HABLEMOS DE LA TELE. Había una vez un festival en Viña

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Los canales 13 y TVN queman sus últimos cartuchos en esta empresa que, en realidad, está entregada a la productora Bizarro que, inclusive, ha dejado de lado la participación que en el pasado tuvo la Municipalidad de la ciudad-jardín. De esta manera, el público presente pierde absoluto protagonismo y durante la “Gala” fue marginado y hasta maltratado.

José Luis Córdova. Periodista. Santiago. 20/02/2023. Imposible evitar referirse ni ver partes del actual programa de televisión promocionado como el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar con la pomposa afirmación de que se trata del “festival de habla hispana más grande del mundo”.

No vamos a discutir esta rotunda frase publicitaria pero, lo que hemos visto hasta ahora en la 62 versión del certamen es que se trata de un espacio televisivo donde desde el “jurado” hasta las competencias internacional y folclórica dejan bastante que desear.

Los canales 13 y TVN queman sus últimos cartuchos en esta empresa que, en realidad, está entregada a la productora Bizarro que, inclusive, ha dejado de lado la participación que en el pasado tuvo la Municipalidad de la ciudad-jardín. De esta manera, el público presente pierde absoluto protagonismo y durante la “Gala” fue marginado y hasta maltratado para impedirles acercarse a la avenida Perú, a la entrada del casino Enjoy donde se realizó el evento, así como en las entradas a la Quinta Vergara donde numerosas filas dificultaban inexplicablemente el ingreso de cada noche para los seguidores de los artistas.

La verdad es que los preparativos, la “previa”, la “noche 0” (ex gala con alfombra roja y todo), la bajada de artistas y el nivel de los mismos (cantantes y humoristas) han sido tema de conversación en matinales, noticieros y programas especiales desde Viña.

Todo indica que la productora apostó por una parrilla inclusiva de los llamados “influencers”, “tik tokeros”, cantores urbanos, raperos y sólo unos tres números de raigambre festivalera internacional (Fito Páez, Cristina Aguilera y Los Jaivas).

Gracias a los contratiempos, errores, fallas e irregularidades de la presente edición nos hemos enterado cómo se fue desacreditando el torneo, descendiendo el nivel artístico a medida que se incorporaba mejor y mayor tecnología en sonido, iluminación, escenografía y escenario.

A estas alturas, ni siquiera el jurado es idóneo, sino más bien una vitrina para que los canales luzcan a sus rostros -una minoría con experiencias musicales- y promocionen programas que vendrán desde marzo a nuestras pantallas.

El productor general de Canal 13, Mauricio Correa, asegura que se vio forzado a renunciar al cargo por “dignidad”, ya que fue desplazado por el productor de TVN y por representantes de la productora en la toma de decisiones, sin que siquiera la comisión ad hoc de la corporación edilicia se enterara ni tomara cartas en el enojoso asunto.

La controvertida “Gala”, con “alfombra roja” incluida resultó otro chasco por el desorden, la informalidad y la ausencia de contenidos ante una convocatoria que apelaba a mensajes por la sustentabilidad, el reciclaje y la defensa del medio ambiente, sin lograr impregnar a sus participantes de ese espíritu.

El desfile de “rostros” se inició sobre un césped artificial y siguió por una alfombra de polietileno, mientras los personajes pasaban con vestimentas estrafalarias -la mayoría disfraces-, bolsas de basura, restos de jeans, monedas de 1  y 5 pesos- redes de pescadores hasta una estupenda modelo en ropa interior con el mensaje anti consumista: “No compren nada” (¿?)

En medio de la inflación desatada y cuando el público apenas llega a fin de mes con sus gastos básicos de un hogar, el certamen viñamarino se da el lujo de ofrecer (y vender casi en su totalidad) entradas desde $287.500 en palco, $205.000 en platea preferencial, $158.700 platea Premium, $131.000 platea Gold, $103.500 platea general y $39.675 en galería.

La primera noche contó con la participación de “La Bichota” (término en que los narcos se refieren a las mujeres), Karol G, que tuvo a sus fans incondicionales en una noche de karaoke. Después, la comediante Pamela Leiva debutó derrochando simpatía, al límite de la vulgaridad y la defensa irrestricta de su género y la cantante urbana nacional Paloma Mami, que resultó opacada puesto que ocupó el escenario después de las dos de la mañana, sin lograr el éxito de su antecesora al inicio del show.

Con la morbosidad acostumbrada del “monstruo”se esperan las actuaciones de los humoristas Diego Urrutia, Belén Mora, Rodrigo Villegas, Fabrizio Copano y Laila Roth, mientras que la generación millennials confió en ver y tocar a las trasandinas Tini y Emilia, al criollo Polimá Westcoast,  así como a la hispano-norteamericana Christina Aguilera y a los colombianos Camilo y Nicki Nicole, mientras los mayores tendremos oportunidad de momentos de nostalgia con el mexicano  Alejandro Fernández, el argentino Fito Páez y nuestros clásicos Los Jaivas.

Como es habitual, poco o nada dejan las competencias internacional y folclórica.

Un “reencuentro” con la fiesta viñamarina que tuvo serios problemas de producción, pero que se sobrepone por un público incondicional, generoso y hasta cariñoso para con artistas -noveles y consagrados- que se esmeran por entregar lo mejor de sí en un evento eminentemente televisivo que deja bastante que desear y rememora momentos clásicos de la música popular en nuestro país.