En las jornadas de protesta y rebeldía de 2019 e inicios de 2020, lo que resaltó fue un protagonista social, popular, ciudadano, juvenil, feminista, poblacional, anónimo, que le dio un rostro auténtico a la movilización social en las 16 regiones de Chile. Fueron jóvenes y adultos mayores, estudiantes y profesionales, mujeres y trabajadores, indígenas y pobladores, vecinas y vecinos, artistas e intelectuales, quienes se tomaron los espacios, las plazas, las calles y avenidas, amplificaron la voz ciudadana y mostraron la organización popular. La creatividad, la audacia, la valentía, la dignidad, la alegría, la esperanza, el humor, el argumento y la propuesta, emergieron con intensidad inusitada. Todo fue masivo y activo, con millones de chilenas y chilenos movilizados y desplegados. Quedaron desplazados y descolocados el Gobierno, el Parlamento, los personajes de la política tradicional y formal, los gremios empresariales, los medios de prensa tradicionales, los mandos policiales y militares y las representaciones de poderes fácticos, eclesiásticas y políticas formales. Fue la irrupción del protagonismo social y ciudadano.
Equipo “El Siglo”. Valparaíso. 17/10/2022. Los secundarios sublevados.
¿Quiénes iniciaron o gatillaron el estallido social de 2019? A partir del 14 de octubre de ese año, fueron las y los estudiantes secundarios. Ellos asumieron una acción de sublevación y rebeldía ante una nueva alza en el pasaje del Metro que afectaba principalmente a las y los trabajadores. Alza decretada por una comisión técnica que nadie conocía y que hoy está en el olvido, alejada de la realidad de la gente, como ocurría y ocurre con muchas comisiones e instancias estatales.
Las y los secundarios saltaron los torniquetes del Metro, en una acción e imágenes que quedará en los anales de las luchas sociales. Defendía a sus padres y madres, trabajadores y trabajadoras, frente a otro aumento que daba cuenta del abuso. “Evade” se instaló como la palabra clave y movilizadora, la síntesis de la protesta, como la consigna “Fin a los abusos”. Saltar los torniquetes se convirtió en un acto de rebeldía. Olas se estudiantes secundarios desplegándose por las estaciones del tren subterráneo fue la expresión de irrupción y quiebre. Luego, esas y esos secundarios fueron protagonistas en cabildos, asambleas, marchas, en “La primera línea”, en recitales y tomas.
“Y la culpa no era mía”
Las mujeres jugaron un rol protagónico en las movilizaciones de 2019. Las muchachas secundarias y universitarias, la feministas, las trabajadoras y pobladoras, las profesionales y artistas, fueron parte de la evasión, el caceroleo, la atención de heridos y víctimas de la represión policial y militar, las marchas, los cabildos y asambleas, debates, acciones culturales, y estuvieron en “La primera línea”.
La sonoridad femenina se instaló con fuerza y amplitud con la intervención “Un violador en tu camino”, creación del colectivo Las Tesis, que motivó actividades en todas las regiones del país y en espacios en América Latina, Europa y Asia. Oxigenó la protesta femenina y la movilización social y marcó un hito en la defensa de los derechos humanos de las mujeres en Chile y el mundo.
Durante los meses de 2019, a partir del 18/O, fue elocuente la lucha y presencia de miles y miles de mujeres de todas las edades y sectores sociales, en las batallas sociales y ciudadanas, en el enfrentamiento a la represión, la convocatoria y movilización popular y en la reivindicación de demandas en materia de salud, educación, vivienda, derechos sexuales y reproductivos, y derechos humanos.
“Primera línea” y “los capuchas”
La revuelta popular trajo sorpresas en los métodos de lucha y en la creatividad de organización social, sobre todo a nivel de las bases.
Primero, la acción de saltarse los torniquetes en el Metro, la evasión del pago de un pasaje aumentado. La organización para salir a rayar, a expresar la gráfica popular, los primeros foros y cabildos espontáneos, la reaparición de la demanda de una nueva Constitución, organizar y convocar a las marchas, y la forma expansiva que se fue dando a lo largo de alrededor de 300 comunas de 16 regiones del país. Los territorios comenzaron a tener un protagonismo no esperado y se generaron epicentros como lo ocurrido en la Plaza Baquedano, convertida en la Plaza de la Dignidad.
Las y los jóvenes con sus capuchas, encapuchados, exigidos desde la autoridad formal y la voz de orden de los conservadores a quitarse el cubre rostro, por quienes nunca quisieron ver esos rostros ahora los criminalizan. Los llamados “capuchas” al frente de la movilización, convocando y protestando, resistiendo los gases y chorros de agua, los balines y los perdigones, generando una barrera para proteger a quienes se manifestaban. Canciones y poemas surgieron en torno de los “capuchas” que fueron reconocidos como protagonistas de la protesta. Eran la expresión de la rebeldía, de la transgresión.
Luego apareció -y se reforzó- “La primera línea”, en las manifestaciones, sobre todo en el circuito de la Plaza de la Dignidad. Muchachas y muchachos que formaban una barrera parapetados detrás de escudos y barreras de todo tipo, con casos protectores, capucha y pañoletas, apertrechados, dispuestos a contener la fuerza policial y proteger a las y los manifestantes. Devolviendo o inutilizando bombas lacrimógenas, rescatando y atendiendo a heridos, protegiendo a transeúntes, generaron esa “primera línea” de una movilización masiva.
