NOTAS DEL REPORTEO. Días complicados

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Nadie podría desconocer que son días difíciles para el Gobierno y el oficialismo, con episodios polémicos, en un cuadro donde no es menor “la ofensiva de la derecha” para obstruir/golpear a La Moneda. Hay un factor a considerar: si el encuadre político duro e institucional da cuenta o no de las preocupaciones e intereses de la ciudadanía, y si por allí es por donde debería transitar el oficialismo para salirse de la juguera de una agenda impuesta desde fuera. Se ha señalado profusamente que deben mejorar las gestiones/administraciones de las crisis, de las contingencias, de los episodios, no solo para no abrir flancos, no generar confusiones y no potenciar los “errores no forzados”, sino para salir a la ofensiva, cerrar flancos, responder con habilidad/energía, provocar giros, resituar tonos y contenidos.

Hugo Guzmán. Periodista. 11/01/2023. 1.-Los hechos y las percepciones apuntan a que estos días son complicados para el Gobierno. La agenda de contingencia está saturada/enmarcada de temas que no son, en rigor, prioridad programática/de gestión del Gobierno y el oficialismo. Por situar un dato: el anuncio de la asignación de 2 mil millones de dólares para ayudas sociales, que beneficia a millones de chilenas y chilenas, para encarar los impactos de la inflación y problemas económicos, quedó desplazado por episodios como la polémica por los indultos. No mirar/aceptar que son días borrascosos, puede aumentar la dosis de tensiones y problemas.

2.-En columnas de la plaza, vocerías políticas tan diversas como elocuentes, comentarios en medios y pasillos, se ha recurrido mucho a mencionar “desprolijidades”, “deficiencias comunicacionales”, “inoportunidades” para ciertas decisiones, “necesidad de ajustes en el gabinete” ministerial, “ambiente crispado”, entre otras aseveraciones y calificaciones. A eso se suman situaciones exógenas que impactan (o no) en el Gobierno, como el trámite que iniciaría la Controlaría General de la República por los indultos otorgados por el Presidente Gabriel Boric y las acusaciones constitucionales (AC) contra el ministro Giorgio Jackson y la ex ministra Marcela Ríos (con la amenaza de una AC contra el mandatario), entre varias otras. No es menor que en este marco, varias/varios analistas y legisladores/dirigentes hagan notar la implementación de “una ofensiva política de la derecha” que apunta a obstruir/golpear la gestión del Gobierno, llegando a distraerlo/sacarlo de su gestión en torno de temas vinculados a la ciudadanía y asuntos sociales, para meterlo en una dinámica “muy politizada” y colocarlo a la defensiva, buscando reducirle el margen de maniobra.

3.-No es descubrir el hilo negro que en este cuadro (que comprueba hace un par de años que el verano dejó de ser una pausa para la política y el trabajo gubernamental), el Gobierno estaría, en lo grueso, frente a la disyuntiva de dedicarse a administrar los problemas y “las crisis” coyunturales con respuestas específicas/puntuales, o diseñar una salida más general/abierta que le permita rediseñar/reinstalar una agenda propia, con un discurso más autónomo.

4.-Nadie podría negar que el debate sobre los indultos, las acusaciones constitucionales, el avance de la reforma para dar curso al proceso constitucional, las opiniones sobre candidaturas al Consejo Constitucional o el Comité de Expertos, las pretensiones de ubicación en el gabinete que tiene Socialismo Democrático y otros debates “de la política”, los continuos bochornos en el Congreso, los mensajes desde espacios de poderes fácticos, tienen cierta importancia e incluso un sobreexpuesto espacio (sobre todo en medios de prensa tradicionales). Todo eso rayado por las renovadas declaraciones/evidencias en cuanto a que “la politiquería” vuelve por sus fueros, que “el descrédito de la política” persiste, y que se “está haciendo una mala política”. Sin embargo, la gran interrogante o emplazamiento es si realmente a las ciudadanas y los ciudadanos, lo que se llama “la gente de a pie”, las personas en los barrios y las comunas, en las localidades a lo largo del país, realmente les interesa de manera prioritaria esa agenda política. Todo indicaría que no. Es más, estaría sirviendo, en lo contingente, más que nada para golpear al Gobierno y bajarle el nivel a la política, alejando a las bases sociales. Es de Perogrullo que la seguridad pública, las alzas en el costo de la vida y la canasta familiar, el acceso a servicios de salud, la posibilidad de un empleo y digno y bien remunerado, la opción de tener mejores pensiones, la migración y sus efectos, las opciones al sistema educativo (en todos sus niveles), la violencia continua contra las mujeres, las mejores condiciones de vida y convivencia en barrios, villas y poblaciones, son temas que realmente le interesan/preocupan a la inmensa mayoría de la población, en cada región/rincón del país. Quizá por ahí habría un camino en la modificación de la agenda, lo que siempre requiere de audacia, creatividad y dosis de apuesta, en una combinación política y comunicacional. El asunto, como siempre o casi siempre, es cómo dar con la conexión con la gente, cómo sintonizar con la ciudadanía, cómo mostrar sensibilidad con la cotidianidad popular, cómo asumirse más distante de la elite y más cercano a la base social.

5.-Como sea, se vienen días más difíciles. Los llamados a “cerrar” capítulos de confrontación no alcanzan la convocatoria necesaria. La derecha no parará. Los temas de la política dura/institucional están muy abiertos. El Gobierno y el oficialismo están en un escenario complejo. Quizá sea momento de dar con una “salida por arriba”, cómo La Moneda y sus conglomerados (en la expresión práctica, sus legisladores, sus representantes, sus dirigentes, sus ministros, sus equipos) se salen de la juguera donde convulsiona una agenda impuesta, y se avanza a la instalación de otro escenario. En todo caso, si a eso no se alcanza, se ha señalado profusamente que deben mejorar las gestiones/administraciones de las crisis, de las contingencias, de los episodios, no solo para no abrir flancos, no generar confusiones o no potenciar los “errores no forzados”, sino para salir a la ofensiva, cerrar flancos, responder con habilidad/energía, provocar giros, resituar tonos y contenidos. Al final del día, no es secreto que el desafío es imponer/instalar los objetivos/prioridades programáticas, sociales y políticas del proyecto del Gobierno y las fuerzas que lo respaldan.