El presidente del Partido Comunista indicó que los datos de la elección municipal y regional apuntan a «sacar más enseñanzas para abordar en lo inmediato tareas de segunda vuelta (de Gobernadores) y proyectarla a la batalla del próximo año”. Frente a cuestionamientos a la situación del oficialismo, sostuvo que “el actual Gobierno que encabeza el Presidente Boric está vigente, tiene la posibilidad abierta de proyectarse en la batalla político electoral” de las legislativas y presidenciales del 2025. Lamentó la pérdida por parte del PC de las alcaldías de Santiago, Canela y Los Lagos, y al mismo tiempo valoró los triunfos de Fares Jadue en Recoleta, Javiera Reyes en Lo Espejo, Matías Toledo en Puente Alto e Ítalo Bravo en Pudahuel. En entrevista con Julio Ugas, director de Radio Nuevo Mundo y Hugo Guzmán, director de El Siglo, el dirigente comunista habló de las versiones de cambio de gabinete y expresó que “no tengo ninguna angustia por urgencias que afecten el ritmo que se plantea el Presidente. Yo no quiero ser parte de esa presión porque no ayuda en nada”. Respecto a la posibilidad de que ministras o ministros comunistas vayan a priorizar por candidaturas parlamentarias, Lautaro Carmona advirtió que “vamos a poner los intereses del Gobierno por sobre los intereses del partido”.
“Radio Nuevo Mundo”. Santiago. 28/10/2024. ¿Estás satisfecho con los resultados?
Un método inevitable es la evaluación con el máximo sentido crítico, autocrítico y de autoexigencia respecto de la totalidad de la campaña que se vivió de Arica a Punta Arenas y que tiene demostraciones de que era absolutamente posible tener una gran influencia en un sector importante de la población, sobre todo del mundo de izquierda en batallas que tienen cierta épica y que las representan comunas cuyas alcaldías siguen en manos de destacadas militancias comunistas, como la de Javiera Reyes en Lo Espejo, comuna que es casi un laboratorio de lo que ha sido la lucha contra el crimen organizado y contra el narcotráfico. Es decir, tiene una fineza en lo que es la política pública, la implementación y el mejoramiento de la condición de vida de la población y en eso Javiera se ha destacado con un gran compromiso y valentía y ha logrado un triunfo muy importante. Lo segundo es la elección de Fares Jadue en Recoleta, que incluso el alcance de apellidos (con el excalcalde Daniel Jadue) hacía más comprensible y fácil el mensaje de la continuidad de un proyecto del cual él ha sido parte, porque Fares era concejal con primera mayoría y, por tanto, estuvo presente en todas las propuestas e implementaciones de las políticas públicas que con la conducción de Daniel Jadue se llevaron adelante en beneficio de la comunidad recoletana en el plano no sólo de las farmacias, de la óptica y de la librería popular, de la Feria del Libro de Recoleta y las expresiones de la cultura, la música y el teatro, sino también en el tema de políticas de acercamiento de la atención de salud y de la vivienda a precio justo. Todo redunda en mejorar la condición de vida de una parte importante de la población recoletana. Y eso ha sido ratificado en otro liderazgo, y nos da una satisfacción de que la propuesta de municipio más profunda y estructural que se haya vivido en el país y desde nuestras filas, haya sido ratificada a través de la elección de Fares Jadue.
Pero hay otros ejemplos que más allá de la militancia del Partido Comunista, obviamente tienen toda nuestra simpatía, nuestra adhesión y participación. El triunfo que se logra en Puente Alto, donde se desplaza una candidatura que se decía tenía proyección presidencial, la de Karla Rubilar (RN), desde un liderazgo muy popular, un liderazgo muy auténtico de la propia comuna como es el de Matías Toledo. Era una batalla grande, que era posible abordarla, enfrentarla y lograr el avance. Lo mismo el caso de Ítalo Bravo en Pudahuel. Son ejemplos que superan la estricta militancia en el Partido Comunista, pero permiten evaluar el por qué en algunas partes el mensaje pudo llegar con más eficiencia, con más profundidad. ¿Por qué en otras partes no lo logramos? Es una pregunta que tenemos que responder en la evaluación que nos incluye a todos desde las máximas autoridades del partido hasta el militante que recién ayer ingresó.
