El desafío de las comunicaciones en Chile. Ideas claves

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Textos de las exposiciones realizadas por la ministra vocera de Gobierno, Camila Vallejo, el director de Radio Universidad de Chile, Patricio López, Pía Figueroa, co-directora de la agencia internacional Pressenza, y el encargado del Área de Comunicaciones del Partido Comunista, Marcos Barraza, en el foro “El desafío de las comunicaciones frente a las transformaciones sociales”, efectuado en el marco de la Fiesta de los Abrazos. Un encuentro moderado por el director de El Siglo, el periodista Hugo Guzmán.

“El Siglo”. Santiago. 20/1/2024. Presentación del foro.

Hugo Guzmán, director del periódico El Siglo:

Que tal buenas tardes, bienvenidos y bienvenidas a este foro titulado “El desafío de las comunicaciones frente a las transformaciones sociales”, en el marco de la Fiesta de los Abrazos en su versión 2024.

Hay que decir que este tema no es sólo contemporáneo. Desde los inicios de nuestra historia como sociedad, las comunicaciones, la prensa, los medios, han tenido desafíos frente a distintos procesos sociales, políticos, culturales, económicos y transformadores de nuestro país.

Camilo Henríquez, fundador de la Aurora de Chile, apuntó que el Estado social es susceptible de mejorarse y perfeccionarse y ya en aquellos años planteó atender esa tarea. Y en ello habló de la necesidad de contar con medios para exponer la verdad y estableció que “el que la revela a los pueblos les hace un beneficio”.

Luis Emilio Recabarren, en otra época, le dio altísima prioridad a las comunicaciones y al desarrollo de la prensa. Y planteó el objetivo de “divulgar una doctrina que conduzca al país por el mejor camino de la fraternidad social”, asumiendo la necesaria transformación.

Salvador Allende, en otro tiempo, llamó a las y los periodistas y a los medios de comunicación, a informar con veracidad sobre “la gran batalla histórica de transformar una sociedad, de hacer los cambios estructurales necesarios”. Siendo Gobierno, siendo él Presidente, precisó que en ese camino “no buscamos el monopolio de la información”.

En estos tiempos, en el marco de procesos de transformación, diversos presidentes y expertos comunicacionales de América Latina, Europa, Estados Unidos, plantean que lo que hay que comunicar debe estar en los muros, en las calles, en las redes sociales, en los medios impresos, en la radio, es decir, en una diversidad de plataformas.

Es lo que en el periódico El Siglo hemos definido como la complementación de los medios.

Claro que nos encontramos también a lo largo de la historia y en el tiempo presente, con medios con prensa y con plataformas, cuyo contenido y propósito editorial es la contra/transformación y así definen sus contenidos y línea editoriales.

También nos encontramos con instrumentos que recurren a la desinformación. Están presentes los fenómenos como las noticias falsas, la posverdad, las distorsiones. Y la desacreditación de medios públicos y el rol del Estado en garantizar pluralidad, equilibrio y calidad en el sistema medial.

No en vano -para que incluso desde el prejuicio no se diga que estos son temas sólo de la izquierda o medios contrahegemónicos- organismos como la OCDE y la UNESCO plantean establecer medidas y políticas públicas para encarar la desinformación, potenciar la comunicación pública, aprovechar adecuadamente las nuevas tecnologías, avanzar hacia una comunicación más informada, eliminar brechas de género en este ámbito y contar con legislaciones adecuadas, además de una gobernanza para plataformas digitales.

De hecho, en Chile se realizará próximamente una conferencia de la UNESCO sobre libertad de prensa y la ministra Camila Vallejo entiendo que todavía encabeza un grupo de trabajo la OCDE sobre desinformación.

Bueno para reflexionar y debatir sobre estos temas están hoy aquí.

No voy a leer el currículum de los y las panelistas porque son currículum muy consistentes y muy extensos, y conocemos la trayectoria de ellas y de ellos. Está aquí con nosotros la ministra secretaria general de Gobierno, Camila Vallejo Dowling. El director de Radio Universidad de Chile, Patricio López Pichipil. La codirectora de la agencia internacional Pressenza, Pía Figueroa Edwards y el encargado del Área de Comunicaciones del Partido Comunista, Marcos Barraza Gómez.

Patricio López, director de Radio Universidad de Chile

Cómo están, buenas tardes. En primer lugar, agradecer por la invitación a Hugo, agradecerles a ustedes por acompañarnos en este caluroso sábado en la tarde.

Me alegra mucho que podamos tratar este tema -puede ser natural que provenga de un periodista lo que voy a decir a continuación- porque es un asunto que me parece de la mayor importancia política.

Hay muchos ejemplos a los cuales podríamos recurrir a lo largo de la historia del país, como mencionaba Hugo, en los cuales el tema de las comunicaciones se vuelve fundamental para dirimir ciertas situaciones o ciertas disputas sociales.

Siendo muy obvio en ciertos ámbitos en el mundo del periodismo o de ciertas líneas de investigación en las universidades, no siempre resulta tan obvio en las discusiones políticas este tema.

Yo quisiera plantear, como primera idea, que me parece que en el tiempo que corre la disputa por cuáles son las relaciones de poder al interior de los medios de comunicación puede llegar a ser un tema tan decisivo que termina siendo a veces más importante o termina redefiniendo las disputas de poder que existen en los medios.

Eso puede determinar, obviamente, ciertas situaciones. Durante el Gobierno del Presidente Ricardo Lagos, a propósito del Mop Gate, el diario La Tercera, cuando la prensa escrita era más importante que ahora, título más de 60 días consecutivos sobre el tema, al punto tal que fue generando las condiciones para que finalmente se llegara a un acuerdo que de alguna manera determinó el resto de ese Gobierno. No sabemos, obviamente no tenemos cómo saber, cómo hubiera sido ese Gobierno de otro modo.

Pero es evidente que el funcionamiento de los medios en este caso arrastró las circunstancias hasta que se fuera produciendo un acuerdo y en el tiempo que corre hay una serie de disputas a nivel latinoamericano, que también se plantean en el caso chileno, donde finalmente la relación hegemónica en el funcionamiento de los medios es el que termina dirimiendo ciertas disputas.

