Desde el 20 de octubre, Chile por primera vez realizará unos Juegos Panamericanos y Parapanamericanos. Un desafío que no ha estado exento de dificultades, pero que finalmente cumplirá con la deuda de dos organizaciones fallidas, ambas en dictadura.
Luis Avendaño. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 16/6/2023. Un poco más de 120 días faltan para la inauguración de los Juegos Panamericanos Santiago 2023. Desde el 20 de octubre al 5 de noviembre se iniciará la cita deportiva más importante organizada en el país desde el Mundial de Fútbol de 1962 y la más grande en cuanto a los recursos que involucra. Pocos días después, el 17 del mismo mes, se iniciarán los Parapanamericanos, evento reservado para atletas que presenten alguna discapacidad física, visual o intelectual.
Los Juegos con sede principal en Santiago, también contemplan actividades en Isla de Maipo, Los Andes, Quillota, Valparaíso, Viña del Mar, Algarrobo, El Quisco, Pichilemu y San Pedro de La Paz.
41 países participantes, más de ocho mil deportistas, un millón de asistentes a los recintos y doscientos millones de espectadores por televisión. “Hoy tenemos la maravillosa oportunidad de probar ante el mundo entero que somos un país que cuando trabaja unido, es capaz de conseguir resultados que parecían imposibles”, indicó el Presidente de la República, Gabriel Boric, en su cuenta pública, sabiendo la magnitud de la cita que se aproxima.
“No es fácil organizar un evento de esta magnitud, pero el país debe saber que estamos actuando con decisión para subsanar las dificultades y asegurar una organización que cumpla con los más altos estándares de eficiencia y transparencia”, agregaría el máximo mandatario el 1 de junio. Al día siguiente, la directora ejecutiva de Santiago 2023, Gianna Cunazza renunciaba a su cargo asegurando estar “consciente de que hoy la organización enfrenta una serie de dificultades y ataques injustos que quizás mi salida puede ayudar a enmendar o descomprimir”.
Cunazza había sido nombrada en su cargo en marzo de 2022 (tuvo dos antecesores en dicho cargo durante el gobierno de Sebastián Piñera) por la Asamblea de la Corporación Santiago 2023, instancia compuesta por dos miembros del Comité Olímpico y tres del Ministerio del Deporte, uno de ellos el ministro de dicha cartera.
En los últimos meses se había visto enfrentada a cuestionamientos a través de los medios de comunicación por el bloqueo de recursos del Instituto Nacional de Deportes a la Corporación por observaciones en las rendiciones que deben ser subsanada, el reajuste en su sueldo a comienzos de año (que explica por el IPC) y denuncias de malas prácticas laborales y varios cambios en altos cargos al interior de la entidad.
En su reemplazo asumió Harold Mayne-Nicholls, expresidente de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional, que comenzó estableciendo sus objetivos para este gran evento, “despertar en todo el pueblo chileno las emociones que traen estas competencias y transmitir la importancia del deporte a nuestra infancia y juventud para su desarrollo futuro”.
Pese a los atrasos iniciales hay confianza en la entrega de las obras
Más allá de cualquier cambio en la dirección de la Corporación Santiago 2023, lo más importante es el avance en la infraestructura, situación compleja y que suele estar al límite en cada gran evento deportivo, especialmente en países que necesitan construir nuevos recintos para la ocasión.
El parque del Estadio Nacional presenta un 98% de avance. “Se trata de más de treinta hectáreas de parques que estarán anexas a los nuevos edificios y que quedarán abiertas al público para que acuda a la práctica de deporte o la recreación”, señaló Israel Castro, director nacional del Instituto Nacional de Deportes.
El Centro de Entrenamiento del Hockey Césped ya fue entregado. A su vez, la pista atlética al interior del coliseo mayor del Estadio Nacional presenta un 21% de desarrollo y un 60% de la obra gruesa, pero la instalación de la carpeta provocará un gran aumento en el porcentaje de cumplimiento.
El Centro de Entrenamiento Paralímpico presenta un avance total del 71%, mientras que la obra gruesa está completa en un 91%. El Centro de Deportes de Contacto tiene un 80% de progreso.
Por otra parte, el Centro de los Deportes Colectivos cuenta con un avance total del 30% y su obra gruesa está avanzada en un 42%. En tanto, el Centro de Entrenamiento del Tenis exhibe un avance total del 38% y el Centro de Competencias de Atletismo está con un progreso total de un 35%, con una obra gruesa del 60%.
Sin embargo, sigue preocupando la situación del Centro Acuático, que cuenta con un 82% de su obra gruesa lista y un 27% de avance total.
