Alicia Lira frente a la permanencia de la lucha por los derechos humanos

Compartir

La presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP) expresa su inquietud porque “ahora quieren amnistía para los que violaron derechos humanos durante la revuelta social” e insiste en que “la auto amnistía sigue vigente en este país, hay impunidad en muchos casos”. También está preocupada por los Sitios de Memoria: “Hay restricción de presupuesto, hay apoyos que desaparecen”. Sobre la marcha del Plan de Búsqueda de más de mil detenidos desaparecidos, indica que “mi percepción es que va muy lento” y llama a apurar la marcha. La activista de DDHH está propuesta para Premio Nacional de Derechos Humanos y releva que es una tarea que prosigue, “el fin último nuestro es que haya verdad y justicia. La máxima felicidad sería encontrar a todas y todos los que nos faltan”.

Hugo Guzmán Rambaldi. “El Siglo”. Santiago. 26/4/2024. Hace un tiempo Alicia, usted recibió la Medalla Derechos Humanos y Democracia otorgada por la Universidad de Chile. Ahora, muchas organizaciones y personalidades del país la están respaldando para que se le otorgue el Premio Nacional de Derechos Humanos. ¿Qué significación tiene para usted?

Bueno, es algo que me ha pillado de sorpresa. Cuando una tiene un compromiso de avanzar en verdad y en justicia, y por una sociedad más justa e igualitaria, la llena de energía y emociones esta propuesta. Es algo que surgió de gente de base, de colectivos, de artistas y creo que lo que represento ante ellos, es la lucha por los derechos humanos que hemos impulsado hace tantos años.

Usted ha denunciado la violación a derechos humanos en dictadura, pero también comenzó a hablar de violaciones a derechos humanos el 2019, en el marco de la revuelta social.

No es un octubrismo como le dicen a eso que sucedió el 2019, fue una revuelta social en que participaron grandes mayorías, algo que iniciaron los estudiantes secundarios, masivamente, y luego hubo cosas como esa marcha de más de un millón de personas. Las grandes mayorías dijeron basta a la corrupción, a la colusión, a la falta de respeto a los derechos de trabajadores y trabajadoras, a las estafas, al abuso, se protestó contra las AFP, contra las Isapres, y hubo manifestaciones en todo Chile. Lo que pasa es que se olvida todo eso y sólo se habla de situaciones de violencia que hubo. Ese 2019 hubo violaciones a los derechos humanos y hay que seguir exigiendo reparación y justicia. Hubo rebeldía social, y junto a eso, asesinato de unas 30 personas, más de 400 heridos oculares, dos personas ciegas por balines o perdigones de Carabineros, la compañera y amiga Fabiola Campillay y Gustavo Gatica. No podemos olvidar y debemos exigir justicia. El Gobierno de Sebastián Piñera declaró la guerra, sacó a los militares a la calle, se dio orden de reprimir. Se suma a la exigencia que tenemos ante más de mil cien compatriotas detenidos desaparecidos cuyos restos no aparecen. Son mil cien familias que viven en la agonía, porque la razón dice que están muertos, pero el corazón, el cariño, el sentimiento, indican que a lo mejor están vivos, no pueden comprobar que están muertos. En todo esto hay responsabilidad del Estado. El tema de los derechos humanos sigue presente, y si no hay garantías de no repetición va a seguir. No podemos olvidar, también, a los desaparecidos en democracia, hay cinco. Quiero decir además que hoy se vandalizan los sitios de memoria, los memoriales de las víctimas, y se promueve la impunidad y el negacionismo. Antes quisieron exculpar a los militares que violaron derechos humanos en dictadura y ahora quieren amnistía para los que violaron derechos humanos durante la revuelta social.

¿Usted ve avances en materia de derechos humanos?

Hay avances en todos estos años. Hemos sabido la verdad en casos de ejecutados políticos y de detenidos desaparecidos. Valoramos la creación del Instituto Nacional de Derechos Humanos, la creación del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, la creación del Día Nacional del Ejecutado Político, fue positivo que se nombraran jueces con dedicación exclusiva en derechos humanos, y hay jueves que investigan y avanzan. Este Gobierno desde el primer día tuvo un pronunciamiento claro en derechos humanos, ha recibido a las agrupaciones de familiares de víctimas, hay un ministro de Justicia y Derechos Humanos, Luis Cordero, que es el primer ministro que ha tenido un grado de compromiso y empatía con los familiares de las víctimas de la dictadura. Pero hay cosas que ética y políticamente son urgentes, como buscar y encontrar a más de mil detenidos desaparecidos, dónde están los ejecutados políticos sin que se entregaran sus cuerpos. La auto amnistía sigue vigente en este país, hay impunidad en muchos casos. Hay una situación dilatoria que sigue.

