Construir una comunidad de futuro compartido para la humanidad

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Es el noble objetivo de la diplomacia china.

Niu Qingbao. Embajador de China en Chile. Del 27 al 28 de diciembre de 2023, se llevó a cabo la Conferencia Central sobre el Trabajo de Asuntos Exteriores de China en Beijing. La conferencia resumió sistemáticamente los logros históricos y las valiosas experiencias de la diplomacia de gran país con peculiaridades chinas de la nueva era. Se profundizó en la evaluación del entorno internacional y en la definición de la misión histórica que enfrenta el país en su nueva expedición, y se realizó un despliegue integral para la diplomacia china en el período actual y futuro, sirviendo como una ventana crucial para el mundo a comprender la diplomacia china en la nueva era. La conferencia definió la construcción de una comunidad de futuro compartido para la humanidad como el noble objetivo perseguido por la diplomacia china.

 El concepto de una comunidad de futuro compartido para la humanidad refleja la cosmovisión, la percepción del orden y los valores de los comunistas chinos. El Partido Comunista de China no solo es un partido que busca la felicidad del pueblo chino y la revitalización de la nación china, sino también un partido que lucha por el progreso de la humanidad y un mundo armonioso. La noción de construir una comunidad de futuro compartido para la humanidad muestra precisamente la estrecha conexión entre la misión y la aspiración del Partido y la corriente de desarrollo de la época, reflejando un espíritu internacionalista de China al integrar su propio desarrollo, el interés fundamental de su propio pueblo y el “sueño chino” con el desarrollo global, el interés fundamental de todos los pueblos en el mundo y el “sueño mundial”.

 La construcción de una comunidad de futuro compartido para la humanidad ha pasado de ser una iniciativa china a un consenso internacional, de una visión prometedora a acciones sustantivas, y de una propuesta conceptual a un sistema científico, sirviendo como una gloriosa bandera que lidera el progreso de nuestro tiempo. En resumen, en la construcción de la comunidad de futuro compartido de la humanidad, el objetivo es construir un mundo abierto, inclusivo, limpio y hermoso de paz duradera, seguridad universal y prosperidad común; el camino es promover una gobernanza global marcada por consultas extensivas, contribución conjunta y beneficios compartidos; el principio rector es aplicar los valores comunes de la humanidad; el fundamento básico radica en la construcción de un nuevo tipo de relaciones internacionales; la orientación estratégica proviene de la implementación de la Iniciativa para el Desarrollo Global, la Iniciativa para la Seguridad Global y la Iniciativa para la Civilización Global; y la plataforma de acción es la construcción conjunta de la Franja y la Ruta de alta calidad.

Sobre esta base, la construcción de una comunidad de futuro compartido para la humanidad ha hecho importantes aportes a la sociedad humana al señalar el rumbo acertado por el desarrollo común, la paz y la seguridad duradera y el aprendizaje mutuo entre civilizaciones. Hasta el momento China ha construido con decenas de países y regiones las comunidades de futuro compartido tanto bilaterales como multilaterales de diversos niveles que cubren los diversos ámbitos como la salud, la humanidad y la naturaleza, el Internet, el océano, etc.

La construcción de una comunidad de futuro compartido para la humanidad destaca la tendencia histórica y la aspiración común de las personas. Se ajusta a los deseos universales de la población de todos los países y señala la dirección del progreso de la civilización mundial. Hay cada día más países que se conciencia de que el destino del mundo debe ser sostenido conjuntamente por todos los países, y el futuro necesita ser creado por todos trabajando juntos. Frente a los diversos desafíos e incertidumbres en el mundo actual, el presidente Gabriel Boric dijo en una ocasión: «Cuando se quema una parte del Amazonas o cuando se acelera el derretimiento de un glaciar en la Patagonia chilena o argentina, no es el Estado chileno o el Estado brasileño y su gente el único que sufre, es toda la humanidad…volvamos a entender un principio muy básico en el cual nos debemos mover en el mundo hoy: o nos salvamos juntos o nos hundimos cada cual por su lado», lo cual coincide con el concepto de la comunidad de futuro compartido para la humanidad.

