NOTAS DEL REPORTEO. Rasgos de unas elecciones abiertas

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Nadie parece estar realmente tranquilo. El posicionamiento de Jeannette Jara y José Antonio Kast y los factores que se instalan respecto a la muy probable segunda vuelta presidencial. Los reñidos comicios legislativos y la correlación de fuerzas que se instalará en el Congreso, con anunciados fracasos y logros transversales que reconformarían el mapeo político nacional. Unas elecciones donde no sólo se trata de la alternancia en el gobierno, sino de definiciones profundas para el devenir de la sociedad chilena.

Hugo Guzmán. Periodista. Santiago. 8/11/2025. 1.-Nadie parece estar realmente tranquilo frente a las elecciones del próximo 16 de noviembre. Las opciones para las principales fuerzas ideológico/políticas están abiertas y no hay certezas. Claro, desde las distintas posiciones (de candidaturas, partidos y coaliciones) salen afirmaciones y pronósticos positivos, como sello natural de una carrera electoral. Sin embargo, al final del día más vale tener en cuenta los datos/realidad y acercarse a análisis que no sólo permitan estar con los pies en la tierra para la contingencia, sino tener condicionamientos para las etapas que se abran, en este caso, luego de conocerse los resultados legislativos del 16 de noviembre y presidenciales del 14 de diciembre (considerando que todo apunta a que habrá segunda vuelta).

2.-Una mirada a la mayoría de las encuestas, a la diversidad de análisis de expertos electorales y columnistas, y a vocerías de dirigentes políticos, indica que es seguro que Jeannette Jara gana la primera vuelta y pasa al balotaje y la seguiría en ese camino José Antonio Kast. Así las cosas, ellos dos protagonizarían la segunda vuelta presidencial. Hay incertidumbre, en estos días, si Evelyn Matthei o Johannes Kaiser quedan en tercer lugar, como parte de la pelea al interior de la derecha y la extrema derecha. Sobre la elección legislativa, hay una coincidencia en cuanto a que está todo muy reñido. Varias encuestas y análisis indican que la derecha y la extrema derecha podrían obtener una mayoría en el Congreso, se habla de un avance de Republicanos y nacional-libertarios, pero hay otros antecedentes que señalan la posibilidad de un triunfo de las colectividades progresistas, humanistas, socialdemócratas y de izquierda, sobre todo considerando particularidades que se dan en comunas y regiones respecto a las características y especificidades de candidaturas. Como sea, casi todo el mundo asume que estas son elecciones abiertas, con resultados no del todo previsibles. Es probable que en estos días incidan los últimos esfuerzos/despliegues de campaña. En esa línea, habrá que ver los desempeños de los partidos y sus estructuras a niveles nacional, regional y comunal en las campañas y la potencia que alcanzaron para captar votación, llegar a la ciudadanía y consolidar candidaturas.

3.-Habrá que poner mucha atención en el resultado de las legislativas. Primero, porque diseñará la composición del Congreso a partir de marzo de 2026, estableciendo las mayorías y minorías legislativas. Con lo sucedido en la administración del Presidente Gabriel Boric, quedó más claro qué pasa con las políticas públicas cuando un gobierno no tiene mayoría en el Poder Legislativo. Segundo, porque el resultado marcará los porcentajes de los partidos políticos, la potencia electoral de las colectividades y eso las situará como protagonistas o no del proceso político que se abre. De acuerdo con algunos expertos, transversalmente habrá fracasos y habrá crecimientos con impacto en el mapeo político nacional. Colateralmente, el resultado tendrá un efecto en la segunda vuelta presidencial, porque para Jara y Kast no será indiferente el resultado de las legislativas.

4.-Desde el oficialismo y la oposición se dice que el balotaje presidencial “es una nueva elección”. De inicio hay un dato objetivo: de ocho pasan a dos las candidaturas y si se da entre Jara y Kast, como es previsible, será una carrera entre dos postulaciones realmente muy diferenciadas. Por lo demás, el electorado se enfrentará a dos opciones muy distintas, y de un grupo de candidatos pasará a tener que elegir sólo entre dos. También en casi todos los sectores políticos se señala que es una carrera competitiva donde nadie se está confiado. Es cierto que las encuestas y los análisis apuntan a que el candidato ultraderechista ganaría el 14 de diciembre, pero nadie desecha que la candidata del oficialismo rompa ese cuadro, acumule la votación necesaria y, por lo tanto, tiene abierta la posibilidad de un triunfo. Muchos coinciden en que será importante la distancia que haya entre quien gane la primera vuelta y quien ocupe el segundo lugar y, por cierto, los porcentajes de votos que se obtengan. Aquí es donde podría haber sorpresas y también más precisiones para los comicios de diciembre. Al mismo tiempo, hay una coincidencia generalizada en cuanto a que, siendo “una nueva elección”, un factor determinante será, para cada candidatura, ampliar su votación, llegar a más segmentos del electorado. Como en noviembre, se indica que es esencial llegar a eso grupo de cinco a seis millones de chilenas y chilenos que ahora votarán obligados por la ley. Hay quienes sostienen que jugarán un rol los estados de ánimo, la creatividad, la oportunidad, la administración de diferencias dentro de cada sector, las convicciones, en razón de potenciar las respectivas campañas.

5.-Llama la atención que en la revisión de artículos, columnas y escritos aparece la idea de que estas elecciones no se limitan tan sólo a la alternancia en el gobierno, en lo grueso, entre sectores socialdemócratas y de izquierda con sectores de la derecha tradicional, que es lo que ha ocurrido en las últimas décadas. Aquí, como nunca, se señala en análisis y entrevistas, se están jugando dos concepciones de país, de sociedad. Está presente la posibilidad de que un candidato de la extrema derecha, un representante de los segmentos ultraconservadores y contra-transformadores, continuador del ideario de la dictadura y del neoliberalismo más crudo, un candidato de corte autoritario y crítico de la diversidad, e inclinado a políticas represivas y retardatarias, gane el balotaje. Y si gana, Chile pasará al grupo de países de la extrema derecha, como Argentina, El Salvador, Ecuador, Estados Unidos, Hungría, entre otros, algo no menor. Sin embargo, es real que está abierta la otra posibilidad, y es que Chile marque la pertenencia a un proyecto transformador, democratizador, civilizatorio, de derechos, que es lo que está representando Jeannette Jara y cuyo triunfo dejaría al país en los márgenes de gobiernos progresistas. En ese sentido, se está frente a unas elecciones inquietantes que incidirán mucho en el devenir de la sociedad chilena.