“La derecha no tiene propuestas, sólo tiene restricciones”: Marcos Barraza

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El integrante de la Comisión Política del Partido Comunista sostuvo que “es evidente que la derecha ha tensionado y obstruido las políticas transformadoras de este Gobierno, es evidente que la oposición tiene una agenda muy restrictiva en términos sociales, políticos y económicos” y, en esa línea, añadió que “lo que está cursando es un intento de la derecha por estigmatizar las demandas sociales, por penalizarlas, por poner las demandas sociales como equivalencia de violencia”. Expresó que “el contrapunto es que las izquierdas deben esforzarse por tener un proyecto que de soluciones a las principales demandas sociales que hay en Chile”. El también exministro de Desarrollo Social, dijo que frente a la posibilidad de avanzar en reformas como la de pensiones, “la pelota está puesta en la capacidad que tenga el movimiento social de respaldar las iniciativas, de hacer prevalecer las transformaciones”. Enfatizó que “si no existe movimiento social activo, con capacidad de convocatoria y movilización, no existe capacidad de sostener la agenda transformadora”.  De cara a la próxima Cuenta Pública del Presidente Gabriel Bloric, planteó que “va a quedar de manifiesto que el Gobierno ha desplegado sus mejores esfuerzos en materia de implementación de políticas comprometidas con el pueblo de Chile”.

Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 18/5/2024.  Este fin de semana hay una reunión mundial de la extrema derecha en España, va José Antonio Kast, ¿cómo ve estos movimientos de la ultraderecha?

Es evidente que hay una ofensiva de la extrema derecha que tiene como propósito mantener los patrones de dominio político y cultural y los estándares de acumulación exacerbada de grupos económicos. La derecha tradicional, porque no es algo sólo de la extrema derecha, ha radicalizado sus posiciones excluyentes, se aprecia en Chile, en América Latina, y se observan ofensivas de derecha como la que impulsa (Javier) Milei en Argentina que no se agotan en las fronteras nacionales, sino que buscan una articulación a nivel continental y planetario.

Parece que va de la mano con frenar proyectos reformistas, transformadores. Aquí se plantea que hay un obstruccionismo ante reformas, aunque lo desmienten, diciendo que los proyectos son malos.

El contrapunto de eso es que las izquierdas y la centroizquierda deben esforzarse por tener un proyecto que de soluciones a las principales demandas sociales que hay en Chile y en el mundo. Compatibilizar crecimiento económico con desarrollo, con calidad de vida, con sostenibilidad ambiental. Profundizar los derechos económicos, sociales y culturales y no caer en regresiones y en retrocesos históricos como los que plantea la derecha y la extrema derecha. Y eso no es una labor de un sector determinado de las fuerzas democráticas, sino que requiere de un esfuerzo mancomunado y compartido. En ese sentido, la señal que se da desde los partidos de Gobierno, sumada la Democracia Cristiana, por tener una lista única en las elecciones de alcaldía es muy potente, porque establece un propósito común de cómo enfrentar a la derecha y evitar un retroceso histórico. Lo que no puede ocurrir es que desde la izquierda, desde la centroizquierda, no se vea el riesgo de ese retroceso democrático. Ahora, ese riesgo no se enfrenta solamente con una alianza electoral, sino que obliga a una profundización programática que ponga al centro las principales urgencias sociales. Hay deudas en materia de calidad de vida, de ingresos, de trabajo decente, de productividad con valor agregado, en listas de espera. Es imperativo, por lo demás, alcanzar unidad política y social entre los partidos políticos, entre los movimientos sociales, para viabilizar reformas. La derecha, hasta ahora, ha sido efectiva en obstruir la agenda legislativa. Y esa agenda no se apresura sin la participación de los movimientos sociales.

Se instala que no salió bien la ley corta de Isapres, no está claro en qué terminará la ley de pensiones y el acuerdo fiscal, no se ven avances efectivamente en la agenda legislativa social. Se le achaca al Gobierno, y se ve repetitivo que no hay correlación de fuerzas en el Congreso. ¿Cómo responder a eso?

Creo que la pelota está puesta en la capacidad que tenga el movimiento social de respaldar las iniciativas y las reformas, de hacer prevalecer las transformaciones.

Pero estamos frente a un movimiento social replegado.

