La ingratitud alcanza todavía a los escritores, guionistas, autores de verdaderos clásicos del género de telenovelas ya históricas como “Amores de mercado”, “Pampa Ilusión”, “Iorana”, “El señor de la querencia”, “La fiera” “Perdona nuestros pecados” y muchas más. Destacaron en ellas Claudia di Girolamo, Carolina Arregui, Francisco Reyes, Gloria Munchmayer, Héctor Noguera, Anita Reeves, Lucho Alarcón y un largo listado que merece ser reconocido aunque sería largo enumerar.
José Luis Córdova. Periodista. Santiago. 12/12/2022. Muchas actrices y actores del medio local han logrado popularidad y fama -que son conceptos bastante diferentes- gracias a la televisión. En el pasado, los artistas eran conocidos exclusivamente por el público del teatro -Rafael Frontaura, Lucho Córdoba, Américo Vargas, Pury Durante, Justo Ugarte, etc.- mientras que gracias a las dichosas telenovelas, lograron el éxito (otro concepto discutible) y son reconocidos por la gente en la calle figuras del teatro por sus personajes de ficción.
Desde “La madrastra” de Arturo Moya Grau hasta “Hijos del desierto” de Rodrigo Cuevas, la ficción en los canales de televisión tiene una larga historia. Dramas pasionales, hechos históricos, acontecimientos reales, reconocimiento de paisajes naturales de nuestro territorio así como conflictos sicológicos, sociales, políticos han pasado con poco, relativo o mucho éxito, por las pantallas.
Las actrices y actores han podido llevar adelante, cimentar y consolidar sus carreras en las tablas como ni siquiera lo habrían pensado otros artistas del pasado.
Tuvimos un período de transición gracias a las radios que realizaron heroicas empresas con las llamadas “radionovelas”. ¿Cómo olvidar “El Gran Radioteatro de la Historia”, con “Adiós al Séptimo de Línea”, las comedias en serie “Hogar dulce hogar”, “La Familia Chilena”, “Radiotanda”, “Residencial La Pichanga”, “El siniestro doctor Mortis” y otras que catapultaron a la fama a artistas de la talla de Ana González, Agustín Siré, Silvia Piñeiro y otros?
Sin embargo, la ingratitud alcanza todavía a los escritores, guionistas, autores de verdaderos clásicos del género de telenovelas ya históricas como “Amores de mercado”, “Pampa Ilusión”, “Iorana”, “El señor de la querencia”, “La fiera” “Perdona nuestros pecados” y muchas más. Destacaron en ellas Claudia di Girolamo, Carolina Arregui, Francisco Reyes, Gloria Munchmayer, Héctor Noguera, Anita Reeves, Lucho Alarcón y un largo listado que merece ser reconocido aunque sería largo enumerar.
Siguiendo los modelos de la televisión de Brasil, Colombia, México -últimamente Turquía-, las telenovelas chilenas abrieron posibilidades no solamente a creadores literarios, autores de ficción, sino también a guionistas que escogieron mágicos paisajes de Chiloé, Isla de Pascua, el campo chileno, las minas de carbón, la pesca artesanal y otras realidades para hacerlas presente a las nuevas generaciones.
Si la vilipendiada televisión debe ser reconocida por algo, es indispensable citar las experiencias de producciones nacionales que se incorporaron al inconsciente colectivo del público con personajes, situaciones, panoramas geográficos y hechos históricos inolvidables.
Imposible obviar realizaciones importantes como la serie “Los 80”, “Los archivos del Cardenal”, “Ecos del desierto” y otros desgarradores testimonios de nuestra terrible historia reciente que las nuevas generaciones deben tener siempre presentes.
Si durante la dictadura la televisión cumplió un triste papel para acallar voces, para ocultar problemas y esconder dramas y crímenes, de la mera entretención en los 80 se pasó al realismo y la naturalidad desde los 90 en adelante y nombres como María Eugenia Rencoret, Vicente Sabatini, Pablo Illanes, José Ignacio “Chascas” Valenzuela, Nona Fernández, Andrés Wood y otros más se incorporaron a la historia de la televisión chilena en uno de sus ámbitos más meritorios.
La invasión de teleseries extranjeras desde “Pantanal”, “Chica da Silva” hasta “Las mil y una noche” mostraron un camino que nuestros creadores criollos supieron adaptar, enriquecer y proyectar a nuestra realidad local con obras (comedias y dramas) que marcaron época y se refrescan con el tiempo, como lo demuestran varias reposiciones que reiteran con éxito algunos canales.
Al respecto consignar que el gremio actoral logró una conquista cuando la televisión chilena se allanó a remunerar como se debe la retransmisión de series para actrices y actores que lo pasaron bastante mal en período de pandemia y en medio de la actual crisis social y económica que vive el país. Por fin, un trabajo digno para estos abnegados artistas de la escena nacional.