Los nudos por desatar en la derecha

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Todo apunta a ganar las elecciones del 2024 y la presidencial del 2025. La controversia del acercamiento o no entre Chile Vamos y Republicanos. Cómo dirimir la candidatura presidencial y encarar las municipales y de gobernadores. El factor Amarillos y Demócratas. “Una base puntual” para aterrizar una propuesta programática común, evitando temas valóricos y de identidad.

Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 4/1/2024. En la oposición están muy activas las conversaciones privadas de análisis y proyecciones, las reuniones en casas y oficinas, los encuentros en restaurantes, los desayunos Hay mucho tema. Y mucho desafío.

Personajes como José Antonio Kast, Sebastián Piñera, Evelyn Matthei, Javier Macaya, Gloria Hutt, Rodrigo Galilea, Arturo Squella, Gonzalo Blumel, Paula Daza, Cecilia Pérez, Jaime Bellolio, Karla Rubilar, Isabel Plá, Juan Antonio Coloma, están participando en reuniones abiertas y privadas para reflexionar sobre los resultados del plebiscito, el cuadro político actual, la situación del Gobierno, las tácticas del momento, pero también, y quizá lo estratégico, definir los caminos hacia adelante, que tiene como un primer nudo qué hacer con la política de alianzas del sector y específicamente y cómo abordar el vínculo entre Chile Vamos (UDI, RN, Evópoli) y el Partido Republicano.

Junto a coordinar una estrategia frente al Gobierno del Presidente Gabriel Boric, se está reflexionando y discutiendo cómo encarar las elecciones municipales y de gobernadores/ras este 2024 y los comicios presidenciales y parlamentarios del 2025.

Siempre en estos asuntos hay aguas subterráneas e intereses particulares, pero lo que está a la vista apunta que algo central es resolver las coordinaciones y posibles convenios entre la derecha tradicional y la extrema derecha, y junto a un acuerdo o base nacional/global política y programática, ver cómo aterrizar pactos electorales más específicos.

Nada de eso fluye lineal ni parejo, siempre aparecen roces, escollos y escaramuzas. Pero los principales estrategas están preocupados y apuntando a palabras mayores.

¿Habrá matrimonio?

Lo que queda claro en estas semanas es que en Chile Vamos hay dos posturas muy definidas: una por acordar con Republicanos y otra por mantener la distancia. A la inversa ocurre lo mismo.

Esas dos expresiones se dan en la Unión Demócrata Independiente (UDI) y en Renovación Nacional (RN) y no parece resuelto a la fecha.

“Los duros” de la UDI y RN insisten en que se debe conseguir una alianza con el Partido Republicano, para fines electorales pero también para fortificar un proyecto político teniendo en cuenta nuevas realidades nacionales y regionales.

Sostienen que el movimiento de la derecha no es prioritariamente “hacia el centro”, sino hacia fortalecer la identidad y la orgánica de los sectores conservadores.

Y los sectores “más flexibles” o “liberales” sostienen que es inconveniente irse “a un extremo” y pactar “a todo evento” con los Republicanos. Piensan que eso desdibuja “el proyecto de la centroderecha”.

En Evolución Política (Evópoli) hay una decisión de tener lejanía con la extrema derecha y, cuando más, hacer pactos por omisión en las elecciones.

En este marco entran los grupos Amarillos y Demócratas, que parecen cercanos y en sintonía con Chile Vamos, pero muy distantes de Republicanos.

Gloria Hutt, presidenta de Evópoli, estableció que “nos interesa mucho fortalecer la alianza hacia el centro”, hablando de Amarillos y Demócratas. Ella misma indicó que el único acuerdo viable con Republicanos es por omisión electoral en ciertos lugares, es decir, no estorbarse.

El dirigente de Evópoli, Hernán Larraín, dijo en entrevista en La Tercera que “hay una parte de Chile Vamos que ve en Republicanos a un aliado”, y seguidamente advirtió: “Eso es una grave inseguridad, porque el proyecto de Republicanos es hegemónico”.

Dentro del Partido Republicano se expresan opiniones en cuanto a mantener la identidad del sector, no mezclarse con una derecha que consideran débil y que hace concesiones al oficialismo, y reforzar un voto propio que les ha redituado.

Otro segmento, que sería minoritario, apunta a la necesidad de tener buenos resultados electorales, asegurar el triunfo en la presidencial del 2025 y aprender a relacionarse sobre todo con la UDI y RN en los ajetreos políticos.

En reuniones y conversaciones se sabe que todos los partidos de la oposición han analizado lo ocurrido con el triunfo del ultraderechista Javier Milei en Argentina y cómo pactó con la derecha más tradicional y el macrismo (corriente del expresidente conservador Mauricio Macri).

