Lecturas de la contingencia

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La mirada duopólica, tradicional/conservadora. El caso Marcel, el componente de representación política en el próximo gabinete ministerial, la “moderación” y el cumplimiento del programa de Apruebo Dignidad, la “burbuja de la información” y la diversificación de los actores comunicacionales/periodísticos

Hugo Guzmán. Periodista. Santiago. 24/01/2022. 1.-Ciertamente hay distintas formas de mirar/pararse frente a esta contingencia, marcada todavía por el nuevo gabinete ministerial de Gabriel Boric, junto a otros asuntos como la continuidad de balaceras y homicidios, tensiones en La Araucanía, la agenda legislativa y hasta el “barros luco palta tomate con extra mayo” que se fue a comprar Boric a La Terraza. Observar el fin de semana noticioso/analítico pos nombramiento de las/los ministros de la próxima administración, es corroborar un énfasis en la lectura duopólica de la contingencia política (es decir, de los medios de dos consorcios periodísticos que hegemonizan la prensa chilena), que inclusive irradia a otros medios televisivos y radiales tradicionales, aunque no a todos. En ello, priman las vocerías tradicionales/conservadoras, con formatos y tonos que parecen no dar del todo con el “nuevo ciclo” abierto en el país. Eso tiene que ver con el establecimiento de percepciones/certezas, datos de la realidad, perspectivas y agenda que no siempre dan cuenta fidedigna del escenario que se vive o que viene. Pese a lo cual, imponen agendas y pautas de discusión/análisis/información.

2.-Hay, por ejemplo, una insistencia majadera en priorizar el nombramiento de Mario Marcel al frente del Ministerio de Hacienda, en una línea comunicacional de colocar ahí un eje determinante de la futura administración, de polémicas/contrapuntos. Cuando todo indica, por declaraciones de distintos personeros de Apruebo Dignidad, que ese ministro tendrá que subordinarse a un programa y a las políticas públicas de ministerios también estratégicos, porque de lo contrario será más de lo mismo, algo que la futura administración del conglomerado Apruebo Dignidad pretende dejar atrás. Se supone que Marcel no será un nuevo Andrés Velasco ni un nuevo Rodrigo Valdés. Como señaló un analista de la plaza, se debería tender a ver al ministro de Hacienda más como el cajero del Gobierno, y no como el gerente de La Moneda. Hay comentarios como los del ex ministro Francisco Vidal, en el sentido de que “el ministerio más difícil en el Chile de hoy, no es Hacienda, es Interior”. Como sea, al observar los medios tradicionales (impresos, portales, TV, radio) se constata una continuidad en el relevar Hacienda y ahora, particularmente, a Marcel, cuando todo apunta a que el camino que viene es de construcción de transformaciones donde habrá reformas de primer orden en ámbitos previsionales, laborales, de gasto social, uso de recursos naturales, pandemia, inversión. De improviso, más parecería un tono mediático para convertir a Mario Marcel en una especie de supuesto garante para grupos económicos y financieros, gremios empresariales, la Bolsa de Valores y segmentos conservadores, en la idea de que con su gestión parará fines reformistas del nuevo Gobierno. Quizá tenga que ver con el conocido pauteo de agenda que suelen hacer medios gravitantes.

3.-Es cierto que, para sorpresa o reticencia de algunas/algunos, varias ministras/ministros vienen de partidos de la ex Concertación. Pero escasa mención hubo a que esas personas rompieron hace tiempo con tesis del antiguo conglomerado -hoy Nuevo Pacto Social, del cual no se sabe a ciencia cierta en qué terminará- y se sumaron hace rato a políticas y programas de transformación, antineoliberales y de cambios profundos en el país. Incluso más, no es nuevo que desde algunos partidos del Frente Amplio, hace un tiempo que hay coincidencias con posturas que sostienen representantes de la socialdemocracia o el llamado “socialismo democrático”. Sin embargo, a este escenario se le implantó una lectura de polémica, controversial, generadora de tensiones. Si bien eso fue real, sobre todo a partir de vocerías de actoras y actores políticos, en una lectura no tradicional/conservadora, la situación tuvo más que ver con un método en el arte de la política: generar correlación de fuerzas favorable a un proyecto. Dicho en el modo discursivo del Presidente electo y futuros ministros o ministras, “ampliar la base política” del Gobierno que se inicia el 11 de marzo. En palabras de la futura vocera de La Moneda, Camila Vallejo, eso no tiene un tono negativo, sino que “hay que entender que la transversalidad que tiene este gabinete es un valor, no una dificultad”. Claro, se podrá no estar de acuerdo y desde segmentos de Apruebo Dignidad se expresaron cuestionamientos o silencios. Como sea, lo que se está garantizando en las declaraciones desde “La Moneda chica” y partidos vinculados al proyecto de Boric, es que no se esperan disidencias de quienes estarán en la primera línea ministerial, como lo ocurrió al conglomerado de la Nueva Mayoría con ministras/ministros en Interior, Trabajo, Hacienda, Economía, entre otras carteras, que apuntaban en otra dirección. Distintas vocerías indican que todas/todos los ministros tienen como centralidad, el cumplimiento del programa.