Hay problemas en estos días con los Sitios de Memoria, no hay apoyo desde el Estado, algunos quizá no puedan seguir funcionando.

Hay restricción de presupuesto, hay apoyos que desaparecen, hay tres Sitios de Memoria que no están funcionando, vemos que no hay respaldo. Hay mucha preocupación. Nosotros decimos que por ley debe haber apoyo a los Sitios de Memoria, porque no son lugares estáticos simplemente para recordar que en tal o cual lugar se torturó o mató a chilenas y chilenos, sino que se convierten en un lugar de vida, de recuerdo, de prevención, de educación. Se transforman en escuelas de derechos humanos, mantienen la memoria sobre mujeres y hombres que pasaron por esos lugares, y también asumen apoyo para la prevención. Me parece que no es tanta la voluntad de parte de los gobiernos con los derechos humanos, con los Sitios de Memoria. Los gobiernos no están a la altura de aquellos hombres y mujeres que resistieron a la dictadura civil-militar, que combatieron para terminar con la cultura de la muerte, que dieron su vida por la democracia y los derechos humanos. La resistencia de las mujeres en las ollas comunes, en las protestas.

¿Cómo está viendo el Plan de Búsqueda implementado por este Gobierno?

Ese plan es un hecho relevante, muy importante, pero mi percepción es que va muy lento. Vamos a cumplir un par de meses con ese plan y realmente no se ha ejecutado nada. Habrá una reunión en estos días con representantes de regiones, hay otras reuniones, pero se nos está yendo el tiempo. A estas alturas, además, estamos viviendo la impunidad biológica, se mueren los criminales, se mueren los testigos, se mueren los familiares de las víctimas y no se conoce verdad y menos hay justicia.

¿Hay que acelerar el Plan de Búsqueda?

Se tienen que buscar los mecanismos para avanzar en la búsqueda de detenidos desaparecidos, para eso están los recursos, las decisiones, está la voluntad del Gobierno. Pero va lento, se va a terminar el año, y se puede pasar el otro, aunque sabemos que no todo se logrará en esta administración, pero queremos ver acción, ejecución y que nos estén informando en este Gobierno.

Han pasado tantos años y tantas cosas. ¿Cómo percibe la sensibilidad en el país con el tema de los derechos humanos? ¿Ha decaído, se mantiene?

Por donde uno se mueve, ve mucha sensibilidad y empatía, sobre todo de los jóvenes. Hay reconocimiento de lo que hemos hecho y hay apoyo y recuerdo sobre todo en fechas conmemorativas. Se han recuperado lugares donde se torturó, se mató, y en eso hubo respaldos. Creo que crece el apoyo a la lucha por los derechos humanos, pero mi percepción es que no se nota. Bueno, es que se está destacando la delincuencia, todos los días te muestran lo que hacen los narcos, te dicen que andan asaltando, eso es lo que dan en los matinales de la televisión, en las radios. También está la campaña anticomunista, que afecta no sólo a los que son militantes comunistas, sino a toda persona que se organiza, que protesta, que lucha, que hace sus demandas. No tienen militancia comunista y les dicen que son comunistas porque está reclamando sus derechos. Mire, cuando logramos que Patricio Fernández saliera de ese cargo en La Moneda para la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado, todas las noticias eran que el Partido Comunista lo sacó, cuando fueron las agrupaciones de derechos humanos, de los familiares de las víctimas los que lo sacamos. Siempre nos quieren invisibilizar. Otro ejemplo: cuando entregamos la carta exigiendo que saquen al general Ricardo Yáñez como jefe de Carabineros, no éramos nosotros, era el Partido Comunista. La derecha, la extrema derecha, y otros sectores, no son sensibles a los derechos humanos e inventan cosas y actúan con odio. Y quieren juzgar a los otros.

¿Usted quisiera que algún día tuviera que terminar la necesidad de existencia de las agrupaciones de ejecutados políticos, de detenidos desaparecidos?