Como socios estratégicos integrales, la relación entre China y Chile ha trascendido hace mucho tiempo de lo bilateral y es cada vez más influyente a nivel regional y global. En octubre del año pasado, el presidente Gabriel Boric realizó una visita de Estado a China, durante la cual los mandatarios de ambos países alcanzaron importantes consensos sobre la promoción de la reforma del sistema de la gobernanza global. China está dispuesta a unir fuerzas con Chile, llevando en alto la bandera de construir una comunidad de futuro compartido para la humanidad, implementando activamente las iniciativas de desarrollo global, seguridad global y civilización global, promoviendo la construcción conjunta de la Franja y la Ruta de alta calidad, abordando los desafíos comunes, logrando prosperidad compartida y guiando el mundo hacia un futuro brillante de paz, seguridad, prosperidad y progreso.

China aboga por un mundo multipolar igualitario y ordenado

A finales de diciembre de 2023, durante la Conferencia Central sobre el Trabajo de Asuntos Exteriores de China celebrada en Beijing, China presentó dos propuestas importantes para abordar los desafíos globales de desarrollo y seguridad, así como para promover la construcción de una comunidad de futuro compartido para la humanidad. Una de estas propuestas es llamar por un mundo multipolar igualitario y ordenado.

La multipolarización es la tendencia fundamental en el mundo actual. A lo largo de los más de 30 años desde el fin de la Guerra Fría, el mundo ha acelerado su movimiento hacia la multipolaridad, especialmente con el notable ascenso del «Sur Global» en los últimos años. Los países y regiones de todo el mundo aspiran a tener un lugar en el escenario internacional a través de su propio desarrollo. Los países en desarrollo de Asia, África y América Latina desean una representación y voz mejoradas en el sistema internacional. La mayoría de la comunidad internacional, independientemente de su tamaño, aboga por un mundo multipolar y rechaza el unilateralismo y la política de la fuerza, y están convencidos de que el mundo no debería volver al antiguo camino de la confrontación entre bloques y los juegos de suma cero, ni repetir los errores de la guerra y el conflicto. Sin embargo, no hay consenso sobre cómo debería desarrollarse la multipolarización o cómo deberían participar y promoverlo los países en medio de los cambios significativos globales. El llamado de China por un mundo multipolar igualitario y ordenado se alinea con las aspiraciones comunes de la mayoría de los países y sus poblaciones, y orienta la dirección para que la comunidad internacional pase de las turbulencias a la paz duradera, ofreciendo un rumbo importante para promover la construcción de un sistema de gobernanza global justo y equitativo y avanzar en la construcción de una comunidad de futuro compartido para la humanidad.

Un mundo multipolar debe ser igualitario. Es decir, todos los países, sean grandes o pequeños, son tratados como iguales; el hegemonismo y la política de la fuerza son rechazados; los asuntos internacionales no deberían ser monopolizados por unos pocos países; y hay que promover la democratización de las relaciones internacionales. Los asuntos en el ámbito internacional deben ser discutidos y decididos por todos, y el futuro y el destino del mundo deben ser determinados conjuntamente por cada uno de los países. Cada país o grupo de países debería poder encontrar su lugar en el sistema multipolar, rompiendo la narrativa tradicional de que la multipolarización solamente tiene que ver con unos pocos países grandes.

Un mundo multipolar debe ser ordenado. Es decir, hay que asegurar el progreso hacia una mayor multipolaridad generalmente estable y constructivo, lo cual aborda las preocupaciones de algunos países de que la multipolarización podría llevar al caos y al «desorden». La multipolarización debe ser un proceso histórica marcada por la solidaridad en lugar de la división, el diálogo en lugar de la confrontación, la cooperación en lugar del conflicto y beneficio mutuo en lugar de pérdidas múltiples. Para lograr este objetivo, los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas deben ser observados por todos, las normas básicas universalmente reconocidas que rigen las relaciones internacionales deben ser defendidas por todos, y el verdadero multilateralismo debe ser practicado.

China y Chile son socios importantes en un mundo multipolar y miembros del «Sur Global». Ambos países defienden el multilateralismo y se comprometen a impulsar un orden internacional más justa y razonable. China está dispuesta a trabajar de la mano con Chile para asumir responsabilidades en pro de la paz mundial, contribuir al desarrollo común, inyectar fuerzas positivas, estables y constructivas al mundo, componer un nuevo capítulo en el progreso de las diversas civilizaciones en un mundo multipolar y hacer nuevas y mayores contribuciones para mantener la paz mundial y promover el progreso humano.

