Así lo denunció el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a un año de la acción de grupos de ultraderecha, respaldados por el Partido Republicano. Varias y varios altos personeros advirtieron sobre “el peligro de la democracia en Estados Unidos”. Biden, dijo que “por primera vez en nuestra historia, un presidente no sólo perdió unas elecciones, sino que trató de impedir el traspaso pacífico del poder mientras una turba violenta irrumpía en el Capitolio”.
Agencias. Washington. Nueva York. 06/01/2022. Hace un año, el 6 de enero, cientos de personas agrupadas en colectivos ultraderechistas, racistas, de supremacía blanca, muchos de ellos miembros del Partido Republicano y todos simpatizantes del magnate Donald Trump, entonces presidente de Estados Unidos, atacaron el Capitolio, sede de legisladores estadounidenses, pretendiendo crear un caos institucional, atacar el proceso electoral por la elección presidencial y desconocer el sistema democrático estadounidense, dejando a su paso varios muertos, cientos de heridos y destrozos.
El asalto ultraderechista al Capitolio es uno de los símbolos que levantan grupos ultraconservadores y paramilitares en Estados Unidos (EU) y otros países, donde se observa el modo de actuar y la imagen de organizaciones radicalizadas, xenófobas, racistas, antimigrantes, violentas y fascistas.
Al cumplirse un año del suceso, desde esos grupos y el Partido Republicano se reivindicó el ataque y otros actos violentos y antidemocráticos ocurridos en esos meses de tensión en EU. Hay, a la fecha, 71 condenados por los sucesos y alrededor de cien que escaparon de la Justicia.
Por cierto, no cesan las investigaciones sobre el involucramiento de Trump en ese episodio, ya que no hizo nada por detener el asalto a la sede del Poder Legislativo, relativizó el hecho y tácitamente apoyó a los grupos ultraderechistas.
Este día, recordando la fecha, el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que en las horas que se producía el violento asalto, con disparos y agresiones a congresistas y funcionarios del Capitolio, con noticias de policías muertos, Trump permaneció “en el comedor privado fuera de la oficina Oval en la Casa Blanca, viendo todo en la televisión y sin hacer nada durante horas mientras la policía era asaltada, las vidas en riesgo, el capitolio de la nación bajo asedio”.
Siguen abiertas preguntas clave como cuánto se involucró la Casa Blanca en organizar las marchas que acabaron en los hechos mortales de ese día, o cómo actuó el propio Trump al enterarse del ataque.
Biden manifestó que “por primera vez en nuestra historia, un presidente no sólo perdió unas elecciones, sino que trató de impedir el traspaso pacífico del poder mientras una turba violenta irrumpía en el Capitolio”.
Además, expuso que el expresidente de EU “ha creado y difundido una red de mentiras sobre las elecciones de 2020” y que “lo ha hecho porque valora el poder por encima de los principios, porque antepone su propio interés al interés de su país. Su ego herido le importa más que nuestra democracia y nuestra Constitución. No puede aceptar que perdió”.
La vicepresidenta de EU, Kamala Harris, dijo este día en el Capitolio, que la democracia estadounidense sigue en riesgo. “El 6 de enero, todos vimos qué pasaría con nuestra nación si las fuerzas que buscan desmantelar nuestra democracia tienen éxito. La anarquía, la violencia, el caos”, dijo. “Lo que estaba en juego entonces, y ahora, es el derecho a que nuestro futuro se decida de la forma en que la Constitución lo describe”.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, advirtió en entrevista con la agencia de noticias estadounidense AP que “no se equivoquen, nuestra democracia estaba al borde de la catástrofe”. Añadió que “esa noche, la democracia ganó. Estas personas, debido al valiente trabajo de la policía del Capitolio y la Policía Metropolitana, se vieron disuadidas en su acción para detener la transferencia pacífica del poder. Ellos perdieron”.
El ex presidente James Carter afirmó: “Temo por nuestra democracia”, en el título de un artículo que publicó en el The New York Times. “Ahora temo que eso por lo que tanto hemos luchado para lograr a nivel global -el derecho a elecciones liberes e imparciales, no obstaculizadas por políticos autócratas que buscan nada más que hacer crecer su propio poder- se ha vuelto peligrosamente frágil en casa”.
Robert Reich, intelectual y profesor de la Universidad de California en Berkeley, escribió en un artículo publicado en el diario británico The Guardian que “el intento de golpe de Trump no podría haber avanzado hasta donde llegó sin la profunda ira y desesperación de parte sustancial de la población…Trump llenó un vacío en una parte de Estados Unidos que continúa añorando a un autócrata para salvarla de la desolación…El reto aquí en adelante para el país, como en otros lugares, es llenar ese vacío con esperanza en lugar de neofascismo. Ese es el significado real del 6 de enero”.
“La mayoría de los funcionarios electos del Partido Republicano siguen apoyando al expresidente y propagando sus mentiras sin insistir en que haya algún tipo de responsabilidad por lo que hizo”, indicó William Howell, catedrático de ciencia política en la Universidad de Chicago, en una entrevista con BBC Mundo.
El procurador general de Estados Unidos, Merrick Garland, sostuvo que el Departamento de Justicia está dedicado a asegurar que todo responsable “a cualquier nivel”, del 6 de enero “rinda cuentas a la ley, sin importar si estaban presentes ese día o si, de otra manera, fueron criminalmente responsables por el asalto contra la democracia”.