Hay autores como Manuel Castells, catalán, que plantea que en las sociedades contemporáneas el poder depende del control de la información y de la comunicación. Y a mí me da la impresión que hay ciertos actores en la sociedad chilena que lo tienen absolutamente claro y por eso operan de la manera en que operan. A veces se habla de temas de financiamiento, otras veces se invocan asuntos como la libertad de prensa para que el Estado no tenga una mayor intervención, pero al final del día este no es un problema valórico, sino que es un problema puramente ideológico.

Tener la pretensión de que las instituciones del Estado, de que las políticas públicas no tengan ninguna intervención en los medios de comunicación equivaldría a suponer o a pensar que el Estado no debería tener ninguna participación, por ejemplo, en las políticas de salud, en las políticas de educación.

El funcionamiento de los medios de comunicación masivos en sociedades donde cada vez se hace más difícil el intercambio presencial como el que tenemos ahora, es consustancial al adecuado funcionamiento de la democracia. Y fíjense ustedes que eso queda tan claro en ámbitos que funcionan paralelamente al de los medios, como el de financiamiento de la política, al punto tal de que durante los últimos años se ha avanzado en regulaciones para que el peso del dinero no sea tan desequilibrante en el modo en que se hacen las campañas. Pero en paralelo, en relación a cómo funciona el financiamiento de los medios de comunicación, esa discusión no se abre, no se da, no se profundiza, ni llega demasiado lejos. Es una gran pregunta, me atrevería a decir que es la gran pregunta.

A mí me toca dirigir un medio de comunicación estatal, de una institución del Estado, y lo digo con un profundo orgullo, porque eso no solamente representa una pertenencia contractual, sino que representa una mirada respecto a la sociedad que toca desarrollarse, pero en condiciones que están absolutamente determinadas por los recursos económicos. Hay una radio, cuyo nombre no voy a dar ahora, que tiene 20 periodistas por cada un periodista que tiene Radio Universidad de Chile, entonces, si al final del día la repercusión de ese medio puede llegar a ser potencialmente mayor que el de un medio como el nuestro, un medio estatal, un medio público, eso tiene que ver en buena medida con el tema de los recursos.

El tema de los recursos es una disputa que por lo general se ha hecho muy difícil en el ámbito de la política y se ha hecho muy difícil para el mundo progresista, porque se instala -así como se instaló en los 90 del siglo pasado la idea de que el Estado no tenía que intervenir en medios- que los medios estatales tenían que, comillas, autofinanciarse, como si la dinámica de los medios de comunicación públicos estatales fuera equivalente a la de los medios que funcionan en el mercado.

Lo único que tienen en común los medios privados con los medios públicos, es que son medios de comunicación.

Pero un medio público debería tener objetivos completamente distintos a un medio de mercado. Deberían ser evaluados por parámetros distintos y, a su vez, en una sociedad que tuviera mayor conciencia de la importancia pública de las comunicaciones, los medios públicos deberían ser apreciados no solamente por la información pura y dura que entregan, sino de manera muy importante de qué modo contribuyen a la sociedad. ¿Cómo puede contribuir un medio público a la sociedad? Bueno, a través de una difusión más pluralista de las ideas, para empezar, y en educación, en cultura.

Es evidente también que el tema de los auspicios, cuando hablamos de un medio público al que se le obliga a autofinanciarse, condiciona y es evidente que de alguna manera también termina marcando las diferencias.

Todo esto que estoy mencionando tiene que ver con el funcionamiento estructural de los medios, y nos lleva a algo que es súper difícil de acometer en la política, en cómo asumir estos temas, y sobre todo si estamos hablando de desafíos para la transformación. Tiene que ver incluso con  la instalación de un determinado sentido común, una hegemonía.

Otra cuestión es que en teoría de la comunicación, el mensaje sólo es eficaz si el receptor está dispuesto a recibirlo, ese es como un axioma.

Por ejemplo, el debate sobre la reforma de pensiones. Está debidamente acreditado que sin la intervención del Estado, que sin la intervención de las políticas públicas, que sin el fortalecimiento del Pilar Solidario, las pensiones serían todavía mucho más malas de lo que son. Sin embargo, se instala en buena parte de la ciudadanía esta idea de que las pensiones les pertenecen y de que su mejor o peor situación previsional depende de que, entre comillas, puedan seguir ostentando la propiedad de las pensiones. Y así, el debate sobre pensiones se da de manera muy condicionada, por cierto clima subjetivo.

La misma cosa sobre la seguridad pública. Sé que es un tema controversial, y no quiero minimizar la gran importancia que tiene que las políticas de seguridad pública protejan debidamente a la población, pero a veces es bien impresionante observar cómo a propósito de hechos de alto impacto público se potencian esas informaciones. ¿Cómo se explica que los canales de televisión transmiten a veces una hora, dos horas, tres horas, consecutivamente, un  hecho delictivo, como si no hubiera otros temas en Chile?  Y eso de alguna manera termina condicionando.

Pongo esos dos ejemplos. Entonces, cuál es el tipo de discusión que se da, cuál es el tipo de propuestas que se pueden hacer en comunicaciones, qué es considerado razonable y qué no es considerado razonable en comunicaciones. Todo esto que estoy mencionando no necesariamente ha estado en la prioridad de los proyectos políticos que han apostado a transformaciones sociales.

Si ustedes revisan, por ejemplo, las candidaturas progresistas desde 1989 hasta acá, la mayoría de ellas tienen muy pocas menciones o nulas menciones en relación a este asunto que estamos conversando, a pesar de que es un asunto fundamental en el tiempo que corre.

Se instalan algunas preguntas que me parecen importantes simplemente para que las podamos compartir, y que creo que son debates que están al alcance de lo que hoy día se puede conversar. ¿Cuál es el rol de Televisión Nacional? ¿Cuál es el rol de la televisión pública? ¿Es preciso la apertura de la discusión sobre su actual institucionalidad y fundamentalmente sobre sus políticas de financiamiento? El tema del avisaje estatal es muy importante para contribuir a una sociedad más pluralista. ¿Cómo lo abordamos? El tema del apoyo o el impulso al desarrollo de medios regionales. ¿Cómo avanzamos a la pluralidad en medios de prensa? ¿Cómo contamos con medios comunitarios que puedan reflejar las realidades locales? Porque como ustedes bien saben, la agenda mediática en Chile es muy santiaguina.