El Partido Comunista tenía cinco alcaldías, ahora se queda con dos. ¿Qué evaluación puedes hacer de eso?
No me gusta que la responsabilidad quepa en otro, pero es evidente que en Los Lagos donde hay una muy buena gestión, una candidatura por fuera de una militancia o exmilitancia de un partido del sector nuestro fue la que drenó la posibilidad de mantener la alcaldía en nuestra titularidad. Tenemos que ver la profundidad de la unidad, por qué no todos fuimos parte de un proceso unitario, y el efecto que la falta de un proceso unitario tiene en la electividad y que permitió que la derecha ganara la comuna de Los Lagos. El más duro es el tema de Canela porque es una comuna que está ubicada en un territorio de amplísima influencia de la izquierda y nuestra, en una región donde el Partido Comunista por primera vez, ahora en una segunda vuelta, va a disputar la elección de un gobernador, con el compañero Javier Vega, donde viene el gran esfuerzo de todos nosotros a nivel nacional por contribuir a su elección. Y lo más importante, es la pérdida de la comuna de Santiago. Esta pérdida nos duele mucho. Quiero saludar y destacar el papel que ha jugado Irací Hassler, alcaldesa en ejercicio en Santiago, en una buena gestión, respondiendo a vecinas y vecinos. Nos abría a nosotros las expectativas de que era un liderazgo conocido en la población santiaguina que votaba. Llevaba adelante una propuesta de cambios, modificaciones que van en la dirección de los temas que están en las primeras prioridades de las demandas de la gente, entre otros, el tema de la seguridad pública. Sin embargo, nada de eso, incluyendo otras políticas, logró llegar a la mayoría. ¿Qué hay ahí? Habrá que preguntarse si habrá algún impacto, en tanto comuna capital, de una población móvil que supera cuatro o cinco veces la población establecida, que tiene sus externalidades, ese paso transitorio por el territorio de la comuna que requiere políticas y armonía con políticas más globales de carácter regional e incluso algunas de carácter nacional, y que van generando una posibilidad de insatisfacción en algún sector de la población. Hay que considerar también que esto ha pasado en todas las candidaturas desde que se eligen alcaldes en la comuna de Santiago, nunca ha habido una reelección. Nosotros queríamos romper esa situación por la calidad del aporte que hace la gestión que encabeza nuestra compañera Irací Hassler. No ha sido así, tenemos mucho de donde sacar conclusiones y lograr enseñanzas que se proyecten con valor general para las batallas político-electorales.
Los casos tan emblemáticos que surgieron a última hora en la campaña, como el Caso Monsalve, el Caso Hermosilla, ¿influyeron en los resultados de estas elecciones y en cómo se expresó la ciudadanía con su voto?
Evidentemente fueron noticias de gran impacto y de carácter público que las registró la población. A mi juicio, dentro de ese contexto, es la explicación que tiene la derrota de Marcela Cubillos en Las Condes, la gran figura con proyección presidencial desde el sector más de derecha, con una gran operación para incluso desplazar la reelección de la alcaldesa en ejercicio en Las Condes y una exposición de recursos económicos de todo tipo y que era aplastante. Sin embargo, en el debate dentro de la derecha hay un sector que hizo opción por la candidatura que surgió después y quien ha ganado esa elección. Todo cruzado por ese sueldo de 17 millones que se le pagó a Cubillos en la Universidad San Sebastián. Igual cosa puede explicar la derrota de la derecha en Puente Alto donde llevaba más de 20 años. Yo no sé y habrá que medir -habrá encuestas más adelante- en qué proporción afectó lo de (Manuel) Monsalve a las candidaturas del mundo oficialista. Pero no tengo ninguna duda que influyó, porque dentro del discernimiento para la elección, la gente también hace pesar el conocimiento de causa, el estado de ánimo y esto fue un golpe al ánimo de la gente.
