El pueblo debe seguir siendo el protagonista del proceso.
“El Siglo”. El Editorial. 11/03/2022. Con el nuevo Gobierno del conglomerado Apruebo Dignidad, liderado por el Presidente Gabriel Boric, se abre una posibilidad inmensa de avanzar en soluciones a problemas y demandas sensibles de extensas capas del pueblo, en materias como pensiones, salarios, vivienda, seguridad ciudadana, acceso a salud y educación, empleo, derechos humanos, migración, cultura y uso de recursos naturales.
El programa de Gobierno es explícito y positivo en cuanto a esas y otras materias, para avanzar en transformaciones que signifiquen cambios en beneficio de las grandes mayorías.
La línea programática y las medidas de la nueva administración son claras y no sujetas a dudas o relativizaciones.
El pueblo está confiado y esperanzado en el cumplimiento de esos objetivos programáticos y, por tanto, en la mejora de las condiciones de vida y consagración de derechos.
Está, por cierto, el compromiso y voluntad del Presidente Boric, ministras y ministros, de las fuerzas de Apruebo Dignidad y de partidos que se aliaron al Gobierno. En eso no debería haber “matices”, contrapuntos o alteraciones.
Claro que un sentido de realidad y responsabilidad, se incluye el dar cuenta de escenarios objetivos, sobre todo en materia económica nacional e internacional, y tener en consideración marcos no del todo favorables como la correlación de fuerzas que existirá en el Parlamento.
Como sea, parece inexcusable la tarea de avanzar en la tarea de las transformaciones que responden a un “Chile que despertó” y a un “Chile que cambió”, sobre todo a partir de las reivindicaciones fundamentales planteadas en el marco de la revuelta social de 2019.
Que todo vaya por el rumbo trazado no dependerá solo del Gobierno, los legisladores o los partidos. Será esencial la organización, convocatoria y movilización del pueblo.
El pueblo debe seguir siendo el protagonista del proceso.
En la primera línea del periodo que se abre, deben estar las y los trabajadores, las mujeres, los pobladores y comités sin casa, las y los indígenas, las diversidades sexuales, las y los estudiantes, los medioambientalistas, todo el movimiento social alerta y movilizado.
Porque además habrá que enfrentar una dura y constante amenaza y ofensiva de la derecha, los gremios empresariales, los poderes financieros y fácticos, la ultraderecha, la prensa conservadora y fuerzas contra-transformadoras.
En definitiva, Chile entra a un ciclo transformador, de cambios profundos, donde se jugarán derechos del pueblo y posibilidades reales de desarrollo del país.
Se abre una fuerte disputa del proyecto de país y ese es el primer hito histórico.