Pía Figueroa, co-directora de la agencia Pressenza

Hola, un gusto estar con ustedes acá. Contenta de participar en esta extraordinaria Fiesta de los Abrazos, este festival cultural y este espacio para el debate entre militantes, esta fiesta de la militancia. Agradezco en particular a Hugo Guzmán por su invitación a este panel sobre Los desafíos de la comunicación para la transformación social. Oportunidad en la que más que teorizar al respecto, quisiera aprovechar para mostrarles lo que creo que puede ser la mejor contribución.

¿Cómo hemos ido trabajando en nuestra agencia internacional de noticias Pressenza para intentar comunicar las convicciones que nos impulsan a cambiar la realidad social?

Como varios otros, hacemos intentos por transitar hacia una inflexión en el proceso social, cultural y político. Así como también lo están haciendo otros pueblos de nuestro continente, Brasil, Colombia, Venezuela, Cuba, México, buscando mejores condiciones de vida no solo para nuestra gente, sino también para las demás especies dado que nos encontramos en una crisis global, tal vez la más importante de nuestra historia.

Conocemos la situación de nuestros pueblos que han sido sumamente discriminados, explotados y excluidos durante centurias por el colonialismo, el racismo, el machismo y el clasismo, el imperialismo y más recientemente las dictaduras y el neoliberalismo con prácticas que han tenido como denominador común una indecible violencia física e incluso armada, pero también una violencia religiosa, económica, racial, de género, psicológica y moral. Violencia que tuvo sus rasgos más dolorosos en los conflictos internos, asesinatos, desplazamientos de tantas personas, en la amenaza y la inseguridad, en el exilio, la persecución política y la represión en la intromisión y la sumisión a designios extranjeros, la amenaza a las mujeres y la falta de futuro para la juventud en un mundo fracturado y signado por un capitalismo insensible y voraz.

Otras son las violencias que se experimentan actualmente en regiones más lejanas, donde el genocidio y el belicismo se despliegan ante el horror estupefacto de quienes han desbordado las calles manifestándose masivamente en su contra en los centros urbanos del hemisferio norte.

Pero el neoliberalismo cada vez más elitista y despiadado. No duda en utilizar la manipulación mediática. La perversión de la práctica periodística al servicio de sus intereses.

Por eso es que las mejores intenciones de emancipación deben lidiar con un discurso de odio y de difamación, una estrategia malintencionada que pretende arrastrar hacia la desconfianza y la sospecha con el objetivo de disminuir al máximo la participación social y la participación política.

En este contexto, en esas circunstancias, es que pusimos en pie desde el año 2010 a nuestra agencia internacional de noticias tratando de llevar adelante un periodismo no violento, simultáneamente desde 23 diferentes países donde organizamos equipos de militantes voluntarios, basándonos en un enfoque humanizador de la comunicación propio de la ideología del nuevo humanismo.

Hemos construido una red de reciprocidad informativa que actualmente cuenta con más de 400 parners, entre ellos, por cierto, el diario El Siglo y la Radio Universidad de Chile. Ellos son nuestros aliados comunicacionales, medios con los que convergemos en nuestros propósitos y con quienes trabajamos en sintonía re-publicando nuestros contenidos.

Emitimos y generamos noticias diariamente en nueve idiomas. Y vale la pena decir que en nuestro relato se evidencia que el punto de vista, la mirada, la subjetividad, está siempre presente e influye decisivamente en la interpretación de cada acontecimiento, tanto en quien hace las veces de comunicador como en quienes desde las audiencias interactúan con la información.

En la base de esto está la comprensión de que la conciencia humana no es pasiva, por el contrario, es activa y capaz de dotar de sentido, incidiendo sobre lo que tan ingenuamente denominamos realidad objetiva.

Este es el punto de partida para un tipo de narrativa intencional que creemos fundamental para abrir el futuro. Una óptica que destaca en su agenda temática todo esfuerzo en favor de la paz, del cumplimiento de los derechos humanos, del cuidado del medio ambiente, de la no discriminación, de la no violencia en cualquiera de sus manifestaciones, del entendimiento entre las personas y los pueblos.

Una agenda que considera a la información como bien social y situándose a distancia de los manejos de los poderosos y las cúpulas que actualmente desparraman una nube tóxica de odio y falsificación con el objetivo de manipular la información de las personas e impedirles elegir libremente otras opciones de vida.

Es de gran interés para el periodismo no violento salir de la agenda dictada por el economicismo imperante. Hacerse eco de las voces provenientes de la base social de todas aquellas personas y comunidades invisibilizadas o violentadas por el poder. De quienes salen de los discursos oficiales y cuestionan lo establecido, valorando la libertad de pensamiento y de creencias.

Abrimos la agenda hacia temas y propuestas que movilizan cambios positivos o muestran actitudes ejemplares de no violencia en las sociedades y en las personas. Nuevas construcciones que aunque inicialmente sean pequeñas, representan semillas de esperanza en detrimento de un relato monolíticamente violento y sirven de ejemplo demostración de que otro estilo de vida sustentable, paritario, inclusivo, pacífico, coherente, es posible.

Al mismo tiempo es preciso abordar de forma crítica las múltiples situaciones de violencia existentes apuntando a revelar las que con frecuencia son sus causas estructurales y no coyunturales.

Este es muy importante, ya que no se trata de construir relatos que oculten el impacto que tiene la violencia, sino todo lo contrario. Así como este enfoque considera inaceptable la violencia en cualquiera de sus formas, también aborda la necesidad de incluir la denuncia de la opresión del sistema como modo de situarse los acontecimientos en un contexto que los abarque y ayude a elaborar, difundir y movilizar hacia alternativas de superación, perspectivas que este periodismo sitúa siempre desde el aliento y la prioridad informativa a la resolución no violenta de los conflictos.

Por ello, insta incluir también los procesos de reconciliación como noticia destacada, reforzando la necesidad una crítica enfática a toda forma de venganza, expuesta o sutil.

Sin embargo, todos sabemos que no basta con enunciar significantes, sino que es preciso trabajar con prácticas que permitan descubrir, reelaborar y transformar contenidos de conciencia personales y colectivos que impiden el despegue hacia nuevos horizontes.

Es decir, la necesidad de que trabajemos en modelar nuevos paisajes en nuestro interior, acompañando los imprescindibles cambios en el escenario social.

