Defender al Gobierno y su carácter transformador, reencausar el proceso constituyente, consolidar el 38% del Apruebo, mayor protagonismo de las luchas sociales, y caracterizar quiénes son esos cuatro millones y medio que no votaron antes y que ahora apoyaron masivamente el rechazo.
Daniel Núñez. Senador. Valparaíso. 09/2022. El abrumador triunfo del Rechazo en el plebiscito de salida de la nueva Constitución debe hacernos reflexionar y guiarnos para reorientar la acción política en este nuevo y complejo cuadro político.
Primero analicemos algunos números duros: En el plebiscito del 4 de septiembre fuimos superados por 3 millones de votos. Si bien es un amplio margen, también es cierto que la votación del Apruebo aumentó levemente si lo comparamos con la votación que obtuvo el Presidente Gabriel Boric para la segunda vuelta, pasando de 4.620.890 a 4.820.093 votos. Por tanto, logramos retener nuestra votación entre los partidos de Apruebo Dignidad, Socialismo Democrático y el sector de la Democracia Cristiana que se alineó con el Apruebo.
Lo que jamás imaginamos fue que el Rechazo captaría casi toda la adhesión de los nuevos electores, quienes llevaban décadas sin participar en elecciones de algún tipo y que ahora lo hicieron por el carácter obligatorio.
Si comparamos los 3.650.088 que sacó Kast en segunda vuelta, el Rechazo más que duplicó dicha cifra, llegando a los 7.882.958 votos. En términos aún más concretos, de los 4.656.529 nuevos electores que participaron, el Apruebo sólo logró la adhesión del 5%. Todo el resto se fue al Rechazo.
Habló el neoliberalismo profundo: Si en algún momento pensamos que el neoliberalismo tenía sus días contados tras la revuelta social y el triunfo en el plebiscito de entrada, los hechos demostraron que aún sigue vivo y coleando. La señal previa más nítida fue, justamente, la alta votación que obtuvo Kast en segunda vuelta. Sin embargo, nos nubló la vista la victoria popular del Presidente Boric.
Pero el proyecto de transformaciones del Gobierno de Boric no ha fracasado, sigue vigente, ya que esta derrota no implica necesariamente un retroceso en la conciencia del pueblo. Dicho de otro modo: El neoliberalismo profundo no es imposible de derrotar.
Lo cierto es que el 2011 se le abrió una grieta al modelo con las movilizaciones estudiantiles y que este forado se fue acrecentando, aunque con momentos de repliegue como fue el triunfo de Sebastián Piñera el 2017. Y esa brecha aún no se cierra. El ciclo continúa abierto, pero es muy preocupante y sería descabellado ignorar la alta votación de Kast en segunda vuelta y el contundente triunfo del rechazo. La crisis estructural sigue vigente, pero con el riesgo que la ultra-derecha lo capitalice, tal como ocurrió en Brasil con Bolsonaro.
La derecha triunfante intentará someter al Presidente Boric. Presionará con todas sus fuerzas para desnaturalizar reformas emblemáticas como la Tributaria, Royalty a la gran minería del cobre y la previsional. Si resistimos a esa presión y mantenemos firme el timón, es probable que la derecha acentúe su acción sediciosa. No es descartable que, incluso, busquen su renuncia o destitución.
El problema que tiene la derecha para capitalizar el rechazo. Como la derecha escondió sus liderazgos durante la campaña, eso le pone una dificultad a su intención de capitalizar para su proyecto político esa tremenda votación de 7.882.958 votos. No son dueños de todos los votos, pero hoy los vemos con total desparpajo apropiándose del nuevo proceso para redactar otra Constitución, dictando cátedra sobre bordes y líneas rojas de sus contenidos.
Es necesario que las dos almas de la derecha se sinceren, enfrenten sus reales propósitos y diferencias para enfrentar esta nueva fase del proceso constituyente. ¿Los republicanos lograrán que Chile Vamos no cumpla su palabra de redactar una nueva Carta Magna?
Hay que estar muy atentos a que la clase económica dominante operará a dos bandas. Por una parte, lo hará vía Chile Vamos y, por otra, a través de Kast con los republicanos.
Tampoco hay que descartar la consolidación del Partido De la Gente y su expresión como una fuerza populista, anti-establishment que termine actuando junto a la derecha.
Enfrentar a la centro-izquierda por el rechazo y su abandono de la transformación social. Otra arista que se abrió tras el triunfo del Rechazo es enfrentar al sector de centro izquierda que abandonó el proyecto de cambios. El proyecto de los “amarillos” se puede deslavar a mediano plazo, ya que su relato se puede desinflar por la alta presencia de representantes de “la vieja política”.
A modo de síntesis, experimentamos una rotunda derrota táctica que puede tener connotaciones estratégicas si el Gobierno cede en su empuje transformador o se inmovilizan ante las presiones de la derecha. La situación puede ser de tal gravedad que, incluso, se corre el riesgo que el Presidente Boric no termine su mandato.
Para enfrentar este complejo momento, visualizo cinco acciones inmediatas:
- Defender al Gobierno y su carácter transformador: Se necesita mantener las reformas estructurales y concretar iniciativas emblemáticas del gobierno, como las 40 horas y la nueva Ley de Pesca. Pero también es necesario hacer una buena gestión para enfrentar, por ejemplo, la seguridad y el alza en el costo de la vida.
- Reencausar el proceso constituyente para avanzar hacia una nueva Constitución lo más avanzada posible.
- Consolidar el 38% del Apruebo: Es necesario fortalecer Apruebo Dignidad y avanzar hacia una nueva coalición de gobierno con hegemonía de los sectores antineoliberales.
- Mayor protagonismo de las luchas sociales: Consolidar la emergencia de los nuevos movimientos sociales (ambiental, feminismo y LGTB, animalistas), y reimpulsar, en especial, el movimiento de los trabajadores.
- Analítica del rechazo: Caracterizar quiénes son esos cuatro millones y medio que no votaron antes y que ahora apoyaron masivamente el rechazo. Implementar una agenda inmediata de acciones del gobierno para llegar a esos sectores.