Entre medio, las brigadas de salud, puntos de atención de heridos, lesionados, donde estuvieron médicos y personal de salud, entregando su esfuerzo y que, entre muchas misiones, tuvieron que dar el primer auxilio a víctimas de trauma ocular por la criminal acción de carabineros al lanzar bombas lacrimógenas, balines y perdigones.
Resistencia Salud
A los pocos días de intensificadas las jornadas, la represión de Carabineros llegó a tal punto, que en muchas concentraciones, marchas y manifestaciones se comenzó a producir una gran cantidad de heridos por golpizas, gases, chorros de agua, balines y bombas lacrimógenas. Las calles se comenzaron a teñir de sangre de jóvenes, mujeres y adultos.
Fue cuando médicos, enfermeras, paramédicos y estudiantes de medicina empezaron a agruparse espontáneamente para atender a las y los lesionados, y después se organizaron en brigadas de primeros auxilios que fueron fundamentales para la primera atención en los casos más graves -antes de enviarlos a centros de emergencia- y solucionar casos leves. A este personal médico y de salud le tocó atender a muchas y muchos de los heridos en los ojos con proyectiles disparados por Carabineros. Les llegaban a sus manos personas caídas en “La primera línea” o ciudadanos lesionados en las manifestaciones. Fue importante la labor de personas de la Cruz Roja y del Instituto Nacional de Derechos Humanos.
En ese trabajo de primeros auxilios surgió el Movimiento Salud en Resistencia que asumió la atención de cientos de heridos (en el país hubo más de 3 mil lesionados en las movilizaciones) y una labor multidisciplinaria, diversa, autoconvocada y autogestionada.
Mucha gente, y los mismos profesionales y técnicos de la salud, colaboraron con abastecimiento de insumos médicos y de atención de emergencia, traslado de heridos, labores de prevención y denuncia de los casos que conocían y constataban.
Cabildos y consultas
La cifra oficial a fines de octubre de 2019, indicaba que más de 20 mil personas habían participado en diversidad de cabildos efectuados a nivel nacional. Sin embargo, a lo largo de noviembre y parte de diciembre, se siguieron desarrollando, autoconvocados, y también se realizaron asambleas y encuentros de distinto carácter. Miles de chilenas y chilenos intercambiando opiniones, planteando demandas, hablando de propuestas, expresando sentimientos, en jornadas organizadas por vecinos, mujeres, jóvenes, profesionales, del mundo de la cultura y los derechos humanos.
Desde octubre cambió el rostro de plazas, parques, espacios públicos, sedes de Juntas de Vecinos, clubes deportivos, clubes del Adulto Mayor, con miles saliendo a expresarse, reunirse, participar, a lo largo de todo el país.
Un hito dentro de los procesos de participación de 2019 fue la Consulta Ciudadana Municipal, donde votaron más de 2 millones de chilenos, realizada en 225 comunas y que dio como resultado que la inmensa mayoría quería una nueva Constitución y que instancia constituyente fuese cien por ciento elegida democráticamente.
El 18/O trajo como sello la participación de la gente, que se coparan espacios públicos y sociales, que se reunieran en plazas y lugares cerrados, que se hablara y se propusiera, en un contrapunto con años de la formalidad institucional.
Los medios de prensa alternativos
En una diez primeras semanas de protestas y movilización, de debates y encuentros de todo tipo, los medios de prensa alternativos, antisistémicos, de izquierda, progresistas, sociales, comunitarios, en sus diferentes formatos -impresos, Portales Web, radio, RRSS, canales de TV- fueron parte de una trinchera informativa, testimonial y analítica que sirvió para conocer más y mejor lo que acontecía, los contenidos de la movilización, y tener un contrapunto a lo que publicada, difundía y transmitía la prensa privada, empresarial, trasnacional y conservadora.
Los medios no hegemónicos cumplieron un rol en condiciones difíciles, contando con apoyo de periodistas y profesionales de las comunicaciones. Esto no ocurrió en Santiago solamente, sino en varias regiones del país, en que la prensa social, comunitaria, sindical, feminista, indígena y alternativa fue vital en la difusión de las diversas manifestaciones y contenidos.
El uso de redes sociales, con todas sus herramientas, contribuyó a la información alternativa y oportuna. Los medios ayudaron a la convocatoria y la organización ciudadana.
Hubo expresiones notables del trabajo periodístico y comunicacional como de la RevistaDeFrente, El Ciudadano, Canal 3 de La Victoria, Le Monde Diplomatique, El Siglo, entre otros medios.
“Unidad Social”
Sus dirigentes siempre aclararon no atribuirse la representación de las millones de personas activas en los últimos meses de 2019. Estuvieron en las manifestaciones, en las asambleas, en las batallas callejeras, convocaron a los primeros cabildos y exigieron con fuerza que se les considerara interlocutores válidos en las conversaciones para ir alcanzando respuestas a las demandas populares y de los trabajadores.
“Unidad Social” logró aglutinar a más de 150 organizaciones sindicales, sociales, feministas, indígenas, campesinas, de profesionales, estudiantiles, de derechos humanos, poblacionales, de pensionados. El más grande espacio de representación social y civil del país. Su convocatoria, organización y coordinación se ramificó por todo Chile y sobre todo a nivel de bases sociales y sindicales.
“Unidad Social” fue la instancia que convocó a paros nacionales, huelga general, movilizaciones, que agruparon a cientos de miles de trabajadoras y trabajadores de distintos ámbitos y territorios. Levantó las demandas laborales como el salario mínimo de 500 mil pesos y pensiones muy por arriba de la línea de la pobreza, y puso sobre la mesa una agenda a discutir con el Gobierno para encarar reales cambios en el país que apuntaran, incluso, a modificaciones estructurales.