El senador Daniel Núñez afirmó que este Gobierno “no cuenta con un ‘veranito de San Juan’ (o) tomarse un tiempo de ‘marcha blanca’”. Eso, al parecer, corre en cuanto a las comunicaciones.
Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. 20/03/2022. 1.-Aunque realmente no hubo nada considerablemente nuevo bajo el sol, esperable o no, la primera semana del Gobierno de Gabriel Boric tuvo harto de ansiedad comunicacional.
2.-El seguimiento de la cobertura mostró que conocidos episodios políticos estuvieron marcados en la prensa tradicional/hegemónica por dosis de filtraciones (se habló que podrían ser desde Carabineros, legisladores y equipos de Gobierno), versiones con grados de veracidad y grados especulativos, cuñas y contra-cuñas (definición del carácter de los presos mapuches), errores no forzados, aseveraciones/precisiones desde el ámbito oficial, y titulares e imágenes destinado a establecer el corte emocional/informativo de ciertos hechos. En la “cápsula informativa” dominante (prensa duopólica, mayoría de informativos televisivos y radiales, algunos portales Web, matinales de TV, programas de debate/comentarios), se instalaron marcadamente ideas/conceptos como “traspié”, “misión fallida”, “descoordinación”, “tropiezos”, “errores” de planificación y diagnóstico, “inexperiencia”, “improvisación”, “mala asesoría”, “golpe de realidad”, “amateurismo”, “baño de realidad”, en una intención editorial de establecer un marco político-comunicacional y apuntar al carácter del inicio de la nueva administración.
3.-Hubo materia prima para los señalamientos/notas/comentarios en la prensa de gran alcance. La visita de la ministra del Interior, Izkia Siches, y varias y varios otros ministros a La Araucanía, marcada por los disparos al aire cuando la comitiva iba a Temucuicui (se habló de “emboscada” y “atentado”); las diferencias conceptuales en las cuñas de ministros y el subsecretario de Interior sobre la existencia o no de presos políticos mapuches; el enojo del Estado español por la calificación de “impresentable” que hizo el Presidente Gabriel Boric al afirmar que la ceremonia de traspaso de mando presidencial se retrasó por culpa del Rey de España; la frustrada o no designación del sacerdote Felipe Berríos al frente de un equipo que abordaría la situación de campamentos en el país, dependiente del Ministerio de Vivienda y Urbanismo; la polémica por los cuestionamientos del Presidente Boric a la presencia de los jerarcas de la Iglesia católica, Francisco Javier Errázuriz y Ricardo Ezzati en una ceremonia religiosa.
4.-A eso se agregaron explícitas/sutiles referencias a características de los equipos de comunicaciones, diseños y, especulativa/extraoficialmente, decisiones durante la semana -que realmente se pueden definir como de espacios de “crisis comunicacional”-. La real o supuesta falta de experticia, ausencia de pericia, improvisaciones y descoordinaciones entre equipos (algunos lo sumaron a supuestos “roces” a niveles ministeriales), versiones de órdenes de “no hablar” e inclusive falta de prolijidad o desempeño de funcionarios de la Secretaría de Comunicaciones (Secom), fueron puntos mencionados en diversos medios. El tema es que todo aquello está en el ámbito especulativo, no verificable, objetable. Porque, hasta donde se sabe, ningún órgano de comunicaciones de un Gobierno muestra su estrategia y pautas de instalación, y sólo hablan los desempeños e impactos logrados o no. Las cosas llegaron a afirmaciones editoriales como que “las designaciones en cargos del área comunicacional de figuras que avalaron las restrictivas propuestas del excandidato comunista Daniel Jadue en materia de libertad de expresión”, fueron señales negativas desde el Gobierno. Como sea, estos asuntos entraron al debate en la mesa institucional/formal.