En términos globales, ¿qué balance inicial puedes hacer del resultado eleccionario? Porque Chile Vamos tuvo 131 alcaldías, el oficialismo 111 y la mayoría de las gobernaciones van a segunda vuelta. Los Republicanos quedaron como el partido más votado y detrás Renovación Nacional. Hay columnas en la prensa que dicen “desastroso resultado para el oficialismo”, mientras que otras señalan que la derecha no obtuvo todo lo que quería.
Respecto del resultado general, la propuesta del mundo progresista y de izquierda, que se articula en torno al proyecto del actual Gobierno que encabeza el Presidente (Gabriel) Boric está vigente, tiene la posibilidad abierta de proyectarse en la batalla político electoral del próximo año, porque los guarismo que uno puede inferir como síntesis son de una competencia donde las partes tienen 40 por ciento como referencia. Eso es entrar en una competencia desde esa perspectiva. Lo segundo es que hay que tener plena conciencia de que la representación que teníamos, en gobernadores por ejemplo, como oficialismo y agregando a la Democracia Cristiana, era la respuesta a una coyuntura. En Chile la correlación a nivel de país no es de dieciséis gobernaciones, quince de este lado y una de la derecha. Esa correlación estaba alterada, eso es evidente. Lo mismo pasó con muchos municipios que se habían ganado. Hoy día las cosas se normalizan un poco. Ahora hay un desafío para nosotros de lograr influir y eso se verá en la segunda vuelta de gobernadores y en las elecciones del próximo año. En los resultados, la derecha se había propuesto pulverizar las fuerzas oficialistas, porque este era un plebiscito al Gobierno, era un plebiscito a las políticas de seguridad que tienen tanto impacto mediático y que son parte de la realidad tremenda que vive la población. El resultado abre expectativas de estimular más trabajo, abre expectativas de sacar más enseñanzas para abordar en lo inmediato estas tareas de segunda vuelta y proyectarla a la batalla del próximo año.
En el caso de Puente Alto el Partido Comunista antes que esto pulsara mucho se dio cuenta que la candidatura que se había elegido por parte de la coalición de Gobierno para enfrentar estas elecciones no funcionaba, a diferencia de la candidatura de Matías Toledo que sí lo hacía. Incluso no fue abiertamente, pero se notó el efecto de decir que él iba a ganar y había que apoyarlo. ¿Esto es así?
Cualquier opinión que yo entregue no pretende disminuir y opacar el mérito de la influencia de Matías Toledo como un liderazgo que no tiene militancia en otros partidos. No voy a disminuir en absoluto la fortaleza de ese liderazgo. Hay un vínculo cultivado entre nosotros y Matías Toledo. El ejemplo más concreto es que el golpe electoral tan positivo que dimos con la elección de Karen Araya como consejera constitucional contó con el abierto respaldo de Matías Toledo. O sea, había una posición de él de respaldar una candidatura nuestra, como la de Karen Araya en su momento, y luego de ahí hacia adelante siempre hubo una relación tanto desde el partido, desde las concejalías, desde la diputación con lo que es el colectivo del cual es parte Matías Toledo y que partió prácticamente con él. Siempre valoramos que era el liderazgo porque ya había competido en la elección anterior con una muy buena votación. Ahí lo que ocurrió es que en su calidad de independiente no se dispuso a ir a una primaria del sector, pero eso no disminuía que él era el liderazgo más potente y todos los días se iba demostrando eso. Y llevó a una discusión más compleja de cómo convivir con eso desde nuestro sector, pero hubo madurez de todos nosotros en darnos cuenta, no sólo el Partido Comunista, que había que considerar que la posibilidad de derrotar a la derecha, más todavía, la posibilidad de derrotar a Karla Rubilar que se instalaba con unas referencias estadísticas muy altas, sólo estaban radicadas en la posibilidad que tenía Matías Toledo.
