecha ni del sector conservador.

Lejos estaban los elogios y las frases inspiradoras que se esgrimen ahora en el contexto de su dramática muerte y que lo colocan como el líder a seguir e imitar por sus grandes cualidades, capacidades de trabajo, inteligencia y sustantivas ideas.

Abriéndose paso

Pese a todo, Sebastián Piñera no se quedó quieto ni optó por el retiro. “Trabajador incansable” como lo definen colaboradores, Tatán continuó reuniendo a su equipo cercano, a sus exministras y exministros, siguió participando activamente en instancias internacionales de la derecha y de vez en cuando dio entrevistas a medios de prensa.

Llegó a decir que con la revuelta social de 2019 se le quiso dar “un golpe de Estado no tradicional”, en la línea de construcción de un relato de victimización frente a esa época.

A finales de 2022, su actividad comenzó a redituarle y en 2023 logró reinstalarse en la escena política nacional con un rol protagónico.

Entregó opinión frente al segundo proceso constitucional, cuestionó al Gobierno en varias materias e hizo esfuerzos por el reforzamiento de Chile Vamos. Tendió puentes con La Moneda para abordar ciertas materias, participó activamente en foros y reuniones  internacionales con expresidentes de derecha y académicos conservadores y hasta difundió fotos navideñas junto al expresidente estadounidense Bill Clinton y la exsecretaria de Estado, Hillary Clinton.

La derrota de la propuesta ultraconservadora de nueva Constitución enarbolada por los Republicanos en el pasado plebiscito, la baja de Kast en las encuestas, cierta oxigenación de Chile Vamos, y los serios problemas que aquejaban al Gobierno, reactivaron más al expresidente que vio una oportunidad mayor de jugar un rol desde la oposición.

Por lo demás, como señaló Evelyn Matthei, comenzó a irle bien en los sondeos e inclusive se le empezó a mencionar como candidato presidencial de la derecha para el 2025 (independiente de que él quisiera o no). En una entrevista con el diario La Tercera, el exjefe del Ejecutivo afirmó que subir en los sondeos le provocaba un “sentimiento de alegría, y también una sensación de justicia”.

Reanudó reuniones con los presidentes de la UDI, RN y Evópoli, tomó contactos con dirigentes de Amarillos y Demócratas, tuvo encuentros con legisladores y dirigentes de Chile Vamos, asumió un rol de interlocutor, consejero e incidente en los pasos que daba la oposición, sobre todo en cómo encarar al Gobierno críticamente y enfrentar las elecciones municipales y de gobernadores, abordando temas como la alianza o no con Republicanos. Hoy se reafirma que Piñera aspiraba a una acuerdo extendido desde Demócratas, pasando por Chile Vamos, hasta Republicanos.

Lo ayudó que desde distintos ámbitos los sectores conservadores consiguieron instalar que lo de 2019 había sido un engendro maligno, violento, desastroso, desestabilizador, un octubrismo nefasto, llegándose a la justificación de lo realizado por el exmandatario, victimizando su administración.

Claro que no estaba sólo en ese camino, no era el “único líder”. Estaba muy bien aspectada Evelyn Matthei, que parece la presidencial de la derecha a todo evento. José Antonio Kast continuaba en la primera línea de los sectores conservadores y la oposición pese a lo del plebiscito y la baja en los sondeos. Manuel José Ossandón perseveraba como uno de los más reconocidos díscolos del sector, Rodolfo Carter seguía figurando, aunque alicaído después de que en La Florida la derecha sufriera un serio revés en el plebiscito. Karla Rubilar, exministra de Piñera, con perfil político propio, tenía llegada dentro de la oposición, y Felipe Kast de Evópoli, considerado un representante de la “derecha liberal”, merodeaba las buenas posiciones. De alguna manera gravitaban el presidente de la UDI, Javier Macaya y la presidenta de Evópoli, Gloria Hutt, y la palabra de intelectuales y académicos conservadores.

Todo indica que el exmandatario era parte de liderazgos en la derecha y la ultraderecha, de la disputa, diálogos y definiciones que se estaban tomando, pero sin que él fuera el que hegemonizara o impusiera un relato o una alternativa común, sin contrapesos. Contrapesos tenía varios.

No representaba un liderazgo único, menos como para resolver controversias con los Republicanos, por ejemplo. No había un Piñera perfilado como “el” líder. Aunque de ello pudieran estar convencidos en su equipo y entornos cercanos. Hay opiniones como la de Marta Lagos, que dijo a ElSiglo.cl que pese a su instalación del último tiempo, el exmandatario “era demasiado democrático para ser el líder ‘indiscutido’ de la derecha”.

Es probable que faltara dramáticamente tiempo para saber qué rol cumpliría finalmente Sebastián Piñera este 2024 y el 2025, hablando del corto y mediano plazo.

