Los programas se copian entre sí, las franquicias internacionales son similares, los formatos son idénticos. Así tenemos espacios en distintos canales como: “Podemos hablar”, “¡Ahora caigo!”, “¿Qué dice Chile?”, “Pasa palabras”, “Got Talent”, “Master Chef” y hasta “La divina comida”, con una serie interminable de “rostros” convertidos en jueces “especialistas”, con esquemas archisabidos donde surgen uno que otro futuro “rostro” también.
José Luis Córdova. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 8/4/2024. La rutina y la reiteración de contenidos embarga lamentablemente a la televisión chilena. Los programas se copian entre sí, las franquicias internacionales son similares, los formatos son idénticos. Así tenemos espacios en distintos canales como: “Podemos hablar”, “¡Ahora caigo!”, “¿Qué dice Chile?”, “Pasa palabras”, “Got Talent”, “Master Chef” y hasta “La divina comida”, con una serie interminable de “rostros” convertidos en jueces “especialistas”, con esquemas archisabidos donde surgen uno que otro futuro “rostro” también.
Curiosamente la originalidad y el atrevimiento están en espacios de canales marginales como TVMás: “Toc Show”, “Tal cual”, “Sígueme” con bastante farándula, pero más audacia y creatividad en los formatos y las pautas de contenidos. No faltan los nostálgicos ochenteros y seguidores de Jordi Castel, Patricia Maldonado y Raquel Argandoña, así como Claudia Conserva, Daniel “Huevo” Fuenzalida, “Pollo” Valdivia, Francisco Kaminski y Daniela Campos, que vuelven en gloria y majestad a las pantallas.
Durante la dictadura y la larga transición a la democracia hemos sufrido y soportado una televisión dañina, antidemocrática, con tintes paternalistas, humillantes que convirtieron a la teleaudiencia en meros seguidores de sueños y estrellas, personificados entonces por muchos de estos mismos personajes.
Ya no basta con “Jappening con Já”, “Sábados Gigantes” ni los festivales de Olmué y Viña. Si el público se vuelve más abierto y crítico, es necesario mayor creatividad y audacia en la programación televisiva. Hoy en día, solo Mega se presentó a la concesión del torneo en la ciudad-jardín. No hubo más interesados.
Por otra parte, ¿por qué deben coordinarse las pautas de los noticiarios? Todos se inician a la misma hora, parten con la noticia policial del día; se van juntos a comerciales, así como comienzan los segmentos deportivos en el mismo momento. ¿Es una imposición del marketing? Por el contrario, si uno quiere seguir una noticia, recorre todos los canales para ver si tienen enfoques diferentes. Rara vez ocurre y, además, se emite la misma información al mismo tiempo en todos.
Están acostumbrando a la teleaudiencia a la labor de los “cazadores” de noticias por celular y es habitual tener imágenes “exclusivas” de algún vecino avispado que captó cierta escena desde el balcón de su casa por el teléfono. Son los “noteros” del futuro que deberían terminar con los sonsonetes, las frases hechas, los furcios, muletillas y lugares comunes de ágiles aprendices de “periodismo”.
Todo indica que es necesaria más audacia en el marketing y la parrilla programática y también en los noticiarios televisivos, incluyendo los espacios destinados a informar sobre el tiempo, con meteorólogos que se prestan a bromas y reiteran frases inexplicables para cualquier televidente lego en materias climáticas, sin mayor esclarecimiento, como la corriente de La Niña, vaguada costera, sistemas frontales y otros que nos vemos impelidos a asumir sin conocer, dimensionar ni menos cuestionar. El amaneramiento falso de los “expertos” en cámara no se aminora con la simpatía que muestran algunas o algunos.
Se sabe que las transmisiones deportivas -especialmente el fútbol- son estancos reservados, verdaderos monopolios de goles en manos de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional y sus canales asociados. Así las cosas, se programan partidos sin considerar horarios en nuestro país o el exterior y los goles sólo pueden emitirse tras las transmisiones de TNT Sport.,ESPN y otros canales afines. ¿No ha sido posible diseñar un sistema que supere esta situación? ¿Dónde quedan entonces los “reporteros populares” con sus videos en redes sociales? Y la vieja pregunta: ¿Qué pasa con otros deportes que practica popularmente la gente? Apenas ha podido entrar algo el fútbol femenino, no exento de dificultades.
Un tema aparte al respecto es el uso, abuso y también elusión de contenidos informativos que inundan irresponsablemente las redes sociales. Desde antaño, las mentadas “fakes news” son los viejos “bolos”, las mentiras de siempre que nunca han sido noticias.
Todas estas consideraciones hacen palpable la necesidad de mayor audacia y originalidad en los productores, creadores de contenidos, departamentos de prensa y ejecutivos en general de nuestros canales de televisión caídos en el marasmo, la rutina y la poca creación original.
No todo es responsabilidad del rating (medición) ni del marketing (mercadeo).