¿Qué hizo Onofre Jarpa?

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El empresario agrícola que incentivó el golpe de Estado y fue promotor de grupos paramilitares como el “Comando Rolando Matus”. En las primeras 48 horas de haber asumido como ministro del Interior de la dictadura, hubo 26 muertos y 200 heridos en una jornada de protesta. Como embajador del régimen militar en Naciones Unidas y Argentina, negó casos de ejecuciones políticas y desapariciones forzadas y defendió el proyecto de Augusto Pinochet. Desde la derecha, segmentos de la DC y socialdemócratas y del mundo militar, se le atribuyó un papel de negociador en beneficio de “la transición a la democracia”. Ahora este personaje sería usado por la derecha y la extrema derecha para seguir congelando el diálogo democrático en torno de iniciativas sociales.

Gonzalo Magueda. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 14/8/2023. Se enojaron en Renovación Nacional (RN) porque el Presidente Gabriel Boric dijo que “gente como Sergio Onofre Jarpa terminaron sus días impunes, pese a todas las tropelías que cometieron”.

Casi de inmediato, el presidente de Renovación Nacional (RN), Francisco Chahuán, exigió que “el Presidente Boric se disculpe con lo que fue la figura de Sergio Onofre Jarpa y con Renovación Nacional. El futuro no se construye difamando a las personas que fueron claves en la transición política. No permitiremos que el Presidente Boric enlode lo que fue una figura emblemática en la transición política del país”.

Claro que el diputado Luis Cuello, del Partido Comunista, replicó que “es impresentable que se pretenda convertir a un sanguinario Ministro del Interior como lo fue Sergio Onofre Jarpa en una suerte de símbolo de la democracia” y añadió que el funcionario de la dictadura “fue responsable de decenas de muertes durante las protestas del año 83 y, por lo tanto, no se puede falsificar la historia, es al revés, RN debería pedir perdón a los familiares de las víctimas”.

Onofre Jarpa fue un empresario agrícola, militante ultraconservador desde su juventud, siendo presidente del derechista Partido Nacional (PN) alentó el derrocamiento del Presidente Salvador Allende y promovió acciones como la organización del grupo paramilitar “Comando Rolando Matus”, de la Juventud Nacional, adscrita al PN. 

En estos días es tan vehemente la defensa de Jarpa desde la derecha y la extrema derecha, que dirigentes de Chile Vamos y Republicanos, junto a académicos y analistas afines a esos sectores, están planteando que el cuestionamiento del Presidente Boric al funcionario de la dictadura pone en peligro el diálogo con la oposición y que el mandatario tiene que definirse si seguir cuestionando a figuras del sector (golpistas, por cierto) o querer conversar con la oposición.

Precisando las trayectorias en la historia, la presidenta del Partido Socialista, Paulina Vodanovic, dijo que “cada uno sabe qué rol jugaron en la historia y Onofre Jarpa efectivamente fue una persona que participó del golpe de Estado, que luego fue ministro del Interior de Pinochet y que bajo su mando como Ministro del Interior, murieron personas”.

El diputado Diego Ibáñez, de Convergencia Social, ante las nuevas amenazas de la derecha, indicó que “son excusas para no sentarse a la mesa y Jarpa fue una persona que murió en la impunidad y que merece de todos quienes respetamos los derechos humanos, el repudio absoluto”. 

Tomás Hirsch, legislador de Acción Humanista, declaró que los dichos del mandatario “hablan de una verdad, el señor Sergio Onofre Jarpa, quienes lo conocimos, quienes vivimos la dictadura, sabemos perfectamente que fue un golpista y que alguien que siempre apoyó al general Pinochet, al dictador”. 

De golpista a represor

Onofre Jarpa, en la jefatura del Partido Nacional, hizo gestiones en el Congreso para que el 24 de octubre de 1970, los legisladores de la Democracia Cristiana no votaran por Salvador Allende, de la Unidad Popular, y lo hicieran por Jorge Alessandri, candidato de la derecha. El Congreso debía decidir ya que ninguno de los dos alcanzó la mayoría necesaria en los comicios del 4 de septiembre de ese año. Jarpa fue acusado de realizar presiones contra parlamentarios de la DC y de conspirar para evitar la llegada de Allende a La Moneda.

