“El Purgatorio” en Canal 13 como “Gran Hermano” en CHV superaron con creces a los matinales y su habitual mediocridad en forma y contenido.
José Luis Córdova. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 14/8/2023. De los espacios nocturnos probablemente más vistos en la televisión chilena de las últimas semanas al menos dos han sido genuinos monumentos al mal gusto, la grosería y la ordinariez. No se trata de ser pacatos, retrógrados ni reprimidos, pero tanto “El Purgatorio” en Canal 13 como “Gran Hermano” en CHV superaron con creces a los matinales y su habitual mediocridad en forma y contenido.
Si bien podía esperarse muy poco de un “enfrentamiento” -por ejemplo- entre Anita Alvarado “La geisha” con la exalcaldesa de Maipú, Katty Barriga, y después de la exmodelo Daniela Campos con la exesposa del futbolista Jorge “Mago” Valdivia, Daniela Aránguiz, en ambos casos los animadores no consiguieron elevar el nivel cultural o intelectual ni dominar la situación, y mucho menos abrir algún “diálogo” edificante y positivo.
Una supuesta corte “celestial” determina el envío de uno de los invitados al cielo o al infierno desde el “purgatorio”, mientras que, en Gran Hermano, una de las participantes favoritas denunció acoso y maltrato de parte de otro de los jugadores, sin que la producción impidiera excesos como su encierro forzado en la ducha, gritos e insultos destemplados entre quienes habían iniciado una tóxica relación durante el encierro.
La ministra de la Mujer y Equidad de Género, Antonia Orellana, ofició prestamente al Consejo Nacional de Televisión al respecto y ofreció -como se debe- asesoría psicológica a la denunciante, aunque la producción aseguró que “todos los realities cuentan con especialistas en salud mental”. Recordar al respecto que en las versiones de Gran Hermano en España y Argentina se produjeron denuncias similares y hasta un caso de violación.
Ambos espacios televisivos en nuestro país muestran las lacras para la convivencia que ha traído la imposición de un modelo socioeconómico y cultural salvaje e inhumano mientras las “invitadas” al supuesto juego del “juicio final” hacen gala de cinismo en el límite de la tolerancia y la objetividad en aras de conseguir metas de competitividad, exhibicionismo y una popularidad efímera malsana (también en Gran Hermano). Será tarea de especialistas determinar si estas conductas son consecuencias de la actual crisis social o de los largos encierros característicos de la pasada pandemia.
Los animadores Diana Bolocco, Julio César Rodríguez e Ignacio Gutiérrez son claramente superados minuto a minuto en el desarrollo del programa, arrastrando al público expectante en los estudios ante situaciones inmanejables y sin retorno. Asimismo, los procesos de nominación en placa por los jugadores y de la eliminación por parte del público desde sus casas transcurren con poca transparencia en medio de comportamientos dudosos y decisiones manipuladas desde la producción con un mínimo aporte del público presencial y los votantes a través del sistema japonés Quick Response Code, QR, que reemplaza al antiguo código de barras como módulo para almacenar información. Del mismo modo, es posible observar lo que ocurre en la casa en Buenos Aires a través de 90 cámaras que transmiten 24/7 por el sistema streaming Paramount, Pluto TV.
Resulta también curioso que los participantes en el Gran Hermano acuden a Dios, se encomiendan cada día a una divinidad, mientras El Purgatorio es la antesala del juicio o castigo por los pecados en vida de sus participantes. Un retroceso a una fútil engañosa espiritualidad que no deja de llamar la atención. Difícilmente un ser superior estaría preocupado de un grupo de jóvenes encerrados o una pareja que compite por dar explicaciones por sus actos más cuestionables conocidos. También es curioso que un canal que se dice universidad “católica” haga participar en su programación a un par de médiums que, presuntamente, se comunican con personas fallecidas y las “conectan” con participantes en un espacio de entretención.
Lamentablemente Canal 13 anuncia el inicio de otro reality para enfrentar el rating de CHV y todo parece indicar que se tratará de una competencia más atrevida y audaz, porque hasta ahora los “juegos” para obtener la inmunidad y el liderazgo no pasan de suaves enfrentamientos de destreza, equilibrio y templanza mientras que en el pasado -tipo “Pelotón”- otros espacios similares enfrentaron violentos episodios con exigencias cercanas a la brutalidad que incluyeron accidentes y lesiones entre los participantes. A su vez CHV anuncia una nueva versión de La Granja con “famosos” encerrados para vivir en un ambiente campesino rural y natural.
Todo indica que El Purgatorio no tendrá larga duración y difícilmente veremos otra temporada. La alternativa a este tipo de programas “en vivo y en directo” son apenas algunos espacios de “conversación” y/o las series turcas, lo que hace inevitable la teleaudiencia para los mentados realities. Hemos vuelto a momentos que creíamos superados en la televisión, aunque -como dice el dicho- las segundas partes nunca fueron buenas. Bienvenido el mal gusto y la grosería.