El fin último nuestro es que haya verdad y justicia. La máxima felicidad sería encontrar a todas y todos los que nos faltan. Las agrupaciones tendrán que seguir como una biblioteca, una memoria, un registro histórico. Nosotras no nacimos para esto, los derechos humanos no es mi vida, mi vida es trabajar contra la injusticia, por la verdad, por una sociedad justa e igualitaria, por la dignidad de las personas. Eso no termina nunca. Y siempre tratando de estar felices por la vida que hemos llevado. Ya el Estado tendrá que resguardar, eso espero, todo nuestro material, ya se verá. Tenemos mucha información pero además, por ejemplo, tenemos materiales de concursos de cuentos, de literatura, tenemos fotos, están las fichas y expedientes de querellas, hay mucha documentación. Tenemos un archivo histórico, pero el Estado nunca nos proporcionó recursos para mantenerlo bien, para ordenarlo, clasificarlo. No ha sido bueno esto de concursar por la memoria, presentar formularios, competir por recursos, y ver quién gana, cuando es deber del Estado resguardar la memoria, no someterlo a un concurso, y si pierdo, no tengo manera de proteger esa memoria. Hay historia de vida, hay libros, hay documentales. Hay que considerar en esto a las regiones. Las nuevas generaciones tienen que tener todos esos elementos, ese archivo, esa documentación. Y hay que seguir recopilando informes, incluso de casos de estos tiempos.

Quería terminar, precisamente, haciendo memoria pero respecto a usted. En días que la postulan al Premio Nacional de Derechos Humanos que instauró el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH). Usted viene de una familia obrera, vivió en la población La Victoria, tiene una larga militancia en el Partido Comunista, recordar a su compañero, Felipe Rivera, un detenido desaparecido.

Yo reivindico mi clase, ser trabajadora, la lucha que he dado, reivindico mi militancia comunista y haber estado siempre organizando y trabajando. No podemos perder de vista que tenemos que organizarnos, nosotros tenemos que luchar y buscar la verdad y la justicia. Tengo una historia de muchas ausencias, también de mucho orgullo. Conocí a mi compañero como el Negro, como “Mao” en las Juventudes Comunistas, su nombre de chapa era Andrés, y cuando nos estábamos casando en el Registro Civil de La Cisterna, supe que su nombre era Felipe Rivera. Por eso una hermana de él tiene un hijo que se llama Andrés. Tenemos una historia preciosa, primero porque nos amábamos, porque estuvimos juntos en la bella época de la campaña de Salvador Allende, éramos militantes comunistas, nos casamos al año del Gobierno de Allende, fuimos juntos del Equipo de autodefensa de la Jota. Sé que el Negro está conmigo, siempre tuvimos la convicción de apechugar ante todo. A él lo andaban buscando, y cuando fue el atentado contra el dictador en 1986, esa noche, llegaron a nuestra casa. Estábamos tranquilos, porque teníamos “limpia” la casa, sin folletos, sin documentos. Cuando abrí la puerta, me preguntaron “¿está el Mao?” y entraron al dormitorio; le dijeron “el partido te necesita”, “el Frente te necesita” (Frente Patriótico Manuel Rodríguez) y ahí supimos que la cosa era mala. Él era controlado, se sentó en la cama, y me dijo “Alicia, llama a la vecina, porque no conozco a estos huevones”. Yo salí corriendo, me puse a gritar en el patio, y siempre pensé que era algún delator, porque el tipo me abrazó, me cubrió la boca sin mucha fuerza y me dijo “oye, si no le va a pasar nada”, era como alguien que me conocía. Cuando se dieron cuenta que él supo de qué se trataba, le dijeron “te vestí o te llevamos así no más”. Ahí uno recuerda la necesidad de respetar su dignidad: el Negro se paró, descolgó una casaca, se vistió, y creo que no peleó para protegerme a mí, porque él cuando era necesario era bravo. Y se fue, se lo llevaron. Nunca más lo vi. Pero estoy tan llena de haber estado con él, viví esos años con él a concho, esa es la maravilla, el privilegio. Hablábamos mucho, bromeábamos, teníamos nuestro compartimento, teníamos cariño, respeto, éramos amantes, amigos. Bueno, y el recuerdo de mi familia, de esos años en La Victoria, los compañeros y las compañeras.

¿Después de todo, hay ganas de vivir, hay esperanza?

Siempre hay ganas de vivir y la esperanza nunca se pierde. Cuando uno tiene un objetivo en la vida, cuando busca ser una buena persona, sin egoísmo ni individualismo, cuando se quiere tener una sociedad más justa, en que se respete a la gente, no importa si se es militante o no, cuando se quiere tener un jardincito, una casita, tener un buen salario, trabajar, es motivo para vivir, ser feliz y tener esperanza. Soy una agradecida de la vida, he vivido a concho, soy agradecida de haber amado y que me amaran, el Negro no está físicamente pero estoy llena de él, la vida hay que vivirla. Los que estamos comprometidos en una causa, tenemos el derecho a sacarnos la mugre por un proceso de justicia y transformador, y también tenemos derecho a sacarnos la mugre para pasarlo bien. Hay mucho que dar.