Varios dirigentes han señalado, y se sabe que es tema de conversación en cenas, desayunos y reuniones, que un asunto a resolver es cómo canalizar un acuerdo político/programático, como base para un convenio electoral municipal, regional, parlamentario y presidencial.

Los que están por la alianza, sostienen que la vía para ello es “una base puntual”, es decir, incluir temas económicos, institucionales, sociales, sectoriales, muy precisos, de gestión, de gobernabilidad, y que para ello “hay carne en el asador”.

Eso significa dejar a un lado materias de identidad, valóricos y de diferencias más sustanciales.

Pero los grupos “más duros” y “más doctrinarios” advierten que eso es inviable y que sería muy difícil compatibilizar bases programáticas entre la derecha tradicional y la extrema derecha.

Luis Larraín, director ejecutivo de Libertad y Desarrollo, dijo en ExAnte que después del plebiscito “una cosa buena que quedó para la derecha es que se puede trabajar con gente como Demócratas y Amarillos, que han demostrado que son capaces de cruzar el charco del Sí y el No. Y con ellos nos une un tema fundamental, que es la lealtad con las instituciones de la democracia”.

Sin embargo, hay miradas como la de Pablo Longueira, expresidente de la UDI y que continúa con cierto ascendiente en esa colectividad. En una entrevista en La Tercera expresó que “si no hay capacidad de Chile Vamos de tener un proyecto propio y de fortalecer las estructuras políticas, pueden ser perfectamente subsumidos en una elección por Republicanos”.

La candidatura al sillón mayor de La Moneda

Otro nudo es la candidatura presidencial del sector. Algunos dirigentes esperan que a fines del 2024 eso esté zanjado y todos saben que en el primer trimestre de 2025, por los plazos legales para primarias e inscripciones, el tema debe estar resuelto.

Hay varios nombres corriendo, llevando ventaja Evelyn Matthei (ronda el 25% en sondeos) y José Antonio Kast (con promedio de 15% de apoyo). Otros como Rodolfo Carter (con una dura derrota del A Favor en su comuna) y Sebastián Piñera (los análisis apuntan a un enorme desgaste) parecen descartados.

Se ven improbables posicionamientos como los de Ximena Rincón de Amarillos o de Rojo Edwards y Axel Kaiser de la ultraderecha (aunque corran solos, por una pista distinta).

Más allá de nombres, en la oposición hay una convicción de que la elección presidencial se gana. Se comenta en todos sus círculos y espacios.

La frase de Kast de que “la izquierda va a perder la próxima elección, porque va a cargar con el desastre del Gobierno actual”, hace sentido en la derecha y la extrema derecha.

Al mismo tiempo, derivan que son ganables candidaturas como las de Camila Vallejo, Carolina Tohá, Michelle Bachelet, que son las que más marcan en el oficialismo.

Además hay confianza en una base de 40% de votos que se podría aumentar potenciando la opción propia y apostando a debilidades/errores/fragmentaciones en la socialdemocracia, el progresismo y la izquierda.

En todo caso, el senador de Evópoli, Luciano Cruz Coke, dijo en El Mercurio que “me asusta la división del voto opositor y esta borrachera ( ) en términos de pensar que tenemos la elección ganada”.

Claro que hay nudos que desatar. No todo es tan fluido y simple.

Como que desde Republicanos estaría ganando la posición de no ir a primarias, es decir, llevar a Kast a primera vuelta. Mientras que Chile Vamos aspira a resolver el asunto en una primaria.

Algo que atenta a unas primarias derecha-extrema derecha es que existe la convicción en expertos y personajes de Republicanos (se dice que en RN y la UDI también), de que es conveniente electoralmente llevar dos candidaturas.

Sin embargo, en contrapunto, hay quienes sostienen en la oposición que el triunfo hay que resolverlo en primera vuelta y que habría condiciones para ello. Y, cuando menos, se pasaría en buena posición a la segunda vuelta, en disposición de ganar.

Ahí se viene un tira y afloja de alta intensidad.

Otro tema a descomprimir, es cómo se construye una propuesta presidencial/programática común.

Eso tiene que ven con el debate de si se puede conseguir o no la construcción de una agenda de puntos definidos y dejar a un lado diferencias valóricas e ideológicas entre Chile Vamos y Republicanos. Se aparece como algo titánico, pero cierto pragmatismo, creatividad en la elaboración de un texto y aperturas de ambas lados podría desencadenar un documento común.

