El golpe de Estado no amedrentó a quien tenía una historia de vida militante en el Partido Comunista y que exhibía entre sus trabajos el paso por el popular diario Puro Chile y por el “pool” de reporteros de la Editorial Quimantú. De origen francés, apuesto, con sus bellos ojos “verdeazules”, su pelo claro y su voz característica, Togo Blaise esquivó las persecuciones y no se negó a las tareas clandestinas para luego sumarse al equipo de la revista Cauce.Fue uno de los fieles colaboradores y reportero gráfico de El Siglo.
Oriana Zorrilla. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 29/7/2023. “Gracias abuelo Togo, porque tu legado trasciende en mi a niveles que quizás en vida no lo imaginaste, pero sé que ahora, desde donde estás, lo entiendes todo. De ti heredo una de las mayores cualidades que poseo: poder mirar, analizar y capturar el mundo a través de un lente fotográfico”. Así despidió Simón a su abuelo Togo Blaise último reportero gráfico con vida del “Cañón de largo alcance” o “Primer activista de la revolución chilena” como era nominado el diario El Siglo en los años anteriores al Gobierno del Presidente Salvador Allende.
Una selecta generación de periodistas gráficos se cierra con la muerte de Togo Blaise, el último de quienes aprendieron a mostrar -a pulso- una realidad social vinculada a las luchas reivindicativas en nuestro país y que luego se coronó con el triunfo de la Unidad Popular, el 4 de septiembre de 1970.
Ese grupo, que debe pasar a la historia del periodismo chileno, lo integraron Gustavo Pueller y Luis Pueller, Raúl Urrea y Fernando Vera; todos ellos de la “vieja guardia” que con pocos recursos y gran sensibilidad fotografiaron sucesos que recorrieron el mundo ganando premios internacionales.
Togo, tal como a su nieto, el joven Simón Blaise, le permitió “ver la vida con otros ojos, de manera crítica y poco habitual en los tiempos actuales” fue maestro de un par de generaciones de periodistas quienes aprendieron a mirar de forma diferente a un perro saltando de manera espectacular para morder a un intruso en las riberas del río Mapocho, o a un manifestante muerto bajo las ruedas de un “guanaco” y también los rostros aterrorizados de la población en el terremoto de Valdivia, como asimismo al Presidente Allende en sus diversas actividades vistas desde un lado profundamente humano. Fotografías premiadas en Alemania o exhibidas en el Museo Salvador Allende.
El golpe de Estado no amedrentó a quien tenía una historia de vida militante en el Partido Comunista y que exhibía entre sus trabajos el paso por el popular diario Puro Chile y por el “pool” de reporteros de la Editorial Quimantú.
De origen francés, apuesto, con sus bellos ojos “verdeazules”, su pelo claro y su voz característica, Togo Blaise esquivó las persecuciones y no se negó a las tareas clandestinas para luego sumarse al equipo de la revista Cauce.
Siempre fue un disciplinado gremialista y hasta las últimas elecciones emitió sus sufragios en el Colegio de Periodistas, cuyo número de ingreso a la Orden era el 419. También fue parte activa en conseguir la construcción de la Villa Cirrosis como le llamábamos jocosamente los periodistas, construida para los reporteros gráficos en el sector de Gran Avenida, debido a las memorables trasnochadas en los principales bares santiaguinos luego de la hora del cierre de los diarios.
Lúcido y emocionado recibió el reconocimiento a su trabajo en el aniversario 82 del periódico El Siglo y ya de avanzada edad seguía preocupado del acontecer nacional.
A la hora de su partida, con emotivas palabras lo despidió la Premio Nacional de Periodismo y laureada internacional, Mónica González ante sus amigos, familiares, colegas y vecinos y los periodistas Marcel Garcés exjefe de crónica de El Siglo, Guillermo Torres Gaona expresidente del Colegio de Periodistas, Enrique Ruiz y Erasmo López le rindieron tributo con una guardia de honor.
Finalmente, Simón Blaise a nombre de su familia encargó a su abuelo que al ingresar al “país de la libertad” le exprese a Eduardo su papá, muerto prematuramente, que lo ama y que está seguro de que lo miraría orgulloso hablando frente a todos.
Como en los viejos tiempos, los periodistas encargamos a Togo Blaise brindar con aquellos que partieron antes, cantar a voz en cuello, bailar flamenco y que todas y todos los que partieron antes nos sigan impregnando de valores y fuerzas para avanzar y advertir con los ojos sensibles a quienes más demandan justicia, equidad y democracia.