Creo que se está abriendo camino gradualmente. El Paro Nacional de la CUT (Central Unitaria de Trabajadores) en abril, luego la movilización del Primero de Mayo, la capacidad de los estudiantes universitarios en la solidaridad con el pueblo palestino, son esfuerzos que van recomponiendo las capacidades movilizadoras, las van restaurando. Ahora, lo cierto es que si no existe movimiento social activo, con capacidad de convocatoria y movilización, no existe capacidad de sostener la agenda transformadora. Voy a colocar un ejemplo: la información que se proporcionó respecto de las 123 mil personas que se pensionaron en 2023, es que un 50% tiene pensiones de 91 mil pesos; en el caso de las mujeres, de pensión autofinanciada es de 43 mil pesos. El promedio de las pensiones es de 158 mil pesos en términos globales. Ese dato, hace unos años, habría sido conmovedor y movilizador, y hubiese conminado a la derecha a tener una posición más flexible. Pero la derecha muestra indiferencia frente a una realidad agresiva en términos de calidad de vida. Niega evidencias y se atreve a tratar de dilatar la votación del sistema de pensiones en la comisión del Senado porque ha agudizado sus posiciones. Pues bien, para contrarrestar esas capacidades evidentemente que se requiere de un Gobierno con voluntad, pero también se requiere de un movimiento social con capacidad de movilización. En ello, el diálogo, el puente que se establezca entre el Gobierno y el movimiento social es determinante.

¿Es desafiante para el Gobierno la próxima Cuenta Pública del Presidente Gabriel Boric?

Creo que va a quedar de manifiesto que el Gobierno ha desplegado sus mejores esfuerzos en materia de implementación de políticas comprometidas con el pueblo de Chile. Ahora, si la reforma tributaria no avanza, es porque la derecha ha tenido un obstruccionismo enconado, si la reforma de pensiones no ha avanzado, es porque la derecha ha manifestado una resistencia brutal. Lo que hemos visto estos días frente al anuncio de que se va a presentar un proyecto para la condonación, ajuste y nuevo financiamiento en materia de CAE (Crédito con Garantía Estatal) es que ha encontrado ya una furibunda resistencia de la derecha, en circunstancias que personas afectadas por el CAE, o los créditos CORFO (Corporación de Fomento) son 2 millones 800 mil, y que en el caso del CAE están frente a abusos brutales. De esa realidad el Gobierno se está haciendo cargo, pero se requiere, ahí también, de mayor articulación entre el Gobierno y el movimiento social.

¿Cómo ve la baja aprobación del Presidente Gabriel Boric, estas polémicas respecto a que cambia de opinión, el episodio del perro “Matapacos”, cuestionamientos a su gestión? ¿Qué factores ve en torno de eso?

Hay que concentrarse más bien en los factores. En este caso es evidente que hay una ofensiva de la derecha por menoscabar, por debilitar, por incorporar cuñas divisionistas al interior de fuerzas de Gobierno, respecto a la figura presidencial. Hay un esfuerzo sistemático en esa dirección. Esto no significa ser obsecuente, por el contrario, la lealtad al Gobierno se expresa en plantear los puntos de vista desde los partidos y hacer ver cuando hay disconformidades y procesarlas. En el caso de los comunistas, evidentemente que lo que nos moviliza es el cumplimiento del programa de Gobierno, lo comprometido y no sucumbir por la crítica fácil y más bien concentrarnos en cómo viabilizamos las políticas con enfoque de derechos que el Gobierno ha comprometido.

Hablando de sociedad civil, o de situaciones de sectores de la población, en las últimas semanas hubo planteamientos de colectivos de derechos humanos respecto a decisiones peligrosas para la democracia, hay inquietud por desalojos de tomas poblacionales, se han visto serios conflictos laborales.

