Las intervenciones de los consejeros comunistas al final del proceso constitucional

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Karen Araya, Fernando Viveros y Alexis Cortés criticaron fuertemente la propuesta emanada.

Santiago. 31/10/2023. Una Constitución de Derecha y mal hecha: Intervención Final Comisionado Experto Alexis Cortés, 30/10/2023

Estamos aquí no solo porque el origen del texto que nos rige sea dictatorial, lo hacemos porque la Constitución vigente ha sido un problema para la democracia. Su función ha sido obstaculizar cambios y reformas sociales demandadas por la ciudadanía.

Quienes imaginaron el texto del 80 querían constreñir al adversario para que, si llegara al gobierno, no pudiera implementar sus políticas y tuviera que resignarse a administrar lo que la dictadura nos heredó: Un Estado antisocial que permitió un sistema de salud y de educación segregadores y un sistema de pensiones privatizado y con jubilaciones de miseria. El resultado: un sistema político cada vez más insensible e impotente ante las demandas sociales, las que solo han sido escuchadas cuando estallan.

Una Constitución no es la solución a los problemas que una sociedad enfrenta, pero tampoco puede ser la fuente de sus problemas.

Y justamente estamos ofreciendo una Constitución que profundiza los mismos defectos de la Carta Magna que queremos dejar atrás. Una Constitución de derecha, maximalista, que constitucionaliza las políticas públicas de un sector y que, ante una supuesta crisis moral de la sociedad, ofrece su propia moral como norma suprema.

Gino Germani decía que uno de los rasgos de la modernidad es que el cambio está previsto en las propias normas. En nuestro caso, ellas buscan impedirlo, como si el pueblo de Chile y sus aspiraciones permanecieran inalterables en el tiempo.

Lamento decir que este proceso, independiente del resultado de diciembre, ya fracasó. Y lo hizo, porque desde que se instaló el Consejo, su principal fuerza controladora, ya anunció que ésta no será la Casa de Todos. Que algunos, como yo, no éramos bienvenidos, que no sería deseable un acuerdo casi unánime como el del Anteproyecto. Esta es SU casa, SU condominio cerrado, y a nosotros, apenas, nos quieren “puertas adentro”.

Y aclaro, no estoy enamorado del anteproyecto. Muchas normas no me gustaban. Pero eso era secundario ante la existencia de un acuerdo transversal. Lo ejemplifico en el acuerdo del anteproyecto que permitió consagrar el trabajo decente y la libertad sindical acorde al estándar internacional de DDHH, como una forma de equilibrar el Orden Público Económico proveniente de la Constitución del 80. ¿Qué hizo el Consejo conducido por la derecha? Mutiló y restringió tanto el trabajo decente como la libertad sindical y reforzó y amplió aún más su orden económico neoliberal, o sea, un doble desequilibrio.

Se ha dicho que hay que votar a favor en diciembre para cerrar definitivamente la cuestión constitucional. Pero, la evidencia empírica indica que duran más aquellas constituciones que son, primero, flexibles, adaptables a circunstancias cambiantes; segundo, inclusivas en su redacción, para comprometer al mayor número de actores en su respeto y; tercero, específicas, cuando se cumplen las dos condiciones previas. Sin embargo, esta propuesta es excluyente, pues inconstitucionaliza las políticas progresistas; es menos flexible que el texto vigente, rigidiza políticas públicas e impide la adecuada acción del Estado. Al mismo tiempo que cae en detalles impropios para una Constitución: política tributaria, beneficios carcelarios, número de parlamentarios, porcentaje de currículum de educación, etc.

La aprobación de este texto no cerrará la cuestión constitucional, pues provocará la constitucionalización permanente de la política. Quienes vean sus políticas declaradas inconstitucionales, procurarán modificar o reemplazar la Constitución para poder cumplir sus programas, con la tentación de constitucionalizar sus propias políticas cuando las mayorías los favorezcan.

