El politólogo releva el rol del intelectual público y llama a no menospreciar la “batalla por las ideas” en el mundo digital, como parte de un encuentro con estudiantes de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
Santiago. 29/9/2023. El sociólogo y politólogo argentino Atilio Borón dictó este mes en nuestro país el conversatorio “Desafíos de los intelectuales y la academia a 50 años del golpe civil militar”, instancia en la que revisó la problemática de la formación académica bajo un sistema neoliberal, el rol que los intelectuales pueden cumplir en revelar formas ocultas de explotación y la necesidad de recurrir a distintas plataformas mediáticas para ofrecer un discurso que contrarreste los avances de la ultraderecha a nivel global.
En el evento convocado por el Centro de Formación Memoria y Futuro en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, el doctor en Ciencia Política por la Universidad de Harvard buscó extraer lecciones sobre el período en el cual vivió en nuestro país antes y después del triunfo electoral de Salvador Allende. “Respecto al proceso chileno que se dio a fines de la década de 1960, en aquellos tiempos era casi obligatorio reflexionar sobre cuál era nuestro rol en algo que estaba prácticamente la vuelta de la esquina. Había unos cuantos que veíamos venir el triunfo de la Unidad Popular y los enormes alcances que tendría ese proceso para toda América Latina”.
“Por eso Estados Unidos decidió bloquear ese proyecto con tanta fuerza. Ellos no combaten tonterías o proyectos políticos irrelevantes. Nosotros tenemos muchas dudas teóricas, pero ellos no tienen dudas y no se equivocan, por eso sembraron obstáculos en el camino que debía recorrer el movimiento popular chileno. No había que permitir que el gobierno operase en condiciones de normalidad e impusieron un desabastecimiento programado, desde los pañales hasta el café y el azúcar, fue algo que afectó la vida cotidiana de todos/as sin importar su grado de involucramiento político”, agregó.
Este sabotaje, sostuvo, buscó impedir que la experiencia chilena fuera vista como un ejemplo exitoso de tránsito hacia una sociedad socialista empleando las herramientas de la democracia burguesa.
Frente a las posibilidades de transformación social que se abrieron en esos días, Borón contrastó el avance global de las ideas conservadoras en el mundo académico. “Uno de los instrumentos del poder blando estadounidense es su penetración en el mundo académico, que ha sido colonizado de una manera fenomenal por Estados Unidos. Esa gente se toma muy en serio la concepción del imperio, algo que a veces nosotros consideramos a la ligera”.
Respecto al rol que se puede jugar desde el ámbito académico, planteó la interrogante de si desde el marco universitario es posible promover el desarrollo de un pensamiento crítico frente al sistema capitalista. “Hoy tenemos que retomar la pregunta de si buscamos ayudar a transformar el mundo o simplemente queremos aprender una profesión, ganar algo de dinero o pasarla más o menos bien y desentendernos del conjunto de la sociedad”, expuso.
Atilio Borón planteó que “deberíamos tratar de ayudar a la sociedad a encontrar su camino con reflexiones, con planteamientos y asumir una tarea de develar, porque la sociedad bajo el capitalismo se caracteriza por su opacidad. Acá las formas de explotación no son visibles como en el mundo feudal donde tenías el siervo y el señor, ahí el la dominación y explotación eran indiscutibles, hoy en cambio hay que esforzarse más para entender la plusvalía que uno entrega. Nosotros tenemos que pensar cómo podemos contribuir para que la sociedad tome nota de la realidad. Nuestro rol ahí sería descorrer el telón”.
En su exposición también llamó a evitar tendencias como una rigidez excesiva en las fronteras disciplinarias, algo que a su juicio ha fracturado las Ciencias Sociales e instalado una formación excesivamente especializada, al tiempo que llamó a la búsqueda de un saber unificado. También instó a emplear todas las herramientas mediáticas disponibles para enfrentar el discurso reaccionario que impera en las plataformas digitales.
“Un problema de la izquierda académica es el hiperintelectualismo, la entrega de mamotretos cuya lectura se hace poco agradable”, planteó y manifestó que “impera el desprecio por la claridad y quien se hace entender cae en la categoría de un periodista. Dejemos la cháchara de lado, el intelectual público debe tener la capacidad de entrar a una favela y dar a conocer su mensaje de manera clara y concisa. Debemos meternos en el universo de las redes sociales, donde la derecha está instalada y tiene un gran impacto. Ahí se pueden lograr avances concretos en el mundo popular, porque si desertamos de esa batalla me parece que eso sería una renuncia suicida”.
Foto: Prensa UAHC.