Litio. Un desafío país

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Quienes piensen que el lito hoy debe ser explotado al máximo por la gran demanda actual de baterías de litio, están equivocados, se requiere proyectar la industria de este mineral. Para no perder esta oportunidad se debe agregar conocimiento para ser actores principales en la industria energética que nos convoca, es por eso por lo que el estado debe pensar en una política estratégica a largo plazo, donde tiene la responsabilidad de impulsar este desarrollo.

Rubén Moraga (*). Iquique. 28/4/2023. “La Estrategia Nacional del Litio y la creación de una empresa pública para su producción es engrandecer nuestra patria. Chile puede y debe avanzar hacia el desarrollo económico justo y sostenible, creando riqueza para todas y todos los chilenos”, señaló el Presidente Gabriel Boric en su discurso al presentar el plan estratégico en torno del mineral.

El litio, al ser el elemento crítico para llevar a cabo la transformación energética que requiere una sociedad posfosil para transitar a un paradigma energético verde basado en electromovilidad, nos desafía aplantearnos una nueva posibilidad para avanzar hacia un desarrollo con una mirada sustentable de los recursos naturales en nuestro país, donde ésta estrategia debe fortalecer el proceso de descentralización económica para nuestras regiones así como en CTCI, lo cual queda refrendado en el anuncio de la Estrategia Nacional del Litio, en la creación del Instituto Publico en Litio y Salares en Antofagasta, la generación de una red de salares protegidos, participación de las comunidades en esta definición, como lo señaló el Presidente Boric, en un desafío no menor para la política pública y la academia.

Fornillo y Gamba (2018), señalan que el “contar con el recurso litio es un aspecto relevante, pero cobra sentido cuando hay una infraestructura científico-tecnológica e industrias con capacidad de agregarle valor, con más razón si concierne a líneas estratégicas de desarrollo contemporáneas, como es el caso de la industria verde, base del nuevo paradigma energético”. La experiencia histórica nos demuestra que la acción de insertar ciencia y tecnología en la trama misma del desarrollo significa saber dónde y cómo innovar. 

Partiendo de esta premisa, las ciencias sociales nos indican que es necesario integrar al sistema científico-tecnológico en la trama del desarrollo (Sábato y Botana, 1968, López, 2014), “esta mirada nos indica la existencia de un triángulo conformado por el gobierno, la estructura productiva y la infraestructura científico-tecnológica”. En ese sentido corresponde al Estado gestionar ante un desarrollo relativo, las interacciones dentro de esta triada para impulsar un crecimiento integral de la economía, es decir se requiere que las instituciones políticas fomenten el avance del sistema de investigación en su interacción con la estructura productiva hasta alcanzar sociedades basadas en el conocimiento, la autonomía económica y la agregación de valor.

¿Qué sucede en nuestro país? La explotación de los recursos naturales se basa en una economía neoliberal de explotación de commodities sin la agregación de valor, es la no intervención del Estado, donde la confianza está en la dinámica del mercado.

Para ello debemos revertir lo que indica la CEPAL en su informe de gobernanza del litio en el caso de Chile (Poveda, 2020) donde señala que la región ha profundizado su especialización como proveedora de materias primas mineras situada en las fases iniciales de la cadena de valor.

Visión que cambia con la Estrategia Nacional del Litio enunciada por el Presidente Boric. Para que el litio sea económica y socialmente rentable para el país y conlleve beneficios al conjunto de la sociedad, se debe tratar como un energético que debe subir en la cadena de valor: baterías, cátodos, ánodos, entre otros. No es un sueño. Es un desafío país que puede y debe desarrollar el Estado. El sector privado tendrá un rol en estos desafíos donde el Estado será actor relevante y no un mero invitado.

Para ser actores relevantes, debemos dejar de ser subordinados e incorporarnos en plenitud a las cadenas de valor y gestionar la capacidad nacional a partir de una política estratégica de futuro donde la academia y nuestras universidades deberán ser parte de este desafío país.

Quienes piensen que el lito hoy debe ser explotado al máximo por la gran demanda actual de baterías de litio, están equivocados, se requiere proyectar la industria de este mineral. Para no perder esta oportunidad se debe agregar conocimiento para ser actores principales en la industria energética que nos convoca, es por eso por lo que el estado debe pensar en una política estratégica a largo plazo, donde tiene la responsabilidad de impulsar este desarrollo.

Como lo señaló el Presidente en su discurso: “Con la ciencia y tecnología de nuestro lado, como herramienta, vamos a ser capaces de desarrollar las mejores técnicas de extracción, le agregaremos valor al mineral y también garantizaremos procesos de explotación de acuerdo con los más altos estándares de cuidado. La explotación del litio evoluciona junto con la biodiversidad y las comunidades”.

(*)Rubén Moraga, SEREMI Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, Macrozona Norte.