Se ha dicho que quienes se manifiestan en contra de esta propuesta de derecha, se están quedando con el texto de Pinochet. No es cierto. Lo que estará en cuestión en diciembre es si este texto es lo que Chile necesita para superar su problema constitucional. Los únicos que han manifestado transparentemente su preferencia por el texto vigente, son justamente quienes han dirigido el proceso: el Partido Republicano. Ellos han hecho un esfuerzo extraordinario para que la nueva propuesta constitucional sea inaceptable para quienes no sean de derecha. Las encuestas muestran que están cumpliendo su objetivo: el nuevo texto no concita apoyo mayoritario. Así, obligarán al país a elegir entre un texto deslegitimado, pero fácil de cambiar y un texto mucho peor y más difícil de modificar. Chile no merece lo que la derecha le está ofreciendo. El remedio no puede ser peor que la enfermedad.

Se ha dicho que este texto no es de derecha, porque consagra el Estado Social y Democrático de Derecho en su primer artículo. Sin embargo, esto es meramente declarativo, pues el cuerpo normativo posterior imposibilita su realización. Porque se conservan los principios de construcción del Estado Subsidiario a la chilena: la servicialidad, la autonomía de las agrupaciones sociales y un rol deficiente del Estado en la economía, sea para participar, regular o sancionar. A la eliminación de la potestad reglamentaria autónoma del presidente, se le suma la imposibilidad de castigar el abuso con el desmantelamiento del Derecho Administrativo Sancionador. Además, será un Estado con menos recursos para implementar progresivamente los mermados derechos sociales consagrados, por la exención de las contribuciones que financian el Fondo Común Municipal, por un derecho fundamental a la rebaja de gastos, por la compensación de cargas públicas discriminatorias y desproporcionadas y por la responsabilidad patrimonial del Estado legislador. Junto con ello: hay ausencia de institucionalidad de protección de DDHH, se consagra una acción cautelar de derechos sociales desmejorada y hay normas redundantes para evitar que tribunales velen por el cumplimiento de los derechos sociales. Finalmente, la mayor parte de las políticas públicas de educación, salud y seguridad social de los países europeos, que sí tienen esta forma de Estado, en Chile, serán inconstitucionales.

Lo que se configura es un Estado Social y Democrático de DERECHA, aunque estoy siendo generoso con lo de social y democrático.

JAK, el principal responsable de esta propuesta Constitucional, ha dicho que su Constitución combate los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, la agenda 2030. Tiene razón, esta propuesta no permitirá: reducir las desigualdades, ni promover la igualdad de género, el trabajo decente o una mejor acción por la crisis ecológica. Porque esta Constitución es de Derecha y está mal hecha, con decepción, votaré en contra en diciembre.

Intervención final de Karen Araya

Por su intermedio Presidenta, 

Hoy no habrá sorpresas en el resultado de la votación. No las hubo ni en comisiones ni en los plenos anteriores. Es que para nadie es un misterio que este espacio está bajo control de una fuerza política neoliberal y conservadora, compuesta por 4 partidos, donde el partido Republicano pone la música para que el resto la baile. 

Pero es bueno recordar que nos trajo hasta acá. Las razones son diversas, había en el pueblo un malestar latente hacia el sistema económico, ocasionado por los graves abusos de empresas privadas, la Polar, las farmacias,  las desigualdades en el acceso a la salud y educación, el fracaso de las AFP, las Isapres, la pésima distribución de los ingresos. El alza del transporte público fue solo la gota que rebalsó el vaso. 

Esto dio origen al proceso constituyente anterior, donde recordarán que se votó en la ducha, que habían personas con disfraces y que de aprobarse las personas perderían sus viviendas, como lo instalaron muchos de ustedes. No como en este proceso, donde sólo ocurrió que las normas eran presentadas a altas horas de la madrugada, cinco minutos antes de que fuesen votadas, donde presentaban graves problemas técnicos y también de fondo, pero lo escribieron personas con corbata. Que luego pasaron máquina. 

Nos dijeron que NO era la casa de todos, que se podía “rechazar para reformar”. Así, el 8 de julio de 2022 ChileVamos hace un compromiso por la “ampliación de los derechos fundamentales”.

