ANÁLISIS. Las voces del Apruebo y la confianza en los procesos democráticos

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La rigurosidad intelectual nos exige revisar desde sus orígenes los hechos reales y objetivos que conforman este escenario: la nueva Constitución es la salida democrática al estallido social que cuestiona al sistema en su conjunto…

Margarita Makuc(*). 04/07/2022. Recientemente se le preguntó a Claudia Pizarro, alcaldesa (DC) de la comuna de La Pintana, cómo va a votar este 4 de septiembre del 2022 en el Plebiscito de salida que sancionará el borrador de la nueva Constitución y que este lunes será entregado al Pdte. Boric. Frente a ello, la alcaldesa responde de modo claro y directo: “Tenía 14 años cuando mis padres me llevaron al Caupolicanazo en 1980 para hacerle frente al dictador. Voté NO en 1988 y Apruebo en 2020. Hoy siento que no puedo ni debo hacer otra cosa que estar al lado de los cambios que mi patria necesita. Con toda la fuerza, Yo apruebo”. Así son las voces del apruebo, claras, sin medias tintas ni excusas, pues son respuestas que reflejan toda una vida de convicciones democráticas, que se han forjado en el trabajo territorial, en el ejercicio de cargos de representación popular, privilegiando intereses populares de vecinos y vecinas que conviven cotidianamente con grandes necesidades y que requieren recuperar derechos sociales esenciales para la vida.

En la vereda opuesta, se encuentra el ex ministro de Hacienda (Ex DC) Eduardo Aninat, quien en entrevista dominical explica que su opción de rechazo alude al deficiente trabajo de la Convención Constitucional y frente a la pregunta: ¿Chile necesita hoy una nueva constitución? Sostiene: “Sí, lo creo así, yo fui uno de los que votó Apruebo en el plebiscito de entrada, pero siendo honestos el país necesita cambios, entonces los cambios sí, pero no cualquier cambio y no de una manera anárquica, de una manera desordenada de hacer los cambios. Esta (nueva Constitución) fue escrita con muchos sesgos y muchas obsesiones.  El Sr. Aninat reconoce que el país necesita una nueva Constitución, sin embargo, no la aprobará por contener “sesgos, obsesiones, desorden, anarquía” aun cuando suponemos que alude al texto constitucional, dichas expresiones nada dicen sobre el contenido de la Carta Magna, ni de las ideas con las cuales sus diferencias serían tan profundas que no sólo votará en contra, sino además promoverá su rechazo.  Esta visión del ex ministro del Pdte. Frei no es nueva, pues es consecuencia de una visión política que se distancia de su militancia demócrata cristiana (renuncia el año 2017) y posteriormente manifiesta el año 2021 una desencantada visión de las elecciones presidenciales: “Seré sincero: son candidatos (Boric y Kast) que hoy no entusiasman para enfrentar el futuro largo de Chile. Pero hay que ser realista y práctico: es lo que hay. Es lo que la plaza pública nos ofrece el día de hoy a los ciudadanos”. En definitiva, para Aninat en Chile no hay opciones políticas viables, reiterando su escepticismo en expresiones como “plaza pública” “sesgos, desorden, obsesiones” candidatos que no “entusiasman”. Resulta preocupante que un ex ministro no explicite las razones y argumentos de las concepciones políticas o ideológicas que sostienen su rechazo al texto y contenidos de la Nueva Constitución, sería interesante saber qué acápites del texto constitucional (Derechos fundamentales y garantías, Naturaleza y medioambiente, Participación democrática, Estado regional y organización territorial, entre otros) provocan su desconfianza. ¿Qué ideas allí vertidas son reprochables?, el Sr. Aninat nos confunde, pues basa su crítica en expresiones descalificatorias, ambiguas, imprecisas, que no nos permiten identificar sus razones, sino al contrario generan incertidumbre y promueven la desconfianza.

Como respuesta a estos preocupantes comentarios, quienes confiamos en este proceso y aprobaremos la Nueva Constitución, la rigurosidad intelectual nos exige revisar desde sus orígenes los hechos reales y objetivos que conforman este escenario: la nueva Constitución es la salida democrática al estallido social que cuestiona al sistema en su conjunto; el acuerdo suscrito entre la oposición y el Gobierno es una respuesta para salvar la crisis de confianza en el poder político y sus instituciones mediante un nuevo Pacto Social. De este modo, se aprueba mayoritariamente la redacción de una nueva Constitución y 154 convencionales son elegidos para redactar 388 artículos aprobados con amplias mayorías en 110 sesiones plenarias. Este proceso democrático sin precedentes en nuestra historia, como expresión genuina de la voluntad popular nos entrega contundentes argumentos de madurez cívica y responsabilidad política de nuestro pueblo, para el cual en este contexto adquieren especial sentido las palabras de Benedetti: “Si a uno le dan palos de ciego la única respuesta eficaz es dar palos de vidente”.

(*)Margarita Makuc, ex candidata a Rectora de la Universidad de Magallanes.