Yo ahí retorno a la parte inicial de esta entrevista, porque es evidente que hay una articulación de la derecha y la extrema derecha para conculcar derechos y que políticamente se puede traducir en un retroceso histórico. En materia de derechos humanos, en la dimensión más amplia, derechos económicos, sociales, culturales, civiles o de primera generación, es evidente que la derecha intenta legitimar un discurso y medidas vulneradoras. Lo hace cuando de manera insensible algunos personeros y personeras de Republicanos se burlan de la vulneración de derechos humanos vivida por los conscriptos en Putre, cuando se intenta que la situación del conscripto Franco Vargas con resultado de muerte, sea vista por tribunales militares y no por la justicia ordinaria. Es evidente que la situación de los jugadores de Cobreloa que incurrieron en un abuso sexual masivo no ha sido tratado con la sensibilidad social que debe ser tratado. El intento de generar impunidad para los responsable de crímenes de lesa humanidad muestra la ofensiva de la extrema derecha. Ahora, en materia de derechos sociales, y a partir de tu pregunta de desalojos, el país tiene que connotar la situación de personas que viven en campamentos como un problema social. En los medios de establece que hay delincuencia en los campamentos, y delincuencia hay en zonas que no son campamentos. No se aborda, y en ese hay que ser enfáticos, la situación de déficit habitacional. El plan de emergencia que el Gobierno ha planteado es robusto, contundente, hace unos meses llevaba ejecución de 105 mil viviendas, son 265 mil, hay que verlo como un tema de derecho social.

Desde la oposición y sectores conservadores se está instalando esto del “octubrismo” y que poner demandas o movilizarse socialmente tiene que ver con eso. Se mete una cuña ahí.

Lo primero es que a mí no me gusta hablar de “octubrismo”, creo que es una definición de sociología de derecha, porque intenta connotar el estallido social de 2019 como un problema de violencia. Y resulta que los alcances de ese proceso que se origina en Chile como proceso político tiene explicaciones y fundamentos en las profundas desigualdades de la sociedad chilena, en la concentración económica, en la acumulación extrema y el menoscabo de la calidad de vida de la población, en zonas de rezagos, en listas de espera en salud, en definitiva, en una situación de desigualdad y abuso en Chile. Hablar de “octubrismo” no creo que sea razonable desde el punto de vista de la izquierda. Lo que está cursando es un intento de la derecha por estigmatizar las demandas sociales, por penalizarlas, por poner las demandas sociales como equivalencia de violencia y eso no es así. Lo que demanda la inmensa mayoría del movimiento social está ajustado a reivindicaciones justas y legítimas.

En las últimas semanas se armó un debate por la reforma política. Lo que se vio fue polémica por porcentajes de representación, se habló de partidos chicos y partidos grandes, de porcentajes para entrar al Congreso, sanciones a los legisladores que se van de sus partidos. Pensando en una real reforma al sistema político, ¿no queda muy parcializada la discusión, muy atada a cosas específicas de interés para los partidos solamente?

Es que hay un elemento de inicio en tu pregunta. Sería inexplicable para la ciudadanía, para el pueblo de Chile, que no se legislara la reforma de pensiones, que mejora el ingreso de las y los pensionados desde el presente, y se priorice una reforma al sistema político, donde los propósitos no se condicen con la profundización de la democracia. Primero, el debate no es de reglas del sistema, debe ser integral. Y problematizar el sistema político sólo en procedimientos, como cuál es el porcentaje para la legalización de un partido, claramente es insuficiente. Se requiere de un debate más profundo de representatividad y emergencia de nuevas ideas sobre calidad de la democracia, sobre participación. Los enfoques que se le han dado al debate desde la derecha claramente buscan restringir los niveles de participación política, los niveles de representación, y postergar los debates de urgencia social, como son las pensiones, la reforma tributaria y el fortalecimiento de la salud pública.

Hace unos meses parecía que la oposición tenía buen pronóstico para las elecciones municipales y de gobernadores. ¿Es así, o está todo abierto?

Creo que el resultado está abierto. Es evidente que la derecha ha tensionado y obstruido las políticas transformadoras de este Gobierno, es evidente que la oposición tiene una agenda muy restrictiva en términos sociales, políticos y económicos. También es cierto que la derecha no tiene propuestas, sólo tiene restricciones. Eso lo percibe la ciudadanía. El punto de partida en esto es que el resultado del último plebiscito mostró las debilidades de la derecha y las diferencias con las ideas transformadoras. En ese cuadro, el que la derecha no tenga propuesta común en materia municipal, de alcaldías, es una debilidad. Al mismo tiempo es una fortaleza de las fuerzas democráticas y transformadoras. En ese sentido creo que la cancha está más favorable, más abierta, para las fuerzas que apoyan al Gobierno, incluida la Democracia Cristiana.