Cosa parecida, pero con una diferencia cualitativa, es la relación que tenemos con Ítalo Bravo en Pudahuel. Y digo con una cosa cualitativamente distinta porque él sí estuvo de acuerdo que el Partido Comunista lo presentara en su condición de no militante del partido, pero sí una persona de la izquierda, como el candidato del sector. A él le tocó vivir otro fenómeno de algunos sectores que provienen de esta articulación y que se fueron a apoyar a Gabriel Silber, un candidato democratacristiano y que fue legislador en ese territorio mucho tiempo. No era un acecho que uno podía ningunear. A cambio de trabajo, de vinculación y también de un trabajo colaborativo sin afectar la identidad de opción política de Ítalo, el partido ahí también estuvo y por eso valoramos tanto la elección de Ítalo, como también valoramos la de Matías.
Todas y todos saben que la elección de concejales define la fuerza electoral política de cada partido. ¿Qué noticias hay, particularmente del Partido Comunista, respecto de la votación de concejales?
La noticia hasta este lunes en la mañana y que seguramente puede ampliarse, es que el Partido Comunista en las dos votaciones que miden correlación nacional, que son las de concejales y las de consejeros regionales está claramente sobre el 6 por ciento. Todos sabemos que está en debate cierta reforma política para volver al guarismo del 5 por ciento para determinar la legalidad de los partidos.
¿Estos resultados cómo se valoran desde el PC?
Le damos mucho valor a la votación que tuvimos, pero no dejamos de tener en consideración estudiar por qué eso no se representó en una mayor electividad. A veces tiene que ver con cuántos candidatos uno llevaba en la lista o con qué aliados se va en esa lista. En consejeros regionales fuimos sólo con Acción Humanista, en concejales fuimos con el Frente Amplio y Acción Humanista. Todos esos números van a aparecer al mirar el resultado punto a punto, pero en términos globales el partido es una contribución a la articulación de unidad que hay desde las fuerzas oficialistas, pensando en articular una amplia unidad con vistas al próximo año.
¿Cuál es tu mirada respecto de todo lo que se está mencionando en relación con el cambio de gabinete, vinculado a la elección del fin de semana? ¿Tienes la opinión de que este cambio debe darse esta semana o la próxima, que debe ser un cambio muy contundente? Hay que barajar el factor de que algunas ministras y ministros igual se van porque quieren ser candidatos a parlamentarios.
Hay un plazo legal referencial. Si alguien quiere desde la tarea de Gobierno proyectarse en un compromiso político de candidatura con vistas al 2025, tiene un plazo que es el 15 de noviembre en que debe dejar las tareas de Gobierno. Estamos a dos semanas que se cumpla. No tengo ninguna angustia por urgencias que afecten el ritmo que se plantea el Presidente, porque ese plazo se va a cumplir y, por lo tanto, antes de aquello el Presidente de la República va a enviar como mensaje al país qué ajuste va a hacer. En ese contexto creo que se van a dar también los ajustes por evaluación más allá de que sean o no sean candidatas o candidatos. Uno no tiene mucho destino involucrándose en una especulación, pero tiene la tranquilidad de que eso se va a despejar lo más pronto. No tengo ninguna señal que diga esto viene ahora ya, esta semana, pero tampoco tengo la contraria.
¿Estás viendo que hay mucha presión?
Yo no quiero ser parte de esa presión porque no ayuda en nada. Hay una presión de algunas vocerías. Pero en términos institucionales nadie puede presionar porque todos sabemos que no tiene destino, no es competencia de los partidos. Lo que nosotros sí hemos hecho es avanzar una opinión, que teniendo la posibilidad de fortalecer nuestra propuesta de candidaturas con personas que tienen trabajo destacadísimo en el Gobierno, entre ellos nuestras dos ministras, nuestros dos ministros y nuestros subsecretarios, hemos dicho en el evento que concluyéramos propuestas de candidaturas, vamos a darle centralidad a los intereses del Gobierno, vamos a poner los intereses del Gobierno por sobre los intereses del partido en lo que es la actividad de estas destacadísimas dirigentas y dirigentes. ¿Por qué? Porque es la representación de un compromiso que el partido va a mantener con esos u otros ayudantes del Presidente hasta el último día que dura esta Gobierno.