El periodismo humanista es entonces una herramienta de cambio simultáneo. En lo más personal como en lo social. Llevado a cabo por una militancia que pone en juegos sus convicciones, levantando una agencia que prescinde de los recursos económicos que pudieran manipular su trabajo y proclama su libertad editorial como condición indispensable para incomodar y cuestionar al poder.

Es un intento que vale la pena levantar en tiempos en los que la avalancha informativa anula la comunicación y el individualismo favorece el olvido del compromiso social.

Agradeciendo la posibilidad de participar acá. Muchas gracias.

Marcos Barraza, encargado del Área de Comunicaciones del Partido Comunista

Hola, muy buenas tardes a todas y a todos y saludar a Hugo Guzmán, el moderador, a Camila, a Patricio y a Pía.

Para el Partido Comunista de Chile el problema de las comunicaciones y de la construcción de mayorías, en tanto disputa de conciencia, ha sido un problema a resolver desde su fundación en 1912, como creación de partido obrero socialista. Está marcado por la impronta que Luis Emilio Recabarren le dio a la prensa obrera, tanto así, que es reconocida por el enemigo y los adversarios.

Ha sido un problema y un desafío real, de ahí la importancia que se le ha otorgado a tener presencia en medios de comunicación, en la disputa de contenidos, en las calles, en los muros, en las plataformas, como señalaba Hugo.

Pero evidentemente que los problemas que enfrenta el Chile presente y el planeta en el presente, son muy distintos en términos de complejidad a los que se enfrentaba la clase obrera a comienzos del siglo 20, la dominación de los medios de comunicación es absolutamente sideral en comparación a ese entonces.

Y pensando en los diferentes dominios o registros, ¿desde dónde hablar?, ¿cómo enfrentar cierta hegemonía cultural?, ¿cómo asumir el sentido común? Agrego, como psicólogo, las representaciones sociales, a propósito de cómo construir ideas de mayoría. Es un problema desde el punto de vista de quien está en desigualdad, y quiere una posibilidad de comunicar.

Siempre se está enfrentado a la disyuntiva de un sentido táctico, versus un sentido común, y ha sido parte de las discusiones del equipo de del Área de Comunicaciones del Partido Comunista pensando en cómo conectar más.

Quiero plantear también que ahora lo central es que sin institucionalidad democrática en comunicaciones, la democracia no está completa.

Que es distinto decir que no hay democracia. Un componente central de las democracias, es el acceso a la información, la posibilidad de pluralismo informativo, de diversidad, de ideas, en tanto expresión de soberanía popular, y si no existe, no está completa.

Ahora, creo que hay un dato de realidad. Yo provengo de la academia y con sin temor a equivocarme, puedo decir que realmente no hay una discusión científico, política, sobre la comunicación y su relación con la política, no hay discusión desde el punto de vista de los artefactos con los cuales divulgar y sobre la institucionalidad en la cual sostener estos desafíos. En consecuencia, se invisibilizan o distorsionan graves problemas que atañen a la vida ciudadana y a la democracia.

El mejor ejemplo es el de pensiones. Hay evidencia empírica que muestra que los sistemas de financiamiento en materia de pensiones son más eficientes, tienen mejores tasas de reemplazo, tienen más suficiencia en el tiempo, con modelos solidarios, y no sólo con modelos de capitalización individual. Hay evidencia suficiente de que en el mundo aquellos países que han solucionado el problema de las pensiones lo han hecho a partir de modelos mixtos. Pero acá en Chile estamos capturados por un discurso de los grandes medios de comunicación del capital, de que la capitalización individual es el único instrumento viable y posible para sostener pensiones.

El problema es que eso altera conciencia, la distorsiona. No es inocuo. Así como la política no es totalmente mala, la comunicación no es inocua.

Entonces, creo que lo que se suele pensar en materia de política comunicacional es que hay un diagnóstico lo suficientemente acabado y la verdad es que creo que no. Creo que es evidente que en el último período se ha consolidado una victoria de los poderes corporativos en este tema que les ha permitido usar todo el sistema comunicacional para operar a favor de sus intereses en correlación inversa a lo que ha sido el devenir de la política. Y los poderes corporativos permean las conciencias.

Lo permite también el sistema político, sea por cooptación o por temor. Y no existe la voluntad de asumirlo, y esa es una autocrítica que tenemos que hacer, que no hay voluntad de provocar cambios en materia de institucionalidad y estructuras para las comunicaciones.

Es necesario reiterar la necesidad de tener una institucionalidad plenamente democrática en comunicaciones.

Hablar de comunicaciones plurales, al menos. Pero no está en el debate la importancia de la comunicación en la vida política, en la vida social y en la vida económica como factor determinante de la construcción democrática.

Debemos dar un debate con perspectiva transformadora porque no es neutra la conversación y en eso se requiere de una articulación desde la sociedad civil que permita modificar estructuras de poder, pero también una articulación que permita comunicar desde las organizaciones sociales de manera más clara y más nítida.

Suscribo todos los planteamientos de Pía respecto a una comunicación militante en términos de compromiso y de estándar civilizatorio, pero creo que hablando desde la izquierda también nos cuesta conceptualizar correctamente el comunicar y sin distorsionar. Un ejemplo: yo interactúo a diario con personas que son de izquierda y me encuentro con sorpresas como que dicen que la delincuencia no ha aumentado. Y ha aumentado. Entonces, si se quiere una comunicación emancipadora, al menos tiene que reflejar correctamente la realidad.

Creo que en términos de horizonte estratégico la pregunta -porque esto más bien deviene en preguntas- es ¿cómo se alcanza la soberanía en materia de comunicación, y la soberanía en materia de cultural? Es una pregunta abierta. También hay una pregunta abierta respecto de si las redes sociales distorsionan verdades.

Ministra  de la Secretaría General de Gobierno, Camila Vallejo

Muchas gracias compañero Hugo por la invitación. Gracias a ustedes que están acá presentes a pesar del calor, sé que estamos traspirando en el aguante, y eso implica y significa que están interesados en este tema, así que es grato saber que tantos compañeros militantes, compañeras militantes, como no militantes están aquí, y hay que decirlo, porque en esta Fiesta de los Abrazos, una más a lo largo de la historia de nuestro querido partido y de nuestra democracia, se convoca no solamente a los militantes comunistas y las militantes comunistas, sino también a un mundo de izquierda progresista y de centroizquierda que se interesa no sólo de compartir una rica gastronomía, sino que también de reflexionar profundamente entre todos y todas sobre temas que son de interés para nuestra democracia.

