HABLEMOS DE LA TELE. No todo es un show

Compartir

La asunción de un nuevo Gobierno tampoco provocó mayores entusiasmos como para explorar nuevos modos de informar, comunicar y mostrar realidades sin caer en muestras de ignorancia y falta de tacto para tratar el tema. Parecía más importante saber si Gabriel Boric usaría corbata, el vestuario de Irina Karamanos, los menos en desayunos y cenas oficiales y otras tonterías, como el regalo del enviado japonés al Presidente electo.

José Luis Córdova. Periodista. 11/03/2022. Lamentablemente la televisión chilena tiende con singular entusiasmo a banalizar y a espectaculizar cualquier acontecimiento -desde la trágica intervención rusa en Ucrania- hasta la reciente transmisión del mando mediante el cual Gabriel Boric asumiera la primera magistratura de la nación de manos del ex presidente Sebastián Piñera, como si fueran un show.

Los colegas Mónica Rincón (CNN-CHV) y José Antonio Neme (Mega) se lucen pontificando como expertos geopolíticos, especialistas en guerras con sus opiniones personales sobre temas que ni los investigadores más avezados se atreven a manifestar en público. Ni Rafael Cavada, Daniel Matamala, Andrea Aristegui y Alfonso Concha “en terreno” se atreven a vaticinar acuerdos, cese del fuego y otros avances que todavía ni se vislumbran en medio de la guerra comunicacional.

Por otra parte, produce vergüenza ajena escuchar a una periodista intentando clases de feminismo a incautas muchachas participantes en las marchas del día internacional de la mujer (por ejemplo) mientras otros colegas explican y se complican para no comprometerse con la alicaída justicia militar en el caso del “milico gate”.

Todos los canales iniciaron de madrugada sus transmisiones en forma especial el viernes 11 de marzo y se conectaron con una emisión oficial en los momentos más relevantes e históricos de esta asunción al mando. La cobertura careció de genuino reporteo ni mayor producción y se limitó a seguir los instructivos de la oficina del presidente electo para los periodistas y no escapó de los cánones de shows a los que nos tienen acostumbrados.

Los estertores del Gobierno de Piñera, el proceso contra el ex general Ricardo Martínez, la inflación y las alzas, el precio del petróleo y del cobre fueron tratados con una liviandad y falta de conocimientos que abisman.

La asunción de un nuevo Gobierno tampoco provocó mayores entusiasmos como para explorar nuevos modos de informar, comunicar y mostrar realidades sin caer en muestras de ignorancia y falta de tacto para tratar el tema. Parecía más importante saber si Gabriel Boric usaría corbata, el vestuario de Irina Karamanos, los menos en desayunos y cenas oficiales y otras tonterías, como el regalo del enviado japonés al Presidente electo.

El día de la transmisión del mando -y antes- colegas como Monserrat Álvarez y el mismísimo Julio César Rodríguez mostraron carencias culturales importantes como desconocer a países como Curazao y, en el fondo, caracterizaban a los países que enviaron delegaciones por su música o bebidas alcohólicas, sin agregar nada informativo o cultural respecto de cada una de estas naciones que nos distinguieron con sus visitas oficiales.

Para qué decir de los temas protocolares donde Mónica Rincón y José Antonio Neme actuaron irrespetuosamente ante los ministros y otras autoridades (salientes y nuevas) sin distinguir el humor de la grosería. Es claro que rellenar en vivo es complejo, pero Carla Zunino y Constanza Santa María se lucieron preocupadas de nimiedades intrascendentes, produciendo vergüenza ajena.

Nadie se enteró por la televisión que estuvieron presentes, por ejemplo, el canciller cubano Bruno Rodríguez, la vicepresidenta del Gobierno y ministra del Trabajo de España, Yolanda Díaz (PC), la ex presidenta de Brasil Dilma Yuseff (PT), Álvaro García Linera, ex vicepresidente de Bolivia y otras personalidades de izquierda.

Otros “noteros” conocidos en cámara como Patricio Angulo, Pamela Araya y Simón Olivero compitieron en repeticiones, furcios, lugares comunes mientras que -extrañamente- se destacaron por sus niveles de sobriedad José Luis Reppening (le hizo falta su colega Priscila Vargas que se fue a Canal 13), también Soledad Onetto y hasta Mónica Pérez, increíblemente mesuradas y cuidadosas de no emitir opiniones arriesgadas. Algo parecido mostraron Gustavo Huerta, Roberto Cox y Polo Ramírez a la altura de las impecables intervenciones de Julia Vial y Eduardo de la Iglesia.

En síntesis, a estas alturas está claro que Canal 13 y Mega encabezarán la oposición mediática bajo la dirección del diario El Mercurio mientras CHV y CNNCHile deberán mostrar sus cartas de legitimidad democrática a partir del interés del empresario Juan Sutil para adquirir la señal nacional del consorcio internacional. En tanto, todo indica que La Red mantendrá una línea imparcial y objetiva mientras los demás canales comerciales.