China aboga por una globalización económica universalmente beneficiosa e inclusiva

A finales de diciembre de 2023, durante la Conferencia Central sobre el Trabajo de Asuntos Exteriores de China celebrada en Beijing, China presentó dos propuestas importantes para abordar los desafíos globales de desarrollo y seguridad y para promover la construcción de una comunidad de futuro compartido para la humanidad. Una de ellas es abogar por una globalización económica universalmente beneficiosa e inclusiva.

La globalización económica es un requisito objetivo a lo largo del desarrollo de la productividad, un resultado inevitable del progreso tecnológico, la vía ineludible para el avance de la sociedad humana, así como una tendencia irreversible de la época. Desde el final de la Guerra Fría, la globalización económica ha impulsado la prosperidad comercial, facilitado la inversión, la movilidad humana y el desarrollo tecnológico, propulsando un rápido crecimiento económico global y fomentando especialmente el surgimiento colectivo de los países del mercado emergente. Sin embargo, en los últimos años, ha existido un notable aumento del proteccionismo en sus diversas formas, además de fenómenos que generan preocupación, como buscar las soluciones de las problemáticas internas en la política exterior o echar la culpa a otros por sus propios problemas. Se ha demostrado que la «contraglobalización», al perseguir el interés propio a expensas del interés de los demás no solo no resuelve los problemas inherentes, sino que también perturba las cadenas industriales y de suministro globales, obstaculiza el desarrollo saludable de la economía mundial y perjudica los intereses de diversos países. En este contexto, la propuesta de una globalización económica universalmente beneficiosa e inclusiva señala la dirección correcta y proporciona un sólido respaldo para la construcción de una comunidad de futuro compartido para la humanidad.

La globalización económica debe ser universalmente beneficiosa, es decir, debe estar en línea con las aspiraciones comunes de los países de todo el mundo, especialmente los países en desarrollo, abordando los desequilibrios causados por la asignación global de recursos dentro y entre los países, para garantizar un desarrollo pleno y equilibrado, fomentar una globalización que sea propicia para el desarrollo acelerado de todos los países, especialmente los países en desarrollo. En un mundo altamente interdependiente de hoy, los países no pueden limitarse a pensar solamente cómo desarrollarse, sino que también pensar cómo lograr un desarrollo equilibrado con el resto del mundo. Es esencial expandir conjuntamente y distribuir de manera justa los beneficios de la globalización económica, permitiendo que diferentes países, clases y poblaciones participen y disfruten de los frutos del desarrollo socioeconómico, logrando un beneficio mutuo, cooperación ganar-ganar y prosperidad compartida.

La globalización económica también debe ser inclusiva, apoyando a los países en la búsqueda de un camino de desarrollo acorde con sus condiciones nacionales y contribuyendo conjuntamente al desarrollo común de toda la humanidad. Es necesario oponerse a todas las formas de unilateralismo y proteccionismo, resistir estándares y reglas discriminatorios y excluyentes, promover la liberalización y la facilitación del comercio y la inversión, mantener la estabilidad y el funcionamiento fluido de las cadenas industriales y de suministro globales, facilitar la comprensión mutua y las concesiones entre todas las partes con respecto a sus intereses, abordar los desafíos estructurales que obstaculizan el desarrollo saludable de la economía mundial y mantener la vitalidad y el impulso del crecimiento económico global.

Tanto China como Chile son defensores de la globalización económica y el libre comercio. Chile fue el primer país en América Latina en firmar el acuerdo bilateral sobre la incorporación de China a la Organización Mundial de Comercio, el primero en reconocer el estatus pleno de la economía de mercado de China, y el primero del mundo en firmar y luego actualizar el Tratado de Libre Comercio con China. Los dos países, al defender conjuntamente un entorno global abierto y cooperativo y el sistema comercial multilateral, han logrado beneficios mutuos y resultados de ganancia compartida. Y después de la propuesta de la Iniciativa de la Fanja y la Ruta, Chile mostró su apoyo rápidamente y tres presidentes chilenos asistieron las tres sesiones consecutivas del Foro de Cooperación Internacional de la Fanja y la Ruta, promoviendo la interconectividad global. La defensa conjunta y la promoción de la globalización económica universalmente beneficiosa e inclusiva por parte de China y Chile no solo contribuyen a fortalecer aún más su asociación comercial y económica mutuamente beneficiosa, sino que también se alinean con los intereses comunes de ambas partes, inyectando nuevas y mayores dinámicas en la economía global, promoviendo el desarrollo mutuo y beneficiando a todos los países, incluyendo a los numerosos países en desarrollo.