De todos modos, existe plena convicción en los dirigentes del Comité Olímpico y las autoridades de gobierno, de que la infraestructura estará disponible más de un mes antes del inicio de la competencia, llegando a tiempo pese a que más de la mitad de las obras no estaban adjudicadas a marzo de 2022, momento en que asumió el presidente Gabriel Boric. Además, luego de que Santiago fue elegido para organizar los Juegos en noviembre de 2017, a fines del gobierno de Michelle Bachelet, paso más de un año hasta que la administración de Sebastián Piñera nombró al primer director ejecutivo.
Quienes han debido adaptarse al atraso en los planes iniciales con respecto a la entrega de la infraestructura son los deportistas, ya que en algunos casos han debido prepararse en el extranjero para continuar de buena manera con sus entrenamientos. A su vez, están a la espera de saber cuánto tiempo dispondrán para adaptarse a los nuevos recintos previo al inicio de la competencia, lo cual es fundamental para aprovechar realmente la condición de local.
El legado que los Juegos dejará en el país
Una de las mayores preocupaciones de la organización, además de realizar unos buenos Juegos, es el legado que dejará para el país en diversos ámbitos, como en una mejor infraestructura para los deportistas y el impacto que un evento de esta magnitud puede generar principalmente en niños y jóvenes. “A ver si estos Juegos nos ayudan a combatir el sedentarismo, a derrotar la obesidad, y finalmente, lejos lo más importante de todo, a unir a todos los chilenos en una causa común que es sacar adelante esta tremenda empresa”, señaló Mayne-Nicholls al asumir su nuevo cargo. “Si me preguntan cuál es el arma más letal contra la delincuencia que hoy se enseñorea en comunas y barrios de nuestras ciudades, no me cabe duda cuál es la respuesta: el deporte”, aseveró el presidente Boric el 1 de junio en Valparaíso.
Pero sin duda otro gran legado muy tangible será la Villa Santiago 2023, complejo de 17 edificios que se construye en la comuna de Cerrillos y que luego de ser ocupado por los deportistas serán refaccionados y entregados a 1.355 familias durante el primer semestre de 2024, las cuales accederán a las propiedades a través de subsidios habitacionales.
La Villa Panamericana y Parapanamericana tendrá áreas verdes, juegos infantiles, equipamiento deportivo, locales comerciales y un paseo peatonal, y está ubicada a pocas cuadras de la estación de metro Cerrillos.
A su vez, la Villa será el centro de otras actividades. Por ejemplo se instalará un canil cerca de ella para que los deportistas puedan ver y posiblemente adoptar perros sin hogar, para lo cual trabajan con Aduanas para simplificar el proceso de su traslado.
Se prepara también una zona de expresión artística en el recinto y dieciséis emprendedores podrán ofrecer sus productos en stands ubicados en la zona internacional de la Villa.
También, en el centro del condominio, en un espacio público de casi diez mil metros, se construye el Paseo Panamericano, que termina justo en la estación de metro Cerrillos.
Saldando una deuda de la dictadura
En dos oportunidades anteriores Chile renunció a ser el organizador de los Juegos. Ambas durante la dictadura cívico militar.
En 1969 Chile se adjudicó la organización del evento panamericano a realizarse seis años más tarde. En 1972 se constituyó el comité organizador, fue presentado el logo oficial inspirado en la estrella de la bandera y entre las obras planificadas destacaba la construcción del estadio techado en el Parque O’Higgins para dieciocho mil espectadores y un recinto para el tenis en el Estadio Nacional con capacidad para cinco mil personas. Sin embargo, llegó el golpe de Estado y la dictadura adujo problemas económicos, aunque realmente el temor a un boicot masivo hizo que el 24 de septiembre de 1973 desistieran de realizar este gran evento, pocos días después de la interrupción de la democracia.
Ciudad de México tomó la vacante y organizó los Juegos, en la que fue la peor participación de Chile en los Panamericanos: sin medallas de oro ni de plata, con sólo dos preseas de bronce.
En 1981 el país volvía a conseguir ser sede de los Juegos Panamericanos, esta vez serían los de 1987. Pero nuevamente el deporte tendría nulo apoyo de la dictadura civil-militar, que se escudaría en la grave crisis económica de 1982 y las crecientes protestas sociales para desistir de la organización cinco años antes de su realización. La mascota oficial ya anunciada, la construcción de una villa panamericana con mil departamentos en Avenida La Florida y un complejo plan de desarrollo de infraestructura deportiva, quedaban en el olvido.
Esta es la deuda que el deporte y el país pretenden saldar con Santiago 2023, un evento que se espera tome fuerza entre los chilenos a pocos meses de su inicio, ya que es una de las dificultades y desafíos comunicacionales que aún presenta la máxima cita panamericana: involucrar y generar el interés de toda la población.