Luego inició contactos con funcionarios de la embajada de Estados Unidos en Chile, reforzó su partido y su juventud incluso con el grupo paramilitar que participó en atentados terroristas como el asesinato del edecán naval del Presidente, Capitán Arturo Araya, juntó fondos para crear el diario Tribuna que constantemente insultó al jefe de Estado y llamó a la sedición, promovió declaraciones del Poder Legislativo declarando inconstitucional al Gobierno y exhortando a la intervención de los militares, y producido el golpe de Estado entregó su respaldo a la Junta Militar e instruyó disolver su partido. Fue impulsor y gestor, junto a la DC, de la Confederación Democrática (CODE), conglomerado opositor a la UP.

Llamó, durante el período de la Unidad Popular a “enfrentar el marxismo en cualquier plano en que se plantee esta lucha”, promovió “propósitos nacionalistas”, sostuvo que “sin un cambio de Gobierno no hay ninguna posibilidad de detener el proceso acelerado de ruina y desintegración de Chile” y respaldando una operación desde el mundo militar, indicó que “las Fuerzas Armadas no estarían obligadas a obedecer a una autoridad que se ha puesto al margan de la Constitución y de la ley”.

Jarpa, preparando el camino hacia el derrocamiento de Allende, sostuvo que “la obediencia ciega a un gobernante resta a las Fuerzas Armadas su carácter nacional y popular y transforma a sus integrantes en servidores obsecuentes de ambiciones o propósitos personalistas”.

Consumado el golpe de Estado, se colocó a disposición de la Junta Militar y ahí conoció mejor a Pinochet y al abogado Jaime Guzmán. Aceptó misiones diplomáticas de la Junta Militar en Naciones Unidas, Colombia y Argentina, donde desmintió informaciones de ejecuciones políticas y detenidos desaparecidos y defendió la labor del régimen militar. 

En 1983, en medio de las secuelas de una tremenda crisis económica que aumentó la pobreza y el desempleo, y con el inicio de las protestas sociales y acciones antidictatoriales, el alto mando de la dictadura, asesorado por políticos civiles y presionado por los estadounidenses, hizo “un movimiento de piernas” como lo definía Pinochet, y para dar un rostro de legitimidad puso en el gobierno dictatorial a civiles, algunos con trayectoria política conservadora, y que tuvieran nexos con sectores políticos opositores al régimen militar. Jarpa cayó como anillo al dedo.

Pero a las 48 horas de asumir como Ministro del Interior de la dictadura, hubo una jornada de protesta social, cuyo resultado represivo fueron 26 muertos, la mayoría jóvenes, y 200 heridos. Jarpa no hizo nada para evitar las acciones represivas, respaldó a Carabineros y al Ejército, enmudeció ante los operativos de la CNI e incluso declaró ante las informaciones de la prensa internacional que ella “deforma todo lo que pasa en Chile, limitándose a informar noticias negativas”.

Como titular de Interior jugó a un engaño. Mostrarse como promotor “de cambios” (se llegó a hablar de “la primavera de Jarpa”), y ser jefe de la cartera encargada de la represión, los allanamientos y situaciones de violaciones a los derechos humanos.

Cuando dejó el cargo, se dedicó a construir una estructura orgánica de la derecha pensando en la salida de la dictadura, donde trabajó con Jaime Guzmán, Juan de Dios Carmona, Andrés Allamand, Felipe Bulnes y Miguel Otero. Claro que después se fracturaron, Guzmán con otros fundó la UDI y los demás continuaron con RN. Por cierto, frente a la “Patrulla Juvenil” que promovieron Allamand, Alberto Espina y Sebastián Piñera, Jarpa armó un bloque duro, ultraconservador, para disputar la conducción del partido, aliado con el abogado Otero y el exsubsecretario de la dictadura, Alberto Cardemil.

Cuando se puso fin a la dictadura, en un programa televisivo, Onofre Jarpa le dijo a Patricia Aylwin (DC): “Te acuerdas Patricio cuando luchábamos contra el gobierno marxista de Allende, esa lucha concluye hoy, con el triunfo de la democracia…Hemos ganado Patricio”. Por cierto, hasta hoy, segmentos de la DC y la socialdemocracia le atribuyen a Jarpa haber jugado un rol en el proceso democrático chileno.