Durante la campaña, el candidato Luis Silva dijo “El Partido Republicano no quiere una nueva Constitución, y el candidato Paul Sfeir señaló: “Yo voy a trabajar a favor de que se mantenga la Constitución vigente”. Ambos electos.

Estamos acabando el proceso y es claro que algo extraño ha estado pasando. 

¿Por qué el partido republicano, Chilevamos y Kast estarían a favor de cambiar la Constitución de 1980? Que siempre han defendido férreamente.

La explicación es que esta Constitución es más de derecha que el texto vigente. Es más neoliberal, es más conservadora, y es una que va a profundizar la desigualdad.

Nos hablan de la necesidad de aprobar para dar estabilidad al país, como si la justicia fuera una mercancía que pueden comprar con su Constitución. 

De lo que no nos hablan es de las razones que nos llevan a estar acá, quienes genuinamente queremos cambiar la actual Constitución para superar la desigualdad y el abuso que se vive día a día en nuestra sociedad, superar el modelo neoliberal qué valora más el dinero que la dignidad humana y que durante décadas ha convertido los derechos en mercancía. Es así como la educación en Chile es un bien de consumo, la salud es un negocio y los fondos de pensiones son préstamos sin interés para los grupos económicos que controlan nuestro país. Eso es lo que nos tiene acá es la necesidad de cambiar «las reglas del juego» de nuestra sociedad que tiene ciudadanos de primera y segunda clase. Consumidores con dinero que pueden pagar por salud, educación y una jubilación suficiente y el resto de nosotros, abandonados a la deriva, a la incertidumbre de no saber si alcanzaremos a llegar con nuestros sueldos a fin de mes, si podremos costear la enfermedad de uno de nuestros hijos o apoyarlos en sus sueños de ser profesionales. 

Desde niña vi las manos de mi padre ajadas, esas manos de un obrero que entregó su vida por sus hijos para darles  una mejor vida, el sacrificio de los más pobres, de los que se levantan a las 5:00 de la mañana para llegar a sus trabajos, con remuneraciones de miseria. De personas que no alcanzan a ver a sus hijos por las noches. Crecí presenciando esto. Y no lo merecemos. merecemos un mejor país, uno más justo, que les dé la oportunidad de ser felices, donde los niños y niñas vean la posibilidad de realizar sus aspiraciones, y no sometidos al miedo a un futuro inviable por la codicia de unos pocos. 

El rechazo no terminó con las desigualdades ni los abusos, ni mejoró las pensiones, la salud o la educación, ni se avanzó en las prometidas reformas . 

Esta propuesta que se aprobará hoy mantiene muchas cosas igual y otras, las empeorará. ¿Por qué? Porque quienes condujeron este proceso nunca compartieron la idea de que Chile necesitaba cambios. 

Una Constitución que no mejorará ni la salud, ni la educación, ni las pensiones. Una Constitución que empeorará la situación de las mujeres, que permitirá la destrucción de nuestro medioambiente, debilitará la lucha contra la corrupción, empobrecerá a los municipios más pobres, debilita los derechos de las y los trabajadores.

Una Constitución que pone fin al debate democrático sobre cómo queremos resolver nuestros problemas sociales, pues vuelve inconstitucional un sin fin de visiones, imponiendo una sola visión del mundo.

Lamento decirles a mis compatriotas qué con esta Constitución, tendremos que seguir cantando el «baile de los que sobran» hasta que la dignidad se haga costumbre y también hasta que la dignidad se haga Constitución. 

Voto en contra por el pueblo de Chile. 

Intervención Fernando Viveros

Dedico esta última intervención a las miles de familias de la Región de Coquimbo y de mi país, pero principalmente a las grandes mayorías, no aquellas minorías privilegiadas, sino al gran número de familias que trabaja y vive en un país injusto, que esperaba que este 

Consejo Constitucional recuperara, mejorara, las reglas del juegos.

Escucho con estupor y asombro que este proceso fue de acuerdos, “la casa de todos y todas”. Mentira. No chilenos, no chilenas. Este texto es impuesto con una sola mirada. De hecho, los acuerdos no llegaron, fueron impuestos por una mayoría. 