O sea, si el Presidente les dice “yo necesito que la ministra Camila Vallejo o que la ministra Jeannette Jara, o que el ministro Nicolás Cataldo o el ministro Jaime Gajardo siga en sus funciones”, ustedes van a priorizar por eso.
Esa es nuestra disposición. Ahora viene el intercambio punto a punto teniendo muy presente que el Gobierno no tiene ningún afán de, entre comillas, afectar a un solo partido, sino que va a tener una mirada de integración correcta en ese plano.
En esta elección participó el doble del electorado que participó en la elección del 2021. ¿Eso significa que los partidos tienen que mejorar su capacidad de llegada a esos sectores que se ampliaron? ¿Cómo se mira desde el Partido Comunista este crecimiento exponencial de la cantidad de votantes en Chile?
Yo creo que es parte de los desafíos presentes Esto deja en evidencia que no basta con consolidar vínculos ya construidos. Si uno hablara en campaña, no basta con llegar a esas masas, que pueden ser no menores, de personas ya comprometidas con la opción de la izquierda y de la propuesta del Partido Comunista, sino el desafío y obligación de llegar a ese mundo que todavía no empatiza, que no conoce y que no tiene cercanía con las propuestas que nosotros hacemos. De lo contrario, los números relativos van a ir por un camino y los números absolutos por otro, y por mejores que sean, se achican, porque el peso es menor en el nuevo universo que tiene el electorado. Ese es uno de los grandes temas, porque además hay que tener la magia de saber dónde está esa diferencia. Esa es la autoexigencia que va a tener el partido en la comunicación con la ciudadanía, entendida ésta como la soberanía popular.
Mencionaste y caracterizaste la relación con Matías Toledo en Puente Alto, que es alguien del movimiento social, que viene de un partido de izquierda, aunque ya no milita ahí. Pero también hubo listas que podíamos identificar como de colectivos de grupos de izquierda. Cómo ves la posibilidad de que hacia adelante pueda haber un acercamiento y se pueda lograr una unidad política electoral con esos sectores, que tienen porcentajes determinados y logran triunfos como el de Puente Alto y que también habrían contribuido con su votación en otras candidaturas de izquierda dentro del oficialismo.
Esta pregunta está en el contexto de cuál es la comprensión que tenemos de la categoría unidad o amplia unidad. La más amplia unidad es entorno a un proyecto y a contenidos, no es la unidad por la unidad. Resuelto eso, la más amplia unidad que tenga la mayor eficacia en influir en mayorías no la resuelve sólo la militancia de los partidos políticos. Hay un sector que no teniendo una militancia en un partido tiene una definición dentro del sector de las fuerzas de transformación, de las fuerzas de izquierda o de las fuerzas del pueblo, como se quiera llamar, y que son contribuciones respetables y, por lo tanto, tiene que avanzar la fuerza unitaria, incluyendo estas referencias que tiene el movimiento popular en ciertos liderazgos que no tienen por ahora una militancia en un partido o al menos en los partidos institucionales. Eso le da riqueza a la unidad y hace que se identifique esa diversidad. Está la diversidad propia de partido a partido. Somos por ahora en el Gobierno ocho partidos. Si uno le agrega esta referencia, integra otra cualidad y enriquece mucho la comprensión del proceso unitario. Ahora insisto, no confundir la militancia en un partido con no tener identidad. Hay mucha gente de izquierda que no tiene militancia en un partido, por mil razones y entre otras porque o los partidos no dan todo el ancho. Entonces, yo tengo una comprensión y casi una idea a la que no voy a renunciar y es que la unidad es una clave para construir y conquistar correlación de fuerza si uno necesita tener influencia a favor de los cambios, sino se queda con una formalidad que es elevar números interesantes, pero no resuelve la correlación necesaria para los cambios. Eso en Chile es un dato y está el dato como que hay tantos partidos y si hay tantos partidos es porque alguno no tuvo la capacidad de cubrir el espacio de uno nuevo que surge.