Sobre todo para afirmar que sería el líder de la oposición. Aunque ahora que falleció, muchos dicen que cumplía ese papel. Loreto Cox, en una columna de El Mercurio, escribió: “Quién sabe, en otro estado de cosas, hacia adónde habría desembocado su fuerza. ¿Habría logrado convencer definitivamente a su sector de no caer en la tentación de los extremos, para concluir su proyecto de darle a Chile una derecha moderna, dialogante y comprometida con la democracia liberal?

En esa línea, Marta Lagos indicó que “la muerte de Piñera le sirve a la extrema derecha, ahora tendrán menos oposición dentro de su conglomerado”.

Álvaro Ramis manifestó que con la muerte de Piñera “se abre un momento de disputa interna entre el sector ultra de la derecha y Chile Vamos, liderado por Evelyn Matthei”.

Polémica y expectativa en torno del legado, del papel de guía

Como sea, fallecido Sebastián Piñera, pareciera que ahora sí se convirtió en “el” líder.

El guía, ejemplo y personaje determinante de la derecha, los conservadores, los liberales, los partidarios del libre mercado, “de la libertad” y las ideas y doctrinas de la oposición.

Javier Macaya, presidente de la UDI, lo definió como “el líder más notable que ha tenido nuestro sector en su historia”…Ximena Rincón, de Demócratas, apuntó que “fue un hombre que transitó desde la DC a la derecha defendiendo convicciones…se transforma en una guía que la derecha debiera tener siempre presente”. La secretaria general de RN, Andrea Balladares, expresó que “Sebastián Piñera es un líder indiscutido en el sector” y Gloria Hutt, presidenta de Evópoli manifestó que “perdimos a un gran líder político…es una pérdida muy grande”.

En Radio Universidad de Concepción, Christopher Martínez, académico del Departamento de Administración Pública y Ciencia Política de esa casa de estudios, indicó que Piñera fue un personaje controvertido, pero también “el líder más importantes en los últimos 50 o 60 años de la derecha chilena. Tomó decisiones y marcó posiciones públicas incluso en contra de su propio sector, como fue el apoyo a la campaña del No a fines de los años 80”.

Lo que parece claro en estos días, es que desde la derecha y los sectores conservadores se va a instalar con fuerza lo que llaman “el legado” de Sebastián Piñera, su rol como “aporte a la democracia de Chile”. El Presidente Boric afirmó que el exjefe del Ejecutivo “fue un demócrata desde la primera hora”.

Claro que podría ser cosa distinta a asignarle cierta paternidad de lo que ocurría y ocurriría con la derecha y la ultraderecha chilena en los dos últimos años y los que vienen.

El Rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, escribió en El Mercurio que el expresidente tuvo un “compromiso irrestricto y genuino con la democracia liberal”, pero también que “fracasó ( ) en configurar de manera definitiva una derecha liberal…”

Y Marta Lagos apuntó que “los líderes de la derecha que quedan son todos más bien pinochetistas, con una visión limitada de las bondades de la democracia”.

De hecho, en la coyuntura ya saltan percepciones como que el exmandatario no estaba logrando ante Republicanos su objetivo y que sus acciones estaban en un ámbito de expectativa más que de definiciones e incidencias en el mundo conservador.

Álvaro Ramis, respondiendo a ElSiglo.cl, sostuvo que muerto Piñera “es difícil pronosticar qué sector se impondrá” dentro de la oposición, aunque “es lógico que Chile Vamos va a recuperar espacio en las elecciones municipales y Republicanos va a enfrentar esas elecciones con dificultades”.

Consultado por este periódico, el diputado del Partido Comunista, Matías Ramírez, manifestó que el fallecimiento y funeral del exjefe del Ejecutivo, la derecha “lo ha utilizado para tratar de instalar una figura que les permita afrontar los próximos años eleccionarios y lo que veremos en las próximas semanas será una lucha interna por tratar de capitalizar los votos de ese sector y que se veían mejor representados por Piñera”.

Agregó, eso sí, que “es evidente que no existe una renovación cuando quienes buscan capitalizar son los mismos que rivalizaron por más de 30 años en la derecha y evidenciaría una falta de liderazgo”.

Puede ser que, pasados los días del funeral y la despedida, Sebastián Piñera sea punto polémico, ahora desde la perspectiva de cuál es realmente su legado, dónde radica exactamente su guía, y si será efectivo que es el líder “indiscutido” de los sectores conservadores del país.

Porque, por ejemplo, actualmente hay una disputa política y programática entre la derecha tradicional (donde estaría ubicado el ideario de Sebastián Piñera), y la ultraderecha (donde había y hay oposición a las ideas del expresidente), representada también en liderazgos contrapuestos.

Quizá la respuesta que haya que esperar es si, en efecto, Sebastián Piñera se convierte en el padre del sector conservador de Chile.