Lo que es claro es que este Gobierno mantiene una disposición, un compromiso y una voluntad de claro sello social y transformador tendiente fundamentalmente a mejorar las condiciones de vida de las chilenas y los chilenos.
“El Siglo”. El Editorial. Santiago. 11/3/2024. Se llega al segundo año de la administración del Presidente Gabriel Boric. Quedan dos años más de gestión.
Es, por cierto, hora de balances y, al mismo tiempo, de trazados de ruta. Apuntando a temas centrales, sensibles y acuciosos donde el pueblo esté en el centro de las preocupaciones y las respuestas a las necesidades sociales.
En ese sentido, son indesmentibles los logros del Gobierno en materia laboral, de ayuda social, de avanzar en derechos ciudadanos y responder a situaciones contingentes que afectan a sectores de la población.
No se puede dejar de señalar que en materias importantes donde no se ha podido avanzar lo suficiente y de acuerdo a los propósitos de la administración del Presidente Boric, como las reformas tributaria y de pensiones, es producto de la obstrucción y cerrazón de la oposición, que no sólo frena esas iniciativas llegando al rechazo siquiera de la idea de legislar, sino que da la espalda a que puedan existir más recursos para planes sociales y se pueda concretar un real aumento de ingresos de las jubiladas y los jubilados.
Hay temas como la seguridad pública donde se mantienen situaciones difíciles y de impacto, pero en los cuales se puede verificar un esfuerzo constante y sólido de parte del Gobierno con aumento de gasto, impulso de medidas de todo tipo y un trabajo legislativo no visto en las últimas décadas.
Es cierto que se pueden señalar factores negativos y de preocupación, como el caso de irregularidades por parte de funcionarios públicos, déficits en la capacidad de comunicar la gestión, continuidad en confrontaciones muchas veces innecesarias entre las fuerzas políticas oficialistas, dificultades en el ejercicio de la labor gubernamental, mayor uso de atribuciones administrativas y de recursos para atender urgentes necesidades sociales de la población y ciertas distancias con los movimientos sociales.
Lo que es claro es que este Gobierno mantiene una disposición, un compromiso y una voluntad de claro sello social y transformador tendiente fundamentalmente a mejorar las condiciones de vida de las chilenas y los chilenos.
En ese camino, estos dos años serán fundamentales, y donde no sólo estará el empeño desde la administración del Ejecutivo, sino la labor legislativa del oficialismo y la necesaria movilización social, al tiempo que persistirán obstáculos como el golpeteo y obstruccionismo de la oposición, las dificultades económicas incluyendo los elementos internacionales y las presiones de poderes fácticos y conservadores. Una guía debe seguir siendo el compromiso programático y político del Gobierno con la ciudadanía.