7M. Las interrogantes que respondió la elección

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Los comicios de este domingo instalaron certezas pero también incertidumbres. Redefinieron el mapeo político y se podría estar asistiendo a un determinante nuevo ciclo en el país. ¿Quiénes realmente ganaron y perdieron, qué pueden significar los 2 millones de votos nulos, cómo impactó en el Gobierno el resultado, cuál será el verdadero derrotero de la nueva Constitución?

Hugo Guzmán. Periodista. Santiago. 8/5/2023. ¿Qué partidos pueden cantar victoria y cuáles masticar una derrota?

Obviamente que el Partido Republicano sólo, sin alianza con otras colectividades, fue el victorioso en estos comicios, con 23 consejeras y consejeros electos y más del 35% de la votación nacional. La otra organización que lució números positivos fue el Partido Comunista (PC) que subió de 7 a 8 por ciento su votación nacional, colocándose como la principal fuerza del oficialismo. El Partido Socialista, con su 5%, se mantuvo en la cifra de adhesión, algo positivo dado el resultado global negativos de las dos listas oficialistas. Convergencia Social obtuvo una votación positiva, al pasar de 4 a 5 por ciento. El derechista Evópoli también alcanzó a elevarse en un punto, de 3 a 4 por ciento.

La debacle fue para el Partido de la Gente, que de un 8% en la pasada elección parlamentaria pasó a un 5%, sin elegir un solo consejero. Las otras colectividades que sufrieron un retroceso importante fueron Renovación Nacional (RN), de 11 a 7 puntos, y la Unión Demócrata Independiente (UDI), de 10 a 8 puntos, que los deja en una mala situación frente al Partido Republicano de extrema derecha. Acción Humanista (AH) sufrió una caída; del 3% de las parlamentarias se ubicó ahora con menos del 1% de los sufragios.

El Partido por la Democracia (PPD) se mantuvo en el 3% de las preferencias, pero está pagando el error político de haber promovido listas divididas del oficialismo y quedarse con cero consejero constitucional, lo que pudo ser diferente si hubiera tenido cupos electivos en una lista unitaria que siempre rechazó. La Democracia Cristiana continúo sumando malos resultados electorales, sin repuntar.

¿Cuáles fueron las listas con mejores resultados y las listas con peores cómputos?

La lista del Partido Republicano fue la más exitosa sin lugar a dudas. Tiene la característica no menor de que la colectividad corría sóla, sin ser parte de un conglomerado, y tuvo 3 millones 400 mil sufragios, quedando con 23 integrantes del Consejo Constitucional. Se consagró como el partido mejor votado en todos los años pos dictadura. Se consolidó, además, como fuerza líder de la oposición, por encima de “Chile Vamos” que agrupa a los tres partidos tradicionales del sector.

Aunque retrocedieron, alcanzaron menos de lo esperado y se les puso definitivamente en frente el Partido Republicano, la lista “Chile Seguro” de la derecha tradicional (RN, UDI, Evópoli) quedó en un segundo destacado lugar con 11 consejeras y consejeros y más de dos millones de votos. En la intra del sector fueron negativos resultados, pero estas colectividades quedaron igual en una posición de fuerza política.

Pese a la derrota, la lista D, “Unidad para Chile”, sacó la cara en el oficialismo con 16 miembros del Consejo y 2 millones 700 mil votos. Claro que el objetivo había sido llegar a 21 consejeros para tener los 2/5 y evitar una imposición de 3/5 de la extrema derecha y la derecha, pero la estruendosa derrota de la otra lista del oficialismo, “Todo por Chile” (PPD, Democracia Cristiana, Partido Radical), déficit en la “llegada” a sectores del electorado, impidieron ese objetivo.

La lista del Partido de la Gente fue un fracaso total, sin elegir ningún candidato y bajando tres puntos esta colectividad, con alrededor de 500 mil sufragios.

¿Y el impacto del voto nulo?

Hubo un poco más de 2 millones de votos nulos. Más que lo obtenido por algunas de las listas que compitieron en los comicios. Claramente ahí hay una postura política de casi el 17% del electorado, algo no menor. Varios sectores identificados con el movimiento social y de izquierda, llamaron a anular, y ahí puede encontrarse una consecuencia. Pero hubo análisis en cuanto a que segmentos del electorado conservadores o “despolitizados” de la población también habrían anulado en muestra de crítica al proceso constitucional o de desinterés. Es claro que las fuerzas políticas no deberían pasar por alto este factor.