5.-Todas esas expresiones constadas en el manejo comunicacional en la primera semana de la administración de Gabriel Boric, mostró cómo puede venir o vendrá la mano en materia comunicacional y donde, dadas las características del sistema medial chileno, no hay grandes sorpresas. Por ejemplo, marcar mucho más lo episódico/circunstancial, que lo procesal/contextual, y desde ahí desvirtuar reales propósitos políticos. La “cápsula informativa” hegemónica está actuando y en eso operan líneas/decisiones editoriales, marca cuerpo a cuerpo (sobre todo ministras, ministros), uso de filtraciones y especulaciones, “noticias falsas” sutiles, énfasis mediáticos de impacto en una opinión pública que no está cotidianamente haciendo análisis y no tiene capacidad de interiorizarse de los sucesos acabadamente, omisión de agendas/temas, entre otros mecanismos. Todo, o casi todo, previsible en el trabajo de la prensa hegemónica, donde nada de lo que sale y se dice es gratuito. En esta línea, por ejemplo, la vocera de La Moneda, Camila Vallejo, advirtió que ante situaciones complejas no es adecuado “restringirnos a titulares”. En este marco hay un ejemplo que indica cómo se pueden llegar a manejar las comunicaciones políticas con un propósito editorial suave y tácito: las menciones en medios tradicionales/conservadores/empresariales de lo que califican como buen desempeño inicial, ponderación y prudencia del ministro de Hacienda, Mario Marcel, en contraste con las tensiones políticas que arrecian a ministras del Comité Político de La Moneda.
6.-Mirando la semana y el comportamiento comunicacional, se pudo ver otro escenario mediático, más allá de la “cápsula informativa” dominante. Ese que tiene que ver con “la otra prensa”, los medios alternativos y las opciones informativas que hay a nivel nacional, regional, comunitario y sectorial. Claro que, como viene ocurriendo hace muchos años, son medios dejados de lado, olvidados, no consideraros o subvalorados desde espacios del poder político y los equipos comunicacionales gubernamentales, al punto de ni siquiera proporcionarles insumos (entrevistas, datos, informaciones). Obvio que esos medios no son de gran alcance. Pero tienen alcances. Valorizados en segmentos de la opinión pública que, por ejemplo, constituyen la base electoral/social del actual Gobierno y no que quieren informarse o solo informarse por la prensa hegemónica y reclaman/buscan otras fuentes. Como esa, ese conjunto diverso de medios, durante la semana tuvo otra agenda comunicacional, donde se dio espacio a otros actores políticos/sociales/indígenas, hubo un tratamiento informativo/comunicacional bastante diferenciado y donde se apuntó más a lo procesal de ciertos sucesos, que a lo episódico. Se trata de medios universitarios, indígenas, de corte político, comunitarios, regionales (no de los grandes consorcios), entre otros, y que tienen nichos de incidencia que podrían no ser despreciables.
7.-Durante la semana hubo alusiones/informaciones respecto a la importancia que le dan los ministerios/equipos de la nueva administración y los actores de Gobierno a las redes sociales en cada una de sus plataformas. Según varios reportes de prensa, hubo una continuidad en el uso de Instagram, Twitter, Facebook, entre otros, donde autoridades dieron cuenta de actividades formales, mensajes algo lúdicos y expresaron opinión, donde por ejemplo, se vio la continuidad del mandatario usando Twitter y al ministro Giorgio Jackson alentando a su equipo de fútbol. Se dice que, como en los tiempos de campaña, se quiere “tomar el pulso” a lo que está ocurriendo, “medir” reacciones e instalar mensajes apelando a percepciones e ideas-fuerza. También durante la semana se ocuparon formatos digitales o de RRSS para puestas en escena, como el anuncio de Faride Zerán como presidenta del Consejo Nacional de Televisión. Un dato es que dentro de la Secom, al menos en la partida, lo fuerte eran áreas de RRSS y audiovisual. Se atribuye a una cuestión generacional, pero otra manera de verlo es que se da cuenta de la “era digital” y uso de nuevas tecnologías. También se llegó a decir que entre los nuevos habitantes de La Moneda y los ministerios atribuyen a las RRSS el triunfo electoral de la segunda vuelta, aunque aquella tesis entra en contradicción con la evaluación de que al final del día fue todo lo realizado en territorios y en bases sociales lo que produjo el apoyo de sufragios (lo que en su momentos se llamó “desñuñoizar” la campaña). Matices más, matices menos, la primera semana indicaría que lo digital podría ser una herramienta prioritaria en las comunicaciones gubernamentales, pensando en llegar a la ciudadanía (se supondría que hay claridad de que se trataría de algunos sectores de la ciudadanía), con el mensaje oficial. Quizá con los medios no sistémicos y alternativos, junto a las RRSS, se podría contribuir a destensar y diversificar lo que hay en la “cápsula informativa” dominante, al menos apuntando a nichos que no son desechables sobre todo a la hora de respaldos necesarios e informados.