Voy a abordar el tema de la desinformación, que es un tema muy sensible en nuestro siglo, particularmente porque estamos ante un debate que es global sobre la desinformación; misinformation como se dice en inglés, que es información de mala calidad, porque la desinformación e información que se difunde con la intención de engañar, es una información factualmente no correcta, de mala calidad, errónea, que no necesariamente es la desinformación. Precisión importante que hacer.

Esto es un debate global y creo que efectivamente hablar sobre el derecho a la comunicación, el derecho a la información, la libertad de prensa, está directamente relacionado con los desafíos democráticos que tenemos en nuestro país, o sea, cuando esos derechos se ven afectados, se ve afectada y amenazada a la democracia.

Es importante entenderlo así porque en el acuerdo internacional sobre los derechos fundamentales se ha dado a entender, se ha constatado, y hay un consenso más o menos universal, de que hay derechos interdependientes, y si se afecta un derecho, termina afectándose otro tipo de derechos, como por ejemplo educación y salud. Difícilmente yo puedo acceder y ejercer mi derecho a educarme, si es que tengo una enfermedad que me lo impide, y mi derecho a la salud no está resguardado o mi condición o mi situación de discapacidad no es atendida en el proceso educativo. O viceversa, no puedo tener un acceso completo a la salud si es que tengo problemas educativos, eso genera un sesgo, una discriminación. O el debate de la seguridad pública que ha estado tan presente en estos últimos años, cuando la seguridad de nosotros y de nosotras o la de nuestros vecinos en los barrios se ve afectada por el miedo a salir a la calle porque hay balaceras durante dos días seguidos. Eso le impide a cualquier ciudadano y ciudadana ejercer otro tipo de derecho, salir tranquilamente a trabajar, dejar a los hijos en la casa o incluso el derecho a la educación de esos niños, o el derecho a recrearse, a jugar en la plaza. Es decir, cuando un derecho se ve afectado, termina afectando a otros derechos. Hay una interdependencia en la mayoría de los casos.

Entonces cuando el derecho que tenemos todos y todas de opinar se ve afectado, cuando se ve afectado el derecho que tenemos informarnos debidamente, oportunamente, cuando se ve afectada la libertad de prensa, terminamos afectando el ejercicio de otros derechos.

¿Cómo puedo ejercer yo mi libertad fundamental a expresarme, dar la opinión sobre algún acontecimiento, sobre alguna problemática, si no tengo todos los elementos sobre la mesa, la información sobre la mesa para poder opinar? Mucha gente se impide opinar porque no tiene la información.

Afectar estos derechos de la ciudadanía, afecta la democracia, afecta la convivencia social y puede tener impactos en las personas muy concretos.

También es una preocupación de distintos países del mundo, es una preocupación de las Naciones Unidas, de la UNESCO, de la OCDE, de la Unión Europea, que hace poco sacó un nuevo informe sobre esto. Sobre la desinformación en particular, hay un código de ética que tiene la Unión Europea. Hay recomendaciones que la UNESCO hizo en su última conferencia sobre plataformas digitales, y nosotros como Gobierno, a través de este ministerio, somos parte de un grupo de trabajo de países de la OCDE para abordar el problema de la desinformación. O sea, estamos hablando de organismos internacionales de alto prestigio que están promoviendo que los países, sus Estados y sus gobiernos, además del mundo privado y social, se sienten a discutir sobre este tema y encuentren caminos comunes para enfrentar el fenómeno.

Esto nos viene a decir que es un problema grave porque efectivamente se ha visto que la desinformación ya no es un problema solo del debate político e ideológico entre personas que pueden decir tú mientes, tú no, sino tiene que ver con que se expande de tal manera e incide de tal de tal manera en la vida de las personas, que incluso puede afectar su salud o puede afectar las decisiones sobre cómo enfrentar el cambio climático. Uno de los casos más ejemplares es en materia de salud, con las vacunas, esas campañas sobre el llamado a no vacunarse, a no creer en la vacuna, y eso termina incidiendo en las políticas públicas, o que el cambio climático y la crisis climática es un invento, cuando todos los países o la gran mayoría de los países del mundo están viendo cómo enfrentamos este flagelo que está produciendo incendios forestales, que está teniendo daños materiales y concretos económicos de vida, de ecosistema, etcétera.

Y dada esta preocupación, nosotros creamos una comisión asesora contra la desinformación, o sobre la desinformación, con expertas y expertos, y emitieron un informe que logró establecer no solo un diagnóstico sobre cómo opera el fenómeno, sino recomendaciones frente a este fenómeno.

Depende de los países, pero hay un comportamiento más o menos global de cómo opera la desinformación en plataformas digitales. Ya cada país tiene sus propios procesos políticos, idiosincráticos y se adapta a la realidad país, pero hay patrones más o menos comunes.

La desinformación, primero, se propaga mucho más rápido que la información veraz. La desinformación se propaga y alimenta ambientes polarizados. La desinformación se basa más que en argumentos racionales o datos científicos, en emoción, y se moviliza rápidamente porque es muy emocional.

Hay algo muy interesante que señala esta comisión y que se recoge de manera muy clara en una columna de Álvaro Ramis, que dice que uno de los hallazgos más relevantes que ha identificado la comisión asesora contra la desinformación que promovimos con el Ministerio de Ciencia y Segegob, es la existencia de un verdadero mercado que se activa en periodo electoral, orientado a informar con fines políticos. Asumir la crudeza de este dato es crucial si deseamos vivir en una sociedad del conocimiento y no en una economía de la ignorancia. El elemento que agrega evidentemente la comisión asesora contra la desinformación, es que en momentos electorales la polarización crece y, por lo tanto, el escenario posible o potencial de propagar desinformación también.