4.-Lo de la “moderación”, “prudencia”, “realismo” que se comenzó a instalar en las comunicaciones hegemónicas/tradicionales, llegando a hablar de que Gabriel Boric está fragmentado entre sus posturas en la primera y segunda vuelta presidencial, no tiene correlato con algo muy objetivo: el programa explicitado/establecido. La revisión del texto más bien constata incorporaciones temáticas y nuevos énfasis, pero no hubo un cambio en la esencia de su contenido y con lo cual el sello de transformaciones estructurales se mantuvo. Lo que sí ocurrió, y lo dijeron Boric, Vallejo y Giorgio Jackson, es que se le comenzó a hablar a un ámbito más abierto/diverso de la sociedad, incluida gente de regiones y sectores de trabajadores. Lo que pasa, al parecer, es que en la técnica discursiva, de instalación de sensaciones/apreciaciones, se trata de presionar políticamente, a través de repeticiones mediáticas, para lograr un anhelo: que Boric y Apruebo Dignidad no avancen por donde tienen trazado avanzar. Por eso es polémico/peligroso ese discurso de la moderación y el freno. Es una herramienta comunicacional para distorsionar propósitos.

5.-Hay algo que dijo la diputada Karol Cariola sobre Mario Marcel que, se supone, corre para todas/todos los integrantes del equipo ministerial. Podrán existir desacuerdos puntuales con el programa de Apruebo Dignidad, pero todas/todos deben trabajar para el cumplimiento del texto establecido. Por ello, en el quehacer comunicacional duopólico/conservador, hay desde ahora la búsqueda de esos desacuerdos para instalarlos como ejes centrales, como disidencias de alto vuelo, como puntos de quiebre para, precisamente, torpedear la unidad ministerial en torno de los objetivos establecidos. En ese sentido, podría ser contraproducente que, como en períodos relativamente recientes, se empieza a instalar la idea de “los matices” dentro de la gestión del Gobierno. Eso podría horadar el desempeño. Y la primera manera de salir con aquello, es por las vocerías poco cuidadas o intencionadas.

6.-Todo esto, por lo demás, tiene un encuadre algo elitista o de la “burbuja de información” de la que habló Jackson, y puede responder al campo político/comunicacional de quienes están en posiciones de poder/influencia como altos funcionarios, dirigentes políticos, medios de comunicación, gremios empresariales, generadores de opinión. Sin embargo, un tema crucial, en definitiva, es cómo llegará con su mensaje/gestión el Gobierno y Apruebo Dignidad, junto a sus aliados, a la ciudadanía, al pueblo, a la opinión pública. Porque dado el carácter del signo de la administración -transformaciones estructurales para garantizar derechos- dejar los debates, los argumentos, los datos, los antecedentes, las razones, prioritariamente en el marco de la lectura duopólica/tradicional/conservadora -aunque hoy sea el hegemónico-, desarrollando ahí las polémicas e instalando solo ahí las vocerías, apunta a un estilo/mecanismo deficitario. Un gran desafío es cómo recurrir a los diversos/complementarios instrumentos de comunicación/difusión que permitan potenciar mensajes, discursos, tonos, improntas, relatos, argumentos, sensibilidades, percepciones. Avanzar hacia la diversificación de los actores comunicacionales/periodísticos. En ello pueden cumplir un rol las redes sociales en todas sus plataformas, los medios sociales y comunitarios, la prensa popular y transformadora, medios regionales y comunales, la propaganda social, y las/los ciudadanos convertidos en una vocería en la base social del país. Jackson indicó en algún momento que hay que estar en los medios de gran alcance, algo incuestionable. Pero la experiencia de 30 años demuestra que quedarse pegado allí, no resuelve temas cruciales de las comunicaciones y las miradas de la contingencia que, en definitiva, incide mucho en las percepciones/certezas de la gente acerca de un Gobierno. Modificar el diseño/aplicación comunicacional podría ser parte del “nuevo ciclo”.