Chile está viviendo una ofensiva regresiva conservadora en contrapunto de un impulso progresista/transformador, lo que sintetiza una mayor tensión en cuanto a la disputa del tipo-país al que se aspira. Las ondulaciones políticas, suaves y fuertes, estarían dadas, en definitiva, por ese escenario de disputa.
Hugo Guzmán. Periodista. Santiago. 11/4/2023.
1.-Los hechos constatan que Chile está viviendo lo que algunos analistas definen como una ofensiva regresiva conservadora, la cual sería alentada por la derecha política, la derecha medial y la derecha económica.
2.-Algunas de las evidencias de dicha ofensiva se encuentran en situaciones gravitantes/duras como la férrea instalación de una agenda de seguridad de relato/medidas impulsada por los sectores conservadores y con la intención de permear el escenario nacional golpeando al Gobierno y específicamente a segmentos del oficialismo representados en el Frente Amplio y el Partido Comunista; la intencionalidad de convertir la agenda de seguridad en la agenda política/electoral de la derecha, demostrado, por ejemplo, en el reforzamiento comunicacional/político de alcaldes con aspiraciones presidenciales; la imposición de condiciones acotadas/conservadoras y elitistas en el nuevo proceso constitucional, algo señalado/cuestionado desde los mundos académico, intelectual, social y político; rechazar siquiera la “idea de legislar” la reforma tributaria -es decir, negarse a la discusión legislativa como premisa democrática- con la idea de hacer abortar los objetivos programáticos del Gobierno con fines sociales y de seguridad al restarle presupuesto, y al mismo tiempo dar por adelantado su rechazo a la reforma de pensiones diciendo que se presentará otra, en otra acción de aborto al normal desarrollo democrático legislativo; buscar deformar el carácter de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado, apuntando a que el suceso obedeció a la responsabilidad de la Unidad Popular y del Presidente Salvador Allende, omitiendo la situación de violaciones a los derechos humanos y, cuando menos, alentar una conmemoración retórica; incentivar/exigir renuncias de ministras/ministros y funcionarios del Gobierno y planteando sacar de escena al Partido Comunista; frenar las medidas de apoyo social y económico ante el proceso inflacionario y alza de precios. Todo esto, junto a otras situaciones, conforma lo que desde el oficialismo definen como una “postura obstruccionista” de la oposición, que algunos la califican de desestabilizadora y peligrosa para el funcionamiento del sistema democrático.
3.-En contrapunto, es claro que las fuerzas progresistas y transformadoras insisten/persisten en llevar adelante programas/medidas que apuntan a transformaciones sociales y a una agenda democratizadora/popular que permita avanzar hacia soluciones consistente para mejorar la calidad de vida de la gente. En eso básicamente se ve una acción del Gobierno, de bancadas parlamentarias oficialistas, partidos de Apruebo Dignidad y Socialismo Democrático y algunas organizaciones sindicales y sociales. En lo específico en esta coyuntura está la aprobación de la jornada semanal de 40 horas, la continuidad/esfuerzo por la reforma previsional, la reinstalación de la reforma tributaria, no abandonar el objetivo de la reforma en salud, la creación de la Empresa Nacional del Litio, participar/incidir en lo posible en este nuevo proceso constitucional, sacar al menos el 20% de las/los integrantes del Consejo Constitucional, influir en una agenda de seguridad no autoritaria/represiva y que al tiempo que permita efectos concretos en el combate a la delincuencia proteja derechos humanos y civiles, e intentar contrarrestar a la oposición y las derecha en el plano del relato y las comunicaciones.
4.-Es evidente que hay una polarización/tensión en Chile en cuanto a la disputa del tipo-país y el tipo-sociedad al que se aspira, donde se está constatando una fuerte confrontación entre las posiciones/fuerzas conservadoras y transformadoras. Ello tiene/tendrá expresión en el desarrollo de situaciones políticas, sociales, institucionales, mediales, económicas y gubernamentales, pero también en otros espacios más o menos definitorios, como la elección de consejeras/consejeros constitucionales el 7 de mayo, el plebiscito de la nueva propuesta constitucional a final de año, los comicios municipales del próximo año y el grado de consolidación del Gobierno.
5.-El escenario actual, entre otros factores, demuestra que lo ocurrido en el pasado plebiscito donde el 62% de la población rechazó la propuesta de un texto constitucional progresista, transformador, de avanzada, fue una derrota estratégica de alto impacto para las fuerzas de izquierda, progresistas y transformadoras, y no una mera derrota electoral o coyuntural. Ese fue, por lo demás, el piso sólido para la llamada ofensiva regresiva conservadora. Como se ha dicho, la derecha “se apropió” del resultado del plebiscito.
6.-Mirando el escenario chileno desde la revuelta social/popular de 2019 hasta el plebiscito constitucional del 2022, parece evidente que las fuerzas sociales/políticas transformadoras pasaron del shock de la victorial al schock de la derrota. Eso produjo un repliegue caracterizado por un cuadro depresivo/desarticulador, sin omitir que mucho de lo ocurrido entre 2019 y 2021 obedeció a segmentos sociales que actuaron de manera espontánea sin articulaciones orgánicas. Eso significaría que ahora esas fuerzas políticas/sociales tendrían el desafío de la rearticulación, la reoxigenación, la recomposición, la recuperación de un estado de ánimo y organicidad. Que puede ser lo más decisivo y, al mismo tiempo, lo más difícil. Pero frente a la ofensiva regresiva de las fuerzas conservadoras (expresadas en la orgánica política, medial, financiera), parecería que no hay otro camino para las fuerzas transformadoras que alentar/recomponer su base social, política, electoral, aumentando la capacidad de convocatoria/movilizadora y entrando de lleno a resolver con voluntad política y medidas precisas desafíos como fortalecimiento de sus medios comunicacionales propios y la construcción de agendas innovadoras/consistentes en seguridad pública y seguridad social.
7.-Un asunto en carpeta es cómo se producirá la vinculación entre el Gobierno y su base social/electoral de apoyo, cómo se podría materializar el apoyo ciudadano en términos gravitantes y de real impacto, cómo se amalgama o no el mundo social con el mundo institucional en los desafíos del campo transformador.