Recomendaciones básicas o medidas que están en el informe. Primero, coordinación interinstitucional, dice que es necesario que el Estado se siente con las plataformas digitales con domicilio en el país y empiece a preguntar si transparenta o no ciertas cosas. Si se moderan contenidos cuando ya se reconoce, por ejemplo, que hay discursos de odio o se acreditada desinformación. Si se transparenta o no toda la publicidad pagada, publicidad política electoral, la publicidad en general. Recomienda también entregar más facultades a los organismos electorales, en este caso sería el Servel, recomienda que tenga más herramientas de fiscalización. En un momento lo tuvo para el plebiscito, lo decía el presidente del Servel, que pudo multar a Google porque Google no informó sobre publicidad pagada. Se recomendó más facultades al Servel para fiscalizar esto porque no puede ser que haya publicidad político-electoral, propaganda pagada en plataformas digitales que no esté reportándose.

Sobre derechos digitales, efectivamente también hay que avanzar en eso porque al final son nuestros derechos, son nuestra base de datos. ¿Quién está usando nuestra base de datos y para qué fines? Ustedes todos los días entregan mucha información cada vez que abren el teléfono. Bueno, y ahora también la Inteligencia Artificial. Yo me pregunto si mañana pueden usar la imagen de mi querido compañero Hugo Guzmán, difundirla, recrearla por Inteligencia Artificial y hacerlo decir cualquier barbaridad y eso no está regulado, y todos vamos a creer que efectivamente Hugo Guzmán va a estar diciendo cualquier barbaridad. Eso también tenemos que abordarlo, porque eso va a generar una desinformación mucho más compleja, porque ya no se trata sólo de un texto que se comparte, sino que de una persona que puede ser una autoridad o cualquier persona viralizada haciendo o diciendo algo que no hizo ni dijo. Y la Inteligencia Artificial es una tremenda herramienta, una tremenda oportunidad para muchas cosas. El desarrollo científico está así, avanzando rápidamente, pero tenemos que pensar cómo nos ponemos de acuerdo en códigos éticos y marcos regulatorios para que no se nos devuelva y termine siendo perjudicial para el desarrollo de la sociedad y de la democracia.

Bueno, en cuanto a la desinformación, no hay peor dad debate que el que no se da. Sabemos que es un tema complejo, que es un fenómeno global y muy complejo que tiene probablemente límites muy delicados, pero no por eso no vamos a asumir con valentía que tenemos que discutirlo, que en Chile podemos discutirlo y que podemos llegar a mínimos comunes para ver cómo enfrentar este fenómeno, porque nos va a beneficiar al final a todos y a todo, independientemente del color político, del nivel socioeconómico, independientemente de donde nacimos.

Nos va a terminar beneficiando si logramos tener un marco regulatorio mínimo para esto, en algo que nos afecta en nuestra vida diaria y nuestros derechos fundamentales como el derecho a decidir, el derecho a opinar, el derecho a estar informado como corresponde.

Segunda ronda de intervenciones

Se realizó en base a preguntas del periodista Hugo Guzmán.

Le quería preguntar a Patricio López, que todos los días y desde muy temprano hace entrevistas a distintas personas del mundo político o de la sociedad civil, si es complicado abordar realmente los temas de transformación de la sociedad, hablar de los temas que tienen que ver con cambios estructurales en nuestro país, que apuntan a justicia social, equidad económica. Y siendo Patricio director de Radio Universidad de Chile, el papel de medios universitarios.

Yo hacía la reivindicación de los medios públicos, de los medios universitarios, porque la verdad es que para nosotros no es nada difícil, podemos hacerlo y podemos hacerlo porque pertenecemos a una universidad del Estado porque tenemos una política de financiamiento, porque ningún auspiciador se va a enojar si es que criticamos el modo en que la industria forestal se relaciona con las comunidades o el modo en que las mineras muchas veces hacen un uso mal habido del agua, o si hablamos de las huelgas y los movimientos sindicales que ocurren en determinadas empresas. Tenemos la posibilidad de hacerlo y tenemos la posibilidad de tener conversaciones amplias y plurales.

Cuando se habla de una vocación de transformación y de tener en el caso nuestro una agenda mediática de vocación de transformación, no tiene nada que ver con hablar solo entre personas que piensan parecido o incurrir en el auto engaño de excluir del debate a quienes piensan distinto. De personas que tienen otras miradas de sociedad, otros paradigmas de sociedad, otras prioridades de carácter político e ideológico. Precisamente se trata de hacer circular todo eso.

Yo me atrevería a decir, por ejemplo, que quizás uno de los grandes errores de apreciación que hubo en el primer plebiscito, para quienes estaban por el Apruebo, era pensar, a propósito de las conversaciones que se tenían en los microclimas, que la mayoría de la sociedad pensaba así. Y la verdad es que ese día la sorpresa fue mayúscula. Eso en parte tiene que ver con el fenómeno que describía la ministra en relación al acceso a las redes sociales.

Quiero aprovechar de decir que nosotros pensamos, a lo mejor es muy pretencioso, que el periodismo también tiene que cumplir una función pedagógica, ayudar a entender los fenómenos sociales, que cuando ocurre un determinado hecho, ese hecho puede estar vinculado con su trasfondo. Eso a propósito del mismo debate sobre seguridad pública, cuando ocurren hechos de alto impacto y tan deleznables y que merecen toda la atención de las autoridades, y poder situar esa realidad en los datos duros y a propósito de la realidad latinoamericana. Vincularlo con las soluciones que el Estado puede llevar a cabo para enfrentar estas cosas, que siempre son mucho más complejas que más policías o más mano dura. Creo que los medios de comunicación también tenemos que cumplir con esa función. Lamentablemente no muchas veces ocurre.

A propósito de la pregunta de Hugo Guzmán, subrayar -creo que lo dijo Pía, lo dijo Marcos, lo dijo la ministra- que el funcionamiento pluralista y democrático de los medios de comunicación tiene que ver con mejores políticas públicas, tienen que ver con una mayor capacidad de la ciudadanía, de entender por qué está pasando lo que pasa, y lo que está pasando tiene que ver con mayor capacidad de fiscalizar el poder.

Al fin y al cabo, y siempre lo digo, esto esta no es una conversación de periodistas, es una conversación política ciudadana de primer orden. Por eso en el primer plebiscito se dio un debate muy interesante sobre el derecho a la comunicación, que como todo derecho es universal, no es un derecho de los medios ni de los periodistas, le pertenece a cada persona,  el derecho a que lo que ocurre en mi comunidad se vea reflejado en los medios, el derecho a que los que pensamos como yo estemos en los medios, el derecho a que los asuntos que puedan ayudar a mejorar mi vida cotidiana estén en los medios.