Hoy, la letra chica se fortalece como forma. Hoy los versos de amor se cargan de odio cuando los más humildes o aquellos que no tienen las riquezas o los derechos se los exigen. 

Era obvio, los poderosos representados por la derecha se alinearía en la defensa de sus privilegios heredados a través de una nueva Constitución que le diera institucionalidad a las ideas extremas y neoliberales, sin nada de humanidad, que defienden.

La derecha evita hablar de Derechos Humanos, hablan de los derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana, pero nunca han tenido un compromiso real con los derechos humanos. La propuesta para beneficiar a los criminales de lesa humanidad de Punta Peuco tiene un profundo sentido político: Para la derecha, no son las movilizaciones de octubre del 2019 las que permitieron este proceso, si no son aquellas que el 11 de septiembre de 1973 rompieron con el orden constitucional e impusieron su modelo. Están agradecidos de ellos, por eso los benefician constitucionalmente.

Pinochet no constitucionalizó las AFP. De hecho, quería que las Fuerzas Armadas y Carabineros mantuvieran su sistema de reparto. Esta propuesta avanza aún más de lo que se lo que se atrevió Pinochet, constitucionaliza el sistema de AFP tal como lo conocemos y nos condena a seguir con sus pensiones de miseria y a ellos con el beneficio de negociar con el dinero de todos y todas.

Es más, conociendo la realidad del país en que adultas y adultos mayores viven con pensiones de hambre luego de una vida de trabajo, institucionalizan las AFP, construyeron una Constitución sin derechos sociales realmente garantizados, con un estado social democrático y de derecho de papel. ¿Se les olvidó que estamos aquí porque la gente demandó una mejor calidad de vida con mejores condiciones para para dar solución a la crisis de desigualdad social que tiene el país? En vez de trabajar en aquello, decidieron hacer un salvataje constitucional a modelos que hoy todas y todos sabemos han fracasado. 

En vez de crear un sistema público y privado de salud que pudiera convivir y que asegurara el derecho a la salud digna, decidieron constitucionalizar las Isapres, las mismas que hoy lucran, eligen con pinzas a su cliente y llevan décadas de cobros abusivos.

Dijeron que sería una Constitución ciudadana, pero sabiendo que hay cientos de jóvenes que se deben endeudar para estudiar, no quisieron avanzar en una educación pública, gratuita, sin discriminación y sin lucro.

Esta Constitución es mezquina, no reconoce a las personas con discapacidad como sujetos de derecho, así como tampoco a niños, niñas y adolescentes. La participación ciudadana, presentada a través de iniciativas populares de normas sobre estos puntos fueron totalmente desnaturalizadas. 

No quisieron, a pesar del alto riesgo de cambio climático, asegurar el derecho al agua para el consumo humano de la ciudadanía, un elemento esencial para la subsistencia de las personas y el medio ambiente que vivimos, profundizando, en cambio, solo el acceso, profundizando el mercado de las aguas nuevamente como un privilegio solo de unos pocos.

¿A quién le sirve esta Constitución? Con tristeza y honestidad, debemos responder: sirve a los grandes empresarios, a los más ricos, a sus cálculos electorales, aquellos que pueden librarse de cualquier forma de tributo justo que les corresponda. Hay que decirles con todas sus letras, en cada rincón de Chile, de la patria: Esta propuesta de Constitución es mala, es solo para unos pocos y es mezquina, no empareja a la cancha, sigue protegiendo el interés de los mismos de siempre. 

Esta es una Constitución hecha sin amor por Chile. Esta es una Constitución hecha sin amor por su gente. Por todo esto, presidenta, digo no a la Constitución de los abusos, ya que no cierra para nada los anhelos de justicia que nuestro pueblo tanto ha pregonado, por eso votaré en contra y nunca abandonaré la construcción de un país mejor. 

Esta propuesta constitucional no dará más estabilidad al país, al contrario, sus ideas extremas polarizan aún más el Chile del futuro. Podrán ganar hoy, pero no ganarán mañana, nuestros sueños de justicia social son más grandes que toda su riqueza. 

Muchas gracias, presidenta.