Las elecciones a la vista

Mucho de lo que vaya a ocurrir en la oposición tiene que ver en cómo resolverá una posible alianza o no, de cara a la elección de alcaldes, concejales, consejeros regionales y gobernadores.

En la línea más estratégica, hay segmentos de la UDI, RN y Republicanos que plantean que esta es la oportunidad de finiquitar una alianza política y electoral.

Sin embargo, también hay grupos de esas colectividades que no están por una alianza tan marcada y definitoria, a lo que se suma Evópoli, Amarillos y Demócratas.

En esa línea, podría imponerse “un pacto por omisión” y llegar a acuerdos precisos respecto a varias comunas en todo el país donde no entren a pelear Republicanos con partidos de Chile Vamos.

Lo anterior se materializaría, por ejemplo, en los casos de alcaldías del barrio alto de la Región Metropolitana, en comunas del sur del país y en definiciones de cómo encarar los comicios en lugares como Santiago, Valparaíso, Recoleta, Temuco, Valdivia, paras derrotar a jefes comunales oficialistas.

En eso, de acuerdo a conversaciones de las que algo se sabe, hay objetivos como elevar la cantidad de gobernadores del sector, mantener alcaldías y ganar en otras consideradas emblemáticas, aumentar el número de concejales y consejeros regionales.

Los más optimistas en la oposición, creen que eso es posible en una convivencia entre Republicanos y Chile Vamos y con acuerdos con Amarillos y Demócratas.

Ayuda que desde el Partido Republicano se indicó, informalmente, que no estarían por llevad candidaturas en todas las comunas y tendrían definidas unas dos o tres postulaciones a gobernadores.

En todo caso, en este proceso también desde Republicanos tienen descartadas primarias para dirimir candidaturas. Arturo Squella, presidente del Partido Republicano, dijo en El Líbero que “sobre la participación en primarias para alcaldes, gobernadores e incluso candidatos presidenciales lo veo poco probable”, aunque abrió una ventana al decir que “en su momento se irán tomando cada una de esas decisiones”.

Pero desde Chile Vamos quitan trascendencia a las primarias y apuntan más al pacto por omisión o acuerdos políticos para las candidaturas.

El sentido estratégico

En todos los nudos que habría que desatar en el espectro conservador chileno se ponen sobre la mesa criterios más globales y estratégicos, más allá de candidaturas, rencillas y contrapuntos específicos.

Es así que Javier Macaya, presidente de la UDI, planteó en el panel “Aquí se debate” de CNN-Chile, que el triunfo de Javier Milei en las elecciones de Argentina “deja lecciones para la derecha mundial”.

Y estableció que “al final, para enfrentar ideas de izquierda, ideas que le hacen mal a los países, yo creo que la unidad es un buen camino. Más allá que tengamos proyectos políticos diferentes, que no tengamos coalición”, en una clara referencia a un acercamiento de Chile Vamos con Republicanos.

No sólo eso, agregó: “El día de mañana, si el Partido Republicano o Chile Vamos estamos en el Gobierno, es muy difícil hacerlo solos también. Es un proyecto político que incluye más allá de las coaliciones, de los partidos, porque la ciudadanía hoy día creo también rehúye un poco a esa lógica de los partidos, pero que estén los mejores que piensen más o menos similares en un Gobierno”.

En ese mismo espacio, Arturo Squella, presidente de Republicanos, afirmó que  “nosotros sin ninguna duda vamos a colaborar y vamos a formar parte con todas las personas que defiendan las ideas de libertad. De un Gobierno, por supuesto. Por lo mismo es tan importante cuidar los liderazgos que hay en la derecha, en la centroderecha, en eso no nos perdemos en ningún minuto”.
En tanto, en entrevista con El Mercurio, el senador de Evópoli, Luciano Cruz Coke, indicó que el diálogo en la oposición debe incluir a Amarillos y Demócratas “y tener cierta estrategia de mediano y largo plazo que los incluya a ellos y que incluya un diálogo no coalicional con los Republicanos”. Enfatizó: “Es preocupante que no tengamos todavía ese plan”.
Añadió que “estamos en una posición dentro del espectro  político ideal para amarrar hoy un acuerdo para establecer un puente de un pacto de no agresión con Republicanos”.
Seguro hay matices, pero en coincidencia con lo anterior, el exministro del Interior y dirigente histórico de la UDI, Víctor Pérez, manifestó en La Tercera que “el ideal es un acuerdo político, electoral y que Republicanos, Amarillos, Demócratas y Evópoli (junto a la UDI y RN) le presentemos al país un proyecto para poner a Chile de pie. Una especie de coalición, con un proyecto que motive a todos”.