Es por eso que de alguna manera, y dentro de nuestras posibilidades, nosotros como medio público tratamos de cumplir con esa función, independientemente de la propiedad de los medios. Esto es un tema público, o sea, es muy legítimo que existan medios privados y deben existir, pero vuelvo a insistir en un contexto en el cual se pueda cautelar debidamente que estos medios efectivamente contribuyan al fortalecimiento de la democracia a través del debate plural y no a su debilitamiento. En resumen, la respuesta a la pregunta es que sí podemos hacerlo. El problema es que no todos pueden hacerlo.

Pía, tienes una responsabilidad en una agencia alternativa o contrahegemónica, y en ocasiones uno ve que hasta estos medios caen en el formato de la agenda informativa hegemónica, y no van por otra agenda. ¿Qué hacer en cuanto a eso?

Nosotros en Pressenza, para poner ejemplos, nunca hemos hablado, nunca hemos publicado una noticia respecto a la supuesta inseguridad que se vive hoy en Chile, porque no es parte de nuestra agenda. Si bien es violencia, pero nosotros hablamos de la violencia sistémica, institucional, basada en el tipo de sociedad que hemos construido, que margina a tantas personas que finalmente optan por delinquir. Pero nunca hemos reporteado un hecho de delincuencia porque no es parte de nuestra agenda ni nos interesa subrayarlo. Lo que nos interesa es ver las causas de fondo que hacen que surja el fenómeno de la delincuencia, no solo en nuestro país. Mira Ecuador, hoy estamos publicando mucho sobre Ecuador, cuando comenzó la crisis fuerte en Ecuador. Pero analizando por qué el sistema ecuatoriano ha generado tales bandas de narcotráfico, que en gran parte fue fruto de discriminación social enorme, de una distancia social enorme que elimina como protagonista social a mucha gente, entonces las opciones que surgen para esas personas son lamentables, pero no es que reporteamos el hecho, sino más bien una agenda que profundiza en las causas.

Todo lo que decía la ministra Camila Vallejo me hace pensar y recordar la complejidad y su globalidad. Lo que la ministra está describiendo se da en todo el mundo, el tema del  manejo de las democracias y la información o la desinformación.

Es un momento histórico en el que levantar la cabeza y apoyarla en una ideología y ser militante es muy difícil, pero por lo mismo vale la pena hacer análisis en profundidad y es fundamental la información que entregamos. Así es que como respuesta a tu pregunta, no hay agendas que nosotros directamente no cubrimos por opción, sino que apuntamos a las causas sistémicas que generan esos hechos.

Marcos, estás a cargo del Área de Comunicaciones del Partido Comunista. ¿Cómo desde la izquierda o de los sectores transformadores, de los medios alternativos, se aborda la producción, la construcción comunicacional, que llegue no sólo a los sectores militantes, sino que mucho más allá, a la ciudadanía, a distintos nichos que hay en nuestra sociedad?

Creo que el enfoque o la perspectiva que le otorga un partido a las comunicaciones es muy distinta al enfoque o la perspectiva que le otorgan los medios propiamente tal. Llámense medios hegemónicos o medios alternativos, es distinta, porque nosotros, desde el quehacer de un partido, y particularmente desde el Partido Comunista, no podríamos prescindir de determinados temas.

Suscribo la idea central de que hay que buscar las causas más profundas y remitiéndome al mismo ejemplo de Ecuador, no se ha establecido en el debate público de los grandes medios de comunicación que el incremento de la tasa de homicidios, que está en 148 personas por cada 100.000 habitantes, está en directa relación con el desmantelamiento del Estado democrático y social de derecho. Al inicio del Gobierno de (Rafael) Correa, habían 17,5 homicidios por cada 100.000 habitantes. Al término del Gobierno de Correa había 5 homicidios por cada 100.000 habitantes, una disminución sustantiva en términos de seguridad. Y en el presente tenemos más de 148 personas por cada 100.000. A propósito del debate de las causas, está ahí el desmantelamiento del Estado democrático y social de derecho. Esa es una variable sustantiva de análisis en términos de causas profundas.

Pero desde el punto de vista la construcción de agenda un partido está obligado, por regla general, a abordar todas las dimensiones de la comunicación. Aquellos temas estructurales, como aquellos que son preocupaciones no tan profundas pero van construyendo sentido común. Ahí hay dos prevenciones, en mi opinión, que son determinantes. Hay un problema de disputa de conciencias. Si la perspectiva transformadora es más seductora desde el punto de vista de la convivencia, versus modelos en degradación. El fracaso del neoliberalismo no significa que el neoliberalismo va a dejar de existir, sino que no es capaz de responder a los propósitos que se auto atribuía. Y, asiendo así, conversar entre iguales es lejos lo menos recomendable.

Me hago cargo de que fui protagonista en primera persona, en el primer plebiscito. Creo que un gran error del primer plebiscito en términos de énfasis comunicacional fue creer que la inercia del plebiscito que habilitó el proceso constituyente era suficiente para seducir voluntades y conciencias. Habiendo mediado un conjunto de mentiras desde que se habilitó el proceso constituyente, el poder de los medios fue desequilibrante, no lo pongo en discusión, negativamente desequilibrante. Pero hubo ingenuidad desde el punto de vista de las fuerzas transformadoras sobre la construcción del relato y el discurso.

Todos apoyamos probablemente, los que estamos acá, los retiros desde las AFP durante el Gobierno de (Sebastián) Piñera, y el impacto de los retiros contribuyó a mitigar la pérdida de poder adquisitivo en medio de la pandemia. Y tuvo un impacto cultural ideológico de legitimidad de los fondos privados.

Entonces, con esos ejemplos, digo que el discurso no es lineal. Requiere una revisión permanente, requiere una adecuación.

Un partido como el nuestro, tiene el deber de dimensionar lo estructural, lo profundo, y también lo que está agobiando a la ciudadanía en el diario vivir.

Creo que antes hice una afirmación muy taxativa, la sigo sosteniendo, pero creo que el único ejercicio efectivamente que ha habido de debate científico político sobre la comunicación política, fue el que lideró la ministra Camila respecto de la comisión de desinformación. Porque ahí hay una elaboración que es socio política, hay una formulación respecto de un problema real que tiene que ver con la manipulación que se hace en las redes.

