Atentado al balneario popular de Puchuncaví

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El atentado es una nueva evidencia del auge que experimenta el fascismo hoy en Chile, al igual que en Europa. Es nuestra obligación realizar los máximos esfuerzos por acabar con estas acciones ahora.

Miguel Lawner (*). Santiago. 06/10/2022. El pasado domingo, tuvo lugar un gravísimo atentado contra el Sitio de Memoria del Balneario Popular Melinka-Puchuncaví, recinto recuperado gracias al esfuerzo y la organización de los ex presos políticos, confinados en dicho lugar durante la dictadura cívico militar.

Como es sabido, el Gobierno de Allende levantó 16 Balnearios Populares situados en las mejores playas de Chile, destinados al descanso de los trabajadores chilenos.

Tras el golpe militar, todos ellos fueron cuoteados entre las diferentes fuerzas armadas como un verdadero botín de guerra en un acto de despojo increíble, privando a familias chilenas modestas, del legítimo derecho al descanso del cual habían alcanzado a disfrutar por primera vez en su vida.

Dos de estos Balnearios, Ritoque y Puchuncaví, fueron habilitados como campos de concentración y un tercero, Rocas de Santo Domingo, como lugar donde Manuel Contreras adiestró al personal de la DINA en técnicas de tortura y desaparición de personas detenidas por la DINA.

Con el curso de los años, la mayoría de estos balnearios fueron vendidos por las diferentes ramas de las Fuerzas Armadas. Uno, situado en Pichidangui, aun funciona como balneario del Ejército y los tres destinados a funciones represivas, fueron demolidos al mejor estilo nazi, a fin de borrar todo testimonio de lo que allí ocurrió.

Sin embargo, la tenacidad de un grupo de ex presos políticos, que pasaron por el campo de Puchuncaví, logró ubicar los restos de una de dichas cabañas, la recuperaron y emplazaron en el mismo balneario, terreno que afortunadamente se mantenía bajo propiedad del municipio local.

El trabajo de este colectivo ha sido admirable, dando vida a la Corporación de Memoria y Cultura de Puchuncaví, que generó este admirable Sitio de Memoria llamado Balneario Popular y Campo de Prisioneros Políticos Melinka-Puchuncaví, que cuenta con una cuidadosa exhibición museográfica.

Tras el atentado, en el lugar se encontraron restos de papel diseminados bajo la cabaña y un dispositivo de líquido inflamatorio, que afortunadamente no se activó por lo cual se evitó la pérdida irreparable de la cabaña. En el interior, la exposición incluye un magnífico diorama, ejecutado por el mismo artista realizador de este tipo de muestras en las estaciones del Metro, y que fue gravemente afectado, sustrayendo la mayoría de las figuras humanas, elaboradas conforme a retratos de los ex presos políticos.

La Corporación Melinka Puchuncaví ha venido solicitando infructuosamente a la Municipalidad, la provisión de energía eléctrica, que habría permitido la instalación de luz y cámaras de vigilancia.

Es increíble, pero ocurre que la Comisaría de Puchuncaví está situada adyacente al recinto de la Corporación y es imposible suponer que no hayan advertido el atentado.

Expresamos toda nuestra solidaridad a la Corporación de Memoria Puchuncaví. El atentado es una nueva evidencia del auge que experimenta el fascismo hoy en Chile, al igual que en Europa. Es nuestra obligación realizar los máximos esfuerzos por acabar con estas acciones ahora. Si…ahora. La humanidad pagó un precio demasiado caro durante el Siglo pasado, tras la expansión del régimen nazi, que confinó a millones de ciudadanos en campos de exterminio y acabó con todas las conquistas democráticas.

Este atentado no puede sernos indiferente. Es indispensable ubicar y castigar a sus autores.

Expresamos toda nuestra solidaridad a los queridos compañeros de la Corporación de Memoria y Cultura de Puchuncaví.

(*)Miguel Lawner, arquitecto chileno, Premio Nacional de Arquitectura 2019, director ejecutivo de la Corporación de Mejoramiento Urbano (CORMU) durante el Gobierno de Salvador Allende