¿Cuáles son las certidumbres y las incertidumbres que deja el resultado?

La primera certidumbre es que hubo un crecimiento del electorado de la extrema derecha. La segunda es que ese sector más la derecha tradicional tienen la mejor de las correlaciones de fuerzas para incidir en el contenido del nuevo texto constitucional. La tercera es que las fuerzas de izquierda y no socialdemócratas son mayoría en el oficialismo y constituyen la base electoral y social del Gobierno. La cuarta es que, definitivamente, se abrió un ciclo político distinto en el país, se produjo un giro inmenso en el derrotero político, que estaría dado por la revuelta social de 2019 y esta consolidación de la extrema derecha, en lo que se define como un movimiento pendular de alto impacto.

La primera incertidumbre es cómo se comportará el Partido Republicano al tener la mayoría en el Consejo Constitucional y la llave del veto. ¿Buscará consensuar y llegar a acuerdos o impondrá sus tesis doctrinarias hasta las últimas consecuencias? La segunda es si la derecha tradicional en algunas materias se abrirá a llegar a acuerdos con las representaciones progresistas, socialdemócratas y de izquierda, pudiendo lograr en puntos específicos contrarrestar a los Republicanos. Vinculado a eso, ciertamente que constituye una incertidumbre qué pasará con la posibilidad de gravitación de los 16 consejeros del oficialismo o simplemente terminará siendo un foco de resistencia a posturas conservadoras sin lograr mucho respecto a contenidos transformadores en la nueva Constitución. Y la incertidumbre mayor: ¿Saldrá una Constitución pinochetista 2.0, una Constitución muy similar a la actual pero modernizada y adecuada, un texto que no exprese realmente contenidos democratizadores, de garantía de derechos, de defensa de recursos naturales, de nuevo modelo de desarrollo? Entonces, ¿se abre la opción del rechazo para amplios sectores del electorado?

En este marco, y dado las características de los resultados, parece cierto aquello de que se abrió en el país un nuevo ciclo político que requiere nuevas agendas, nuevas propuestas y nueva formas de trabajo hacia la ciudadanía de parte de los sectores progresistas y de izquierda, algo que al parecer comprendió la extrema derecha.

¿Cómo les fue a las candidaturas de viejos tercios de la política?

A todos les fue pésimo. En promedio, a nivel nacional, tuvieron un 3% de los sufragios. El mal desempeño de antiguos personeros de la política afectó sobre todo a la lista “Todo por Chile” que también se equivocó (aparte de levantar la tesis de listas oficialistas separadas) en llevar candidaturas de viejo cuño como una opción ganadora. 

Quedaron en el camino Sergio Bitar (PPD), Carmen Frei (DC), Mario Ríos (RN), Jaime Ravinet (Evópoli), Andrés Zaldívar (DC), Marcelo Schilling (PS), Andrés Palma (DC). Quizá una excepción puede ser Ricardo Núñez (PS), que tuvo alrededor del 10% de votos pero quedó fuera por efecto de la paridad de género.

¿Cuál es el efecto para el Gobierno?

Negativo. Es cierta la insistencia de vocerías de La Moneda de que la elección corría por un carril distinto a la evaluación de la gestión de la administración del Presidente Gabriel Boric, lo cual formalmente es real, pero en todos los análisis, transversales por lo demás, se situó como un impacto negativo para el Gobierno el resultado donde triunfó la extrema derecha, se mantuvo algo estable la derecha y el oficialismo vivió una derrota clara. 

Pese al desmentido de que estos comicios serían para plebiscitar la gestión del Gobierno, prácticamente desde la totalidad del mundo político se indica que el escenario no es bueno para la actual administración. A 24 horas de los comicios, desde la derecha política, la derecha económica y la derecha medial, se planteó que hay que reformular el plan gubernamental de reformas en previsión, tributación, salud y otras. Se comenzó a instalar que el Gobierno de Boric llegó a su final y tendrá que administrar un escenario hostil y cuesta arriba. 

El contrapunto es que tanto el Presidente como ministras y ministros , específicamente la vocera Camila Vallejo, plantearon que hay que continuar con el programa, buscar respuestas a problemas sociales, persistir en la agenda trazada y no desviarse por un resultado electoral. Seguramente La Moneda y el conjunto del gabinete serán perseverantes en aquello, pero en un cuadro políticamente complicado.