8.-Como podía esperarse, hubo una serie de episodios comunicacionales durante los primeros siete días del Gobierno de Gabriel Boric, que no llevaron portada ni notas relevadas, pero que apuntaron a inicios de labores significativas en la nueva administración. La firma del Acuerdo de Escazú, mejorar/potenciar las campañas/trabajos en torno de la pandemia del Covid-19, los encuentros del Ministro de Educación con estudiantes secundarias por casos de acoso sexual y decisiones frente al inicio de clases, los esfuerzos para trazar una agenda legislativa que establezca prioridades y posibilidades de aprobación de proyectos de primera importancia, reiteración de esfuerzos para elevar el salario mínimo, consagrar las jornadas semanales laborales de 40 horas e iniciar trabajos para el proyecto de pensiones, el despliegue del Presidente y ministros y ministras en los medios de prensa tradicionales, el reforzamiento de medidas integrales (no solo zanjas) en cuanto a la realidad migratoria en el norte del país, los pasos en materia de derechos humanos y la búsqueda de soluciones concretas a los casos de prisión política en el marco de la revuelta social de 2019, apoyo concreto/explícito a la Convención Constitucional, son una suma que mostró un rostro comunicacional gubernamental en estos días. Esto, en alguna medida, anuncia lo que tendrían que ser los esfuerzos sectoriales desde esferas del Gobierno, y que implica dejar espacios abiertos para la expresión/difusión propia de áreas no involucradas tan directamente en contingencia de política dura.
9.-En los primeros días hubo reiteradas referencias a los “simbolismos” y “señales” de parte del Presidente Boric y del Gobierno. Por mencionar algunos relevados en la prensa -varios anecdóticos-, como la venia ante el monumento a Salvador Allende, tener una edecán mujer (oficial de Carabineros), insistir en el carácter feminista del Gobierno, rogativa con pueblos originarios en el Patio de Los Canelos de La Moneda, actividad cultural en La Pintana, salidas de agenda del mandatario para hablar con la gente, y encuentros privados con personalidades del mundo de la sociedad civil y la cultura. Esto no se dejó pasar en las miradas críticas o de torpeo mediático, con afirmaciones como que “con simbolismo no se gobierna” o que “los simbolismos no alcanzan”. Es cierto, pero también aquello puede tener que ver con una idea de instalar el equilibrio entre gestión y simbología, algo que podría influir a la hora de construir relatos y establecer impronta de Gobierno.
10.-Como sea, en estas semanas hubo elementos que, en general, no constituyen grandes sorpresas y que vuelven a colocar sobre la mesa tesis antiguas como que una mala política no la soluciona una buena comunicación, o que una deficitaria/equivocada puesta en escena no lo arregla un mensaje. La pericia mediática también debe dar cuenta de tiempos informativos, pautas propias, adelantamiento/establecimiento de agendas propias, y de la complementación de instrumentos/espacios. Eso se vio en estos días. Por lo demás, se demostró lo que adelantó el senador Daniel Núñez, en cuanto a que este Gobierno “no cuenta con un ‘veranito de San Juan’ (o) tomarse un tiempo de ‘marcha blanca’”. Eso, al parecer, corre en cuanto a las comunicaciones.