Ministra Camila Vallejo, ¿cuál es la importancia de los canales públicos en todo esto que estamos hablando, y cuál es la importancia de la labor que cumple el Estado? Considerando que cada vez que los organismos internacionales y el Gobierno hablan de abordar temas comunicacionales y de la prensa, surge una tremenda crítica de los sectores conservadores.

Efectivamente vimos la crítica muy fuerte, llegando a ser como una paradoja, que se difundió harta desinformación para atacar la comisión contra la desinformación.

Lo bueno, lo importante, es que expertos conocedores de la materia, personas muy capacitadas, con varias líneas de trabajo, se mantuvieron hasta el final, entendiendo la importancia de esa tarea, sin recibir ningún peso y en un tiempo récord elaboraron dos informes y logramos mostrar efectivamente lo importante que era. Y se avanzó en propuestas, se elaboró 72 propuestas de política pública, de acciones, de regulaciones. Obviamente que lo estamos analizando, no es que hayan propuesto un proyecto de ley redactado, pero orientaciones generales para poder abordar esto de la desinformación.

Varias de esas propuestas tienen que ver con el rol del Estado al final. Todo va en la línea de lo que han dicho los organismos internacionales, que jamás se les hubiera ocurrido decir que los gobiernos no se metan, que los Estados no se metan en esto. No, todo lo contrario, decían, por favor, métete en este tema.

Aquí está la democracia bajo amenaza, es una amenaza a la democracia y tenemos que ver cómo lo abordamos justamente para proteger derechos fundamentales como la libertad de expresión. En la libertad de prensa es importante el ejercicio de la prensa y del periodismo, esta es una oportunidad también para ello, y que los medios de comunicación aborden este fenómeno.

Nosotros necesitamos medios de comunicación, necesitamos medios diversos, de distinta índole y necesitamos también medios públicos. Tenemos un canal público, unas radios estatales universitarias. Necesitamos en el mundo privado también una diversidad, necesitamos medios regionales. Están los canales comunitarios, las radios comunitarias.

Por eso la labor nuestra ha tenido que ver con cómo apoyamos más. Tuvimos un encuentro llamado “Más voces, más democracia”, liderado por la Universidad de Chile, que también hizo recomendaciones sobre el ecosistema de medios.

Algo que hemos ido trabajando desde el Ministerio, es cómo ir apoyando más a esos medios y el apoyo no es solamente a través de los fondos de fortalecimiento de comunicación, que son recursos, también de cómo nosotros le damos legitimidad. ¿Por qué una autoridad de Estado no puede ir a dar una entrevista a un medio comunitario? Claro que sí y lo estamos haciendo. ¿Por qué no le das una entrevista extensa? También un medio escrito independiente. O sea, no podemos mirar sólo a un grupo de medios, también tenemos que abrirnos a otros. Sin desconocer que existen unos más masivos, más grandes, que llegan a más gente, pero también hay otros que tienen otra mirada, y uno lo ve cuando va a regiones, por ejemplo. Las preguntas de la prensa son distintas a las de la Región Metropolitana. Entonces la importancia de la diversificación y del apoyo es clave y eso no se refleja sólo en el financiamiento. Por cierto, tenemos una agenda de trabajo con el Ministerio de Transporte y Telecomunicaciones y con el Consejo Nacional de Televisión en relación a los medios comunitarios. El avisaje, bueno, las campañas de interés público se licitan, evidentemente son importantes recursos y siempre se pide que también haya pertinencia regional, algo que permita que la información de las campañas de interés público lleguen.

Los medios públicos tienen que tener un rol que no es el mismo de los medios privados y por eso es tan clave el debate sobre Televisión Nacional, ahí estamos mirando modificaciones legales. Algo ya dejó el Gobierno anterior en el Congreso, un proyecto de ley. Pero Televisión Nacional requiere mirar su gobierno corporativo, requiere mirar su financiamiento. TVN tiene que mantener números azules, no números rojos, tiene que poder sostenerse y tiene que poder diversificar más, tiene que ser un ecosistema. Ya tiene plataforma digital, tiene el canal internacional, tiene los canales regionales, el familiar. Pero no tiene radio, por ejemplo. Bueno, esperamos que este canal vaya avanzando y fortaleciéndose en su rol público pluralista. También en las formas de innovar y de llegar de manera diversa a los distintos espacios, audiencias y territorios para lograr efectivamente que el derecho a la información que debe garantizar también el canal público esté resguardado. Así que ahí tenemos un gran desafío.

El Día Mundial de la Libertad de Prensa se celebrara aquí en Chile con una conferencia mundial convocada por la UNESCO, será en mayo. Es un trabajo que estamos haciendo en conjunto porque nos ganamos ser sede del Día Mundial por primera vez en la historia. Eso nos va a permitir hablar sobre estos grandes desafíos y la importancia del trabajo de las y los periodistas. El proyecto para proteger el trabajo de los periodistas y de los comunicadores en general. Esperamos que ayude a entender que frente a la desinformación, el periodismo, el trabajo de los comunicadores, es clave para alfabetizar, para educar y para comunicar con sentido también ético, así que esperamos seguir avanzando en todos estos grandes desafíos.

Palabras finales

Hugo Guzmán, director del periódico El Siglo:

“Pensamos desde la planificación de este foro, que no fuese de diagnóstico, de sólo constatar lo deficitario. Y la verdad, creo que lo logramos. Aquí hubo respuestas, hubo planteamientos de lo que se está haciendo, hubo una perspectiva de lo que hay que hacer, en distintos ámbitos y diversidad de medios. Esto ratifica que debemos estar optimistas, es un desafío gigantesco, titánico, pero hay que estar optimistas con lo que se está haciendo.

Por cierto, hay que leer las otras miradas, la “Otra Prensa”, leer Pressenza, escuchar Radio Universidad de Chile, acceder y leer El Siglo, hay que leer los medios alternativos y donde corresponda acceder a los medios comunitarios, los medios regionales, porque la información está a la mano. Agradecerle a la ministra Camila Vallejo, a Patricio López, a Pía Figueroa, a Marcos Barraza, y sobre todo a todas y todos ustedes que nos acompañaron esta tarde y compartieron estas reflexiones, muchas gracias.