HABLEMOS DE LA TELE. Presunción de “inocencia”

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Ojo, en la televisión existe sólo en casos cuando conviene a intereses y objetivos ocultos, aunque bien determinados.

José Luis Córdova. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 14/6/2023. Todo indica que en televisión existe la mentada presunción de “inocencia” sólo en casos cuando conviene a intereses y objetivos ocultos, aunque bien determinados. A propósito de la instalación del Consejo Constitucional, destacados colegas que se precian de opinólogos y lenguaraces guardaron sospechoso silencio e invisibilizaron varias situaciones cuestionables o curiosas en absoluta impunidad. La hegemonía del Partido Republicano es vista como una fuerza incontrarrestable y desde ya lo eximen de cualquier responsabilidad en la labor constitucionalista con la consabida presunción de “inocencia” (¿o ingenuidad?).

Mientras la joven Beatriz Hevia, flamante presidenta del organismo encargado de redactar una nueva Carta Magna se lamentaba con desparpajo que vivíamos una “profunda crisis social y moral” y el más joven de los consejeros, Diego Vargas, nos retrotrajo a los tiempos de la Edad Media al aceptar su cargo: “Con Dios todopoderoso y eterno por testigo”, la transmisión televisiva del acto transcurrió sin las tradicionales apostillas de los conductores o animadores desde los estudios ni en terreno. Ahí no había pasado nada.

La mesura la pusieron las someras palabras del cineasta Miguel Littin, el más longevo de los constitucionales, quien ofició de presidente provisorio antes de la elección de la asesora de José Antonio Kast, miembro de una familia de latifundistas agrícola-ganaderos de Osorno, como titular. Todo esto -sorprendentemente- sin ningún comentario de los que nos tienen acostumbrados Mónica Rincón, Iván Núñez, Constanza Santa María y otros colegas que esperaban situaciones más sensacionalistas o estridentes.

Seguramente algo acordaron en la pauta del día 7 de junio -en forma conjunta- El Mercurio, La Tercera, radio Bio Bío y Canal 13 para mantener la sobriedad y cierto equilibrio planificado. Sobre todo la idea era confrontar la anterior etapa fallida del proceso constituyente con el actual, obviando claramente situaciones como las del consejero republicano Aldo Sanhueza -quien no se hizo presente para aceptar el cargo- porque está procesado por ofensas al pudor- y la de la candidata original a presidenta del órgano, la republicana Ninoska Payauna, quien fuera objetada por sus pares por haber sido procesada por hurto en una multi tienda en Iquique, hace algunos años. No se trata de buscar un empate, pero estos “detalles” pasaron desapercibidos en la televisión y otros medios de comunicación.

Otro ejemplo: el consejero por Atacama, Paul Sfeir había dicho que su objetivo era “trabajar a favor de mantener la Constitución vigente” (¿). Además, reveló que “gracias a Dios no tuve que saludar al presidente Boric. Vi que algunas personas aplaudieron. A mí no me dio tiempo”. Curiosamente el numerario del Opus Dei, Luis Silva Irarrázaval, se ha mantenido en un extraño segundo plano, aunque será el “jefe de bancada” de los republicanos.  

A diferencia de la primera etapa del proceso constituyente ahora la única representación de nuestros pueblos originarios recayó en el abogado mapuche Alihuen Antileo, sin considerar a las otras etnias que habitan nuestro territorio.

En TV se trataba más bien de rememorar a la tía “Pikachú”, a Rojas Valle o el votante desde la ducha, olvidando los groseros insultos de Tere Marinovich, la presencia del lugarteniente de Paul Shaefer (Hernán Larraín) en el proceso y otras sandeces. 

Sin pena ni gloria se observó el pasar de máquina política que permitió la elección sin contrapeso de la presidenta y de las cabezas de las cuatro comisiones integrantes del Consejo en manos de republicanos y la derecha. En este último caso, olvidándose absolutamente la paridad de género.

Nuestros colegas periodistas insistieron hasta el cansancio en el carácter solemne y “republicano” del acto en el cual el consejero Arturo Phillips (UDI) fue encargado de repartir banderitas de Chile en los escaños de su sector. 

En tanto, el presidente de la Cámara de Diputadas y Diputados, Vlado Mirocevic, comentó: “Esperaría que aquellos que han dicho en el pasado claramente que no han querido cambiar la Constitución, hoy día vengan de buena fe acá a cumplir el mandato por el que fueron electos”, mientras en las afueras del exCongreso, integrantes del auto denominado “team Chile” que lidera “Pancho Malo”, provocaban desórdenes y enfrentamientos en defensa de la Constitución pinochetista, sin que las cámaras mostraran la manifestación.

Harían bien los canales y medios de comunicación en aclarar que, mientras el borrador anterior elaborado por la Convención contenía expectativas de cambios significativos a nuestra Carta Magna, el texto actual de la comisión de expertos es una Constitución acotada, minimalista que contiene denominadores comunes menos ambiciosos. La sombra del texto de Jaime Guzmán aún se cierne sobre nuestras cabezas.

La televisión tiene el deber de estar a la altura para cerrar este momento democrático con transparencia y pluralismo, porque la deliberación de los próximos cinco meses no será igual a la de la comisión de expertos por la correlación favorable a posiciones de ultraderecha, que tiene 22 de los 50 escaños. Es decir, podría primar el dogmatismo, negacionismo, sectarismo y anticomunismo. 

Es de esperar que la presunción de inocencia no cubra las actividades del Consejo Constitucional y como afirmó el diputado Mirosevic, “el borrador de anteproyecto parece una buena idea” que debe ser puesta a prueba ante la democracia participativa “que se llegue a un debate serio para tener un texto que sea aprobable para amplios sectores de la sociedad”. ¡Ojo a la tele y su mentada presunción de “inocencia!” ¿O ingenuidad?